A primera hora de esta mañana me llegó la trágica noticia del fallecimiento del camarada Turki Al Maaz de la sección venezolana de la CMI Lucha de Clases – Venezuela. Turki había sufrido problemas de salud durante un tiempo y al final le diagnosticaron aneurisma de aorta abdominal. Al final del día de ayer, 20 de abril, entró en la sala de operaciones del hospital Domingo Luciani del Llanito en Caracas pero lamentablemente ya no salió con vida. 
Conocí a Turki en diciembre del año 2002 en mi primera visita a Venezuela. Él andaba en aquel entonces con un grupo de jóvenes de la UCV que a raíz de la toma de la universidad habían formado un grupo que se llamaba JIR, entre ellos estaba Ángel, Rhina y otros cuyo nombre no recuerdo. Turki era un poco mayor que ellos. Se convocó una reunión en Valencia de compañeros de la izquierda revolucionaria, la mayoría de ellos provenientes del antiguo PST. Recuerdo que los compañeros del JIR venían en un carro desde Caracas y fueron asaltados a la salida de un tunel por lo que no lograron llegar a la reunión hasta que prácticamente había concluido. En cualquier caso, la reunión terminó mal, como era de esperar, ya que muchos de los participantes tenían una postura extremadamente sectaria y exigían denunciar a Chávez de la manera más furibunda. Pero eso es otra historia. 
Algunos años más tarde, no recuerdo bien, pero pudiera ser en 2005, más o menos, Turki se volvió a acercar a la organización junto con otro compañero con el que él trabajaba, Pedro. Al principio, tengo que reconocer, yo tenía mis reservas. Ambos habían militado en el antiguo PST y en mi experiencia la mayoría de compañeros que provenían de esa tradición venían con un bagaje muy pesado de sectarismo. Pero con Turki fue diferente, quizás porque su militancia en el PST, aunque había formado parte de su dirección nacional, había sido relativamente corta y a temprana edad. 
Él se había esforzado por establecer relaciones políticas con la clase obrera, que en aquél momento estaba en un estado de alta efervescencia revolucionaria. Chávez había declarado el carácter socialista de la revolución, había expropiado algunas fábricas tomadas (Invepal e Inveval) y había llamado a los trabajadores a tomar otras. 
En 2005, la reforma de la LOPCYMAT creó la figura de los delegados y delegadas de prevención laboral. Aunque en muchos países existe una figura similar, en la venezuela revolucionaria en muchas empresas se utilizó a los delegados de prevención, que contaban con protección legal, como punta de lanza de la organización y la defensa de los intereses de los trabajadores. 
Dentro del INPSASEL, un ente adscrito al ministerio de trabajo que se creo en 2002, se creó una red de promotores (creo que después se llamaron facilitadores) revolucionarios que iban a las empresas a promover la organización de la clase obrera utilizando la cobertura legal de los delegados de prevención. Entre ellos estaba Turki Al Maaz, que llegó a construir una red muy amplia de delegados de prevención en la zona industrial de Guarenas-Guatire. 
Turki siempre se aproximó a este trabajo desde un punto de vista revolucionario, lejos del reformismo que impregna a muchos sindicalistas. Para él, la lucha sindical, por la mejora de las condiciones de vida diaria de la clase obrera, era parte integral de la lucha revolucionaria por abolir el sistema de explotación capitalista. En la formación que daba a los delegados de prevención siempre insistía en este aspecto. Para él la creación de delegados de prevención en las empresas no era simplemente una cuestión de la defensa de la salud laboral de los trabajadores contra los abusos de los empresarios, sino parte del proceso necesario de auto organización de la clase obrera. Una vez que se unió a la organización, vendía el periódico en las reuniones y trataba de ganarlos. 
Claro, había cosas que él, en su capacidad de facilitador en el INPSASEL no podía hacer, particularmente en tiempos más recientes, pero siempre pasaba los contactos más interesantes que conseguía. Recuerdo en una ocasión haber ido a Aragua a visitar una fábrica ocupada a través de un contacto que nos proporcionó Turki. 
En aquella época, él vivía en el Junquito, en la frontera del estado Vargas con el Distrito Capital, y la comunicación con Caracas a veces era complicada, pero él siempre hacía un esfuerzo para asistir a la reunión de la célula y otras reuniones y asambleas de la organización y participar en la actividad revolucionaria de manera muy abnegada. 
En todos estos años, hubo ocasiones en que el compañero pasó penurias económicas graves, pero eso nunca le llevó a abandonar las ideas revolucionarias del marxismo. 
Durante un tiempo se alejó de la organización, pero alrededor de 2010, sino mal no recuerdo, regresó. 
Turki jugó un papel clave en la organización de ORESTSEVA, la Organización Regional de Salud de Trabajadores Socialistas del Estado Vargas, una red amplia de activistas obreros y delegados sindicales en el estado vecino a la capital. 
En las elecciones legislativas de 2020 no dudó en ser candidato nacional de Lucha de Clases en la lista de la Alternativa Popular Revolucionaria, en un momento en que eso significaba atraer represalias por parte del estado. 
Además de su trabajo obrero, Turki se implicó en la formación de consejos comunales y comunas (en los Mecedores, en Moncazig), escribió para todo tipo de publicaciones obreras y de izquierda, en un tiempo tuvo un programa de radio sobre salud laboral, siempre inquieto por buscar donde pudiera ser útil y sembrar la semilla de la revolución socialista. También dentro del propio INPSASEL jugó un papel destacado en la organización sindical de los trabajadores, participando como candidato en la Plancha Clasista en las elecciones sindicales. 
La última vez que converse personalmente con Turki fue en la conferencia nacional de Lucha de Clases en octubre de 2019. Era el mismo camarada que había conocido 17 años atrás, con su gorra y bigote característicos, su voz profunda y fuerte, su talante amable. Turki nunca rehuía una discusión ni una polémica, pero siempre las conducía de manera compañera, sin ningún tipo de rencor personal. Era una persona amable, atenta, abnegada por la causa y tenía el don de conectar con la clase obrera, escuchando sus problemas, orientando y educando políticamente, con humildad y sin ningún tipo de arrogancia. Por encima de todo, nunca dejó de ser un marxista revolucionario. 
Nos ha dejado con apenas 61 años de edad y deja dos hijos varones. Me gustaría mandar mi más sincero pésame a su familia y a sus camaradas de Lucha de Clases y a sus compañeros en la lucha obrera. 
El mejor homenaje que podemos hacer a Turki es redoblar los esfuerzos por construir una dirección revolucionaria que lleve a nuestra clase a la victoria y termine de una vez por todas con el régimen de explotación capitalista. Esa es la lucha a la que él dedicó toda su vida y nos comprometemos a completar la tarea.