Nuevamente, el estallido inusitado de una huelga, como expresión radicalizada de lucha obrera, concentra las miradas atentas de la capa avanzada de la clase trabajadora, del Estado y de las patronales. El ejemplo que puede irradiar hacia otros centros de trabajo en situación similar es motivo de interés para los sectores clasistas y revolucionarios, y a la vez de preocupación para otros, cuyos intereses no admiten la más mínima reivindicación a los trabajadores. 
El pasado lunes 18 de abril, los trabajadores del área de producción de palanquillas en la Siderúrgica de Orinoco (Sidor), decidieron declararse en “brazos caídos”, denunciando el fraude de la patronal por no cumplir con el reciente decreto presidencial de aumento salarial. Un aumento, cabe señalar, ya de por si propio de una película de ficción, pues no garantiza satisfacer las necesidades más básicas de un trabajador, lo cual no se ajusta a la realidad. 
Esta iniciativa de “brazos caídos” de palanquillas, fue seguida por los trabajadores de otras áreas de producción, como planchones, alumbrón y barra, que se sumaron a la denuncia y a la paralización de Sidor, en una huelga que refleja el descontento y la valentía de los trabajadores en lucha por sus reivindicaciones. 
A una semana de iniciada esta huelga, cada día se suman más trabajadores dispuestos a conquistar, por lo menos, un salario digno, según las declaraciones que han ofrecido sus líderes naturales. Es importante señalar que la huelga no se encuentra direccionada por ninguna organización, llámese sindical o partidista al servicio del patrón-Estado. Inclusive, podemos decir que no posee elementos ideológicos de alguna tendencia, por lo que pudiera considerarse multiforme y confusa. Ha sido la masa trabajadora en una explosión natural experimentando sus propias fuerzas, que se ha levantado luego de soportar un cúmulo de arbitrariedades y atropellos con referencia a su poder adquisitivo y al incumplimiento de las cláusulas contractuales. 
Sin embargo, así como los trabajadores asumen su propia experiencia midiendo hasta donde llegan sus fuerzas, el gobierno, como representante del Estado burgués, ha hecho lo suyo enviando sus cuerpos represivos (como el FAES y el DIGECIM), con la única intención de acabar con la huelga bajo intimidación y  amenazas a los trabajadores de Sidor. Pero esto no es algo nuevo para los obreros Sidoristas; los compañeros han tenido, desde hace algún tiempo, esta espada puesta en sus cabezas pero han aprendido a vencer el miedo. La presencia de los órganos armados del Estado no han logrado detener la huelga, ni tampoco amedrentar a los obreros.
Por tal sentido, el patrón ha esgrimido la vieja táctica de utilizar y enviar a otros trabajadores de Sidor en situación de inactividad, otros pertenecientes a otras empresas e incluso milicianos, para romper con la huelga y activar nuevamente la producción. Pero como hemos visto en las noticias y videos esparcidos por las redes sociales, los trabajadores en huelga no permitieron que estos elementos pusieran un pie en Sidor, manteniéndose firmes, con un ejemplo de coraje y mostrando no estar dispuestos a ceder un milímetro. 
Sin lugar a dudas estos trabajadores, utilizados como esquiroles por la burocracia patronal, están siendo manipulados por su condición de desincorporados y seguramente con mayores necesidades. Tal vez algunos de ellos en su confusión han sucumbido ante promesas falsas de mejoramiento o simplemente han sido coaccionados por la patronal bajo amenazas de algún tipo. Como fuese, están siendo utilizados contra sus propios compañeros de clase, que mantienen una lucha férrea por beneficios que alcanzan a estos compañeros desincorporados. Estas tácticas del gobierno no son más que una caracterización fiel de su condición bonapartista. 
Ahora bien, queda claro que al gobierno no pareciera importarle que la clase trabajadora alce la voz exigiendo se cumpla el artículo 91 de la CRBV, donde expresa que todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales. El gobierno no solo incumple, sino que viola consecutivamente la Carta Magna impulsada por Chávez en su momento a través de la Constituyente, lo que nuevamente da muestras de como, parafraseando a Solón de Atenas, la legalidad burguesa, cual telaraña, solo sirve para atrapar a los trabajadores y pobres, mientras es traspasada constantemente por los poderosos. 
Ciertamente, y como hemos argumentado en nuestros análisis de perspectivas, la recuperación económica del último año –aunque leve–, motivada principalmente por la crisis energética que ahora se ha agudizado por la guerra en Ucrania, le permite al gobierno cierto margen de maniobra para el otorgamiento de concesiones; pero sabemos de antemano que Maduro utilizará los ingresos excedentes que viene percibiendo –y que además tendrá un efecto temporal– para equilibrarse macroeconómicamente, para mantener sobrevaluado el precio del Bolívar, para negociar ciertas cancelaciones de la deuda externa, y en el mejor de los casos, dejará como último miramiento las exigencias de los trabajadores, y esto solo si la clase obrera pelea por ellas. Los trabajadores de la siderúrgica, en este sentido, están dando un gran ejemplo en esa dirección. 
Desde la Corriente Marxista Lucha de Clases, al igual que una gran cantidad de organizaciones, hemos venido impulsando la consigna de lucha “Por un salario anclado al costo de la canasta básica”, como una de las tantas medidas temporales para enfrentar la crisis capitalista criolla en favor de los trabajadores. A esto se le une el impulso que estamos dando por la creación de los Comités de Defensa Salarial en varios centros de trabajo, tanto públicos como privados, y el empuje por nuevas elecciones en los sindicatos con directivas vencidas, en las federaciones y en la misma Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, para desplazar a los seudo-líderes obreros al servicio de las patronales, que han traicionado toda pretensión de lucha de la clase trabajadora. Nuestra posición como Corriente Marxista es de total solidaridad con la lucha de los trabajadores de Sidor en huelga. Esa ha sido y seguirá siendo nuestra orientación en cada rincón del país, en cada fábrica, en cada institución y en cada espacio donde los trabajadores estén prestos a luchar. 
Es necesario que los Sidoristas se organicen para buscar la solidaridad obrera en el resto de las empresas básicas de Guayana y de todo el país. La fuerza que se puede despertar a través de la solidaridad proletaria brindará el blindaje necesario para resistir. Si en el mejor de los casos, la burocracia decide ceder en el corto alcance de hacer efectivo el relativo aumento salarial decretado, la experiencia posterior mostrará la total insuficiencia del mismo, así como la carga de desmejoras en las tablas salariales y pulverización de bonos y primas, que de contrabando el gobierno incluyó en el reciente decreto de “incremento de sueldos”. Lo anterior revela con claridad como lo que el Estado burgués, al servicio de las clases dominantes, concede con una mano, lo quita con la otra burlando de nueva cuenta a los trabajadores.
Por lo anterior, es indispensable la organización obrera en función de objetivos que vayan mas allá de las reivindicaciones salariales, que son justas, pero que deben ir atadas con las metas inherentes a la emancipación de la clase obrera, es decir: acumular fuerzas, generar coordinación regional y nacional, y constituir una dirección consciente para tomar el poder y encaminar transformaciones revolucionarias definitivas. La lucha tiene que trascender y en este sentido otros sectores de trabajadores a nivel nacional pueden despertar siguiendo el ejemplo de Sidor. ¡No hay nada más que perder, solo nuestras cadenas!
Estamos seguros que la huelga de Sidor se está constituyendo como una fuente de inspiración para diversos sectores, que sorteando el reflujo y los embates de la profunda crisis económica, han estado dormidos. La huelga puede tener un efecto mayor a su alcance inmediato, despertar a más sectores a la lucha por la reconquista de derechos y condiciones de vida que le han sido arrebatadas a la clase obrera en los últimos años. Ya es momento de que los trabajadores confronten el conjunto de políticas anti-obreras y anti-populares impulsadas desde Miraflores, como el caso de la circular 2792, que el gobierno mantiene con carácter supra- constitucional.
Que la clase trabajadora Sidorista dé el ejemplo es el primer paso. Y que nadie se alarme pues las fuerzas que tarde o temprano han de despertarse mostrarán, una vez más, toda la fuerza creadora de la clase obrera. No es tiempo de vacilar por los peligros que puedan presentarse, es tiempo de tener la audacia de construir la unidad y dar el salto de confrontar al sistema capitalista depredador, derrotando en cualquier terreno a sus representantes y transformar la sociedad corrompida en una sociedad más justa a través del único camino: la revolución socialista. 


¡Por Una gran marcha obrera, con independencia y autonomía de clase para el próximo 1 de mayo!
¡Contra los despidos injustificados, la represión y criminalización de la lucha obrera!
¡Por la derogatoria de la “ley del odio” utilizada para criminalizar la lucha obrera y el nefasto memorando 2792!

¡Por la libertad de los trabajadores presos por luchar!
¡Contra el ajuste pro-capitalista y el pacto con el imperialismo!
¡Organizar un poderoso frente único obrero nacional que se plantee llevar hasta las últimas consecuencias la lucha por el poder político y el socialismo!
¡Por un gobierno de los trabajadores!