Miles de residentes de la ciudad de Rafah al sur de Gaza que alberga a 140.000 personas, han tenido que abandonar sus casas durante los últimos días ante el temor de que el ejército israelí destruya sus viviendas porque el ejército de ocupación continúa con su política de aterrorizar a las masas palestinas. 

El lunes por la noche el ejército entró en Rafah. Se calcula que unos cien tanques, además de buldózer, apoyados por helicópteros, aislaron el sur de Gaza del resto de la región. Se trata de la operación militar israelí más grande desde la Operación Campo Defensivo de marzo de 2002 y que entró en las páginas de la historia con los asesinatos de Yenin. 

Desde que se inició el conflicto hace tres años, Israel ha demolido más de 3.000 viviendas, la mayoría en Gaza. Según fuentes palestinas el ejército israelí destruyó cien casas sólo el fin de semana pasado; también ha destruido el 10% de la tierra cultivable y entre 2000-2003 arrancó más de 226.000 árboles.

El martes por la noche, unos minutos después del primer ataque con misiles, los buldózer del ejército comenzaron a mover la tierra próxima al campamento de refugiados. Los oficiales palestinos de seguridad dijeron que los buldózer se desplazaron hasta el borde del sector Qishda, cerca de la frontera, y que comenzaron a trabajar la tierra en una zona de control israelí. Así que incluso antes de comenzar el asesinato de masas, al menos veinte palestinos habían sido asesinados por el ejército israelí. Tres niños estaban entre los muertos. Otros 25 palestinos heridos. Los hospitales de la zona están en alerta roja. Los trabajadores de rescate dijeron que la morgue de Rafah estaba llena y los cuerpos se habían tenido que trasladar a una tienda cercana.

Baño de sangre

El ejército israelí ha realizado un baño de sangre en el campo de refugiados de Rafah. Desde que Israel comenzó hace nueve días su ataque contra Rafah la lista de muertes asciende ya a 46. Emulando a EEUU, el martes 18 de mayo el jefe del ejército israelí al mando de esta operación, Ya’alon, dijo que el ejército israelí se ha visto obligado a entrar en Rafah ‘porque esta ciudad se había convertido en una puerta de entrada para el terrorismo’. Esa no es la verdadera razón y es una mentira habitual. El verdadero objetivo de la operación militar es aterrorizar a la población palestina para que acepte los planes que Sharon tiene para ella. Este es el verdadero significado de los “dividendos de la paz” imperialista.

El miércoles, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución criticando a Israel por su campaña de destrucción de viviendas palestinas. En esta ocasión Washington se abstuvo.

Sharon respondió a la resolución de la ONU continuando con su campaña de terror en Rafah, disparando contra una manifestación pacífica asesinando entre 8 y 15 palestinos. Muchos de los manifestantes eran mujeres y niños. Otros 50 resultaron heridos cuando un helicóptero y un tanque israelíes comenzaron a disparar contra los manifestantes.

La hipocresía de la ONU

¿Cómo se puede explicar que los gobernantes israelíes ignoren tan fácilmente una resolución de la ONU? Para empezar, deberíamos examinar esta resolución. Condena a Israel por el asesinato de palestinos inocentes pero no pide a Israel que deje de asesinar o destruir las viviendas, ni dice que acciones tomará la ONU para obligar al gobierno israelí a detener estos crímenes. Es decir, lo que se dice en esta resolución no tiene ningún valor. Como en muchos otros casos esta denuncia es total hipocresía.

EEUU, como es habitual, apoya abiertamente a Israel. El presidente George Bush el miércoles pidió “control” a los israelíes… ¡y a los palestinos! Pone al mismo nivel a uno de los ejércitos más poderosos del mundo con civiles desarmados, incluidos niños. Sin embargo no condenó el ataque militar israelí contra Rafah. La situación ha resultado tan embarazosa que el gobierno israelí se ha visto obligado a pedir disculpas, mientras continúa ocupando Gaza y sigue la fuerte presencia militar; así que sólo es cuestión de tiempo que se repitan estas atrocidades.

Está claro que a pesar de sus “condenas” y las peticiones de control, los imperialistas no van a detener a Sharon. ¿Pero cual es la situación real de Sharon en el parlamento israelí?

Reacciones en Israel

El Knesset, el parlamento israelí, estaba reunido cuando llegaron las noticias del ataque con misiles. El parlamentario laborista Yuli Tamir dijo que se debía detener inmediatamente la operación en Rafah, antes de que se convirtiera en otro Líbano. El diputado del Partido Meretz, Ran Cohen pidió que el ejército dejase de asesinar y que abandonase Rafah. Otro parlamentario del Meretz, Avshalom Vilan, dijo que abrir fuego contra los manifestantes era ilegal, mientras que un miembro del partido de la coalición de gobierno, Zahava Gal-On, dijo que los soldados deberían haberse negado a cumplir las órdenes.

Finalmente, los dirigentes de Hadash y Balad, los árabes reformistas y liberales, expresaron sus utópicas ideas. Mohammed Barakeh (Hadash) describió el ataque de Rafah como una “masacre” [correcto] pero después pidió la “intervención internacional”. ¿Qué tipo de intervención internacional? ¿De la ONU? Esto sólo podría ocurrir con el apoyo de EEUU. ¿Acaso propone que se envíen tropas estadounidenses y británicas a este país? ¿No es suficiente que el ejército israelí asesine a los palestinos? ¿Necesitamos ahora que los estadounidenses y los británicos ayuden al ejército israelí en esta tarea?

Para Azmi Bishara (Balad) “El primer ministro Ariel Sharon, el ministro de Defensa Shaul Mofaz y el jefe del Estado Mayor Ya’alon, deberían enfrentarse a un tribunal internacional. ¿A qué tribunal internacional se refiere? ¿Al mismo que se negó a juzgar los crímenes de Sharon?

Sharon sabe que todas estas condenas son sólo hipocresía, palabras vacías y que puede seguir adelante con sus planes. Ningún llamamiento piadoso detendrá a Sharon. Sin embargo, esto no significa que Sharon pueda hacer todo lo que quiera. Como ha ocurrido a muchos políticos antes que él y que han soñado que sus regímenes durarían para siempre, los días de Sharon están contados. Tiene dificultades con sus socios de extrema derecha en el gobierno. Tampoco ha conseguido que su partido apruebe su plan para Gaza. Tiene problemas judiciales porque está acusado de corrupción. Su posición no es en absoluto fuerte. La única razón por la que todavía está ahí es por que no hay una alternativa clara.

La ocupación militar no garantiza la paz

Pero sus problemas van más allá de la oposición dentro de su propio partido o socios de coalición. Las acciones criminales de Sharon se están produciendo en un momento de cambio de la correlación de fuerzas de clase en todo el mundo. La clase obrera ha regresado en todas partes a la escena de la historia y en este contexto, lo que está ocurriendo en Gaza sólo servirá para debilitar a la derecha israelí. Podemos esperar muchas más manifestaciones y otras formas de protesta exigiendo la retirada inmediata de Israel de Gaza y Cisjordania. Sharon cree que sólo con mano dura conseguirá controlar a los palestinos, pero la situación entre los israelíes está cambiando. Se está extendiendo la idea de que mantener una ocupación militar en territorios palestinos no es garantía de paz y seguridad. Y mientras todo esto ocurre el gobierno de Sharon ataca las pensiones, la sanidad y el gasto social en general.

La cuestión de la ocupación de los territorios palestinos está inseparablemente unida al empeoramiento de las condiciones de vida dentro de Israel. La miseria de los trabajadores y pobres judíos se extiende; sólo es cuestión de tiempo, y no habrá que esperar mucho, un estallido de la lucha de clases. El año pasado vimos los primeros síntomas. Huelgas en el sector público, de estibadores y las que todavía están por llegar.

La perspectiva que tenemos ante nosotros en el próximo período es la intensificación del conflicto de clase. Los trabajadores judíos verán que Israel no es la tierra donde a todos los judíos se les trate por igual, sino que los capitalistas ricos explotan a los trabajadores, como en el resto de países capitalistas.

La izquierda sionista el sábado dio su apoyo a Sharon convocando una manifestación de masas en Tel Aviv. Creían que porque el Likud se había opuesto al plan de Sharon de retirada de Gaza entonces se trataba de una propuesta progresista. En realidad la oposición del Likud reflejaba la reticencia de un sector a abandonar Gaza y desmantelar los asentamientos. No quiere decir que Sharon haya dejado de tener el apoyo de su partido. Y ahora llega la sorpresa. Lejos de retirarse, Sharon ha incrementado la represión en Gaza. Eso explica porqué esos dirigentes de la izquierda sionista que convocaron la manifestación para apoyar el plan ahora quieren distanciarse de Sharon y dicen que “La demolición de las viviendas de personas inocentes es un crimen de guerra”. Como dijimos, el plan de Sharon no era ninguna concesión a los palestinos; sólo desea arrebatarles más territorio y mantenerles en una situación de opresión.

La lucha contra la opresión

La izquierda sionista es incapaz de presentar una alternativa real al movimiento y no puede llenar el vacío que se está abriendo por la izquierda. Sin embargo, según vaya intensificándose el movimiento hacia la izquierda, las masas pondrán a prueba a estos “dirigentes” y finalmente buscarán una dirección diferente. Esto es inevitable porque las reivindicaciones de los trabajadores no pueden ser satisfechas por la izquierda sionista. El pleno empleo, salarios decentes, sanidad gratuita, educación decente, etc., no se pueden conseguir con el capitalismo. Y esto es lo que quieren los trabajadores. Es la misma lucha que en Venezuela o Iraq, en Gaza o en Israel. Es la lucha contra los banqueros y los propietarios de las fábricas, a cuyos intereses de clase sirven los gobiernos árabes e israelí.

Los gobiernos capitalistas, los gobernantes de los estados árabes, la izquierda sionista y los dirigentes reformistas son incapaces de conseguir una solución verdadera y duradera. Un sistema injusto sólo puede crear soluciones injustas. Hasta que la clase obrera no tome el poder y transforme el sistema capitalista seguirá existiendo sangre y miseria.

Nuestra tarea es ofrecer una alternativa de clase. Los trabajadores de ambos lados son los que sufren esta situación. En la medida que no tienen voz propia y tienen que seguir a una u otra fuerza burguesa no tendrán salida. Nuestra tarea es comenzar a construir esa voz.

En Israel debemos comenzar exigiendo la retirada de las tropas de todos los territorios ocupados. Acabar con la destrucción de viviendas palestinas. No podemos liberar a Israel mientras nuestro gobierno sea libre para oprimir a otro pueblo.