El incremento de la represión antiobrera durante los últimos años ha sido un signo bastante característico de la degeneración bonapartista del gobierno Maduro.

El ajuste monetarista que aplicó el gobierno en 2018 a través del memorándum 2792, como medio para superar la espiral hiperinflacionaria, provocó levantamientos y protestas en sectores del movimiento obrero ante la pulverización de sus salarios. Luego, como siempre ocurre después de un ajuste antiobrero, el gobierno trató de frenar las protestas empleando niveles de represión sin precedentes desde el auge de la Revolución Bolivariana.

En consecuencia, varias decenas de trabajadores públicos y de las empresas básicas han sido privados de libertad en los últimos años.

Por otra parte, otros tantos trabajadores han sido encarcelados por enfrentar situaciones de corrupción grave dentro del Estado, o han sido utilizados como chivos expiatorios para tapar actos de corrupción de altos funcionarios estatales y del PSUV.

Ante ello, en marzo de 2021 varias organizaciones de izquierda, entre las que se cuenta Lucha de Clases, sección venezolana de la Corriente Marxista Internacional, plantearon la conformación de una plataforma para luchar por la libertad de las y los trabajadores arbitraria e ilegalmente detenidos en el país. Así nació el Comité de familiares y amigos por la libertad de los trabajadores presos.

En el transcurso de 2021 el Comité lanzó una campaña nacional por la libertad de un conjunto de trabajadores y trabajadoras detenidos. Se recogieron firmas, se organizaron actividades culturales y piquetes de calle frente a la Fiscalía y al Palacio de Justicia en Caracas; se emplazó al gobierno y a altos funcionarios a tomar cartas en el asunto, y se solicitó el indulto de todos los casos en diciembre de ese año; luego se lanzó una segunda campaña de cara al 1ro de mayo de 2022. Aunque no se logró la libertad de todos los compañeros durante las navidades, a lo largo de 2022 se fue logrando la liberación de las y los compañeros, uno tras otro.

En todos los casos había graves violaciones al debido proceso y a los derechos humanos de las y los privados de libertad. Trabajadores con uno, dos, tres o hasta diez años de prisión, pero sin juicio.

El primer compañero puesto en libertad fue Luis Cardenas –preso de conciencia– trabajador de PDVSA, a mediados de 2021, quien fue seguido por Neptalí Duno, dirigente sindical de la misma compañía –preso por luchar–. Luego Rosa Mota –chivo expiatorio-, también de PDVSA, quien se encontraba en gravísimas condiciones de salud.

Posteriormente se logró la libertad de Rodney Álvarez –chivo expiatorio, aunque su caso data de 2011–, seguido del dirigente sindical petrolero Eudis Girot –preso por luchar–, y finalmente los controladores aéreos Derbys Rodríguez y Guillermo González –detenidos por denunciar ante sus superiores una situación de corrupción grave dentro del aeropuerto de Maiquetía–.

En honor a la verdad debe señalarse que el caso de Rodney Álvarez fue tardíamente asumido por las organizaciones que están a la izquierda del chavismo, tanto aquellas que se reivindican marxistas como las que no, incluyendo a Lucha de Clases. En cambio este caso fue asumido desde el principio por organizaciones de ultraizquierda. Sin embargo, su método incorrecto y la incapacidad de tender puentes con la izquierda chavista más amplia, mantuvieron aislada esta lucha.

Ahora bien, de la misma forma debemos decir que la intervención del Comité en esa lucha jugó un papel decisivo. Aplicando una política correcta, sin ceder en los principios socialistas revolucionarios, pero utilizando un método adecuado, no sectario, desde el Comité se pudo articular una política de frente único que agrupó a distintas organizaciones en el espectro de la izquierda, combinando además distintas formas de lucha. Esto finalmente rindió buenos frutos, tanto para Rodney como para los demás compañeros.

En todos los casos, aunque se logró la libertad de los compañeros, no hubo condenas absolutorias, es decir que el Estado no reconoció la falta grave cometida contra sus derechos humanos, violentados durante todo el proceso judicial. El caso de Rodney Álvarez fue el único en el que el fiscal reconoció públicamente la inocencia del acusado.

Luego de estas victorias el Comité se ha planteado buscar casos nuevos o relanzar campañas sobre casos pendientes, a fin de continuar la lucha por la libertad de trabajadores injustamente detenidos en el país.

Recientemente se ha abogado por la libertad de Johana González –chivo expiatorio de PDVSA–, quien tiene boleta de excarcelación, es decir que técnicamente debería estar en libertad, pero sigue estando retenida en el INOF. Asimismo, se ha dado a conocer el caso de Francia Mata, que fue utilizada como chivo expiatorio para tapar la corrupción dentro del Ministerio de Alimentación y la Red de Abastos Bicentenarios, y justificar la posterior privatización de la empresa, que implicó el despido masivo de miles de proletarios, padres y madres de familia.

Por otra parte, se quiere relanzar una campaña pública por los casos de Marcos Sabariego y Gil Mujica, a quienes se les dictó en 2020 una medida de arresto domiciliario como represalia por organizar la lucha de los trabajadores de la Refinería de El Palito ante las consecuencias del nefasto memorándum 2792.

Por supuesto, no podemos olvidar a los compañeros Alfredo Chirinos y Aryenis Torrealba, quienes aún siguen esperando por una evaluación psicosocial del Ministerio de Asuntos Penitenciarios –cuyos funcionarios parecen no estar interesados en darles respuesta– para obtener su libertad. Mientras tanto siguen cumpliendo condena bajo arresto domiciliario.

La lucha por la libertad de trabajadores injustamente detenidos no se detiene. Durante el 2022, el Comité de familiares y amigos por la libertad de los trabajadores presos y el movimiento obrero y popular en general ha obtenido algunos logros importantes sobre la base de campañas de sensibilización, de la lucha y la solidaridad revolucionaria. No debemos detener la marcha hasta que rescatemos hasta el último trabajador judicializado por luchar o como chivo expiatorio de corruptos, burócratas y empresarios.

¡Que lo injusto no te sea indiferente!