El pasado viernes 14 de octubre, fueron puestos en libertad los 5 tripulantes del avión venezolano retenido en Argentina que aún eran objeto de investigación judicial por presunta financiación a actividades terroristas. Previamente, el 30 de septiembre, 2 tripulantes habían sido liberados luego de que 12 recibieran el mismo beneficio a mediados de septiembre. Con estas medidas, todo el personal, compuesto por 14 ciudadanos venezolanos y 5 iraníes, se encuentra en libertad, en un polémico caso que los medios de difusión y propaganda capitalista han explotado hasta la saciedad.

El último grupo de liberados por el caso estuvo conformado por los ejecutivos venezolanos Víctor Manuel Pérez y Mario Arraga Urdaneta, y los iraníes Gholamreza Ghasemi, Abdolbaset Mohammadi y Saeid Valizadeh, piloto, capitán de vuelo e ingeniero de refuerzo respectivamente. 

Los 19 tripulantes del avión Boeing 747, matrícula YV3551, propiedad de la empresa venezolana Emtrasur-Conviasa fueron retenidos en Argentina el 6 de junio del presente año. Según las reseñas, las primeras fechas estuvieron llenas de misterio en cuanto a las causas de la retención. El avión de carga transportaba piezas y repuestos automotrices de la marca comercial Volkswagen. 

Lo ocurrido

Luego de que el avión aterrizara en el Aeropuerto internacional de Ezeiza la fecha mencionada, las autoridades aeroportuarias de Argentina recibieron información de los organismos de seguridad de los EEUU, por cuanto al parecer algunos tripulantes pudieron haber tenido conexión con “actividades terroristas” adjudicadas a la fuerza Quds de la guardia revolucionaria de Irán. Es de hacer notar que el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos, incluyó a la fuerza Quds en su lista de organizaciones terroristas del mundo desde hace ya algún tiempo. 

Las indagaciones por las autoridades argentinas, en colaboración con organismos estadounidenses como el FBI, continuaron su marcha. La averiguación sumó entonces una presunta irregularidad en la declaración de la cantidad de tripulantes oficiales, la cual “sospechosamente” era mayor a la requerida. Sin embargo, la empresa Conviasa aportó a tiempo la documentación respectiva en procura de solventar la irregularidad.

El miércoles 8 de junio, el avión logró partir con toda su tripulación y carga con destino al Uruguay. En esta ocasión la mano invisible del imperialismo estadounidense ejerció influencia en los organismos de seguridad uruguayos que impidieron el ingreso del avión al espacio aéreo de este país, alegando las mismas razones de las autoridades argentinas: tripulantes con posibles conexiones terroristas e irregularidades en los permisos. La aeronave venezolana no tuvo otra opción que girar su vuelo al aeropuerto de Ezeiza.

La noticia en estos términos ya era conocida en la región, por lo que los gobiernos de Brasil y Paraguay emularon igual posición de rechazo al aterrizaje de la aeronave.

Estando de nuevo en suelo argentino, por tercera vez, el avión fue sometido a revisión, arrojando los mismos resultados anteriores: ni una sola evidencia de interés criminalístico. Pero para  mantener retenida la aeronave y su tripulación en el país, las empresas que surten de combustible a las aeronaves se negaron rotundamente a prestar este servicio al avión venezolano, alegando temor a represalias de tipo sancionatorias por parte del gobierno de los EEUU; inclusive la empresa de combustible británica Shell, que ya había recibido el pago por adelantado para surtir de combustible al avión de cara a su retorno, se negó a realizar el servicio. En definitiva, el sistema de seguridad aeroportuario y de migración argentina no logró tener en sus manos una posible causa para mantener retenidos a los 19 tripulantes, el avión y su carga. Aún así los tripulantes fueron sometidos reiteradamente a una serie de interrogatorios y revisiones que arrojaron la prohibición de salida del país y retención de sus teléfonos personales, pasaportes, laptops y otros dispositivos. 

Traspaso del avión y sanciones

La empresa Iraní Mahan Air, antigua propietaria de la aeronave, se encuentra bajo medidas sancionatorias por parte de EEUU, y por lo tanto, la venta del avión a la empresa venezolana Conviasa resulta para el imperialismo improcedente y le intenta configurar un delito internacional. Mahan Air está sancionada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros y Sanciones del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos (OFAC), según, a causa de sus presuntos vínculos con la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, un organismo igualmente acusado de terrorismo y crímenes de lesa humanidad por parte del gobierno estadounidense. Conviasa, al igual que Mahan Air, también se encuentra sancionada por la OFAC, y para comprar el avión en cuestión utilizó una de sus filiales, Entrasur, que dicho sea de paso, antes de pasar a ser una filial de Conviasa, operaba para la empresa Mahan Air. 

La política de sanciones del imperialismo estadounidense, así como la inclusión selectiva de organizaciones y organismos a sus famosos listados de “terroristas” o “patrocinantes del terrorismo”, responde al interés de generar presiones diplomáticas, aislamiento internacional y asfixia económica a los Estados y agrupaciones que rompen, de alguna manera u otra, con lo que se dicta desde Washington. Curiosamente, es el imperialismo yankee la mayor fuerza terrorista del planeta, responsable de bombardeos a numerosos países, la desestabilización a otros provocando guerras civiles (como Siria y Libia por mencionar solo algunos), financista de Al Qaeda y numerosas organizaciones terroristas, promotor de los escuadrones de la muerte en Centroamérica y principal vendedor de armas a regímenes reaccionarios, como Arabia Saudita, que han impulsado conflictos como la guerra en Yemen, causante de la peor hambruna y el desastre humanitario más grande del siglo XXI. La propia política de sanciones tiene un carácter criminal, si se consideran las consecuencias ocasionadas a los pueblos de los países que las reciben, como los millares de muertos por hambre en Irak en los años 90 del siglo pasado, por solo traer a colación uno de los casos más graves. 

Aunque condenamos la actuación del gobierno venezolano, por ser corresponsable de la crisis estructural del capitalismo nacional y por descargar la misma sobre las espaldas de los trabajadores, y también repudiamos al gobierno iraní, por encabezar un régimen reaccionario y teocrático –que en estos momentos enfrenta un levantamiento revolucionario de la juventud y los trabajadores de Irán–; rechazamos de manera consecuente las criminales sanciones del imperialismo de EEUU y la pretensión hipócrita de este de arrogarse el derecho a calificar de terrorista a Estados y organizaciones, según su conveniencia y dado su interés hegemónico. 

El servilismo de las autoridades argentinas 

Más allá de las múltiples maquinaciones y la manipulación de los medios capitalistas, la causa judicial tenía patas cortas desde el primer momento. Cabe acotar que en los ciudadanos iraníes no pesa ninguna orden de captura internacional, por lo menos no esbozada en las fuentes noticiosas a raíz de este hecho; y la aeronave fue adquirida legalmente por la filial de Conviasa, Entrasur. Esto lo corroboran las diferentes opiniones de expertos en seguridad y organismos en la materia, como la coordinadora regional de investigaciones económicas y sociales (CRIES). 

Lo que salta a la vista es como se trató de llevar adelante una causa judicial, de manera forzada, pese a la ausencia de pruebas y solo con el basamento de sospechas, que permitieron a los políticos y medios burgueses argentinos y latinoamericanos hacer leña al menos por un lapso de tiempo. Quedó en evidencia, con suficiente claridad, el servilismo de las autoridades judiciales argentinas, uruguayas y demás, a los organismos de EEUU y sus dictámenes; servilismo que se trata de camuflar con la envoltura de tratados y convenios de cooperación internacionales, pero que en la práctica suponen la extraterritorialización de la justicia estadounidense y el desmonte de las soberanías nacionales. Después del desarme de este gran show, tras la liberación de toda la tripulación del avión venezolano, la justicia argentina ha quedado en vergüenza por haber cedido a las presiones del norte para llevar adelante un caso que no tenía ni pies ni cabeza. 

Sin embargo, cabe mencionar que el caso aún no está cerrado. Según la resolución del juez Federico Villena, el mismo que dictó la falta de mérito para proceder con la retención de la tripulación, a la que accedió la agencia Efe: “Señálese que el auto por el que se decreta la falta de mérito para procesar o sobreseer no supone la conclusión de la causa, ni de la investigación. Permite que el magistrado continúe la labor instructoria y pueda modificar tal situación”. Lo anterior quiere decir que si en adelante las investigaciones encuentran pruebas de nexos o financiamiento al terrorismo, se emitirían alertas de captura internacional. 

El gobierno argentino

Este caso, al no tener ninguna configuración para acreditarse como delito, se perfiló desde un principio con un matiz político. El sistema judicial argentino, haciendo alarde de su bufonada, se arrodilló de manera vergonzosa ante las órdenes de los órganos judiciales estadounidenses, incurriendo en un secuestro político a 19 personas. 

Pese a que Alberto Fernández critica las sanciones estadounidenses a Venezuela, el ministerio del interior de Argentina ha manifestado que las autoridades de ese país habían tomado la medida de retener la aeronave por sospechas en su ingreso, alegando una independencia de poderes y que el sistema de justicia es autónomo en ese sentido. Pero una vez que no existen delitos que imputar en este hecho, el asunto como dijimos se vuelve meramente político, a lo que Alberto Fernández prefirió mirar ahora hacia los lados. 

Recordemos que el gobierno argentino y el Frente de Todos se encuentran al borde de un abismo, aplicando ajustes económicos para administrar la crisis capitalista, en una escalada de los precios de los alimentos, una inflación descontrolada, un vertiginoso descenso en sus reservas para mantener a raya el sistema cambiario; todo esto en un contexto en el que los trabajadores aumentan sus niveles de movilización, y sin embargo el Presidente prefiere aplicar las medidas recomendadas por el FMI en la figura de Sergio Massa. Dada la orientación que este gobierno ha tomado, nunca estuvo dispuesto a hacer ningún desaire a Biden y al imperialismo de EEUU por pequeño que fuera.

La tardía declaración de Maduro

Por otro lado, el gobierno de Maduro reaccionó tarde ante este caso de secuestro del avión y sus tripulantes. Literalmente Maduro se pronunció el día 03 de agosto de 2022, a casi dos meses de los acontecimientos. En una de sus apariciones mediáticas en el show de “Miércoles Productivo”, intentó impresionar con una alharaca la ayuda humanitaria que presta con este avión y denunció al gobierno de los EE.UU de pretender robarlo. Sin embargo, en los dos meses de silencio, la derecha internacional hacía fiesta señalando a Venezuela de ser un país terrorista. El silencio de Maduro en esos dos meses fue ensordecedor.  

No es necesario analizar a profundidad las palabras tardías de Maduro. Basta recordar que sus declaraciones en cuanto al caso se hicieron en medio de una ola de protestas obreras, en pleno apogeo de las luchas que libraron los trabajadores de la administración pública, específicamente del sector educación y salud, en contra de la política regresiva, antiobrera y antipopular reflejada en el instructivo Onapre (APN 2022). De esta manera, Maduro y la élite neoburguesa del PSUV sacaron la carta del “ataque imperialista“, no para responder a las mentiras esgrimidas y, desde una posición digna, denunciar las irregularidades, la extraterritorialización de la justicia imperialista estadounidense y el servilismo de las autoridades argentinas. El pronunciamiento de Maduro sobre el caso fue un intento de distraer la atención del candente problema salarial y las protestas de la clase obrera. Justo en ese momento, el PSUV y la CBST convocaron a una marcha de trabajadores, a la que muchos acudieron bajo obligación institucional. 

Las consignas de la movilización de la CBST rezaban “¡Argentina devuelvan el avión!”, “¡Contra el secuestro del Avión venezolano!” “¡Contra el imperio Yankee que pretende robarnos el avión!” y casi no hacían alusión a las demandas de los trabajadores. En síntesis, a Maduro y la cúpula psuvista solo les importó el asunto del avión venezolano y sus tripulantes a modo de contener el movimiento contra la Onapre, tener un motivo para hacer una convocatoria a las bases chavistas y pretender vender la falsa idea de que los trabajadores defendían las políticas del gobierno. 

El pueblo chavista sabio ya no puede ser engañado por estos traidores en el poder. Las bases del chavismo descifraron en esos días las pretensiones manipuladoras de Maduro y rechazaron su triste marcha, la cual no logró convocar ni a mil trabajadores en Caracas. Como resultado de ello, Maduro fue obligado a recular y cancelar el bono vacacional de los educadores completo a regañadientes. Cabe destacar que esa lucha no termina, el Instructivo Onapre sigue vigente, las políticas antiobreras del gobierno continúan. 

Nuestra posición

Desde Lucha de Clases condenamos este triste episodio donde se han usado los sistemas de justicia para la manipulación política de la opinión pública, lo que ha llevado a la condena moral de 19 personas que hasta ahora no se les ha demostrado delito alguno, todo como resultado de la arrogancia y cobardía del imperialismo estadounidense y sus lacayos en el Estado burgués argentino. Cuando resulta conveniente para los medios de difusión capitalistas, la presunción de inocencia, la cual reza que cualquier persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, pasa a segundo plano. 

También, debemos condenar todo intento de extraterritorialización de la justicia de EEUU y que el imperialismo de dicho país siga presentándose como el policía del mundo, un policía bastante corrupto e hipócrita que juzga a conveniencia y solo por el mero interés de mantener su hegemonía sangrienta y criminal. 

Por otro lado, repudiamos las imperiales sanciones y el secuestro de activos de Venezuela por parte del gobierno de Biden. Asimismo, denunciamos la posición rastrera y de servilismo del gobierno de Argentina y su poder judicial. Nada más vil y despreciable que gobiernos que se consideran progresistas en Latinoamérica cumplan órdenes caprichosas de una potencia como los EEUU, sentando precedentes para que sea este mismo imperialismo el que luego los devore cuando así les convenga, en el siempre cambiante y dinámico panorama geopolítico internacional. 

Pero igualmente alertamos al pueblo venezolano, que el gobierno de Maduro ha utilizado este hecho repudiable, como un factor distractor ante el malestar manifiesto de la clase trabajadora que de a poco viene tomando las calles de Caracas y algunas regiones del país. Dada la situación laboral, sabemos que estas protestas continuarán y como marxistas las acompañaremos aportando nuestro mensaje, programa y sacrificio de cara a la lucha. 

La crisis del capitalismo se está agudizando cada vez más. Este sistema explotador no tiene mayor espacio de maniobra y no está en capacidad de desarrollar las fuerzas de producción como lo hizo en el pasado. Todo lo que los intelectuales burgueses, políticos y economistas pueden hacer es aportar fórmulas para alargar su agonía, mientras se halan de los cabellos ante las perspectivas futuras cada vez más sombrías.

Sin embargo, el derrumbe del capitalismo no es automático, la crisis del capitalismo halla su respiro en la crisis del movimiento revolucionario. Las diferentes tendencias reformistas y revisionistas aún gozan de suficiente autoridad en las organizaciones de la izquierda venezolana y del mundo. Pero la crisis capitalista ya está erosionando tal autoridad, por lo que no debemos relajarnos en la necesaria construcción de la dirección revolucionaria para refrescar a las diferentes capas de la vanguardia de la clase trabajadora y su empuje hacia la toma del poder. 

En este marco, los marxistas tenemos el mayor reto de nuestras vidas: primero, seguir preparándonos con el estudio teórico desde las fuentes genuinas del marxismo, y segundo, llevar lo aprendido como el pan que reclama la clase trabajadora para saciar su hambre de conocimiento y claridad política, buscando gestar una correlación de fuerzas que desborde a los esquiroles, a los traidores y en fin, a toda la clase burguesa dominante.