Recientemente, el día 15 de mayo se transmitió una interesante película sobre la lucha de los trabajadores en contra de la política de segregación racial que durante decenios se practicó en Sudáfrica. La película explica como la tortura era una pract Recientemente, el día 15 de mayo se transmitió una interesante película sobre la lucha de los trabajadores en contra de la política de segregación racial que durante decenios se practicó en Sudáfrica. La película explica como la tortura era una practica común por parte de la policía política y que, así mismo, la muerte de los detenidos era algo perfectamente normal en las actividades “antisubersivas” de la policía sudafricana, miles de hombres y mujeres sufrieron una muerte espantosa a manos de los feroces carniceros de la burguesía blanca sudafricana, los cuales, por supuesto no dudaban un instante en negar la práctica del asesinato y la tortura como método de “investigación”.

De igual modo en fechas recientes tras el escándalo respecto a las fotografías en donde se muestra el estilo “democrático” para tratar con prisioneros iraquíes, el General Antonio M. Tabula declaró las torturas eran solo “producto de unos cuantos soldados y civiles”, según Taguba los abusos fueron producto de “falta de liderazgo”, desde el comandante de brigada hasta abajo; falta de disciplina, cero capacitación y falta de supervisión.

Es decir las torturas en la cárcel de Abu Ghraib, son el resultado de una “falla humana”. Nada más falso, la política represiva del ejército norteamericano es producto de un plan conciente para quebrar la voluntad y la resistencia de los detenidos. Los acontecimientos que se documentan por medio de fotografías no son realmente nada, el propio Donald Rumsfeld , secretario de defensa afirmó que había cosas muchísimo peores.

El escándalo indigna a los trabajadores, pero tiene un peso significativamente mayor en los propios Estados Unidos, donde la manipulación informativa es tal que sólo un acontecimiento irreversiblemente público puede abrirse espacios en los medios de comunicación. La situación es tan clara que el mismo Washington Post afirma: “hay pruebas considerables de que los guardias de la prisión de Abu Gharib abusaron de los prisioneros por instrucción de los interrogadores. Los abusos que cometieron fueron una versión extrema indisciplinada de las prácticas que el Pentágono toleró oficialmente.” (11/V/04)

Las caras de sorpresa de Bush y Rumsfeld no pueden ser más falsas, el informe de la Cruz Roja que ellos conocían desde enero señala que con los detenidos se acostumbraba “empujones, insultos, apuntar a las personas con rifles, golpearlas, patearlas y pegarles con las armas”.

Podríamos ir más atrás, todos conocemos las horribles condiciones en las que se encuentran cientos de presos de origen árabe en los centros de tortura norteamericanos de Guantánamo, Cuba.

Además de ello debemos añadir que los responsables en Irak del control de las prisiones tienen una historia bastante conocida de torturas incluso en las prisiones norteamericanas; Lane McCotter , encargado de dirigir y entrenar a los guardias de Abu Gharib , fue director de prisiones en Huta de donde tuvo que salir luego de la muerte de un reo que fue descubierto encadenado y desnudo. McCotter había sido también director de las cárceles de Nuevo México y Texas.

El 80% de los sistemas penitenciarios estatales de los Estados Unidos están demandados por abusos que van desde la los malos tratos hasta la explotación sexual de los reos (La Jornada 13/V/04)

A los trabajadores latinoamericanos y a los activistas de izquierda en general nos puede enfurecer la actuación impune y cínica de las fuerzas armadas norteamericanas pero no podemos decir que estamos sorprendidos, los Estados Unidos y sus Rambos han practicado estos mismos métodos en contra de todos los pueblos de América Latina, incluso creó una institución especializada, la famosa “Escuela de las Americas ” en donde los más connotados torturadores latinoamericanos se formaron durante décadas.

Tampoco podemos aceptar que solamente se castigue a el puñado de soldados que tristemente aparecen sonriendo estúpidamente mientras que tratan a los prisioneros peor que animales, en el fondo todo esto no es más que una muestra de la degradación de sus propios jefes.

Antes de su entrada en el ejercito Sabrina Harman era una vendedora de Pizzas en Virginia que quería dinero para su universidad; Charles Garner un custodio de una cárcel de Pensilvania ; Ivan Frederick un despedido de una empresa de lentes de contacto; Lynndie England era empleada de un procesadora de pollo. El ejército los convirtió en eso que vemos en las fotografías. No estamos hablando de torturadores profesionales sino de simples ejecutantes en turno de las tareas que su alto mando les ordenaba. Lo hacían felizmente porque han sido educados por un sistema corruptor y racista que toda su vida los ha condicionado para cumplir órdenes y para sentirse felices de no ser ellos los que están sufriendo. A su modo viven su propio “Mundo Feliz”.

Lo trascendente de estos hechos es que a pesar de las vejaciones, de las torturas y asesinatos los trabajadores y los jóvenes de Irak no ceden ante el invasor, hoy detienen y matan a unos pero al mismo tiempo ya hay reservas listas para sustituir a los caídos, cada nueva vejación o atropello es una razón mas para seguir luchando. El ejemplo de las masas de Irak ocupará un lugar glorioso en la historia de las luchas de los oprimidos por su liberación.

El escándalo crece y en los Estados Unidos se empieza a producir el fenómeno que llevo a la derrota en Vietman , el pueblo norteamericano comienza a cobrar conciencia de la mounstrosidad de su propio gobierno y de los fines puramente capitalistas de esta guerra.

La vinculación entre la barbarie capitalista y la guerra es fundamental para que las masas trabajadoras de Estados Unidos intervengan activamente no sólo para parar la guerra sino para acabar con aquello que la origina que es el sistema capitalista.

Muchos trabajadores norteamericanos preferirán quedarse en casa y luchar contra este sistema en lugar de ir al frente y convertirse en bestias como Sabrina Harman , de hecho se habla de que alrededor de 1500 soldados norteamericanos han desertado desde que estalló el conflicto y sin duda el numero crecerá.

No nos queda duda, el escándalo de las torturas en Irak ayudará a la clase obrera norteamericana a disipar la niebla que cubre sus ojos para darse cuenta de que el medio para asegurar un futuro digno no es matando o torturando hermanos de clase iraquíes sino luchando en Estados Unidos por un sistema que no necesite de guerras, asesinato y mentiras por un sistema fraterno, un sistema socialista.