En su discurso sobre el Estado de la Unión, Bush, en presencia de ambas cámaras del Congreso, mientras exponía la política interna y exterior de su gobierno, acusó al gobierno de Irán de apoyar el terrorismo y negar la libertad a la población de su p

NOTA: El presente artículo corresponde a la Editorial del periódico marxista iraní Kaargar Socialist nº 143, vocero de la Liga Socialista Revolucionaria Iraní y en cuya web se puede conseguir el original en farsi. La traducción al castellano se ha hecho de la versión en inglés Is Bush’s threat against Iran real?

En su discurso sobre el Estado de la Unión, Bush, en presencia de ambas cámaras del Congreso, mientras exponía la política interna y exterior de su gobierno, acusó al gobierno de Irán de apoyar el terrorismo y negar la libertad a la población de su país.

En la parte del discurso que trataba específicamente el avance de la democracia y la estabilidad política en Oriente Medio, el presidente de EEUU dijo: “Hoy, Irán siguen siendo el principal estado patrocinador del terrorismo mundial, desarrolla armas nucleares mientras priva a su población de la libertad que busca y merece”.

Bush dijo además lo siguiente: “Estamos trabajando con nuestros aliados europeos para dejar claro al régimen iraní que debe acabar con su programa de enriquecimiento de uranio y procesamiento de plutonio, que debe poner fin a su apoyo al terrorismo”.

El presidente de EEUU dijo a la población iraní: “Y al pueblo iraní esta noche le digo: En cuanto a vuestra libertad EEUU está con vosotros”.

No hay nada nuevo en el discurso de Bush. Hace ya tres años, en su famoso discurso sobre el Estado de la Unión, calificó a Irán, Irak y Corea del Norte como el “eje del mal” y declaró que los gobiernos de estos países representaban un peligro para la paz mundial por su apoyo al terrorismo. Después de esto atacó Irak y puso en el lugar de Sadam a un régimen títere. El mes pasado, el presidente de EEUU también dijo que pensaba que no se podía descartar una acción militar para poner fin a las actividades nucleares de Irán, que EEUU tiene como objetivo la producción secreta de armas nucleares.

Antes de analizar si el gobierno Bush preparará un ataque contra Irán (como ha hecho con Ira), debemos prestar atención a los motivos de las tácticas amenazadoras del gobierno estadounidense.

Los motivos reales del belicismo del gobierno Bush

A pesar de la retórica de Bush, ¡el motivo principal de la ofensiva militar contra Irak (y posible Irán) no es llevar la “democracia” o la libertad! ¡Ya hemos visto como han impuesto la democracia en Irak! Uno de los motivos principales del ataque militar de EEUU sobre el suelo iraquí (y posiblemente sobre Irán) es acceder a los recursos petroleros de estos países. Empresas como Esso, Texaco, Halliburton (de la que el actual vicepresidente Dick Cheney recibe 600.000 dólares) y otras empresas petroleras, se han beneficiado de este ataque militar y eso incrementará sus beneficios durante muchos años. Pero el petróleo no es la única causa de los ataques militares. El motivo real hay que buscarlo en la profunda crisis económica del sistema imperialista estadounidense.

La economía norteamericana desde la primavera de 2000 (18 meses antes de los acontecimientos del 11 de septiembre), después de una larga década de auge económico, ha sucumbido a una crisis profunda. Esta crisis económica se manifestó en la caída gradual del índice Nasdaq que incluye a las principales empresas fabricantes de ordenadores. También el Dow Jones Industrial entró en crisis. En 2001 el Nasdaq había caído por valor de 3 billones de dólares. Hoy esta cifra ha alcanzado los 4 billones de dólares. Una parte importante de los accionistas han perdido mucho capital. La producción de las grandes industrias comenzó un rumbo descendente y apareció un desempleo sin precedentes entre los trabajadores de estas fábricas y empresas. La tasa de paro, pocos meses antes de septiembre de 2001, pasó del 3 al 5 por ciento. En sólo dos años de presidencia, dos millones de personas se convirtieron en desempleados. Estas cifras no tenían precedentes en las últimas dos décadas.

El último período demuestra el final de la era “dorada” de la política “neoliberal” del ala conservadora que comenzó con Reagan y que continuó con el mandato de George Bush padre, consolidada después del colapso de la Unión Soviética. Con el inicio del período de crisis económica, todos los planes a largo plazo del gobierno estadounidense se convirtieron en papel mojado. Por lo tanto, durante el período previo al 11 de septiembre, los asesores políticos de la elite dominante de EEUU comenzaron a preparar “nuevas” políticas para resolver esta profunda crisis económica. Pero la política ideada no fue nada nuevo. Esta política durante las últimas dos décadas, particularmente después del colapso de la Unión Soviética en 1991, estuvieron circulando entre la elite dominante estadounidense. Lo que hoy llaman “doctrina Bush” tiene sus raíces en estas ideas.

El ala “neoconservadora, los “halcones” que hoy están en puestos ejecutivos del grupo dominante en el gabinete Bush, desde hace una década creían que en el período posterior a la Guerra Fría y después de la caída de la URSS, para evitar en EEUU una crisis económica como la Gran Depresión, EEUU debía tratar los asuntos mundiales de una forma unilateral. Las figuras clave de este punto de vista son personas como Paul Wolfowitz (el principal ideólogo político); Donald Rumsfeld (Secretario de Defensa); Richard Cheney (Vicepresidente); Richard Perle (asesor del presidente); Condoleezza Rice (Secretaria de Estado). Esta camarilla política está enfrentada a las “palomas” que defienden una visión de los asuntos internacionales más moderada y multilateral.

Desde 1991 esta camarilla ha expresado abiertamente estas ideas. Por ejemplo, Richard Cheney, Secretario de Defensa en el gabinete de George Bush padre, el 21 de febrero de 1991, en el momento de iniciarse las operaciones militares contra Irak, dijo lo siguiente en el Comité de Defensa del Senado: “Esta guerra es un ejemplo del tipo de enfrentamientos en los que posiblemente nos veamos implicados en la nueva época… A parte del Sudeste Asiático, tenemos intereses importantes en Europa, Asia, el Océano Pacífico, América Latina y Centroamérica. Debemos organizar nuestra política y nuestras fuerzas de tal manera que en el futuro pueda impedir el surgimiento de peligros regionales y poder aplastarlos rápidamente”.

Incluso aunque estas ideas fueron expresadas a principio de febrero de 1991, en aquel momento los indicadores económicos de EEUU no eran decisivos, estaban fortalecidos, aunque a finales de los años noventa estallaría la crisis económica. En el año 2000, George W. Bush, a través de un fraude electoral, fue elegido presidente para poner en práctica esta política. Los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 fueron un regalo a la administración que le permitió aplicar esta política que llevaba preparada una década. Si Bin Laden organizó los atentados del 11 de septiembre, entonces habrá prestado un gran servicio a esta camarilla.

Después del 11 de septiembre se formuló la misma posición, ahora la postura oficial del gobierno estadounidense, en un documento titulado: La estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos de América. En él se esbozan los siguientes puntos y tareas de EEUU:

1. Mantener y garantizar la incuestionable superioridad militar de EEUU en el mundo como la única superpotencia militar.

2. Mantener la absoluta disposición del gobierno estadounidense para los ataques militares “preventivos” contra cualquier país o fuerza en el mundo que represente un peligro para la seguridad nacional o intereses de los Estados Unidos.

3. Los ciudadanos estadounidenses en el extranjero están exentos de cualquier tipo de enjuiciamiento criminal internacional.

La ofensiva terrestre contra Afganistán y después Irak, demostraron el principio de este plan a escala mundial. Las amenazas de un posible ataque militar a Irán están basadas en esta política.

El presupuesto militar del gobierno estadounidense está planificado sobre la base de materializar esta política. Desde el 11 de septiembre hasta ahora, el presupuesto militar de EEUU ha aumentado en 160.000 millones de dólares. De un presupuesto de 75.000 millones de dólares propuesto el 25 de marzo de 2003, a la cifra actual de 359.000 millones de dólares, y probablemente continuará subiendo en los próximos meses después de la reelección de Bush. Al mismo tiempo, el complejo industrial-militar se ha fortalecido al mismo ritmo. Empresas como Northrop, Lockheed, General Dynamics y Boeing, han aumentado su producción militar.

¿Es inminente un ataque militar contra Irán?

Incluso aunque la tendencia instintiva del gobierno Bush está basada en el belicismo y las ofensivas militares, contrariamente a las tendencias burguesas y pequeño burguesas de la oposición iraní, que desde el principio de la insurrección de 1979 están contando los días que faltan para que EEUU envié tropas a Irán y sustituya a los mulás por un régimen pro-occidental, el gobierno de EEUU siempre ha preferido llegar a un acuerdo con el régimen capitalista-clerical iraní.

Los monárquicos y los devotos de Reza Pahlavi (el hijo del Sha) no tienen la credibilidad política necesaria en Irán (no importa el ruido que hagan y que digan que ahora son socialdemócratas y que quieren la unidad con otras tendencias) como para conseguir que regrese la monarquía. El régimen monárquico, el SAVAK (policía de seguridad del Sha) y sus bandas armadas (pagadas para participar en el golpe de estado organizado por la CIA en 1953) es algo que no se ha olvidado. Los muyahidines, que nunca se convirtieron en una alternativa burguesa, confiaron en el régimen de Sadam y finalmente perdieron. Los reformistas también están confusos y han demostrado ser inútiles. Incluso aunque el gobierno estadounidense está sopesando todas las alternativas para el futuro, su perspectiva principal es llegar a un acuerdo con la propia República Islámica.

Es obvio que para decantar la situación a su favor, el imperialismo debe llegar a un acuerdo con el régimen y tiene dos métodos. El primero es el método moderado que los gobiernos europeos, especialmente los de Gran Bretaña, Francia y Alemania, han adoptado. El otro es la amenaza y el uso de la fuerza, éste es el expresado por Bush. En realidad, no hay diferencia política entre los gobiernos europeo y estadounidense en cuanto a Irán. Las diferencias son menores y tácticas. El reciente viaje de Condoleezza Rice a Gran Bretaña y Alemania es indicativo de este consenso general. Estos dos métodos están diseñados para guiar al régimen iraní por el camino estrecho y angosto. El discurso de Bush en el Congreso expresaba también que mientras su gobierno no encontraba aceptable la estructura política de la República Islámica, sin embargo, no estaba dispuesto a negar los intentos diplomáticos de los países europeos con relación al programa nuclear iraní y otras cuestiones de derechos humanos. EEUU no quiere empeorar las relaciones con Europa y no quiere perder su apoyo en otras cuestiones internacionales, incluido Irán.

La reacción de la República Islámica ante el gobierno Bush, a pesar de sus “protestas” y “resistencia” superficiales, ha subrayado el cambio cualitativo que se ha producido desde hace tres años. Por ejemplo, hace tres años, en el momento en que Bush incluyó a Irán en el “eje del mal”, el jefe del Consejo de Guardianes, Ahmad Jatani, dijo que las palabras de Bush eran “asombrosas” y le comparó con un loco que “no sabe lo que es bueno para su propio país”. Kamenei, el Líder Supremo, describió a Bush como un hombre “sediento de sangre humana” y por último, Jatamí, calificó las palabras de Bush como “insultantes”. Pero en esta ocasión no se ha producido una reacción hostil por parte del régimen. Todo lo contrario, Hossein Mousavian, uno de los miembros del equipo negociador del régimen con los europeos, dijo en una entrevista publicada por el Financial Times (3/2/2005), mientras protestaba por la lentitud de los contactos entre los gobiernos europeo e iraní, que no tenía ninguna objeción a que el gobierno de EEUU participe en las discusiones con los gobiernos europeos. En esta ocasión los líderes del régimen calificaron de incorrectas las pretensiones de Bush sobre los preparativos del régimen iraní para conseguir armas nucleares. Esta reacción demuestra la sumisión del régimen ante el imperialismo. El único enfrentamiento está relacionado en cómo conseguir más concesiones.

Por otro lado, cuando Rice en su entrevista del 4 de febrero fue preguntada por las posibles condiciones necesarias para un ataque estadounidense sobre Irán, dijo que este ataque hoy en día no está en la agenda del gobierno de EEUU, añadió que había muchas negociaciones diplomáticas abiertas relacionadas con el programa nuclear de Irán. En otras palabras, mientras el régimen iraní continúe sumiso el gobierno estadounidense no tendrá problemas, incluso aunque se trate de uno de los regímenes más despóticos del mundo y a pesar de que oprima a su población.

Además, especialmente después de la desastrosa experiencia de Irak, la correlación de fuerzas descarta otro ataque militar en la agenda del gobierno norteamericano. El gobierno de EEUU tendrá que permanecer en Irak mucho tiempo y no tiene la capacidad necesaria para lanzar un ataque contra Irán.

El “terrorismo” y el gobierno Bush

En su reciente discurso George Bush se presentó como el defensor de la libertad y la democracia, declarando su hostilidad contra el terrorismo. Pero olvidó decir que EEUU (y la CIA) encabeza la lista de estados terroristas. Utilizando su propia definición de terrorismo y “estado sospechoso”, EEUU sería el mayor de todos. ¿No fueron Sadam Hussein y bin Laden entrenados por la CIA? ¿Los “terroristas” de hoy no son las mismas personas que armó el gobierno norteamericano y que permitió la represión del pueblo kurdo y la guerra contra Rusia? ¿No contaba el gobierno Jatamí con el apoyo del gobierno estadounidense hasta hace unos años porque era un gobierno reformista y “moderado”? ¿Acaso Jack Straw, ministro de exteriores británico, no viajó hace unos meses a Irán y llegó a acuerdos con el régimen? ¿Por qué Sadam Hussein, en la medida que obedecía a EEUU, era considerado un aliado estadounidense? ¿No fueron los crímenes del régimen de Sadam contra los kurdos mucho peores que su ataque militar contra Kuwait? ¿Por qué el gobierno de EEUU no protestó lo más mínimo por el uso de armas químicas y la masacre del pueblo kurdo? ¿Por qué el gobierno Bush no ha calificado al gobierno de Jatamí como “terrorista” después de los “asesinatos en serie” del régimen contra oposicionistas, estudiantes y trabajadores frente al parlamento? ¿Acaso la definición de “terrorismo” no corresponde a los deseos y caprichos de Bush? ¿Por qué Bush no dice que mientras fue gobernador de Texas firmó sentencias de muerte de varias personas? ¿Por qué Bush no dice una palabra sobre el papel de la CIA en el golpe de estado del 19 de agosto de 1953 contra Mossadegh, contra Allende en Chile o las recurrentes tragedias de la CIA asesinando a los seres humanos más honorables del mundo?

Es obvio que estas contradicciones tienen su raíz en la naturaleza terrorista del propio gobierno de EEUU. Si el terrorismo teóricamente se quiere eliminar del mundo entonces habría que empezar erradicando el propio “mal”. En la medida que la verdadera democracia no existe en el mundo y que el “mal” principal está presente, entonces habría que reelaborar estos “ejes del mal”.

El giro del régimen iraní y la situación del movimiento obrero

Inmediatamente después de la ocupación de Irak, el ala autoritaria del régimen iraní hizo un giro en su política hacia EEUU. Este giro estuvo encabezado por el antiguo presidente Rafsanjani. En su primer número después de la ocupación de Irak, Rahbord, un periódico publicado por el Centro de Estudios Estratégicos, organismo vinculado al Consejo de Conveniencia del régimen iraní, publicó una entrevista de 24 páginas con Alí-Akbar Hashemi Rafsanjani, el presidente de este consejo. En la entrevista Rafsanjani trata el papel del Consejo de Conveniencia a la hora de resolver las dificultades entre Irán y EEUU. Dijo que “como musulmanes no tenemos problema en resolver ninguna de las cuestiones exteriores a las que nos enfrentamos… Tenemos un principio en el Islam que es la prioridad de la conveniencia de la fuerza sobre la conveniencia de la debilidad… En principio, el Consejo de Conveniencia se ha creado sobre la base de esta necesidad”. Hacía referencia a la idea de Jomeini que especificaba que uno puede incluso detener y acelerar las oraciones si eso era conveniente para el sistema, y añadió que: “Poner en peligro nuestro país e imaginar que estamos actuando de una manera islámica no es islámico”. En esta entrevista dice que el aparato de política exterior iraní, debido a la inexperiencia de sus funcionarios, había desperdiciado muchas oportunidades, pero que ahora estaba en situación de poder apreciar las cuestiones políticas del mundo y analizarlas.

Después de estas declaraciones, se produjo el nuevo cambio de rumbo de la camarilla de derechas, el objetivo era atraer la confianza de los gobiernos occidentales. Es obvio que para que los gobiernos imperialistas inviertan en Irán, saqueen sus recursos petroleros o utilicen su mano de obra, les es indiferente qué camarilla dominante está en el poder, siempre y cuando sus intereses estén garantizados. Ahora la camarilla de derechas está jugando este papel.

En estas condiciones, el movimiento obrero iraní está entrando en una nueva etapa de su vida política. Se ha creado un sistema capitalista “moderno” que está atado a la política de los bancos mundiales e Irán está en la agenda del sistema capitalista mundial. Este proceso significará la continuación de la afluencia de capital extranjero a Irán. En el próximo período el capitalismo internacional, con la importación de piezas de repuesto, técnicos, tecnócratas y gestores profesionales, entrarán en Irán en un escenario económico “virgen”.

Pondrán en movimiento las ruedas de la industria junto con el empleo de trabajadores, al mismo tiempo llegará la inseguridad y la incertidumbre en el empleo (el temor a perder el empleo), este proceso aumentará la confianza de los trabajadores. Pero este proceso no termina aquí. El capitalismo recién establecido y moderno, que durante muchos años ha permanecido atrasado debido a las consecuencias de la guerra Irán-Irak, la represión, una política económica equivocada y la incompetencia del régimen, tendrá que incrementar la intensidad del trabajo perdida durante tanto tiempo. La nueva maquinaria más avanzada, los gestores mejor preparados con conocimientos sobre planificación económica racional, aumentará la intensidad del trabajo entre los trabajadores y, como resultado de esto, los trabajadores estarán condenados a la superexplotación. Esto a su vez aumentará la confianza de los trabajadores y marcará una nueva etapa de las luchas obreras.

Por primera vez en dos décadas de gobierno capitalista, las contradicciones entre el trabajo y el capital son más palpables y precisas que antes. También, el modus operandi, tanto de los capitalistas como de los trabajadores cambiará. Si en el pasado la imposición de un Código Laboral medieval, junto con la represión desnuda de los trabajadores, fue parte de la política del régimen, en el próximo período tendrán que aprobar un nuevo Código Laboral que cumpla las leyes y regulaciones internacionales.

Es obvio que para organizar sus luchas anticapitalistas los trabajadores de Irán entrarán en una nueva etapa. Las luchas obreras del 1º de Mayo de 2004 demuestran el cambio en la correlación de fuerzas a favor de los trabajadores. La reivindicación central de los trabajadores es la formación de organizaciones obreras independientes. Pero las organizaciones obreras independientes no caen del cielo y no las puede formar la Organización Internacional del Trabajo. E incluso en el caso de que se formen de esta manera, seguirán oponiéndose a las reivindicaciones centrales de los trabajadores (derecho de huelga, control obrero, escala móvil salarial, etc.). Las organizaciones obreras independientes sólo pueden formarlas los propios trabajadores. La cuestión principal es encontrar los medios de crear estas organizaciones. Esto no se podrá conseguir si no es con la participación activa de los trabajadores en el panorama político.

Para una intervención efectiva dentro del movimiento obrero hay que elaborar un plan de acción de los trabajadores basado en las reivindicaciones democráticas, sindicales y transicionales de los trabajadores y que están a la orden del día. Los jóvenes y los trabajadores deben tener el mismo tiempo para introducir sus propios representantes en la sociedad y, alrededor de estas personas, presentar a la sociedad un programa de acción de los trabajadores.

M. Razi
5 de febrero de 2005