Cuando la administración Bush estaba planificando su Guerra contra Irak un elemento clave en su diseño fue pensar que el pueblo irakí se levantaría contra Saddam Hussein y celebraría la bienvenida de las fuerzas estadounidenses y británicas como libe Cuando la administración Bush estaba planificando su Guerra contra Irak un elemento clave en su diseño fue pensar que el pueblo irakí se levantaría contra Saddam Hussein y celebraría la bienvenida de las fuerzas estadounidenses y británicas como libertadoras. Esto, claramente no sucedió. Una explicación que ellos ahora están dando es que el régimen es tan represivo y brutal que el pueblo sólo se levantará una vez que estén seguros de que Saddam Hussein será definitivamente derrocado. Pero esto es confundir sus deseos con la realidad. Y hay bastante de eso.

La resistencia que estamos viendo no es simplemente la acción de un régimen desesperado. El hecho de que este régimen esté condenado es evidente para todos, pero a pesar de eso el pueblo de Irak no se está moviendo para derribarlo. Ellos ven como principal enemigo a las fuerzas imperialistas invasoras. Esta guerra se está convirtiendo de más en más en una guerra de liberación nacional.

Independientemente de lo que los imperialistas estadounidenses puedan pensar sobre el pueblo irakí nosotros podemos declarar muy claramente que éste tiene una comprensión instintiva de la naturaleza del imperialismo y una larga memoria histórica. Comprende que EEUU y Gran Bretaña no vienen a invadir su país en el nombre ningún principio democrático abstracto. Ellos vienen a saquear los recursos y las riquezas de Irak. El pueblo irakí comprende que será él mismo quien pague por esto. Esta oposición al imperialismo de EEUU se expresa bajo la forma del orgullo nacional, del nacionalismo irakí. También está resurgiendo el nacionalismo árabe por todo Oriente Medio. Esto es perfectamente lógico.

El pueblo irakí tiene una larga memoria

El nacionalismo irakí fue usado de manera reaccionaria por Saddam Hussein, por ejemplo, para oprimir a la minoría kurda en el norte y a los shiítas en el sur, la situación que ahora se está desarrollando es completamente diferente. En la presente guerra existen fuertes elementos de orgullo nacional por parte del pueblo irakí, que no quiere ser víctima de lo que significa una dominación cuasi-colonial por parte de EEUU. El hecho de que esto es verdad lo revela la reacción de la población shiíta irakí en la presente guerra. No se están levantando y dando la bienvenida a los invasores. Se suponía que esto debía suceder en Basora, donde la abrumadora mayoría de la población es shiíta. En lugar de eso, Basora está resistiendo. Los shiístas de Irak tampoco quieren ser dominados por un poder imperialista extranjero.

En la memoria histórica del pueblo irakí, como en la de todos los pueblos árabes, Gran Bretaña y EEUU no son considerados como naciones benefactoras, amistosas y amables, sino como opresores y explotadores sanguinarios. Esto viene desde lejos en el tiempo, incluso desde el propio nacimiento de Irak como país.

Irak emergió como Estado producto de la redivisión del mundo después de la 1ª Guerra Mundial. Las fronteras de Irak ignoraron completamente la composición étnica de los pueblos que vivían allá, como en tantas antiguas colonias. Eso es lo que explica por qué una gran parte del territorio del Kurdistán fue incluido dentro de las fronteras del nuevo estado. Al hacer eso Gran Bretaña despreció completamente las esperanzas de los kurdos de poseer un estado independiente (por cierto, los líderes kurdos de hoy, como Talabani, están sembrando ilusiones en los imperialistas, pero serán destruidas de nuevo, como ya lo fueron muchas veces en el pasado). Los kurdos presentaron una dura resistencia a las maniobras del imperialismo británico en aquel tiempo, y fueron retribuidos por sus luchas con gas venenoso por las fuerzas británicas. De ahí que fueran fusionados en un solo estado lo que eran tres pueblos separados: kurdos, sunnitas y shiítas. Esto se hizo en el nombre de los intereses estratégicos y comerciales británicos, y fue lo que creó las condiciones para el surgimiento de conflictos en los años posteriores.

Sin embargo, no es necesario volver a la década de los años 20 del siglo pasado para ver las crueles trampas que el imperialismo colocó a los pueblos de Irak. En los años 80 el imperialismo occidental respaldó y apoyó a Saddam Hussein en su guerra contra Irán. Esto fue así porque el régimen iraní era visto entonces como la gran amenaza a los intereses del imperialismo en la región. En la guerra irano-irakí Saddam Hussein gaseó a miles de soldados iraníes. Hacia el final de la guerra hubo un notorio gaseamiento de 5.000 kurdos en Halabja.

Los comentarios oficiales de EEUU en ese tiempo eran ¡que las fuerzas iraníes habían sido las responsables! Podemos ver que este mismo método de negar tajantemente lo que es obvio y los intentos por desviar las responsabilidades continúa siendo usado actualmente. Los misiles que recientemente alcanzaron dos mercados callejeros en Bagdad ¡“puede que no lo fueran por misiles de EEUU sino por cohetes antiaéreros irakíes que erraron su objetivo”!, según dijeron. Unos pocos meses después del ataque sobre Halabja otros 100.000 kurdos fueron gaseados durante la llamada Operación Anfal. Donald Rumsfeld (el actual Secretario de Defensa de EEUU), y otros miembros de la actual administración Bush, estaban entonces encubriendo estas atrocidades y concientemente mintieron sobre lo que estaba ocurriendo. El entonces gobierno de Thatcher en Gran Bretaña tampoco tenía escrúpulos en despilfarrar 1.000 millones de libras para sostener al gobierno de Saddam Hussein.

Fue solamente cuando Saddam atacó e invadió Kuwait en 1990 que Occidente se volvió contra él. Eso fue porque las reservas petrolíferas combinadas de Irak y Kuwait le daban el control sobre, al menos, el 20% de las reservas mundiales de petróleo conocidas en ese momento. La Guerra del Golfo no tuvo nada que ver con la defensa del “pobre Kuwait”. Solamente se trató de defender los intereses económicos y estratégicos del imperialismo en la región.

La traición de 1991

Si alguien tuviera dudas sobre esto sería suficiente recordar lo que sucedió a los kurdos en el norte de Irak y a los shiístas en el sur. Las tropas de EEUU permanecieron tranquilamente sentadas junto a la frontera de Kuwait mientras la Guardia Republicana de Saddam Hussein aplastaba sangrientamente la revuelta de estos pueblos. El pueblo irakí no ha olvidado todo esto, lo cual está jugando un rol en su determinación y actitud ante la actual invasión de las tropas de EEUU y Gran Bretaña. Esto es particularmente evidente en Basora

Más de una década es una prueba suficiente para la población irakí de que esta guerra no tiene nada que ver con el terrorismo o las armas de destrucción masiva. El pueblo irakí, independientemente de lo que ellos piensen del régimen de Saddam, sabe perfectamente que éste nunca tuvo nada que ver con la red terrorista Al-Kaeda. Es de todos conocido que el régimen de Saddam ha estado en conflicto con los fundamentalistas y que a Bin Laden le gustaría ver el fin de Saddam Hussein.

La decisión de atacar Irak no maduró después de los acontecimientos del 11 de Septiembre. Es de conocimiento común que ya desde 1997 Rumsfeld y Cheney habían estado involucrados en la llamado “Proyecto para un Nuevo Siglo Norteamericano”. Quienes elaboraron el Proyecto son ahora mayoritariamente miembros de la administración Bush. Además de Rumsfeld y Cheney (Secretarios de Defensa y Vicepresidente de EEUU, respectivamente) están Paul Wolfowitz, Richard Perle, Elliott Abrams and Zalmay Khalilzad, (este último enviado especial a Irak que también aprovechó para trabajar para la multinacional petrolera norteamericana Unocol). Un objetivo clave de este “Proyecto” era el control de los recursos petrolíferos de Oriente Medio, y esto podía ser alcanzado con la ocupación de Irak. La invasión de Kuwait por Irak les permitió retratar al régimen de Saddam Hussein como “la más grande amenaza para la seguridad de la región".

Sin embargo, sus presiones sobre el anterior presidente Clinton fracasaron sin obtener resultados, pero unos meses más tarde, con la administración Bush comenzaron a dar los pasos encaminados a implementar sus planes. De la experiencia del comportamiento de los países de la OPEP en los años 70 ellos sacaron la conclusión de que los EEUU debían tener un control directo sobre las mayores reservas mundiales de petróleo conocidas. Éstas se encuentran en Arabia Saudita, Irak, los Emiratos Árabes Unidos y Kuwait. De ahí que cocinaran la excusa de las armas de destrucción masiva de Irak, que repentinamente se convirtió en una amenaza para la seguridad de los EEUU (y Gran Bretaña).

El futuro de Irak bajo la dominación imperialista

Ya quedan bastante claras las acciones pasadas del imperialismo encaminadas a iniciar la actual guerra. Pero sus planes para el futuro de Irak también están muy claros. La administración Bush ya puso absolutamente de manifiesto que tras su victoria sobre Irak no establecerá ningún tipo de régimen democrático. Blair está intentando tranquilizarnos a todos conque Irak será gobernado por el pueblo irakí. Pero Bush está planeando imponer un gobierno militar bajo la dirección del General Tommy Franks que actualmente dirige las operaciones militares en la guerra.

El diario británico The Guardian (1 de Abril del 2003) publicó un artículo con el titular: “EEUU traza un plan secreto para imponer su régimen en Irak”. El hecho es que el plan no era tan secreto como este mismo artículo aclaraba desde el comienzo. Pero añade detalles interesantísimos: “ Con este plan, el gobierno constará de 23 ministerios, cada uno de ellos encabezado por un norteamericano. Cada ministerio tendrá cuatro consejeros irakíes elegidos por los norteamericanos …. El gobierno tomará posesión de Irak ciudad por ciudad. Las áreas declaradas “liberadas” por el General Tommy Franks serán transferidas a un gobierno temporal bajo la supervisión de Jay Garner, el anterior general de EEUU destinado a encabezar la ocupación militar de Irak" Y el reporte también añade que. “Con anticipación a la caída del régimen de Bagdad, los miembros interinos de este gobierno comenzaron a llegar a Kuwait”.

Esto confirma sin la menor duda que ellos no van a devolver el gobierno de Irak a su pueblo. Cuando las fuerzas norteamericanas alcanzaron la ciudad de Umm Qasar plantaron la bandera norteamericana al estilo de los colonialistas de los siglos XVIII y XIX. Esta pequeña anécdota muestra sus verdaderas intenciones. Por supuesto, ellos arriaron la bandera muy rápidamente cuando se les señaló que haciendo eso se daría “la impresión”(?) a los irakíes de que actuaban como colonialistas. El pueblo irakí va a sentir en sus propias carnes lo que sucederá en su país una vez que los norteamericanos se apresten a tomar el control.

Las verdaderas intenciones fueron reveladas en una declaración de Ahmed Chalabi, del llamado Congreso Nacional Irakí. Esta es una organización sin ningún apoyo popular al interior de Irak. Cuenta totalmente con el respaldo occidental. Chalabi declaró que “las compañías norteamericanas van a tener una gran participación en el petróleo irakí … “ ¿Es una coincidencia que Rumsfeld hubiera indicado que Chalabi era el hombre que ellos esperaban imponer al pueblo irakí una vez que Saddam Hussein fuera derrocado?

El Congreso Nacional Irakí sería el candidato ideal para que se hiciera con rol de “gobierno democrático” de Irak. Pero ahora parece que la administración de EEUU no tiene mucha confianza ni siquiera en lacayos como Chalabi y han decidido imponer su propia dominación directa a través de gente como ¡el General Franks y su amigo Garner! Esto también es revelador. Incluso los elementos serviles del Congreso Nacional Irakí, quienes servirían obedientemente los intereses del imperialismo (por supuesto, a cambio de una cómoda, bonita y bien pagada posición) pueden ver que no tienen ninguna chance de ganar ningún tipo de influencia entre la población irakí si son vistos como colaboradores de la actual invasión. Serán vistos como meros colaboradores con el enemigo que está destruyendo su propio país.

Va a tomar un tiempo antes de que los imperialistas sean capaces de gobernar Irak a través de marionetas como Chalabi. Incluso, cuando este “gobierno del pueblo de Irak” sea establecido eventualmente, no será una expresión genuina de los deseos del pueblo. Será un régimen títere completamente controlado por los imperialistas. Actuará solamente para los intereses del imperialismo y serán incapaces de consolidar un genuino apoyo de masas para ese gobierno

Un descarado robo imperialista

Lejos de beneficiar al pueblo irakí, toda esta operación servirá para organizar un descarado robo imperialista de sus recursos. Sobre estas bases, ¿cómo puede el pueblo irakí esperar un genuino desarrollo de su economía? ¿cómo pueden ellos esperar que los recursos de su país sean usados para proveer un moderno sistema educativo para sus chicos, un eficiente sistema de salud para los enfermos, y en general todos los atributos de una infraestructura moderna que los permita gozar de una existencia civilizada? No, primero deben ser bombardeados. Sus rutas, escuelas, industrias serán destruidas por los imperialistas. Luego, las corporaciones estadounidenses vendrán y harán enormes beneficios con la “reconstrucción”, y será el petróleo irakí el que pagará por todo esto.

Es por eso que el pueblo irakí está combatiendo y resistiendo. Rumsfeld está demandando nada más que una corta y total rendición. Pero el pueblo irakí no se va a entregar sin lucha. Es un deber de todos los genuinos socialistas y de todos los trabajadores de todos los países apoyar al pueblo irakí en su lucha por la independencia nacional. Al final, puede ser que la maquinaria de guerra norteamericano-británica triunfe. Pero será a un gran precio, especialmente para el pueblo irakí.

Podemos citar al Mayor General Abd al-Amir Abais de nuevo: "Yo creo que los aliados conseguirán librarse de Saddam si su estrategia consiste en bombardeos continuos sobre Bagdad. Pero será una catástrofe si intentan entrar a Bagdad por la fuerza. El levantamiento de 1991 destruyó aproximadamente el 10% de la infraestructura del sur. Imaginá la destrucción que habría en la Bagdad del 2003".

Ya han sido asesinados cientos de civiles irakíes, y posiblemente miles de sus soldados. Tomar Basora, Bagdad y las otras ciudades implicará terribles combates en las calles. Las fuerzas estadounidenses y británicas sufrirán grandes pérdidas. Este es el barbarismo sobre el que Marx advirtió.

Sin embargo, el sufrimiento no terminará con la ocupación final de Irak. El pueblo de Irak enfrenta la perspectiva de años de sufrimiento en las manos del imperialismo de EEUU. Pero como todos los pueblos, no aceptarán el dominio imperialista. Resistirán. Eso explica por qué los expertos del Pentágono están ya diciendo que pueden tener que dejar unos 100.000 soldados estacionados en Irak durante dos años. Otros expertos militares estadounidenses dicen que van a tener que permanecer cinco años.

El costo de la ocupación de Irak

El costo del mantenimiento de 100.000 soldados norteamericanos estacionados allá sería de 25.000 millones de dólares. Esto es equivalente a todo el Producto Bruto Interno (PBI) de Irak en un año. El costo total de toda la reconstrucción ha sido calculado en alrededor de 100.000 millones de dólares. ¿De dónde va a venir todo este dinero? Actualmente Irak obtiene 15.000 millones de dólares al año de sus exportaciones de petróleo. Para que Irak comience a financiar su propio desarrollo se necesitaría más del doble de su actual nivel de exportaciones de petróleo. Para conseguir esto se necesitaría invertir al menos más de 20.000 millones de dólares y llevaría 10 años conseguirlo. Todo esto, por supuesto, sin tomar en cuenta los pagos que tendrá que hacer para pagar su deuda externa actual. Realmente, llevaría décadas, en el escenario más optimista, antes de que el pueblo irakí pueda incluso empezar a esperar genuino desarrollo y económico y prosperidad. A esto es necesario añadir el hecho de que si los EEUU meten sus manos en el petróleo irakí querrá incrementar la producción para forzar una bajada del precio general del petróleo. Así que todos los cálculos realizados antes tienen que ser rehechos hacia arriba

Lo que todo esto significa es que los imperialistas intentan colocar al pueblo iraquí en la misma situación que la que los palestinos tuvieron que sufrir durante más de cincuenta años. Serán privados del derecho de autodeterminación. Serán gobernados por un ejército de ocupación y serán condenados a una pobreza y miseria duradera.

De ahí que una lucha antiimperialista de liberación nacional por parte del pueblo iraquí es lo que se está preparando, y esto continuará durante años. El imperialismo EEUU está sembrando las semillas de conflictos incluso mayores en el futuro. Su dominación sobre Iraq va a crear las condiciones en las que el fundamentalismo islámico puede crecer. Estos fundamentalistas serán capaces de secuestrar los sentimientos genuinamente antiimperialistas de las masas iraquíes y desviarlos en líneas reaccionarias. Los imperialistas justifican esta guerra como una guerra contra el terrorismo, pero lo que están haciendo es crear un terreno fértil para el incremento del terrorismo. Bin Laden debe estar riéndose a carcajadas.

En el período que viene la atención de las masas se concentrará en la lucha contra el imperialismo. Es el deber de todos los socialistas genuinos apoyar esta lucha del pueblo iraquí. La tragedia es que no existe una genuina alternativa obrera que pueda dirigir este movimiento y darle un genuino contenido proletario. Este vacío deja espacio para que los fundamentalistas islámicos se puedan desarrollar. Sin embargo justo al otro lado de la frontera, en Irán, otra forma de fundamentalismo islámico ha permanecido en el poder durante más de dos décadas. No solucionaron ninguno de los problemas más apremiantes que sufren las masas iraníes. En el período reciente ha habido movimientos de la juventud, en particular de los estudiantes, y éstos se han vuelto inevitablemente contra los “muláhs” (clérigos islámicos) que están en el poder. Los trabajadores y jóvenes iraquíes no deben olvidar esto y sí, en cambio, sacar todas las conclusiones necesarias.

En la medida que el capitalismo y el imperialismo dominen el Oriente Medio no habrá solución a los problemas que enfrentan los pueblos de esta región. Las soluciones a sus problemas se encuentran en el camino de la lucha de clases, del socialismo y el internacionalismo. La región es rica en recursos. No hay razón alguna por la cual estos pueblos no debieran vivir libres de la pobreza y la miseria. El problema es que los recursos están controlados por los imperialistas y sus corruptos títeres locales. La tarea es derribar todos estos regímenes reaccionarios, tomar los recursos y colocarlos bajo el control de los trabajadores de todos estos países. Esto sólo se puede conseguir por medio de la construcción de una Federación Socialista de todo el Oriente Medio.