Apenas una semana después de anunciado el RR, centenares de miles de venezolanos hemos acudido a la llamada de Hugo Chávez dispuestos a darle la vuelta al llamado “referéndum revocatorio” y convertirlo en un referéndum ratificatorio del Presidente y Apenas una semana después de anunciado el RR, centenares de miles de venezolanos hemos acudido a la llamada de Hugo Chávez dispuestos a darle la vuelta al llamado “referéndum revocatorio” y convertirlo en un referéndum ratificatorio del Presidente y del proceso revolucionario. Por todas partes se han empezado a crear Comandos Maisanta. Hay un fermento en la base del movimiento bolivariano.

La asistencia a las reuniones y asambleas está siendo masiva y el ambiente en esas reuniones es muy crítico hacia el Comando Ayacucho y otros dirigentes del proceso (cúpulas partidarias, instituciones del estado, ministerios) pero al mismo tiempo de gran determinación y voluntad de lucha. La crítica está sirviendo para que muchos activistas saquen conclusiones muy avanzadas. La primera y más importante es la de que no se puede dejar la lucha contra la reacción en manos de estructuras al margen del control y la participación de las masas sino que debe ser el pueblo trabajador el que tome las riendas.

El ambiente entre las bases

Un reflejo de la crítica de las masas hacia el Comando Ayacucho, y de que el propio Presidente tampoco debía estar precisamente contento con su labor, es el llamado inicial a conformar Comandos Populares en la base, así como el hecho de que el propio Chávez se haya puesto al frente del Maisanta y en este haya habido algunos cambios importantes. Algunas figuras preponderantes del Ayacucho han sido removidas y también se ha introducido en el Comando Maisanta a algún representante identificado con sectores más a la izquierda del movimiento bolivariano. Los casos más claros son los de Haiman el Troudi o William Izarra, fundador en su día del MBR-200 con Chávez y que en los últimos meses planteaba la idea de que era necesaria una “revolución dentro de la revolución” para profundizar esta y acabar con las prácticas cuartorrepublicanas y burocráticas.

La UNT (central sindical clasista creada tras el apoyo de la mafia sindical de la CTV al paro patronal golpista de diciembre de 2002 y enero de 2003) ha llamado a los trabajadores a crear Comandos Maisanta y ha defendido en varias resoluciones que los trabajadores y los sectores populares participen en la elección y conformación de estos Comandos. Las distintas federaciones locales y regionales (URTs) han convocado reuniones para este objetivo con una asistencia masiva. Según Aporrea a la reunión convocada por la UNT de Carabobo para crear el Comando Maisanta asistieron más de 400 sindicalistas.

Distintos colectivos de la izquierda revolucionaria que hemos apoyado y defendido este proceso en momentos decisivos coincidimos en planteamientos como la necesidad de impulsar asambleas populares que elijan a los Comandos y la participación y control de los trabajadores y sectores populares sobre esos Comandos para garantizar que responden a la voluntad del pueblo y son un verdadero motor de movilización social, y no una maquinaria burocrática sin vinculación con las masas. Pero lo más significativo es que en esta ocasión estas propuestas no han salido únicamente de grupos organizados de la izquierda sino de miles de activistas de base.

En las diferentes asambleas y reuniones que se han celebrado estos días convocadas por distintas organizaciones de base del chavismo el hilo conductor de la mayoría de intervenciones era esta misma necesidad de que los Comandos, Unidades de Batalla Electoral (UBEs) y patrullas electorales de la batalla de Santa Inés se basen en la participación organizada del pueblo desde abajo.

Lo mismo ocurrió en las reuniones convocadas para crear el Foro Escuela del Pueblo Bolivariano. El manifiesto de este Foro, impulsado por varios diputados bolivarianos de la Asamblea Nacional, (entre ellos Haydée Machín, Efrén Calderón e Israel Sotillo) resulta bastante significativo. Entre otras cosas propone: “dar la respuesta coyuntural, pero a la vez avanzar en la organización política e ideológica del pueblo, asegurando así la consolidación del Proceso Bolivariano, a garantizar la Participación Protagónica del Pueblo (…) No basta con organizar comandos nacionales, regionales y municipales, el pueblo todo debe constituirse en el Comando Maisanta (subrayado en el original),una red indestructible de Poder Popular hacia el triunfo. Pero también debe exigir que en cada Comando Maisanta Nacional, Estadal, Municipal, Parroquial, estén representantes de los diferentes sectores del movimiento popular. Superemos nuestros errores , partiendo de la responsabilidad de cada venezolano y exigiendo a nuestros dirigentes que comiencen a ejercer el rendimiento de cuentas al pueblo(…). Reivindicamos la Autonomía Popular dentro de una Visión de Unidad Revolucionaria”. El manifiesto termina “¡Unidos, sin pactos y sin conciliación, avancemos en la revolución¡”. En este foro también se pidió en infinidad de intervenciones la elección de los dirigentes desde la base, empezando por los candidatos bolivarianos para las elecciones locales y regionales.

Pero donde este sentimiento se expresa más claramente es en las asambleas y reuniones en los barrios. En varios de ellos se han conformado asambleas en las que los ciudadanos han elegido Comandos desde la base y han rechazado la imposición de sectores burocráticos desde arriba. En Antímano una asamblea de 150 vecinos eligió un comando en el que no se aceptaba la presencia de varios miembros de la Junta parroquial. La imposición de varios de estos miembros sacados por la Asamblea en un comando finalmente nombrado al margen de la asamblea provocó la reacción indignada de los vecinos que han decidido mantenerse organizados en asamblea de ciudadanos para seguir librando la batalla contra la oposición. En El Valle se ha conformado una asamblea popular a la que han asistido más de 300 vecinos y que ha decidido elegir delegados revocables por calles, sectores, etc. En La Vega, el 23 de Enero o Petare también hubo fuertes críticas a la composición de los Comandos parroquiales.

¿Cómo lograr la unidad?

El llamamiento del Presidente Chávez, en su discurso del domingo 6 de junio, a crear Comandos Populares en cada cuadra, barrio, etc para organizar la campaña de Santa Inés y ganarle a la reacción fue acogido con entusiasmo. Para miles de activistas representaba la evidencia de que el presidente también estaba descontento con el Comando Ayacucho y de que había abierto el camino para que fuese el pueblo el que tomase el control de los comandos Maisanta. Luego, el presidente ha insistido en la necesidad de la unidad, ha nombrado al Comando Maisanta nacional y ha dicho que no se trata de crear Comandos descoordinados y que cada uno haga “lo que le venga en gana”. Ciertamente una batalla de esta importancia sólo se puede ganar actuando todos unitariamente. Desde la CMR venimos defendiendo desde hace meses que es necesaria la unidad en la lucha de decenas de colectivos y grupos revolucionarios que hacen en vida en cada barrio y localidad para garantizar un accionar lo más unitario posible y superar la atomización del movimiento en diferentes grupos. Pero la pregunta clave es cómo conseguir esa unidad.

Un sector de dirigentes del proceso (especialmente muchos de los que han tenido que escuchar críticas a su gestión en los últimos días) están defendiendo que “la unidad” exige no hacer ninguna crítica ni abrir ningún debate. Sin embargo, esto choca con las conclusiones que ha sacado buena parte de las bases. ¿Cómo no hacer una valoración de la actuación del Comando Ayacucho en los llamados “reparos” cuando el único modo de librar con éxito la batalla que se avecina es corregir lo que no se ha hecho o se ha hecho mal en la batalla anterior? El debatir esto, además, no impide la unidad sino que la fortalece si se hace buscando sacar conclusiones prácticas y aplicarlas.

En muchas de las asambleas celebradas en las últimas semanas se ha debatido, a veces muy duramente, la mejor manera de organizarse para ganar, se han formulado críticas y opiniones diferentes, también propuestas distintas, y al final se ha fortalecido la unidad porque todos los asistentes estaban claros en lo que les unía , la lucha por ratificar al Presidente Chávez y por defender y profundizar el proceso. Mediante votación democrática se ha llegado a acuerdos para crear equipos de trabajo, reunirse periódicamente, organizar las actividades de propaganda en la calle, etc. Allá donde se ha dado una imagen de división es porque determinados dirigentes han intentado evitar el debate o imponer decisiones desde arriba.

En nuestra opinión el modo más efectivo de lograr la unidad, y una tarea fundamental que deberían asumir las Unidades de Batalla Electoral (UBEs) y patrullas, es la de organizar Asambleas Populares en cada barrio , parroquia, sector, centro de trabajo o estudio en las que participen en pie de igualdad todos los colectivos y personas que apoyan el proceso (círculos bolivarianos, CTUs, comandos populares, etc) para organizar la lucha: concientizar, animar a inscribirse en el registro electoral a quienes no lo han hecho aún, denunciar cualquier intento de fraude o coacción de la oposición y movilizarse masivamente para impedirlo, etc. Cada asistente a estas asambleas debe tener derecho a hacer sus propuestas y todas deben ser aprobadas o rechazadas democráticamente. Después de debatir y tomar una decisión democráticamente debemos actuar todos unificadamente aplicando las decisiones que se tomen y convirtiendo el RR en un referéndum reafirmatorio del presidente y del proceso revolucionario. De este modo se pueden garantizar tanto la participación y el control de las masas sobre los distintos Comandos y representantes elegidos democráticamente como la imprescindible unidad en la acción.

Un ejemplo de esto es la Asamblea popular de la parroquia El Valle (Caracas). Allí más de 500 vecinos dieron un perfecto ejemplo de cómo funciona la democracia obrera y popular, demostrando que esta forma de organización desde abajo y con la participación popular permite organizar el trabajo más eficazmente y unificar realmente al movimiento. Los vecinos se dividieron en equipos de trabajo por calles y cuadras y eligieron delegados. El Comando parroquial Maisanta acudió a la asamblea y los delegados elegidos desde abajo serán incorporados al mismo. La asamblea popular será permanente, reuniéndose cada miércoles para revisar todo el trabajo y el comando responderá ante ella. Este es el camino a seguir en todas las parroquias, en los centros de estudio y trabajo.

Asambleas y Comandos Populares

Cada Asamblea debe elegir un Comando Popular compuesto por representantes elegibles y revocables que actúen como voceros de la asamblea y velen porque se ejecuten las tareas necesarias para vencer. Entre estas destacan: hacer propaganda y agitación para ganar el RR, vigilancia y movilización para evitar cualquier intento de fraude, participación el día de la votación en el conteo de votos, que debe ser realizado bajo la estricta vigilancia de los Comandos Populares y no solamente por el CNE

Una tarea clave debe ser la organización de la movilización popular : desde organizar concentraciones ante los portones de las empresas que intenten coaccionar a sus empleados para que voten afirmativamente en el RR- y allí donde se pueda tomar estas empresas y ponerlas a funcionar bajo control de los trabajadores- hasta movilizaciones y tomas de los medios golpistas de (des)información. Junto a ello es clave impulsar la creación de milicias o brigadas de autodefensa obreras y populares. Cuando ganemos el RR – e incluso puede que antes- son probables acciones desestabilizadoras y golpistas de la oposición y fuertes presiones del imperialismo. Como ha dicho el Presidente en reiteradas ocasiones cada ciudadano debe estar preparado y aprender el manejo de las armas. Además es necesario que se organicen Comandos Maisanta de soldados y oficiales revolucionarios en el seno del ejército que participen en las Asambleas junto a los sectores populares para unir a los revolucionarios en el seno del ejército y que se mantengan vigilantes. Este también es el mejor modo de garantizar que trabajadores, pueblo y sectores revolucionarios de la FAN actuamos unidos ante cualquier peligro contrarrevolucionario.

Interpretar los deseos de unidad en el sentido de que el movimiento popular no puede actuar autónomamente y crear sus propios comités y estructuras desde abajo para ganar la batalla puede ser muy peligroso. La batalla más inmediata va a ser en el terreno electoral pero sería extremadamente miope pensar que el resultado electoral del 15 de agosto va a resolver el enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución. Los dirigentes de la oposición y el imperialismo están claros respecto a que para ellos el referéndum sólo es una parte –y no la más importante- de su estrategia de acoso y derribo a la revolución. Por eso no debe haber ni una sola ilusión en que tras el referéndum la oposición pueda estar dispuesta a aceptar el resultado, respetar la voluntad popular, dialogar, etc.

El sistema capitalista está en crisis en todo el mundo y eso está provocando una reacción masiva. En América Latina vemos expresarse el descontento acumulados por la clase obrera y los sectores populares en una movilización ascendente. La revolución bolivariana se ha convertido ya en un referente para millones de trabajadores , campesinos y jóvenes en Latinoamérica e incluso en otras zonas del mundo y en una amenaza para el poder del imperialismo. Además, Venezuela es un país petrolero y –con Irak y Afganistán fuera de control- el imperialismo tiene cada vez más interés en controlar nuestro petróleo. Para todo ello necesitan destruir el proceso revolucionario que se vive en nuestro país.

Una intervención directa sería un último cartucho desesperado, antes van a intentar todas las vías: desde la “legal” referéndum hasta todas las “ilegales”: saboteo económico, desestabilización (“guarimba”, paramilitares), nuevas tentativas golpistas y en un determinado momento si el escenario les obliga a ello (y ,por otro lado, se lo permite) incluso la posibilidad de intervenir indirectamente, combinando sanciones internacionales con la utilización de la OEA, el gobierno reaccionario colombiano, etc.

Por otra parte los dirigentes de la oposición tampoco tienen mucho margen de maniobra. Una derrota en el RR traería como consecuencia casi segura una nueva derrota en las locales y municipales y la pérdida de una buena parte del poder político que atesoran. Esto, unido a todo lo anteriormente dicho, también empuja hacia un escenario de polarización y enfrentamiento.

Poder obrero y popular

Debemos prepararnos desde ya para continuar la batalla de Santa Inés tras el referéndum. Esta no es una mera batalla electoral para defender el proceso en las urnas sino que partiendo de esa coyuntura debe transformarse en la batalla decisiva por profundizar la revolución y tomar realmente el poder, pues en estos momentos el poder económico sigue en manos de los capitalistas y el imperialismo y una buena parte de los instrumentos de poder político (jueces, sectores del ejército, buen aparte de la AN, burocracia del estado, etc) es utilizada también por estos para sabotear el proceso revolucionario. Es hora de ir hacia una transformación económica que termine con la explotación y la injusticia del capitalismo y solucione los problemas de las masas así como de construir una democracia obrera y popular que sustituya las estructuras corrompidas y reaccionarias de la democracia burguesa cuartorrepublicana (todavía en pie) por organismos surgidos desde abajo, de la clase obrera y los sectores populares, y sometidos a la participación y el control de la clase obrera y los sectores populares.

¿Cómo construir el poder popular? Pues en primer lugar partiendo de las ganas de participar que ya existen, estimulando esa participación y fomentando que cristalice en formas organizativas que nacidas hoy para organizar la lucha por ganar el referéndum y mañana para defender el proceso de cualquier maniobra del imperialismo y la burguesía se vayan transformando paulatinamente en organismos a través de los cuales las masas vayan experimentando su fuerza y empiecen a ejercer el poder. Organizando Asambleas locales y defendiendo que estas se coordinen en Asambleas regionales y una Asamblea Nacional Maisanta de los representantes y delegados elegidos por cada una de las asambleas de barrio, fábrica, etc. Estos delegados elegidos desde la base deberían incorporase a los Comandos Maisanta Nacional, local y regionales ya constituidos y representar la mayoría en estos. Además, cada delegado del pueblo debe rendir cuentas en todo momento ante la asamblea que le eligió y ser revocable por esta en todo momento.

El Comando Político central de la Revolución (hoy Comando Maisanta) debería responder de su gestión ante una asamblea nacional de representantes nombrada por las asambleas populares de cada barrio, fábrica, etc. y poder ser revocado sino funciona como quiere el pueblo. Este es el único modo de romper con direcciones burocráticas y cogollos y garantizar que la voluntad de los trabajadores y el pueblo es la que prevalece en cada momento.

Los marxistas estamos convencidos de que vamos a ganar la batalla de Santa Inés, estamos participando en primera línea en el trabajo para ganar el RR y pensamos que todas estas propuestas que hemos enumerado ayudan a conseguir este objetivo. Pero también es necesario hacer balance de lo ocurrido en los llamados “reparos”- y de otros momentos decisivos que ha vivido la revolución bolivariana- para sacar conclusiones que sirvan para evitar que vuelva a ocurrir los mismo y que la victoria en esta batalla decisiva que se avecina no se quede a medias sino que sirva no sólo para defender la revolución sino para hacerla avanzar

Sacar conclusiones del pasado

No se debe repetir lo que ocurrió tras el 13 de abril o el paro patronal, cuando se le dio un balón de oxígeno a la reacción negociando y lo aprovecharon para volver a atacar. Como decíamos anteriormente, no es momento de dialogar sino de avanzar y profundizar la revolución desarrollando el poder obrero y popular.

En los reparos se confirmó de manera evidente que la oposición contrarrevolucionaria no está dispuesta a aceptar la voluntad democrática del pueblo venezolano, no consiguieron las firmas y las “fabricaron”. En diferentes lugares se encontraron cédulas falsas. En los locales de AD en El Valle (Caracas) se encontraron un escáner, una impresora y cédulas (documentos nacionales de identidad) falsas, allí se escondían personas perseguidas por las autoridades y además también se encontraron en los locales de AD de El Paraíso otras 600 cédulas falsas. Hubo también ejemplos de trabajadores despedidos por sus patronos por negarse a ratificar sus firmas, como sucedió en la planta de Coca Cola, cuya subsidiaria venezolana es propiedad de Gustavo Cisneros, de Antímano donde 50 trabajadores fueron amenazados con el cierre de la planta.

El propio Jorge Rodríguez, portavoz de la Junta Nacional Electoral del CNE, denunció la utilización de firmas de muertos por parte de la oposición. Otro de los miembros del Consejo Rector del CNE, Óscar Battaglini, además de oponerse a la convocatoria del RR ejerció su derecho a hacer un voto salvado y ha publicado esta declaración en la prensa. En ella, aunque al final como es lógico (y correcto dadas las circunstancias) tiende puentes, manifiesta su convencimiento de que el RR servirá para demostrar la verdadera voluntad democrática del pueblo , etc califica el RR como un acto “espurio”, denuncia todos los fraudes habidos uno por uno y denuncia la “injerencia incalificable” de la OEA y el Centro Carter a los que califica durísimamente.

La Corriente marxista internacional en la que se inscribe la CMR venezolana estamos organizando en más de 20 países la Campaña internacional “Manos Fuera de Venezuela”, hemos organizado centenares de foros y actos en solidaridad con el proceso y hemos explicado a nivel internacional que el derecho a revocar al Presidente recogido en la Constitución y otros muchos derechos presentes en esta convierten a Venezuela en estos momentos en el país más democrático del mundo. También hemos explicado que el Presidente Chávez es un presidente con un apoyo popular y una legitimidad incuestionable avalada por varias convocatorias electorales. Pero no estamos de acuerdo en que el que hayamos llegado al RR sea bueno para la revolución “porque nos da legitimidad democrática”. Esta es precisamente la cuestión. Tenemos toda la legitimidad del mundo y no podemos aceptar la lógica del imperialismo de que no tenemos legitimidad democrática y el RR debe dárnosla cuando el presidente ha sido ratificado una y otra vez en las urnas y en la calle. Los que no tienen ninguna legitimidad democrática son ellos.

Más aún. El que se convoque un RR cuando no han conseguido las firmas, cuando hay pruebas evidentes de fraude, cuando los que encabezan la campaña por el “sí” a revocar a Chávez son golpistas y asesinos que deberían estar en la cárcel, no es un ejercicio de democracia sino una vulneración de esta. Pero lo más importante de todo es que, desde un punto de vista táctico, es un error porque significa hacerles una concesión cuando no es necesario en absoluto, significa pasar a la defensiva cuando el momento es favorable para avanzar, para ir a la ofensiva.

Tras la sorpresa e indignación que provocó el que el CNE anunciase que la oposición tenía las firmas cuando para una gran mayoría de venezolanos era evidente que no es así, una idea que se ha extendido desde sectores de la dirigencia del proceso es la de que esto nos viene bien porque les vamos a arrasar y así la presión internacional disminuirá porque no tiene argumentos. En realidad este argumento forma parte de la misma línea que un círculo de dirigentes reformistas que cerca y presiona al Presidente Chávez viene planteando desde hace tiempo respecto a cómo desarrollar y profundizar la revolución: “No se puede profundizar esta porque sería provocar al imperialismo y darle argumentos”, “no debemos nacionalizar los bancos o avanzar hacia una economía nacionalizada y planificada –como hicieron en Cuba, y les ha permitido resistir hasta hoy y alcanzar las mayores conquistas sociales del continente- porque intervendrían”, “no podemos sustituir las estructuras de la democracia burguesa corrupta y degenerada, de la IV República, por el poder popular basado en la participación del pueblo desde abajo mediante asambleas porque nos acusarían de radicales y antidemocráticos”, etc. Son los mismos argumentos que ,tras otras victorias decisivas (13 de abril derrota del paro golpista, etc) utilizó este sector de dirigentes más a la derecha para frenar la revolución.

Avanzar para no retroceder

Pero ¿desde cuando el imperialismo necesita argumentos para intervenir? El imperialismo ya está interviniendo contra el proceso venezolano y lo seguirá haciendo independientemente de lo que hagamos. Lo que necesita es sentirse con la suficiente fuerza para ello y eso, en este contexto de movilización revolucionaria de las masas en Venezuela y ascenso de la movilización popular en América latina, solo puedo conseguirlo desgastando al movimiento obrero y popular. Logrando que sectores de este , agotados por el saboteo económico, por la inestabilidad, por la sensación de que la victoria definitiva que solucione de una vez para siempre sus problemas nunca acaba de llegar, empiecen a dudar de la victoria y de que la dirigencia tenga la decisión suficiente para ir hasta el final y lograr esa victoria. Fue esa sensación de indecisión, ese quedarse a medio camino, esa tendencia a intentar negociar “y no dar excusas” en lugar de avanzar lo que permitió al imperialismo derrotar las revoluciones chilena o nicaragüense. En cambio la cubana o la rusa sí aprovecharon las oportunidades que tuvieron de tomar el poder para hacerlo y derrotaron las intervenciones imperialistas contra ella.

La principal tarea que tiene por delante la revolución venezolana es avanzar y completar el trabajo. Hemos conseguido pasos adelante importantes (las misiones, un desarrollo enorme de la conciencia y la participación popular, etc) pero nos queda lo más importante, rematar la faena y resolver los problemas de las masas obreras y populares (desempleo, problemas en la vivienda, salud y educación, etc).

Como decía Alan Woods antes de que se convocase el referéndum: “La revolución venezolana se encuentra en una encrucijada. Después de derrotar en dos ocasiones a la contrarrevolución se enfrenta a una nueva y furiosa ofensiva. Esto significa que las fuerzas contrarrevolucionarias no se conforman con la derrota. Cada vez están más desesperadas y su desesperación las hace más decididas y violentas. Además, combinan los métodos legales y semilegales de lucha (la campaña del “referéndum”) con preparativos de lucha armada. Los primeros con un objetivo propagandístico para el consumo externo y tienen un significado secundario. Los segundos constituyen la esencia de su estrategia. Todo combinado con una campaña de sabotaje económico, alteración de la distribución de la cadena de alimentación y actos de motín.” (A. Woods, Tesis sobre la revolución y la contrarrevolución en Venezuela).

Y antes, en una Entrevista en el periódico de la CMR, El Topo Obrero (2 semana de abril de 2004) realizada durante su estadía en nuestro país para acudir al II Encuentro de Solidaridad con la Revolución donde se entrevistó con el presidente Chávez: “El gobierno de Chávez ha hecho muchas cosas positivas. Se mantuvo firme y rechazó la presión del imperialismo. Ha llevado adelante muchas reformas a favor de obreros y campesinos que son la gran mayoría de la sociedad. Por encima de todo ha dado a las masas una esperanza, un sentido de dignidad y de tener una misión. Desgraciadamente, sin embargo, el proceso económico no se ha llevado a su conclusión. El poder económico sigue en manos de los terratenientes y capitalistas, que nunca van a reconciliarse con la revolución. Continuarán complotando e intrigando y no descansarán hasta haber eliminado todos los logros de la revolución, derrocado el gobierno y colocado de nuevo sobre el cuello del pueblo venezolano el yugo de la opresión”

¿Reforma o Revolución?

La idea, defendida por una buena parte de los asesores y dirigentes reformistas del entorno presidencial, de que aceptando el referéndum se desactivan los planes de intervención del imperialismo, y que si no se hubiese aceptado este habría intervenido el imperialismo inmediatamente y nos habría derrotado, es una idea bastante peligrosa pues presenta al imperialismo en una fuerza todopoderosa y a nosotros , el movimiento revolucionario – que le hemos derrotado ya en dos ocasiones-, como una especie de Pulgarcito que sólo puede ensayar trucos y maniobras de despiste contra el gigante a ver si así no nos ataca.

Pero es que ,además, este planteamiento -como todas las ideas reformistas- peca de una ingenuidad sorprendente. Haya referéndum o no, el imperialismo ha decidido intervenir contra este proceso revolucionario. Y como explicaba Alan Woods en el párrafo que citábamos anteriormente lo hace combinando distintas tácticas y frentes de lucha. La cuestión por tanto no es como lo calmamos o le quitamos “argumentos” sino cuál es el mejor modo de fortalecer el apoyo popular al proceso revolucionario, en primer lugar dentro de Venezuela pero también fuera, y de transmitirle fuerza y confianza a las masas. “La conciencia de la propia fuerza es un elemento constitutivo de esa fuerza” , decía Trotsky.

Pensar que los medios de comunicación y los gobiernos capitalistas van a presentar la convocatoria del RR de un modo leal, como la evidencia de que Venezuela es un país democrático y el presidente Chávez un demócrata, es soñar. A nivel internacional están diciendo, en el mejor de los casos, que saludan el gesto del Presidente Chávez y esperan que detrás vengan más gestos. Es decir, están exigiendo que tras esta concesión vengan más, que se ralentice la revolución, que se hagan concesiones, etc. Pero sobre todo –como conocen el vínculo que tiene el Presidente Chávez con las masas y saben que esto puede impulsar al gobierno más a la izquierda en cualquier momento- están preparando el terreno para el fraude. O para –si no pueden organizar un fraude masivo porque la movilización popular lo impide- volver a acusar a Chávez de autoritario, dictador y todo lo demás en cuanto no acepte el único resultado válido para ellos del RR, la salida de Chávez. Ya vemos en esbozo las líneas generales del discurso que utilizarán: “La presión diplomática internacional obligó al autoritario Chávez a conceder el RR, ahora hace falta intensificar la presión para obligarle a aceptar el resultado”.

Lo que el imperialismo y la burguesía no pueden aceptar es la victoria de Chávez y que han sido derrotados. Tampoco que el ejemplo que representa la revolución bolivariana se mantenga y profundice. En nuestra opinión, si el Presidente hubiese llamado al pueblo a movilizarse en rechazo al fraude de los “reparos” y a profundizar la revolución, impulsando comandos populares en defensa de la revolución en cada cuadra, barrio, etc su llamado habría sido seguido masivamente. El pueblo está claro en que no consiguieron las firmas y se habría movilizado masivamente y de un modo entusiasta en defensa de una decisión a todas luces justa y para defender el proceso ante cualquier tentativa contrarrevolucionaria. Lo mismo el resto de los pueblos de América latina. En el resto del mundo la simpatía hacia el proceso también crece y el imperialismo ,empantanado en Irak y Afganistán , no lo habría tenido nada fácil. Si lo hubiesen intentado la respuesta popular en todo el mundo habría sido impresionante.

Por supuesto, esto no quiere decir que ahora no se pueda hacer este mismo llamado y que tenga éxito, pero para ello es imprescindible prepararse desde ya para ese escenario y no tener ninguna esperanza en que la contrarrevolución burguesa y el imperialismo vana acatar la voluntad popular. Nunca lo han hecho. En ninguna parte. Hay que recordar que el golpe de Pinochet en Chile se dio precisamente después de que Allende fuese ratificado en las urnas en unas elecciones locales en las que aumentó su apoyo respecto a las presidenciales en las que había sido elegido tras tres años de desestabilización golpista.

La convocatoria del RR da al imperialismo unos meses más de tiempo para organizar sus planes golpistas y de cerco a la revolución a escala nacional e internacional. Por eso, debemos estar preparados desde ahora mismo para cualquier posibilidad. Ganar el RR es sólo el primer paso, los comandos populares y patrullas que se creen deben mantenerse organizados y vigilantes para defender la victoria el día del RR y después, pero sobre todo –como ya hemos dicho- para profundizar la revolución.

Para ello es decisivo que la clase obrera tome la iniciativa y se ponga a la cabeza de este proceso de desarrollar órganos de poder obrero y popular. Este debe ser el objetivo d elos sectores revolucionarios dentro del movimiento obrero revolucionario y en particular en la UNT. “Dentro del movimiento general de las masas es imperativo que la clase obrera combata bajo su propia bandera y mantenga su independencia de clase. Los trabajadores venezolanos lucharán contra la contrarrevolución, pero lo harán con sus propios métodos, política y programa, que se basa en el objetivo de la eliminación del capitalismo y la transformación socialista de la sociedad. La máxima expresión organizativa de esto es la formación de comités revolucionarios, elegidos democráticamente en las fábricas y barrios populares, para dar organización y forma la lucha de las masas y desafiar el poder del Capital. En el transcurso de la lucha contra la contrarrevolución, por la defensa de los avances de la revolución bolivariana, las masas aprenderán a tener confianza en sus propias fuerzas y entenderán la necesidad de tomar el poder en sus propias manos como la única manera de salvaguardar sus logros y llevar la revolución a un estadio superior” (Entrevista a A.Woods, El Topo Obrero,2 semana de Abril de 2004. p.13)

¿Capitalismo o Socialismo?

En un mundo capitalista en crisis , donde el desempleo y la explotación están creciendo incluso en los países más desarrollados, el único modo de solucionar los problemas de las masas obreras y populares y defender el proceso revolucionario es tomando medidas socialistas como:

– Nacionalización de la banca bajo control obrero y social para dar créditos baratos a las cooperativas, pequeños productores y propietarios, etc , y controlar los recursos nacionales en manos del estado de modo que se puedan financiar adecuadamente las Misiones y emplear esos recursos generados por los trabajadores con nuestro trabajo para crear empleo y desarrollar el país

– Nacionalización bajo control de los trabajadores y el pueblo de las grandes empresas de transportes y alimentación así como de las empresas en crisis o tomadas por los trabajadores

– No pago de la deuda externa dedicando los fondos a gastos sociales

– Control obrero y popular de PDVSA que garantice la participación mayoritaria de los trabajadores en todos los órganos de decisión

Uno de los terrenos en el que los dirigentes y “asesores” reformistas del proceso creen más firmes e irrebatibles sus argumentos es en el de la economía. A los que hablamos del socialismo nos miran con una mezcla de escepticismo y superioridad y nos “explican” cómo cualquier medida de nacionalización de la banca u otros sectores de la economía provocaría la pérdida del apoyo de la clase media, favorecería a la contrarrevolución, etc. Incluso intentan argumentar que eso provocaría necesariamente el caos económico. Nos acusan de “ideologismo”, de ser utópicos, románticos y soñadores y se consideran muy realistas.

Sin embargo, lo verdaderamente utópico y soñador es pensar que se puede hacer una revolución dejando el poder económico en manos de los capitalistas. Ellos utilizan este poder todos los días para desgastar la revolución. Eso fue lo que hicieron en Nicaragua durante 10 años, combinado con el desgaste militar de la “contra”, y les dio excelentes resultados.

Los sandinistas – a diferencia de Cuba- no nacionalizaron las palancas decisivas de la economía y cuando nacionalizaron la banca no fue con el objetivo de avanzar hacia una economía socialista y poniendo la misma bajo control obrero y popular. Los propios dirigentes sandinistas explicaron que lo hacían ante el colapso del sistema financiero burgués con el objetivo de salvar este y no de sustituirlo, para intentar estabilizar la economía capitalista. Una buena parte de la economía se mantuvo en manos privadas y, unida al bloqueo internacional y a los problemas que creaba la “contra”, fue utilizada para sabotear la economía, empeorar las condiciones de vida de las masas, y crear la sensación de que la revolución no resolvía los problemas económicos sino que los empeoraba. Finalmente, una vez creada esa sensación entre sectores importantes de las masas, el imperialismo y la burguesía venezolana aparecieron prometiendo paz y mejores condiciones de vida y se aprovecharon del desgaste y desmoralización que previamente habían logrado sembrar. Lo mismo hicieron en Chile por otros medios y en menos tiempo.

Aquí vimos la misma táctica durante el paro patronal y la seguimos viendo día a día. Monopolios como la Polar tienen el poder de desabastecer en un solo día de un producto a toda la ciudadanía. Los bancos controlan la riqueza del país y pueden asfixiar a este, son el corazón de la economía. Si en vez de controlarlos nosotros los controla el enemigo puede paralizarlos y colapsar todo el cuerpo social. Nacionalizar la banca no es una cuestión de ideología sino fundamentalmente de defensa del proceso revolucionario.

Nacionalización de la banca

En un informe reciente divulgado a través de Internet un bolivariano informa de un posible golpe financiero en el contexto del referéndum.

“El BBVA Banco Provincial culmino recientemente el proceso de mudanza de su centro de informatica, donde estan todos los datos y capacidad de procesamiento para realizar transacciones, hacia Mexico. El Banco de Venezuela Grupo Santander se mudara a Puerto Rico y el Banco Mercantil a Miami, y la ORDEN es que ambas cosas deben realizarse antes delreferendum.

Aunque ellos alegan reducción de costos (lo cual es parcialmente cierto a mediano plazo) están dejando sin empleo a un grupo importante de VENEZOLANOS, pero peor aun, la VERDADERA motivacion es POLITICA. Si ellos se unen a un paro y el gobierno trata de intervenirlos (como casi ocurrio durante el paro petrolero) pues ellos simplemente cortan la comunicacion en red entre esos paises y Venezuela… y NO HABRA MANERA de recuperar esa informacion, por lo que ocasionarán a voluntad el colapso del sistema financiero nacional. Y si no ellos (pensando en su buena fe), pues organismos de inteligencia extranjeros lo pueden hacer, pues pueden controlar desde USA los ENLACES SATELITALES o de FIBRA.”

Lo mismo ocurre con el hecho de que las reservas internacionales estén bajo el control del BCV –dominado por la burguesía- y que una buena parte delos recursos del estado venezolano se encuentren en bancos extranjeros. Esto es un riesgo para la revolución. La nacionalización de la banca permitiría que el estado controlase estos recursos y los dedicase a fomentar la producción, a planes sociales, a crear empleo y dar créditos baratos y al mismo tiempo respetar los derechos de los pequeños accionistas que seguirían siendo los dueños de sus ahorros y además por primera vez podrían participar en la toma de decisiones acerca de en qué se invierte su dinero y no dejar que este sea manejado a su antojo por los grandes tiburones de las finanzas. No sólo los trabajadores y sectores populares se verían beneficiados por esta medida, los pequeños propietarios (las capas medias) que hoy se ven aplastados por los intereses bancarios y la competencia de los grandes monopolios también experimentarían los beneficios y sería mucho más fácil ganar a muchos de ellos para este lado o ,al menos, evitar que apoyen a la reacción.

¿Se gana a las clases medias moderando la revolución?

Una idea que los reformistas suelen emplear para explicar que no se puede ir a una transformación económica profunda y aplicar medidas económicas como las que hemos enunciado es la de que asustaríamos a la pequeña burguesía ( la “clase media”) y la arrojaríamos en manos de la reacción. Según ellos, a esta se la conquista moderando la revolución o por medio de discursos democráticos. Sin embargo, esta idea es de las más equivocadas que existen. Y ahí está la propia experiencia del proceso venezolano para demostrarlo. En seis años el gobierno no ha tomado ninguna medida económica de transformación revolucionaria de la economía y , sin embargo, cada vez que en lugar de avanzar se ha moderado el discurso (después de abril o del paro patronal) en lugar de ganar el apoyo de la clase media esta ha sido manipulada y movilizada por la contrarrevolución burguesa para sus fines golpistas.

Esto se debe a que la clase media no es una clase que pueda jugar un papel independiente en la sociedad. Es una clase que oscila permanentemente entre la burguesía y el proletariado. Las capas superiores de la pequeña burguesía (grandes abogados o ingenieros, técnicos muy cualificados, etc) tienden a estar más cercanas a la burguesía y aspiran a ser “como los burgueses”, intentan imitar sus condiciones de vida y les gusta creer que son burgueses. Las capas inferiores (pequeños comerciantes, etc) tienden a vivir en condiciones económicas más similares a las de los trabajadores y al mismo tiempo ven con miedo la posibilidad de que la crisis del capitalismo les arruine y los convierta en “pobres”

Debido a este carácter de clase intermedia, poco homogénea y nada independiente, compuesta por un montón disperso de individuos que se ven obligados por el mercado a competir entre sí, la clase media ni tiene ni puede tener un programa económico propio. Esta clase oscila entre la ilusión de la estabilidad, de que no haya lucha de clases y se imponga el diálogo, y la evidencia de que la crisis del capitalismo agudiza la lucha de clases y le obliga a elegir a uno de los dos bandos. Y a lo largo de toda la historia la mayoría de las capas medias suelen inclinarse por el bando que se muestra más decidido, que tiene claro a dónde va y es capaz de ofrecerle estabilidad y una salida clara de la crisis. “Sea cual sea su Biblia, el dios de la clase media es el poder”, dijo alguien

Una de las características de la crisis del capitalismo es que arruina a una buena parte de la clase media. En toda América Latina durante las últimas décadas hemos visto este proceso de pauperización acelerada de las capas medias. Amplios sectores de estas se han visto arrojados a la pobreza o sienten de repente ese riesgo. Si una buena parte de la clase media venezolana ha podido ser engañada por la reacción y manipulada en abril o diciembre no fue por el radicalismo de las medidas económicas del gobierno (que han sido bastante moderadas) sino precisamente por todo lo contrario. La burguesía presenta los problemas económicos que genera la crisis del sistema capitalista, y que en Venezuela se ve además agravada por el saboteo económico que les permite su control de sectores decisivos de la economía, como problemas generados “por Chávez y su revolución”. La única forma de quebrar este argumento es resolviendo esos problemas y demostrando a la mayoría de las capas medias, que además son los sectores más humildes de esta, que ellos también ganan con la revolución. Ello ,combinado con la sensación de que la revolución es más fuerte que la contrarrevolución y que está decidida a ir hasta el final y ganar, es lo que puede arrastrar de este lado a las capas medias.

Una buena parte de la clase media comprende una cosa muy claramente. Si de lo que se trata es de tener estabilidad bajo un sistema capitalista y que funcione la economía capitalista lo mejor es que el poder lo tengan los capitalistas y no los revolucionarios (toda su experiencia de los últimos años se lo demuestra) La forma de ganarlos, pues, no es convencerlos de que la revolución va a respetar el capitalismo sino demostrarles que tienen más que ganar con la revolución que bajo este capitalismo en crisis.

La nacionalización de la banca bajo control obrero y social es una medida que a quien beneficiaría en primer lugar es precisamente a la clase media junto a los sectores populares ya que como hemos dicho les permitiría por primera vez beneficiarse realmente de créditos baratos. Al mismo tiempo los pequeños ahorristas no tienen nada que temer ya que una banca NACIONALIZADA BAJO CONTROL OBRERO Y SOCIAL respetaría sus ahorros pero por primera vez les permitiría participar en la discusión acerca de cómo se emplean estos y no dejaría esta decisión en manos de los grandes tiburones financieros.

Si se tomasen estas medidas tras un proceso de explicación paciente de las mismas ,asociándolas a la necesidad de defender los cambios en marcha en el país y proteger la economía nacional del saboteo económico y la presión del imperialismo, tendrían un apoyo masivo y empezarían a resolver los problemas económicos de las masas y esta es la única verdadera garantía, a largo plazo, de que el apoyo al proceso revolucionario se mantiene y aumenta.

Avanzar hacia el socialismo

Otro argumento de los que se oponen a hablar de socialismo es que ,según ellos, la “contradicción” no es entre las clases sino entre “todo el pueblo” (en el que incluyen a sectores de una supuesta burguesía nacional e incluso dizque patriótica) y el imperialismo. Sin embargo, el imperialismo no es algo separado del capitalismo, es la única forma de existencia que puede tener el sistema capitalista

Las grandes multinacionales imperialistas controlan los movimientos de capitales, las grandes redes de distribución, etc. La inmensa mayoría de los capitales “nacionales” dependen o están asociados a ellas. Por eso los intereses de los capitalistas venezolanos y los del imperialismo están unidos. Los capitalistas “nacionales” (incluso si mañana se pusiesen el nombre de bolivarianos) sólo podrían competir en un mercado global cada día más reducido por la brutal competencia explotándonos cada vez más a los trabajadores. Cualquier movimiento que exprese las ansias de los trabajadores y los sectores populares de mejorar sus condiciones de vida es un enemigo para ellos. El único modo de que el ideal bolivariano de independencia nacional, justicia social, democracia real y unidad latinoamericana se haga realidad y podamos librarnos del imperialismo es completando la revolución antiimperialista y convirtiéndola también en socialista. Un capitalismo humano e independiente del imperialismo es imposible.

La experiencia de todas las demás revoluciones antiimperialistas demuestra que el único modo de que triunfen es yendo hasta el final y resolviendo los problemas de las masas (la clase obrera, los campesinos, los buhoneros, los desempleados y los pobres de la ciudad y del campo). En Cuba, Fidel y el Che ante el saboteo de los capitalistas y el acoso imperialista nacionalizaron los principales resortes de la economía y eso permitió fortalecer la revolución y defenderla de la intervención imperialista y la contrarrevolución capitalista, resistiendo hasta hoy. En Chile o Nicaragua la mayor parte del poder económico de la burguesía permaneció en sus manos y lo utilizaron para tumbar a los gobiernos revolucionarios.

Es hora de ir hacia una transformación económica que termine con la explotación y la injusticia del capitalismo y solucione los problemas de las masas, es hora de construir una democracia obrera y popular que sustituya las estructuras corrompidas y reaccionarias de la democracia burguesa cuartorrepublicana (todavía en pie) por organismos surgidos desde abajo, de la clase obrera y los sectores populares.

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