Detrás de todo el optimismo de Bush, Blair, etc., sobre la salud del capitalismo mundial, los analistas más serios están preocupados. En su informe semianual, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), que representa a los Detrás de todo el optimismo de Bush, Blair, etc., sobre la salud del capitalismo mundial, los analistas más serios están preocupados. En su informe semianual, la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE), que representa a los 26 países más ricos del mundo, anunció que reduce sus perspectivas para todas las economías. La OCDE también prevé que el déficit por cuenta corriente estadounidense continúe aumentando, alcanzando casi los 900.000 millones de dólares o el 6,7 % del PBI en 2006.

El economista jefe de la OCDE le dijo al Financial Times: “No estamos diciendo que mañana por la mañana sea el juicio final… pero como los ajustes de los desequilibrios globales son relativamente lentos, corremos el riesgo de que se produzca un accidente. Ahí es donde estamos. El tiempo se está acabando, los números cada vez son más grandes, grandes, grandes”.

La OCDE anunció que el crecimiento del PBI real en su zona sería del 2,6 % este año frente al 3,4 % del año pasado. También se esperaba que el crecimiento del comercio mundial se desacelerase hasta el 7,4 %, frente al 9,4 % de 2004. Por supuesto que la situación todavía es buena para el capitalismo, pero estas perspectivas rebajan los pronósticos anteriores de la OCDE publicados el pasado mes de octubre. Ellos ven que EEUU todavía está creciendo a un buen ritmo, un 3,6 % este año, pero Japón sólo ha conseguido un 1,5 % y la zona euro apenas ha superado el 1 %. El resultado podría ser aún peor.

En la zona euro todo es sombrío. El crecimiento económico en la zona euro ha caído al 0,5 % en el primer trimestre de 2005. En Alemania no hay crecimiento en absoluto, mientras que el desempleo continúa por encima del 10 %.

Schroeder en Alemania está haciendo el último intento desesperado para mantenerse en el poder. Sufre la presión de la izquierda de su partido para que implante recortes en los beneficios y está bajo la sombra del electorado porque no ha conseguido reducir el desempleo y es más difícil para la población conseguir algún subsidio social. El feudo de la clase obrera de Westfalia-Renania del Norte votó en las elecciones regionales para echar a los socialdemócratas por primera vez en cuarenta años. La respuesta de Schroeder no ha sido cambiar su agenda proempresarial, sino amenazar con elecciones anticipadas que seguramente supondrán el regreso de los partidos de las grandes empresas, los demócrata cristianos y la Unión Social Cristiana de derechas, con su apenas disimulada política racista, antiinmigrante y antiturca.

Las cosas van poco mejor para Chirac y sus seguidores de la derecha en Francia. En el referéndum sobre la constitución de la UE sufrió una derrota, la población francesa votó contra la agenda proempresarial y antiobrera encerrada en las propuestas absurdamente burocráticas de la UE. Ha supuesto el final de Raffarin como primer ministro y el resurgimiento de la izquierda del Partido Socialista Francés. El desempleo en Francia también está próximo al 10 %.

Los estrategas capitalistas en Francia no tienen ninguna explicación de por qué no hay crecimiento. El gobernador del Banco de Finlandia y miembro del Banco Central Europeo, Erkki Liikanen, está asombrado: “No tengo respuesta. ¿Crecerá la zona euro este año? Está por ver. Lo veremos”. ¡Muy útil!

El argumento habitual de los economistas capitalistas es que la razón de que Europa no crezca es porque tienen un sector público demasiado grande y mucho dinero que gastar en beneficios para los enfermos, desempleados y en las pensiones. Lo que se debe hacer es adoptar el modelo anglosajón. Eso significa reducir los impuestos a las grandes empresas y los ricos como un “incentivo para la inversión”. Eso significa reducir los subsidios y pensiones para los trabajadores y los pobres como un “incentivo para el trabajo”.

Se puede ver cómo funcionan los incentivos bajo el capitalismo: “es la zanahoria para aquellos que ya tienen zanahorias ¡y el palo para los que ya han recibido golpes! Los ricos son más apreciados y los pobres menos.

Los expertos capitalistas dicen que podría ser injusto pero que la sociedad más desigual e injusta del modelo anglosajón funciona porque consigues crecimiento económico más rápidamente y eso beneficia a todos. Por esa razón EEUU y Gran Bretaña pueden crecer un 3 % al año y tener un empleo por debajo del 6 %, mientras que Japón y Europa crecen menos del 2 % y tienen una tasa de desempleo del 10 % (al menos en Europa).

Esta idea de capitalismo puede tener un duro desenlace. La economía británica está en problemas. Creció sólo un 0,5 % en el primer trimestre de este año. La producción industrial ha caído a una tasa cercana al 1 %. Sabemos que las ventas en las tiendas han dejado también de crecer. Las familias británicas ya no gastan tanto (el crecimiento del gasto ha pasado del 5 % el año pasado a sólo el 2 % actual). Eso no es sorprendente cuando las personas ven que el valor de su principal activo, su vivienda, el año pasado retrocedió. Al mismo tiempo, el Banco de Inglaterra ha subido los tipos de interés del 3,5 % al 4,75 % en los últimos dieciocho meses. El préstamo es demasiado caro.

Gordon Brown debería estar preocupado. Continuamente pronostica que la economía británica crecerá este año más de un 3 %. Tendrá suerte si crece un 2 %. Esta tendencia a la baja del crecimiento económico significa que el desempleo comenzará a subir. En realidad, el número de los que han solicitado los subsidios de desempleo lleva tres meses consecutivos creciendo (a pesar de todos los esfuerzos del gobierno de poner obstáculos en el camino de todo aquel que lo necesite).

La subida de los tipos de interés, la caída de los precios de las viviendas, la desaceleración del gasto familiar, el incremento del déficit comercial con el resto del mundo y el repunte del desempleo, eso es la economía británica. También es un paradigma para el resto del mundo anglosajón, sobre todo para EEUU.

El Finalcial Times recientemente hablaba de una perspectiva menos atractiva para la eurozona. Y añadía: “En contraste, la perspectiva para la economía estadounidense, a la luz de las últimas ventas al detalle y los números de las nóminas no agrícolas, parece más robusta. Pero eso sólo nos lleva a otro rompecabezas. Si la perspectiva para la economía estadounidense, y de este modo para los beneficios empresariales, es tan buena, ¿por qué los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense son sólo un 4,1 %, una cifra que parece baja en términos reales y nominales? No es extraño que los inversores estén confundidos”.

Un rendimiento bajo de los bonos significa que los inversores no tienen confianza en que el crecimiento económico sea sostenido. En su lugar, piensan que la economía se encamina a la desaceleración y esperan beneficios más bajos para sus inversiones.

En todas partes (incluido EEUU) las encuestas de confianza del consumidor y las empresas indican un descenso. El índice de confianza de la revista Chief Executive en EEUU caía 16,8 puntos hasta situarse en mayo en 146,8, su peor resultado en más de un año y su caída más grande desde que se comenzó a realizar la encuesta en octubre de 2002. La confianza del consumidor continua cayendo.

Hasta el momento, con las ventas de casas en EEUU alcanzando un nivel record y los precios aumentando un 15,1 % cada año ¾ el mayor aumento de precios en 25 años o desde 1980 ¾ , no es de extrañar que los estadounidenses continúen gastando. Pero el tiempo se está acabando.

El banco central estadounidense, la Reserva Federal, ha estado subiendo de manera sostenida los tipos de interés. Ya hay síntomas de que los beneficios empresariales han tocado techo y están comenzando a caer. Lo más significativo es que el auge económico de los últimos tres años no ha beneficiado a los trabajadores norteamericanos. En la zona euro los salarios reales (los salarios descontada la inflación) están cayendo. Pero también están cayendo en EEUU, a pesar del aumento del empleo y del fuerte crecimiento. Los beneficios del crecimiento se los están llevando las grandes empresas en beneficios y reducción de impuestos.

El economista jefe de Merrill Lynch, el gran banco de inversiones, David Rosenberg, predice un declive de la economía estadounidense porque: “¿cuántos de ustedes saben que casi el 60 % del crecimiento del empleo el año pasado se ha producido entre los que tienen 55 años o más? ¿Por que estas personas se aferran a sus empleos más de lo normal? Porque necesitan los ingresos”.

Pero las personas de mi edad, en la última parte de los cincuenta, no pueden trabajar otros 25 años. Finalmente, necesitarán pensiones y ayudas. Y ese es precisamente el terreno que quieren recortar las grandes empresas y el gobierno de derechas en EEUU. La administración Bush está haciendo planes para diezmar la seguridad social y el sistema de pensiones. Las grandes empresas están intentando acabar con el sistema de pensiones y reducir los subsidios médicos para los trabajadores, la única conquista que queda de las muchas que consiguieron los trabajadores organizados en las empresas estadounidenses. Un seguro médico adecuado en EEUU cuesta ahora más de 1.000 dólares al mes.

La OCDE anunció que esperaba que el déficit comercial que tiene EEUU con el resto del mundo alcance el año próximo los 900.000 millones de dólares, más de 2.500 millones de dólares al día. El resto del mundo pronto no estará dispuesto a financiar esa cantidad para mantener a flote a la economía estadounidense. Sólo China puede mantener esta situación.

Puede que no ocurra este año, pero este gran desequilibrio se encamina hacia el crack. Sólo podría corregirse con una profunda caída del dólar (pero eso significaría que Europa y Japón entrarían en recesión económica) o que la economía estadounidense se deslice hacia el crecimiento cero (y esto serían malas noticias para Gran Bretaña, Japón y Asia, en particular). Probablemente sea una combinación de los dos resultados.