Publicamos a continuación la introducción y breve biografía que hizo Rob Sewell (www.marxist.com) en mayo de 2002 para el último libro de Ted Grant: «Historia del trotskismo británico». Publicamos a continuación la introducción y breve biografía que hizo Rob Sewell (www.marxist.com) en mayo de 2002 para el último libro de Ted Grant: «Historia del trotskismo británico». El libro todavía no está en castellano pero se puede encontrar íntegramente en inglés en In Defence of Marxism (www.marxist.com)

Introducción a «Historia del Trotskismo Británico»

Introducción

Por Rob Sewell

La presente obra es una contribución única a la historia del trotskismo británico. Ted Grant se convirtió en el principal teórico del trotskismo británico durante la Segunda Guerra Mundial, y fue responsable de escribir los principales documentos teóricos de la organización. Desde entonces, durante un período de seis décadas, ha sido la figura central del movimiento trotskista. Esto le ha proporcionado una experiencia personal inmensa, que le ha llevado a redactar este libro, que abarca desde los orígenes del trotskismo británico hasta la ruptura del Partido Comunista Revolucionario en junio de 1949. Fueron años tumultuosos de revolución y contrarrevolución, depresión, fascismo y guerra mundial, que pusieron a prueba al trotskismo hasta el límite. La forma en la cual el movimiento fue capaz de hacer frente a sus tareas históricas, sus éxitos y fracasos, todo está incluido en este libro.
Durante los últimos setenta años, Ted ha hecho una contribución duradera al movimiento trotskista, y es considerado por muchos como el principal teórico marxista vivo. Hoy, sigue como una figura activa y destacada dentro del grupo Socialist Appeal en Gran Bretaña y en la corriente marxista internacional asociada con la exitosa página web: In Defence of Marxism, que atrae un apoyo internacional cada vez mayor.

Los primeros años

Ted Grant nació en Sudáfrica, poco antes de la Segunda Guerra Mundial en un lugar llamado Germinston, a las afueras de Johannesburgo. Su padre había emigrado a Sudáfrica desde Rusia, mientras que su madre procedía de Le Marais en París. Después de un largo matrimonio sus padres finalmente se divorciaron, y después de seis meses de vivir con su padre, Ted se fue a vivir de forma permanente con su madre. Mientras que ella regentaba una pequeña carnicería en Johannesburgo, Ted fue enviado a un internado y sus hermanas a un convento para continuar sus estudios.
En su juventud fue inspirado por los acontecimientos en Rusia. Pero, como tantas veces ocurre, su primer contacto con el movimiento revolucionario tuvo un carácter accidental. Para incrementar los ingresos familiares su madre tomó huéspedes, uno de ellos era Ralph (Raff) Lee, que había militado en el Partido Comunista Sudafricano desde 1922, pero fue expulsado durante las primeras purgas estalinistas. Ralph, un dedicado comunista, tenía discusiones regulares con Ted introduciéndole a los escritos de Bernard Shaw, H. G. Wells, Máximo Gorki, Jack London y otros. Al poco tiempo, pasó a leer los escritos de Marx, Engels y también Lenin. A la edad de quince años, Ted era un convencido marxista.
La hermana mayor de Ted, Rae, recuerda como si fuera hoy cómo su madre alimentaba a la familia y amigos, incluido Ralph, en la larga mesa familiar parece que los estofados franceses eran los platos favoritos. Ralph, que se hizo íntimo amigo de la familia, era seis años mayor que Ted. “Ralph y Ted eran inseparables”, recuerda Rae, “Una vez que Ralph ganó a Ted para el marxismo, todo cambió para él”. “Yo solía dar largos paseos con Ralph y también intentó ganarme para el marxismo, pero yo estaba ocupada con otro círculo de amigos y nunca lo consiguió”. [1]
Sí convenció a la hermana pequeña de Ted, Zena, para que se uniera el movimiento trotskista. Lee y otros, incluido el joven Ted Grant de quince años de edad, habían entrado en contacto con el movimiento trotskista internacional a principios de 1929 a través del Militant norteamericano, que había llegado a Sudáfrica a través de la recién fundada Ligua Comunista de América. Según Ted: “Eso cambió completamente nuestras vidas y comencé una carrera política que se dura ya más de setenta años”.
La inspiradora historia de cómo los trotskistas sudafricanos comenzaron su trabajo revolucionario en las condiciones más difíciles imaginables, es una de las partes más interesantes del presente libro. Su trabajo en el Sindicato de Trabajadores de Lavanderías de Johannesburgo todavía es una inspiración. Pero las condiciones en Sudáfrica dificultaban el éxito del trabajo revolucionario, y en 1934, Ted se fue a Inglaterra en compañía de otro joven sudafricano llamado Max Basch. Nunca regresó. Interrumpió su viaje en Francia donde se reunión con el hijo de Trotsky, León Sedov, miembro del Secretariado Internacional y coordinador del trabajo de la Liga Comunista Internacional y más tarde fue asesinado por agentes de Stalin.
A su llegada a Gran Bretaña en diciembre de 1934, Max Basch cambió su nombre por el de Sid Frost y Ted cambió el suyo Isaac Blank por el de Ted Grant, aparentemente “prestados” de dos tripulantes del barcos. Trotsky también cogió su nombre de uno de sus carceleros zaristas. Ted hizo esto por razones personales, para proteger a su familia: si algo le ocurría a él, no quería que nada malo le ocurriera a su familia de regreso a casa en Sudáfrica.
En Londres, los dos, se unieron al Grupo Marxista dentro del Partido Laborista Independiente. Sin embargo, las posibilidades de hacer un trabajo revolucionario cada vez era más complicado, a los pocos meses, Ted Grant abandonó el PLI para unirse a los trotskistas que trabajaban dentro de la organización juvenil del Partido Laborista La Liga Juvenil Laborista. Desde entonces, Ted ayudó a desarrollar el Grupo Bolchevique-Leninista dentro del Partido Laborista, que más tarde fue conocido como el Grupo Militant, por el nombre de su periódico. En este momento, su principal trabajo consistía en luchar contra la creciente influencia estalinista dentro del movimiento juvenil. Los estalinistas intentaban penetrar en la Liga Juvenil Laborista y fusionarla con la Liga Juvenil Comunista. Su fracción estaba dirigida por Ted Willis, que más tarde se hizo famoso como autor de Dixon of Dock Green una serie de televisión muy conocida en los años cincuenta que presentaba la vida de un simpático “bobby” británico y que más tarde se convirtió en Lord por sus servicios al establishment británico. Su colega Jim Mortimer, terminó como secretario general del Partido Laborista. Irónicamente, Mortimer ayudó a la expulsión de Ted Grant del Partido Laborista en 1983.
Poco después de su llegada a Gran Bretaña, Ted también empezó a participar activamente en la lucha contra el fascismo, se comprometió junto con otros compañeros en las continuas batallas con los Camisas Negras Moselyite en el East End londinense. Aquí participó en la famosa batalla de Cable Street, cuando los trabajadores del East End se movilizaron para frenar a los fascistas. Existe una fotografía de Ted en una barricada en Long Lane, Bermondsey, en el sur de Londres, tomada en 1937, y que fue reproducida en la edición de 1948 de su panfleto La amenaza del fascismo, publicado por el Partido Comunista Revolucionario.

El grupo de Paddington

Los primeros años de Ted Grant en el grupo sudafricano le dieron algunos conocimientos teóricos básicos de marxismo que le fueron muy útiles para el papel que más tarde tuvo que jugar en el movimiento trotskista. Después de unos años, el fracaso de la dirección del Grupo Militant en desarrollar la tendencia de una forma significativa, provocó un gran desencanto entre sus filas. En otoño de 1937, el propio grupo de Ted en Paddington se había convertido en el sector más activo del Grupo, vendían el grueso de los periódicos, intervenían en el movimiento obrero y se dedicaban a una extensa actividad pública.
Al final de la guerra, surgió un conflicto por la elección de la dirección del Grupo y circularon calumnias contra Ralph Lee. Lee se había unido recientemente al Grupo Militant después de llegar con otros de Sudáfrica durante el verano. Este episodio llevó al abandono del Grupo Militant y a la formación de un nuevo grupo, la Liga Internacional de trabajadores (WIL).
Engels dijo una vez que algunas veces una escisión puede resultar algo sano. La escisión de 1937-38 ciertamente entró dentro de esta categoría, como demostraron los acontecimientos posteriores. Constituyó un paso adelante decisivo en el desarrollo del trotskismo en Gran Bretaña. Los métodos tradicionales de construcción del partido de los viejos grupos, que realmente eran un remanente de los métodos de los grupos que existían antes de la guerra, se convirtieron en una barrera para el crecimiento. Los cuadros del WIL volvieron la espalda a los fracasados métodos sectarios del pasado y se orientaron firmemente hacia las más amplias capas de la clase obrera organizada. En realidad, esto marcó al verdadero principio del trotskismo británico. Ted Grant jugó un papel principal en este trabajo, no sólo dentro de la Liga Internacional de Trabajadores sino también dentro del Partido Comunista Revolucionario formado en 1944, y que se abarca completamente en este libro.

Los años de guerra

El período que comprende los años de la guerra también está bien documentado en este libro. Fue un período de prueba. En los primeros meses de la guerra, una parte de la dirección se fue a Irlanda a establecer una base en caso de que la WIL fuera ilegalizada, dejando a Ralph, Millie y Ted a cargo de la organización. En este período, Ralph Lee producía manualmente y prácticamente solo el diario Workers’ Diary, para utilizarlo en los centros de trabajo. Sin embargo, a finales de 1940, Ralph tuvo que regresar a Sudáfrica por razones personales y de salud, y el trabajo de construcción de la organización recayó sobre los hombros de otros compañeros de la dirección.
La WIL se adhirió con entusiasmo a la nueva política militar revolucionaria cuando ésta fue planteada por Trotsky. En realidad se trataba del desarrollo y profundización de la posición de los internacionalistas durante la Primera Guerra Mundial, que mientras mantenían una oposición de principios respecto a la guerra imperialista, permitió a los trotskistas conectar con la clase obrera. Pero la interpretación de esta nueva política en Youth for Socialism, sin embargo, llevó a una disputa dentro de la dirección en febrero de 1941, con Ted y Healey (la “mayoría”) por un lado, y Millie, Jock Haston y Sam Levy (la “minoría”) por el otro. [2] Según Millie, la situación se caldeó bastante. Pero después de unos cuantos artículos en el boletín interno la discusión se agotó. Más apremiante fue la invasión de la Unión Soviética por parte de Hitler en junio de ese año. No obstante, como la política militar proletaria era algo nuevo en el programa, estos desacuerdos eran algo más que probable, si no inevitables en esas circunstancias. En cualquier caso, la disputa demostró que los dirigentes de la WIL podían tratar las diferencias de opinión de una manera compañera y madura.
Los compañeros de la WIL desafiaron decididamente los ataques de los estalinistas, que después de junio de 1941, emprendieron un papel chovinista rabioso y de rompehuelgas. La WIL, en un claro cambio de orientación, cambió el nombre de su periódico de Youth for Socialism a Socialist Appeal. La WIL giró de manera enérgica hacia las fábricas, construyendo su propia posición en la industria y consiguió tener un perfil nacional. En contraste, la sección oficial de la Internacional, la Liga Socialista Internacional, que rechazaba la política militar proletaria, colapsó. Finalmente, sus restos se fusionaron con la WIL para formar en 1944 el PCR.
Poco después, Jock Haston, Roy Tearse, Heaton Lee y Ann Keen fueron arrestados por apoyar una huelga estatal ilegal de aprendices. Después de su salida de prisión, el PCR por primera vez entró en el plano parlamentario presentándose a las elecciones en el distrito electoral galés de Neath. Esto les permitió poner a prueba sus ideas, construir su perfil y desarrollar su organización en el sur de Gales. Estos grandes acontecimientos se tratan con detalle en el libro y son un capítulo heroico en la historia de la lucha de nuestro movimiento.
Sin duda la WIL y el PCR jugaron un papel destacado en la Segunda Guerra Mundial. Dado su estatus legal y a la política correcta, fueron capaces de aprovechar las posibilidades y conectar con las capas más avanzadas de la clase obrera. Sus éxitos pronto llegaron al Secretario de Interior, Herbert Morrison, que suministró al Gabinete de Guerra un informe secreto sobre la política del PCR con breves biografías de sus dirigentes. Aunque no llegó hasta el final, está claro que la clase capitalista estaba considerando seriamente la prohibición del PCR. Debido a su trabajo, los trotskistas británicos emergieron de los años de la guerra como una organización proletaria sólida en gran parte fortalecida numéricamente y con puntos de apoyo importantes dentro del movimiento obrero. Se podría decir sin ninguna exageración que la WIL/PCR probablemente realizó el mejor trabajo en tiempos de guerra que cualquier otra organización trotskista en el mundo.

El período de la posguerra

El inmediato período de la posguerra supuso tremendos desafíos para el movimiento trotskista internacional. La victoria del Ejército Rojo contra el fascismo alemán en gran medida fortaleció a la URSS e internacionalmente a los partidos estalinistas. Ellos fueron capaces de utilizar su posición dominante, junto a los socialdemócratas, para descarrilar la oleada revolucionaria que estaba sacudiendo a Europa. A pesar de la crisis revolucionaria, la burguesía fue capaz de salvarse basándose en los partidos obreros para llevar a cabo una contrarrevolución con una “forma democrática”. Esto dio al capitalismo un respiro y los prerrequisitos políticos previos para una cierta estabilidad social.
Esta nueva situación mundial, no prevista por los trotskistas, acababa con su perspectiva original antes de la guerra que preveía un movimiento de restauración capitalista en la URSS o una revolución política, y que una crisis revolucionaria acabaría con los viejos partidos y prepararía el camino para la creación de partidos trotskistas de masas. En palabras de Trotsky: “no quedará piedra sobre piedra de las viejas organizaciones, la Cuarta Internacional se convertirá en la fuerza dominante del planeta”. Pero los trotskistas eran muy débiles como para aprovechar las ventajas que conllevaba la situación revolucionaria que siguió a la guerra. El poder cayó en manos de los dirigentes estalinistas y reformistas, quienes, como en 1918, traicionaron el movimiento y entregaron el poder a la burguesía.
Esta nueva situación requería urgentemente una nueva perspectiva para reorientar el movimiento trotskista internacional. La dirección del PCR rápidamente entendió la nueva realidad y cambió su perspectiva de acuerdo con ella. Ted Grant jugó un papel clave en esta reorientación. Su comprensión del método marxista le permitió comprender y explicar lo que estaba sucediendo. En contraste, todos los “dirigentes” de la Cuarta Internacional se comportaron como formalistas irremediables y empiristas, por esa razón fueron incapaces de comprender lo que estaba ocurriendo ante sus narices. Después de haber fracasado totalmente en la comprensión del método dialéctico de Trotsky, simplemente repitieron las palabras y declaraciones anteriores, que no eran aplicables a la nueva situación. En lugar de cambiar la perspectiva original se agarraron a ella como un clavo ardiendo.
Por supuesto, los dirigentes del PCR no fueron los únicos que intentaron desenredar y comprender lo que estaba ocurriendo. En el período inmediato al final de la Segunda Guerra Mundial, otras personas también hicieron intentos serios de comprender la nueva situación, o al menos comenzaron la tarea. Estos incluían en particular a David Rousset en Francia, Felix Morrow y Albert Goldman en EEUU. Más tarde los dos últimos mantuvieron una intensa correspondencia con la mayoría del PCR y claramente ayudaron, hasta cierto punto, a dar forma algunas de las ideas de Grant y Haston.
Desgraciadamente, representaban a minorías dentro de sus propias secciones nacionales. Tuvieron que realizar una lucha de retaguardia infructuosa contra las ideas de la dirección internacional. Posteriormente fueron marginados o expulsados, o las dos cosas. Su posición aislada reducía su capacidad de llegar a una posición totalmente elaborada y posteriormente se salieron por la tangente política. Lo mismo ocurrió con la posterior tendencia de Vern-Ryan dentro del SWP norteamericano. Los dirigentes del PCR tenían una gran ventaja. Estos “disidentes” de la Internacional tenían la mayoría política dentro de la sección británica. Pudieron de este modo elaborar sus ideas de una manera comprensiva y llevar a una aproximación marxista certera de lo que se estaba desarrollando en Gran Bretaña e internacionalmente.
Como principal teórico del PCR, después de 1945 Ted fue capaz de extender y desarrollar la teoría marxista en toda una serie de cuestiones. Estas abarcaban desde la teoría marxista del Estado a la defensa de la teoría económica marxista, del desarrollo particular de la revolución colonial a la táctica marxista hacia las organizaciones de masas y la construcción del partido. Estos documentos son un legado importante que merece ser conocido por la nueva generación internacional de revolucionarios.
El período de las “memorias” de Ted Grant incluido en este libro es un relato único de uno de los principales participantes y teórico clave del movimiento trotskista. Examina las cuestiones y dificultades a las que se enfrentó la tendencia revolucionaria, revela las diferentes posiciones adoptadas en cada momento por sus principales dirigentes. Sin embargo, este libro no es simplemente un libro de historia, sino que es un intento de transmitir las ricas lecciones de este turbulento período a la nueva generación de marxistas, tanto en Gran Bretaña como internacionalmente.

Las maniobras de Cannon

Es inevitable que parte de esta obra trata también las intrigas perpetradas por los “dirigentes” de la Internacional contra la dirección de los trotskistas británicos. Igual que se debe publicar las contribuciones clave de individuos como Ralph Lee y Jock Haston, también se debe mencionar el papel miserable de Gerry Healy, James P. Cannon, Michael Pablo, Pierre Frank y Ernest Mandel.
Desde 1943, Cannon conspiró para echar a la dirección de la sección británica y sustituirla por una serie de individuos más complacientes. Cannon fue educado en los métodos de Zinoviev y al menos hasta 1928 se consideraba a sí mismo como un zinovievista. Intrigó junto a Healy, que dirigía la minoría dentro del PCR, para destruir la dirección de Haston-Grant. Los líderes de la Internacional apoyaron una escisión en el PCR, con la minoría de Healy entrando en el Partido Laborista a finales de 1947, y finalmente apoyaron la fusión de los dos grupos a mediados de 1949 con las condiciones planteadas por Healy.
Como explica el libro, su apoyo a Healy y su sabotaje de la sección británica, donde Pierre Frank jugó un papel destacado, llevó a la trágica ruptura del PCR en junio de 1949 y la destrucción de toda una capa de cuadros experimentados. El títere de Cannon, Healy, junto con sus compinches en la dirección de la Internacional, fueron directamente responsables de este acto criminal.
Una vez producida la fusión bajo la dirección de Healy, éste actuó de una manera dictatorial, expulsando a militantes con las excusas más triviales. Como resultado, Jock Haston quedó totalmente desmoralizado. Las actividades de Healy y la camarilla de París le echaron totalmente del movimiento. Roy Tearse, Jimmy Deane, junto con otros antiguos dirigentes del PCR, fueron expulsados del grupo fusionado como conocido como El Club. A finales de 1950 las acciones destructivas de Healy habían acabado con el partido.
Tony Cliff y sus seguidores, que defendían la posición equivocada del capitalismo de estado, nunca fueron amenazados con la expulsión del PCR por sus ideas. En cambio Healy, sin ningún tipo de ceremonia, los expulsó del Club. ¡Aquellos que no votaron a favor de las expulsiones también fueron expulsados! Posteriormente el grupo de Cliff se alejó del trotskismo y se organizó como el Grupo Socialist Review. Su postura del “capitalismo de estado” les llevó a adoptar una posición neutral con relación a Corea del Norte, llegando a no defender el estado obrero deformado de Corea del Norte frente a la agresión del imperialismo estadounidense.
A pesar de éste y otros desacuerdos fundamentales, Ted Grant protestó vehementemente contra el tratamiento dado al grupo de Cliff y la violación de sus derechos democráticos. Esto fue utilizado por Healy como excusa ¡para la expulsión del propio Ted! Fue expulsado después de 22 años militancia en el movimiento trotskista. También era miembro del Comité Ejecutivo de la Cuarta Internacional y su expulsión fue ratificada en el Tercer Congreso Mundial a propuesta de Ernest Mandel (Germaine). De manera escandalosa, Mandel describió a Haston y Grant como “la encarnación de la tendencia del trotskismo británico que obstinadamente se niega a integrarse en la Internacional, a asimilar el nuevo rumbo del trotskismo”.

La destrucción de la sección británica

Toda una generación simplemente se apartó de la política revolucionaria desilusionada profundamente con el “nuevo rumbo”. El movimiento, que era tan prometedor quedó en ruinas. “Ahora parece claro [sic]”, diría años después Harry Ratner que en aquel momento era seguidor de Healy, “que Healy y sus más estrechos colaboradores en realidad dieron la bienvenida a estos abandonos porque eso suponía eliminar una amenaza para su propia dirección, cuando otros no dimitían, como Ted Grant, Roy Tearse y Jimmy1Ddeane, eran expulsados con distintos pretextos. Por ejemplo, cuando la expulsión de Jock Haston se propuso en el Buró Político del Club (a los compañeros no se les permitía dimitir sino que debían ser expulsados), Jimmy Deane pidió que se le diera la oportunidad a Haston de presentar en su defensa una declaración escrita antes de que se votara la expulsión, le dijeron que era necesario que indicara inmediatamente por escrito el apoyo político a la resolución de condena a Haston sin reservas”. Cuando se negó a hacerlo, Deane fue expulsado por su ‘simpatía críptica’ hacia Haston. Cuando Roy Tearse se negó a romper relaciones personales con Haston él también fue expulsado”. (3)
Los acontecimientos de 1950, que representaban la destrucción de la sección británica de la Cuarta Internacional, constituyeron un momento crítico en el desarrollo del trotskismo británico. Este período marca el final de la “historia” de Ted Grant. El nuevo capítulo y el posterior desarrollo del movimiento trotskista, cuya historia nos lleva hasta el momento actual, está esbozado en la “posdata” incluida al final del libro.
Marx explicó que la historia la hacen los individuos. La colosal contribución de Ted Grant a la historia de nuestro movimiento es una inspiración para todos aquellos que luchan para cambiar la sociedad. Este libro es una parte valiosa de nuestra herencia y merece ser estudiada por la nueva generación que despierta a las ideas del trotskismo y los ideales de un futuro socialista.

18 de marzo de 2002

Notas

[1] Entrevista con Rob Sewell, París, 2 de febrero de 2002
[2] Ver WIL Bulletin. 28 de febrero de 1941, 20 de marzo de 1941 y 21 de marzo de 1941
[3] Harry Ratner. Reluctant Revolutionary. Pp. 144-5