La vicepresidenta del gobierno de España  fomenta y apoya la explotación brutal de la mujer en Africa.

El diario El país  reproduciendo una nota de Europa Press este pasado domingo, publicaba un artículo  reflejando el horror de la vicepresidenta del gobierno de España Maria Teresa Fernández de la Vega al ser fotografiada con un polígamo y sus tres esposas en una visita a una fábrica en  Niger.

 

La vicepresidenta del gobierno español fue fotografiada junto al capataz de la fábrica, “hombre de confianza” del empresario valenciano Ramón Carrión,  con tres mujeres, pensando que eran sus hijas. Al final resultó que no eran tales, si no que eran las tres esposas del capataz, que explota a centenares de mujeres en nombre del empresario español. El hecho de que fueran sus esposas provocó el horror de la vicepresidenta. ¡ Qué santa indignación de esta mujer  bien pensante!. Ella que aparenta ser defensora de los derechos de la mujer y a la vez muestra de cómo una mujer  puede ser parte de un gobierno en un puesto dirigente.

 

A todo trabajador hombre o mujer sólo puede darle asco la doble moral, la hipocresía, la moralina pestilenta pequeño burguesa que pone al descubierto el jesuitismo de la vicepresidenta del gobierno de España que se indigna y horroriza ante la poligamia en Niger pero fomenta y apoya  la explotación capitalista brutal a la mujer de este país a manos de el “emprendedor” valenciano Ramón Carrión, como lo titula el diario El País. Para los trabajadores  el título adecuado para este sujeto sería el de “Esclavista imperialista”, definición más correcta y científica  de este amigo de De la Vega.   

 

Según nos informa el diario El País, en su viaje a Niger, De la Vega visitó una fábrica de 200 mujeres propiedad de Ramón Carrión. Ramón Carrión es fabricante de horchata  de Valencia, España, que cultiva y procesa la chufa en este país africano, uno de los más pobres de África. Este filántropo explota salvajemente a la mujer nigeriana, en condiciones que  serían impensables e inaceptables en  España. Como señala el diario El país. “Ramón Carrión, que lleva 12 años en Niger, da trabajo directamente hasta 500 mujeres, pero hay otras 3.000 personas que trabajan en explotaciones agrícolas en el cultivo de la chufa, de las que aproximadamente el 80% son mujeres.”

 

No tan sólo este emprendedor valenciano genera empleos, sino además Carrión , este amigo De la Vega y del resto de la comisión que fue a Niger como la secretaria de Estado de Cooperación, Leire Pajín, y la ministra de Igualdad, Bibiana Aído justifica las condiciones de explotación y el trabajo a destajo. Como indica El País. “Las mujeres trabajan a destajo, de manera que pueden emplear las horas que sus trabajos domésticos les permitan, aseguró el empresario, que contó que reciben un salario de unos 600 francos nigerinos (aproximadamente 1,5 euros) por cada saco de 80 kilos de chufa que seleccionan”. Menudo filántropo. Claro, con el trabajo a destajo, la forma de explotación más brutal y arcaica del capitalismo, las mujeres tienen tiempo libre para permitir sus trabajos domesticos”. Con ello este héroe de la horchata gana en Africa los beneficios que no tendría pagando  salarios decentes en España, explotando a obreras y campesinas africanas en manos de "hombres de confianza" y además  les deja tiempo libre a estas mujeres para seguir esclavizadas trabajando en su casa. ¡Qué santo varón ¡.

 

Esta es la autentica cara de  los empresarios españoles que no contentos con exprimir a los trabajadores y jóvenes en el estado español,  han invertido en todo el mundo en los últimos años, saqueando y explotando salvajemente en América latina, Asía y ahora en África. También muestra la cara de sus amigos y amigas desde el campo de la socialdemocracia española y de la dirección del PSOE.   Es un ejemplo de cómo la cuestión de la mujer es una cuestión de clase, de que estas (De La Vega, Pajín y Aído) apóstoles del feminismo, no son más que apóstoles de la defensa de los derechos de las mujeres de la burguesía o de la pequeña burguesía para poder trepar y ascender en el aparato del estado o en la gerencia de las empresas. Cuando hablan de los derechos de la mujer hablan del derecho de la mujer burguesa a ser igual que los hombres burgueses o pequeño burgués, a la legión de encargados, directivos, altos funcionarios, etc, es decir de la legión de explotadores de la clase obrera. Pero cuando surge la cuestión de clase, de la defensa y promoción de los intereses de los de su clase social, de sus beneficios y de los de sus amigos, lanzan por la borda su feminismo y se vuelven  defensoras de la explotación de las de su mismo género. Estas santas beatas se indignan ante el efecto de la pobreza y el atraso, (la poligamia) que ellas mismas fomentan y apoyan a través de los “emprendedores” como Ramón Carrión que explotan salvajemente a las masas pobres de todo el mundo.

 

La clase obrera española necesita quitarse de encima esta pesada losa de dirigentes reformistas de ambos géneros en los partidos obreros y en los sindicatos que tras cortinas de humo verbales defienden a ultranza los intereses de los ricos, los especuladores, banqueros y capitalistas.