Hasta ahora más 400 soldados estadounidenses han muerto en Iraq (durante y después del “final” de la guerra). Esto de por sí está teniendo un gran impacto en la opinión pública de los EEUU. Sin embargo, el número de soldados estadounidenses heridos e Hasta ahora más 400 soldados estadounidenses han muerto en Iraq (durante y después del “final” de la guerra). Esto de por sí está teniendo un gran impacto en la opinión pública de los EEUU. Sin embargo, el número de soldados estadounidenses heridos es menos conocido. Ha habido un esfuerzo concertado de parte de las autoridades de los EEUU para tratar de minimizar este lado de la guerra. Sin embargo, ahora la verdad está comenzando a filtrarse al público. Recientemente, la revista estadounidense Time y la británica The Independent publicaron cifras de los que está sucediendo. Más de 1500 soldados estadounidenses han resultado heridos en combate y unos 9.341, cifra que sigue creciendo, han sido evacuados por diversas razones de salud, sobre todo por stress mental.

Los soldados estadounidenses son trasladados al US Regional Medical Centre (USRMC – Centro Médico Regional de los EEUU) en Landstuhl, Alemania. Hasta ahora han sido tratados en este centro 7714 soldados enfermos y heridos de Iraq. Muchos son luego trasladados al USRMC en Washington, el cual tiene 250 camas. Prácticamente todas están ocupadas por soldados heridos en Iraq. Dicho centro tiene también unos 600 cuartos para que los parientes que estén de visita puedan quedarse. Están llegando tantos parientes que muchos tienen que compartir ahora el cuarto y cientos más están siendo ubicados en hoteles cercanos.

Cuando estos soldados salían hacia Iraq fueron despedidos como “héroes”, pero ahora como señala la revista Time, “Cuando llegan a casa los heridos, raramente se les recibe con banderas ondeantes y desfiles.” De hecho, las autoridades intentan y minimizan su presencia. El Pentágono sólo informa sobre los heridos cuando están involucrados en un ataque en el que resulte muerto un soldado norteamericano. Si no se mata nadie, entonces los heridos son retirados discretamente.
¡Bush, en su desespero por ocultar lo que realmente está ocurriendo, ha ordenado que no se permita que fotografíen los ataúdes de los soldados! El Senador Patrick Leahy, de Vermont, hablando al Senado el mes pasado, anunció que “los heridos son traídos de vuelta después de la medianoche, cerciorándose que la prensa no vea los aviones que llegan con los heridos.”
El sargento Mike Meinen, un soldado herido que perdió una pierna, explicó que “cuando uno se alista al ejército, ellos le envían su foto a los periódicos locales de la ciudad natal porque quieren que todos se enteren que uno se esté yendo con los militares. Pero si a uno lo hieren, los militares no les informan, porque pueden estar preocupados de que el público se vuelva pesimista sobre lo que se está ocurriendo por allá.”

Hasta ahí llegó la objetividad en los reportes de prensa. Cuando enviaban a las tropas a Iraq nos llenaron con informes de televisión sobre los discursos de Bush hablándole a los soldados y diciéndoles que iban a ir a hacer un gran trabajo. Ahora que el verdadero sufrimiento de la guerra se está evidenciando a todos, Bush no está a la vista por ninguna parte.

¿Y qué hay sobre Gran Bretaña? ¿No se suponía que Gran Bretaña tenía unos medios de comunicación más sobrios y objetivos? ¿No se suponía que Gran Bretaña tenía un gobierno más informativo? Bueno, todo lo que sabemos sobre las tropas británicas en Iraq es que 52 han muerto, 19 de ellos desde el supuesto fin de la guerra. Del número de heridos no sabemos absolutamente nada. El Ministerio de la Defensa dice, asombrosamente, que no está en posición para dar información sobre el número de heridos. Y sin embargo debe haber soldados británicos heridos. ¿Ha estado Blair informándoles a sus funcionarios del ministerio? ¿Él también ha dado órdenes, como Bush, sobre lo que puede y no ser dicho al público británico? Sin duda que él se da cuenta de los efectos que esto tendría en la opinión pública, que ya se ha vuelto contra él. Más pronto o más tarde sabremos la verdad sobre esos desafortunados soldados que han sido mutilados de por vida o han sufrido daño psicológico que no es mencionado.

Pero regresemos al sargento estadounidense citado anteriormente. La actitud de los jefes militares estadounidenses a la petición de la tropa común, una vez que quedan incapacitados para seguir combatiendo, se revela en esta cita de la revista Time: “Su apartamento [de Meinen] en Colorado está cerca de la base del 3er regimiento armado de caballería en Fort Carson, y él espera permanecer en el ejército. Pero su viaje de regreso no se le hizo fácil. Cuando Meinen quería dirigirse hacia Denver, los militares no le compraron un boleto directo y le dijeron que le pidiera a algún avión militar, que saltimbanquean por todo el país y no tienen un cronograma regular, que lo llevara. En un momento de su ‘peregrinaje’ lo dejaron varado en una base aérea de Illinois por una semana, lo cual retrasó su terapia. Finalmente logró llegar a Colorado cuando un soldado enfurecido por lo que le sucedía le consiguió un vuelo comercial.”

No es exactamente el tratamiento que se supone debe recibir un “héroe”. Este es un joven norteamericano promedio que se alistó al ejército para conseguir un trabajo. Al final termina perdiendo una pierna y los generales no pueden siquiera encontrar la entereza para aprobarle el pago de un vuelo comercial que lo lleve a casa con su familia. ¡Se requiere otro soldado de tropa para que consiga el dinero! Aquí vemos claramente la división de clases en el ejército de los EEUU. Podemos estar seguros que si un general estadounidense intentara volver a casa no tendría que buscar quien lo llevara en uno de los aviones militares ni tampoco tendría que quedarse por semanas en una base militar esperando el próximo vuelo.

Un colega de Meinen, el soldado de primera clase Tristan Wyatt, también perdió una pierna en el mismo ataque. Él expresa su apoyo a la guerra, y en esto comparte criterios con Meinen. Pero lo interesante es lo que dice a la revista Time. Wyatt no tiene mucho tiempo para los que dicen que Bush mintió sobre las armas de la destrucción masiva: “Eso te hace sentir como que luchaste por nada o que luchaste por un mentiroso. Me están diciendo que fue para allá y terminé con mi pierna destrozada por un mentiroso y sé que eso simplemente no es verdad”, dice Meinen. Podemos entender a este soldado. Hay una lógica en su pensamiento. Él no puede aceptar que vivirá el resto de su vida con una importante minusvalía por una guerra que no era necesaria pelear. Pero la verdad de esta guerra se está filtrando lenta pero segura en la conciencia de millones de norteamericanos. A pesar de la retórica y de las tentativas de ocultarle los hechos al público, la verdad emergerá inevitablemente. Y cuando lo haga, le caerá a Bush y a su pandilla con toda la fuerza de la venganza.