Posición de la CMI ante las elecciones presidenciales de octubre. La polarización de la situación política exige definiciones a todas las organizaciones, a derecha e izquierda. Desde la Corriente Socialista El Militante (CMI Argentina) nunca permanecimos neutrales ante la ofensiva reaccionaria de la clase dominante y de la derecha contra el gobierno kirchnerista, que se profundizó a partir del la huelga patronal en el campo en el 2008.

Nuestra posición ante la derecha y ante el kirchnerismo

Entendíamos que sin una alternativa real de izquierda presente que pudiera sustituir al kirchnerismo, la alternativa que preparaban – y preparan – nuestros enemigos de clase supondría un enorme paso atrás para la clase trabajadora, la juventud y los sectores populares postergados. Irían contra las conquistas democráticas y sociales conseguidas en estos 10 años después del Argentinazo. Por eso dimos apoyo crítico a cuanta iniciativa, propuesta o política del gobierno supusiera un paso adelante para los trabajadores y demás sectores populares: política en derechos humanos, suba de las retenciones agropecuarias a los terratenientes, estatización de las AFJP, Ley de Medios, matrimonio igualitario, Asignación Universal por Hijo y a las embarazadas, desarme de la policía federal en movilizaciones sociales, y otras.

En todo este tiempo, tampoco dejamos de señalar las limitaciones de la política del gobierno al pretender organizar un capitalismo «en serio» o de «rostro humano», que  trata de conciliar lo inconciliable: los intereses opuestos de los empresarios y los trabajadores; lo que frecuentemente lleva a ceder a las presiones de grupos monopólicos de la economía (mineras, petroleras, automotrices, telefónicas, ferroviarias, etc.).

Pero, como ya declaramos en nuestra Editorial de noviembre del 2010 (Ver El Militante Nº 58: Hay que oponerse a la ofensiva que preparan la derecha y la patronal con un gran frente único), pese a todo, el kirchnerismo ha conseguido agrupar el apoyo mayoritario de la clase obrera y de la juventud de nuestro país, al aparecer como el único abanderado en la pelea contra la derecha y otorgar concesiones concretas a los sectores populares.

Consecuentemente, en esa misma declaración, sugerimos la creación de un gran frente único de lucha contra la derecha que abarcara desde la izquierda hasta las organizaciones políticas y sociales kirchneristas que compartimos la misma base social de clase. 

Los grupos de izquierda y Proyecto Sur

Sin embargo, los grupos más significativos de la izquierda han rechazado, con argumentos sectarios y doctrinarios, todas las medidas progresistas implementadas por el gobierno – desde su política en derechos humanos y la estatización de las AFJP, hasta la Ley de Medios- y critican con mayor énfasis al kirchnerismo que a la derecha. Por no hablar de sus políticas aventureras y su antichavismo histérico ¿Cómo puede ser tomada esta gente en serio por los trabajadores? Ahora, anunciaron la formación de un frente electoral (PO-PTS-IS) que es un verdadero fraude, ya que estos grupos se combaten a muerte entre sí todo el tiempo y no desarrollan ninguna política de frente único en ningún terreno de la lucha de clases. En realidad, los une el espanto. Lo que no consiguieron durante años los intereses supremos de los trabajadores y de la juventud revolucionaria, lo consiguió el gobierno kirchnerista con su nueva ley electoral – que hemos criticado por antidemocrática – que penaliza a los grupos chicos. En definitiva, son sus intereses de aparato (financiamiento del Estado, prestigismo, personería electoral) lo que explica dicho frente.

Lamentablemente, los dirigentes de Proyecto Sur comparten con estos grupos de izquierda su sectarismo antikirchnerista. Ni siquiera levantaron la voz para denunciar la obstrucción de la justicia burguesa a la aplicación de la Ley de Medios, que fue mejorada y aprobada con sus votos. No sólo tienen una crisis interna en la pelea por los puestos electorales en la ciudad de Buenos Aires sino que pretenden aparecer a la izquierda del kirchnerismo estableciendo acuerdos políticos con grupos que están a la derecha de aquél, como el GEN de Margarita Stolbizer o el Partido «Socialista» de Binner. Integrantes de Proyecto Sur, como el grupo de De Gennaro, tendrán que explicar a sus bases cómo puede ser que invitaran y aplaudieran en el congreso de la CTA a Ricardo Alfonsín – definido por ellos como un «progresista» honesto – que ahora estableció un acuerdo político con dos de los principales referentes de la derecha, De Narváez y Cobos; luego de que la burguesía le soltara la mano al jefe radical, Ernesto Sanz, porque no medía en las encuestas.

Nuestra posición electoral

Nunca hemos sido abstencionistas electorales. La preocupación principal de la clase obrera y de la juventud está en cerrar el paso a la derecha en estas elecciones. Y esta preocupación está bien fundada. Basta con mirar el desastre y la pesadilla que ha supuesto el gobierno de Macri en la ciudad de Buenos Aires, y la arrogancia y violencia con que muestran sus deseos de venganza los políticos de derecha, los empresarios y los burócratas sindicales a sueldo de ellos. Hoy, la gran mayoría de los trabajadores y de la juventud no ve más alternativa que apoyar la reelección de Cristina Fernández. La Corriente Socialista El Militante permanece en todo momento junto a la mayoría de la clase trabajadora y la acompaña en su experiencia. Por eso, consecuentemente con nuestro análisis, llamaremos a votar críticamente por la candidatura de Cristina Fernández en las elecciones presidenciales de octubre, manteniendo nuestra independencia política y organizativa del oficialismo. Entendemos este apoyo electoral como una continuación de nuestra política de frente único hacia el movimiento de masas obrero y popular más importante del país que se nuclea en y alrededor del kirchnerismo.

Especialmente, es nuestro interés entrar en un diálogo y una colaboración  práctica con aquellos grupos ubicados a la izquierda en el movimiento kirchnerista y su entorno para combatir a la derecha y también para enfrentar a aquellos sectores del oficialismo que pretenden un giro a la derecha en la acción de gobierno y profundizar la política de conciliación de clases con los grandes empresarios y el imperialismo. Con dichos grupos tenemos en común, además, la defensa de la revolución venezolana y de Cuba, la reivindicación del legado antiimperialista del Che, y el llamado a la unidad de los pueblos latinoamericanos.

Por una alternativa socialista

Como socialistas revolucionarios, en cualquier circunstancia, defenderemos una perspectiva dirigida a la clase obrera y la necesidad de dotar al movimiento de masas de un programa socialista como única manera de terminar con la barbarie capitalista y sacudirnos la opresión imperialista. Para ello se hace imprescindible avanzar hacia la expropiación de los grandes grupos económicos: la banca, los latifundios y los monopolios, sin indemnización, y bajo el control democrático de la clase obrera, para planificar la economía en base a las necesidades de los trabajadores y del pueblo explotado.

Fecha: 28 de abril de 2011