La crisis europea ha dado un giro imprevisto con el anuncio del gobierno griego de Yorgos Pappandreu de convocar un referéndum para aprobar el último plan de ajuste acordado por la Unión Europea. Ante la posibilidad de que la población griega rechace este plan vía referéndum, la crisis europea se ha agravado con hundimientos de la bolsa sin precedentes y con un encarecimiento generalizado de la deuda pública, al verse obligados los Estados a subir el rendimiento de sus bonos para atraer compradores.

 

Un nuevo plan de ajuste, y van…

¿Qué dice este plan de ajuste acordado por la Unión Europea? El plan consta de tres partes. La primera introduce una quita del 50% a la deuda griega (en realidad, es una quita menor porque no incluye los paquetes de ayuda otorgados por la UE este año) que ya equivale al 160% del PBI griego, unos 350.000 millones de euros (cerca de 500.000 millones de dólares). Los bancos privados con títulos de la deuda griega perderían más de 100.000 millones de euros, aunque serian compensados parcialmente por los Estados con 30.000 millones de euros, para ”endulzar” su sacrificio, con dinero público.

La segunda parte impone una recapitalización de la banca europea de 106.000 millones de euros para que la “quita” no los lleve a la bancarrota, buscando esos nuevos fondos en el mercado.

La tercera parte consiste en la ampliación del fondo de rescates europeo (el EFSF) desde los 440.000 millones de euros actuales hasta el billón de euros, para lo cual se pediría a China y otros países emergentes que aportaran fondos frescos, lo cual serviría para estimular la compra de bonos de la deuda italiana y española, que quedarían respaldados así con los fondos acumulado del EFSF.

Aumenta la inestabilidad

Inicialmente, este acuerdo fue muy bien recibido por el capital financiero internacional, pero enseguida se pasó al otro extremo ante la falta de detalles en las medidas anunciadas, ya que todo queda en buenos deseos. A esto se sumó la negativa del gobierno italiano de Berlusconi a aprobar nuevas medidas de ajuste por desacuerdos internos y la publicación de las últimas estadísticas de la economía europea que confirmaban el estancamiento de la economía española y la suba del desempleo hasta los 5 millones. Además, esto coincidió con la suspensión de pagos del fondo de inversiones estadounidense MF Global, que había apostado a una mejora de los títulos de deuda pública europea, y que no encontró compradores cuando intentó vender sus activos. Pero el anuncio del referéndum griego ha reducido casi a la nada la viabilidad del plan de la UE por la inestabilidad adicional que introduce en la situación.

Las potencias capitalistas de Europa Alemania y Francia han respondido con amenazas y chantajes a Grecia exigiéndole al gobierno de Pappandreu que anule la convocatoria de Referéndum y reteniendo los 8.000 millones de euros del último paquete de ayudas que deberían entregarse a Grecia en Noviembre.

En última instancia, Grecia podría ser expulsada del euro si el acuerdo de la UE es rechazado en el referéndum, abriendo interrogantes sobre el destino de la moneda común europea.

La situación es muy volátil, y cambia cada día. En rigor, el nuevo plan de la UE es una salida a corto plazo para ganar un poco de tiempo, pero no resuelve nada sustancial. El eje central es que sin un auge económico robusto no hay posibilidad de escapar a una profundización de la crisis y a las bancarrotas provocadas por las deudas públicas. Y no hay tal auge a la vista. Pero las medidas acordadas, y otras anteriores ya puestas en marcha, sólo profundizan el ajuste, recortan el consumo, agravan la crisis y reducen los ingresos estatales para el pago de la deuda pública. En el mejor de los casos, la deuda griega equivaldría al 120% del PBI en 2020, eternizando los planes de ajuste para seguir pagándola. La recapitalización de los bancos los obligará a sacar dinero de sus inversiones y reducir aún más el crédito para poner esos capitales en reserva, lo que frenará todavía más la actividad económica.

No al chantaje del Referéndum

La jugada de Papandreu es un chantaje al pueblo griego: o aprueban más ajustes, o el caos. La rebelión interna en el partido gobernante, el “socialista” PASOK se acrecienta, las masas desbordan las calles. El movimiento obrero griego debe oponerse a este referéndum, que será como una pistola apuntando a su cabeza. Hay que organizar una campaña activa a favor del boicot del referéndum y preparar una alternativa de la izquierda: el partido Comunista, Synapismos, y la fracción sindical del PASOK (PASKE) opuesta a los ajustes, con un programa socialista que incluya el no pago de la deuda y un plan de expropiaciones de las grandes compañías y bancos, sin indemnización y bajo control obrero. No hay otra salida “práctica” ni “realista” para Grecia y Europa.