Corea_N_kim-jongil

Corea_N_kim-jongilNuevamente la atención del mundo esta centrada en Corea del Norte. Esta vez, no se debe a nuevos ensayos nucleares, a la agitación imperialista, o a un enfrentamiento militar con Corea del Sur a lo largo de la frontera más militarizada del mundo. Esta vez, la razón es potencialmente más explosiva: la muerte de Kim Jong-Il.

El dictador de Corea del Norte había estado enfermo desde 2008, cuando sufrió un ataque. Poco después, se iniciaron los preparativos para dar paso a la transición del poder, un proceso que debería haber concluido en 2012. Pero el 19 de diciembre, la prensa estatal de Corea del Norte  informó que Kim había muerto a las 8:30 am del día 17 de diciembre, a la edad de 69 años.

De acuerdo a la información oficial ofrecida, la causa de su muerte se debió a un ataque al corazón sufrido mientras viajaba en un tren, provocado por la fatiga de «trabajar muy duro para el pueblo de Corea del Norte.» La demora en hacer público el anuncio podría ser un indicador de que existen divisiones dentro del régimen sobre cómo seguir adelante. De acuerdo a la experiencia del pasado, esto no es ninguna sorpresa.

Cuando el padre de Kim Jong-Il, Kim-Il Sung, fundador de Corea del Norte, murió en 1994, el país estuvo sumergido en  tres años de caos interno e incertidumbre, mientras las facciones rivales en la burocracia lucharon entre sí por el control. Esto, a pesar de que Kim había sido preparado durante 20 años por su padre para sucederle. Sin embargo, una serie de factores externos empeoraron la transición. El colapso de la URSS en 1991 condujo a Corea del Norte a un declive económico y a un período de espantosa austeridad. Esto fue seguido por las inundaciones de «proporciones bíblicas» en 1995, que acabaron con las reservas de granos y destruyeron amplias extensiones de tierra cultivable. De una población de 22 millones de personas, se estima que pudieron haber muerto entre 900.000 y 3,5 millones en la hambruna de la primera mitad de los 90´s.

Una repetición debe ser evitada a toda costa. Una suave transición ha sido preparada de antemano. Pero las cosas nunca son tan sencillas, sobre todo en una burocracia tan monstruosa como la de Corea del Norte. Temeroso de permitirle a uno de sus hijos construir una base poderosa en su contra, antes de que estuviera listo para hacerse a un lado, Kim Jong-Il esperó hasta el último momento para nombrar a un sucesor, casi dos años después de su primer ataque. No fue hasta septiembre de 2010 que su hijo Kim Jong-Un, a sus entonces 27 años de edad, fue designado como «el gran sucesor.» Sin embargo, Un no tiene experiencia militar, a pesar de haber sido nombrado general de cuatro estrellas y Vicepresidente de la Comisión Militar Central del Partido de los Trabajadores de Corea. En un país dominado por la burocracia militar, ¿Seguirá el ejército al mando de alguien tan inexperimentado como Un? ¿Será Un capaz de mantener las riendas del poder sin la implosión del régimen?

En palabras de Mike Chinoy, del Instituto Norteamericano de China, «¿Cómo puede alguien que aún no ha cumplido los 30 años, ganar la lealtad, el respeto y la autoridad de mando sobre el enraizado aparato partidista, la arraigada burocracia militar y los altos funcionarios del partido, que han ocupado sus posiciones durante mucho tiempo? «.

Los analistas geopolíticos en Straftor plantearon la siguiente posibilidad:

«El tío de Kim Jong-Un, Jang Song Thaek, gobernará tras bambalinas mientras Kim Jong-Un es entrenado para el puesto. Al igual que la transición de Kim-Il Sung-Kim Jong-Il, es probable que Corea del Norte se cierre internamente en los próximos años, mientras la élite del país logra adaptarse al nuevo equilibrio de poder. En toda transición, están los que ganan y los que tienden a ser privados de sus derechos, y esta competencia puede llevar a conflictos internos.»

¿Restauración del capitalismo?

El capitalismo ha logrado instalarse abiertamente en casi todo el mundo. En una época de crisis económica y de competencia perro-come-perro, cada pulgada del mercado internacional es disputada como chacales hambrientos por un hueso. Corea del Norte, a pesar de todas las complicaciones, es una de las «últimas fronteras» del capitalismo, y todos los grandes actores en la región -EE.UU., China, Japón y Corea del Sur- están revolviéndose para establecer sus reglas, siempre y cuando el régimen se caiga en pedazos. Todos quieren «su» capitalismo para obtener ventajas.

Debido a la confidencialidad extrema del estado norcoreano, es difícil formarse una idea clara de la situación en el país. Es difícil, por ejemplo, saber cuán tan profundamente ha penetrado el capitalismo. Como se ha explicado en artículos anteriores, la restauración gradual de las relaciones de propiedad capitalista han avanzado en el «Reino Ermitaño» durante algún tiempo a través de China. Un articulo de septiembre de 2010, titulado El capitalismo chino inunda Corea del Norte, publicado en las noticias de Duluth Tribune, incluyó este interesante comentario de un periodista sobre el terreno:

«Mientras que la aceptación interna de la eventual administración de Kim Jong Un parece confusa, las posibilidades de desarrollo de Corea del Norte dependen ampliamente del respaldo y la inversión china. El Partido Comunista Chino se ha mantenido firme en su apoyo a la liberalización económica de Corea del Norte, no sólo para evitar su colapso, sino porque China puede ganar dinero en el proceso. Los líderes en Beijing constantemente envían delegaciones comerciales y turísticas hacia el Norte, derraman toneladas de residuos industriales en Corea del Norte, y ayudan a las empresas chinas a amarrar lucrativos contratos en la industria minera. Después de haber examinado casi la totalidad de las más de 800 millas de longitud de la frontera norcoreana con China en los últimos años, puedo afirmar con seguridad que ningún tipo de presión estadounidense va a posicionar a China del lado de EE.UU. en contra de Corea del Norte, o hacer que China respalde enérgicas sanciones en contra de su vecino. El modelo chino, poco a poco ha ganando terreno en Corea del Norte, y algunos empresarios coreanos se han desarrollado a lo largo de la frontera. Por otra parte, las propias necesidades locales de China requieren que el desarrollo de la región fronteriza tenga prioridad sobre las medidas punitivas que podrían frenar el desarrollo nuclear de Corea del Norte.»

Una cosa es segura: hay enormes intereses en juego, sea cual sea el resultado de la transición. La burocracia gobernante tiene todo que perder si el país se derrumba. Seguramente hay quienes desean mantener el statu quo, con el fin de seguir recibiendo los beneficios de la administración estatal de la economía. Otros están muy interesados ​​en la adopción de la «vía china»-con la ayuda directa de los propios capitalistas chinos. Este es un proceso que parece haberse acelerado en el periodo reciente.

Otra capa puede ser atraída por el acercamiento o la reunificación con el Sur, con la esperanza de ser los beneficiarios de la venta de los activos estatales y la apertura del país a Corea del Sur y el capital norteamericano. Durante un periodo, en la década del 2000, las relaciones entre el Norte y el Sur se desbloquearon, debido a la «política del sol» que fue adoptada por la capitalista Surcorea. En combinación con programas de ayuda alimentaria, la política conciliadora del presidente Roh Moo-Hyun fue la «zanahoria» utilizada para sacar al norte «del frío». Sin embargo, el actual presidente Lee Myung-Bak, ha  practicado una línea dura hacia el Norte, la política «de palo». Sin embargo, algunos analistas de Corea del Norte ven la reciente renovación de las conversaciones con los EE.UU., sobre el programa nuclear del país, como un intento de llegar a Occidente con el fin de reducir la dependencia de China, o por lo menos, como un intento de ganar influencia respecto a la relación con la burocracia china.

El papel de las masas

No hace falta decir que el régimen de Corea del Norte no tiene nada que ver con el auténtico comunismo. Se trata de una horrible y deformada caricatura de los primeros años de la Unión Soviética, después de la revolución de 1917, que fue el gobierno más democrático y representativo en la historia de la humanidad. La dinastía de la familia de Kim adoptó el modelo estalinista, con una sofocante burocracia totalitaria y la virtual esclavitud de la masa de la población.

La única solución real se puede alcanzar mediante una revolución política de los trabajadores del Norte para derrocar a la burocracia, junto con una revolución social de los trabajadores del Sur, con el fin de combinar recursos y establecer las bases para una economía socialista. Desafortunadamente, ese no es un probable escenario en el período que se avecina. Décadas de la más increíble propaganda interna y la regimentación de la vida cotidiana han tenido un efecto evidente.

Sin embargo, la tradición heroica y revolucionaria de los trabajadores coreanos, tanto en el Norte como en el Sur, son parte de la memoria colectiva de la región. A raíz de la Segunda Guerra Mundial, hubo una tremenda ola revolucionaria que sacudió la península coreana. Para detenerla, el país fue dividido en forma criminal por imperialismo de EE.UU. y el estalinismo ruso.

A pesar del adoctrinamiento, todavía está por verse cómo responden las masas de Corea del Norte a la muerte de Kim Jong-Il, y sobre todo, a la transición. Algunos informes, indican que su instinto combativo no ha sido completamente extinguido. Esto es lo que AsiaNews informó en febrero de este año:

«La ola de protestas que comenzó en el Medio Oriente parece haber llegado incluso a Corea del Norte. Por primera vez en la historia del régimen estalinista, grupos de ciudadanos comunes han protestado en tres ciudades exigiendo alimentos y electricidad, dijeron las fuentes. La situación es excepcional y confirma las dificultades económicas, especialmente en relación al suministro de alimentos, que las personas tienen que soportar bajo el gobierno comunista.

«De acuerdo al periódico Chosun-Ilbo de Corea del Sur, citando información proveniente de Corea del Norte, estallaron manifestaciones el 14 de febrero, dos días antes del cumpleaños de Kim Jong-Il, en las ciudades de Jongju, Yongchon y Sonchon, no lejos de la frontera con China.

«El Departamento de Seguridad del Estado (el organismo todopoderoso bajo el control directo de Kim Jong-Il) investigó el incidente pero no pudo identificar a las personas que comenzaron el movimiento porque se encontraron con un muro de silencio.

«En el pasado, cuando se presentaba un incidente de tales características, las personas solían informar a las fuerzas de seguridad sobre lo acontecido, pero ahora se están cubriendo el uno al otro», dijo la fuente.

«Fuentes Coreanas han informado a AsiaNews que esto representa una grieta en la mentalidad imperante. «Diversos factores están en juego. Por un lado, el empeoramiento de la situación económica del país es sin duda una de las razones, de hecho, el régimen es incapaz de alimentar a la mayoría de su gente. Por otro lado, los reajustes en el poder para preparar a Kim Jong-Un para suceder a su padre en el trono en Pyongyang».

«El joven Kim es ‘temido por la población’, dijo la fuente. ‘Lo ven como un loco sediento de sangre. Casi todos piensan que él estuvo detrás de los ataques militares contra el ejército surcoreano en Cheonan  y a una isla bajo control de Corea del Sur, lo que llevó a las restricciones de la ayuda humanitaria desde el Sur. Esto ha agravado aún más los niveles de vida en el Norte. Los norcoreanos están dispuestos a hacer cualquier cosa para detener la sucesión’ «.

A pesar de la evidente inclinación derechista del artículo, los hechos reportados son de tremendo interés sintomático. No es una casualidad que las protestas reportadas se hayan producido cerca de la frontera china, donde el brazo fuerte de Pyongyang podría tener su punto más débil.

¿Y ahora qué?

La «democrática» dictadura capitalista que gobierna en Corea del Sur ha sido beneficiada por el «diablo en las puertas» de Corea del Norte. Se han gastado grandes sumas de dinero para militarizar el país, los derechos sindicales han sido pisoteados y el país entero ha estado permanentemente en pie de guerra desde el cese al fuego en 1953 que puso fin a las hostilidades de la Guerra de Corea, aunque técnicamente la guerra continúa. Todo esto ha sido justificado por la amenaza del Norte. Hasta el día de hoy, decenas de miles de tropas de EE.UU. siguen estacionadas en el Sur.

La pluma en el sombrero de la dominación corporativa del Sur es el tratado de libre comercio recientemente firmado con los EE.UU. Sin embargo, si el Norte se derrumba o se transforma en alguna especie de satélite estadounidense, de Corea del Sur o chino, ¿Cómo podrán seguir justificando la despiadada explotación y la represión ejercidas en contra de los trabajadores de Corea del Sur? Los trabajadores en el Sur han luchado como tigres para resistir las intenciones capitalistas de convertir al país en un simple maquila para las multinacionales de EE.UU. y Corea.

Hasta el momento, no hay señales de acción militar inminente por parte de los enormes ejércitos de Corea del Norte. Esto parece indicar que el ejercito está «en posición de firmes» detrás de Kim Jong-Un, al menos por el momento. Pero las cosas pueden cambiar rápidamente en cualquier momento. No se puede descartar una «agresión» desesperada por parte del régimen de Corea del Norte, aunque no es el escenario más probable.

Altos diplomáticos y líderes de los EE.UU., China, Japón y Corea del Sur han expresado sus condolencias y están tratando de posicionarse en el norte. «La gran hipócrita», Hillary Clinton, dijo estas dulces y amables palabras para el pueblo del Norte, después de décadas de sanciones y amenazas de EE.UU.: «Estamos profundamente preocupados por el bienestar de la gente de Corea del Norte y nuestros pensamientos y oraciones están con ellos durante estos difíciles momentos».

A un lado de la península, EE.UU., Corea del Sur y el imperialismo japonés, se estarán relamiendo los bigotes, a pesar de la incertidumbre de los próximos días. Pueden ser pacientes. Han esperado mucho tiempo para poner sus manos en el Norte, pueden esperar un poco más. Pero no pueden ser demasiado pacientes: China también está esperando en el flanco y ya tiene sus garras profundamente clavadas en el Norte. Si la reunificación con el Sur se presenta de la misma manera que la reunificación alemana, el flujo de trabajadores hacia el sur se utilizará para disminuir los salarios y las condiciones de vida, y la población del norte será considerada como ciudadanos de segunda clase o peores. El veneno del «norteño vs sureño» sería utilizado en un intento de dividir y someter a la clase obrera. Pero con el tiempo, el único camino será que los intereses de clase colocarán a la unidad del proletariado por delante, en contra los explotadores comunes!

En el otro lado de la brecha, los capitalistas chinos y su burocracia colosal movilizarán todos sus recursos para evitar la implosión completa del país, justo en su frontera, y para mantener en su poder el dominio de la situación. Corea del Norte es un elemento de respaldo de vital importancia para la geo-política de seguridad de China. Simplemente no pueden permitir que el norte sea absorbido por el sur, porque significaría tener decenas de miles de tropas de EE.UU. justo en su frontera. Mike Chinoy, del Instituto Norteamericano de China hizo la siguiente afirmación contundente: «Los chinos han dejado muy claro que no van a permitir que Corea se vaya por el desagüe. Harán todo lo que tengan que  hacer para mantener al país en pie».

Los informes de los medios de comunicación reportan que la gente del norte está afectada por el dolor. Esto bien puede ser el caso. Décadas de adoctrinamiento les han dejado completamente desorientados sin el «Querido Líder». Pero la situación real, seguramente será mucho más compleja con el paso del tiempo. En los últimos años, cada vez más norcoreanos han deseado vivir en el exterior. Muchos han huido a China en busca de una vida mejor. Algunos lo han hecho rumbo al Sur. El mercado negro -literalmente debajo de la masiva plaza Kim Il-Sung en Pyongyang- de los DVDs piratas y otros artículos de China y del Sur, ha penetrado en el norte.

En un análisis final, el desgastado régimen norcoreano no puede desarrollar los medios de producción. Es completamente dependiente de la ayuda exterior para sobrevivir, sobre todo de la China capitalista. Esta ayuda trae consigo una dinámica propia. La ilusión de que viven en un «paraíso socialista» se ha disipando desde la hambruna masiva de la década de 1990. La lenta, pero constante invasión del capitalismo también ha jugado su papel, aunque en este momento es imposible  saber con exactitud hasta qué porcentaje ha penetrado en la administración estatal de la economía.

Aún quedan muchas incógnitas. Pero no importa lo complejo que una situación pueda parecer, la lucha de clases es el motor de la historia y eventualmente encontrará una manera de manifestarse. Es probable que las masas de Corea del Norte se encuentren en un estado de shock y temor ante lo que está por venir, pero eso no durará para siempre. Los trabajadores en el Sur también están en un estado tenso de «esperar y ver», que tampoco pueden resistir. Finalmente, sólo los propios acontecimientos confirmarán cómo se desarrollarán las cosas en la península coreana en los próximos días, meses y años. Invitamos a nuestros lectores an estar atentos a los próximos acontecimientos históricos y a los análisis de la situación en Corea. Tal y como se desarrollen los acontecimientos, vamos a continuar desarrollando nuestra visión.