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arton148422En la mañana del 15 de noviembre Israel llevó a cabo la ejecución extrajudicial del líder militar de Hamas, Ahmed al-Jabari. Este acto desencadenó un nuevo conflicto mortal entre Israel y Gaza. Todo este asunto tiene todas las características de una provocación premeditada.

 «Cuando los gobiernos hablan de paz el pueblo sabe que habrá guerra» (Bertold Brecht)

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu quería provocar claramente a Hamás en un conflicto armado. Y ha tenido éxito. Hamás respondió con ataques con cohetes contra ciudades israelíes que bordean la franja de Gaza. Los israelíes han utilizado estos ataques como excusa para pulverizar Gaza.

A lo largo de la noche del 16 al 17 noviembre, la Fuerza Aérea de Israel bombardeó objetivos en la Franja de Gaza, incluyendo los ministerios clave de Hamas, comisarías de policía y túneles cerca de la frontera con Egipto. También llevó a cabo ataques en los barrios de Rafah, al-Sulan y al-Zahour, así como al este del campo de refugiados de al-Maghazi. Posteriormente, los ataques incluyeron el bombardeo de un edificio que era conocido por estar ocupado por periodistas internacionales.

La maquinaria de propaganda israelí ha ido a toda marcha. Trata de presentar su ataque militar como una respuesta justificada a los «ataques terroristas». Obedientemente, siguiendo la línea, los medios de comunicación del mundo occidental muestran su «imparcialidad» al presentar el conflicto como una guerra entre iguales: «bombas israelíes contra cohetes de Hamas».  Pero este conflicto es absurdamente desigual.

Gaza es una prisión al aire libre en el que 1,7 millones de personas viven en sólo 220 kilómetros cuadrados. Está enteramente a merced de su poderoso vecino, Israel. Este último posee la máquina militar más formidable de toda la región. Su arsenal de armas, incluyendo las armas nucleares, está financiado por Washington con una suma de 3.000 millones de dólares al año.

Por el contrario, Gaza es un pequeño enclave sitiado, compuesto principalmente por refugiados empobrecidos. Los cohetes primitivos y caseros disparados desde Gaza no son rival para el sofisticado armamento del ejército y de la fuerza aérea israelí. Cazas a reacción y aviones no tripulados israelíes están bombardeando Gaza día y noche.

Los israelíes afirman que sus ataques están destinadas a matar sólo a los «terroristas» y a los funcionarios de Hamas. Pero las cámaras de televisión de todo el mundo desmienten esta propaganda. A pesar de los reclamos de los israelíes de que estos ataques fueron dirigidos cuidadosamente, la mayoría de las víctimas fueron, como siempre, civiles, entre ellos mujeres y niños. Las escenas desgarradoras de cadáveres diminutos llevados en brazos por sus familiares enlutados a los cementerios han conmocionado a la opinión pública del mundo.

La población de Gaza está enojada y desesperada, pero cada vez está más traumatizada por el bombardeo implacable, contra el que no tienen defensas. A pesar de hablar de un alto el fuego, Israel continúa sus ataques aéreos sobre Gaza, y Gaza continúa con sus ataques de cohetes de largo alcance contra los principales centros de población israelíes. La vista de cohetes que vuelan en dirección a Israel puede o no levantar la moral, pero en realidad su eficacia como arma de guerra es mínima.

Hasta anoche (lunes) al menos un centenar de personas han muerto en Gaza, mientras que la cifra de muertos de Israel ha llegado al gran total de tres. Este no es un caso de «ojo por ojo, y diente por diente.» La cifra de muertos palestinos supera a la de israelíes en treinta y tres veces.

Los israelíes afirman que su sistema de defensa Iron Dome (Cúpula de Hierro) ha interceptado la mayoría de los cohetes. A juzgar por las cifras muy bajas de víctimas israelíes, esto puede ser cierto en parte. Sin embargo, las pretensiones de la IDF (Fuerzas de Defensa de Israel) de que sus interceptores Iron Dome han logrado interceptar el 90 por ciento de los cohetes están claramente exageradas.

Israel parece estar posicionándose en preparación de una operación por tierra. El gabinete israelí del 16 de noviembre aprobó la solicitud del ministro de Defensa, Ehud Barak, para disponer de 75.000 reservistas, incluso más que en la invasión de Gaza de 2008-2009. Las principales vías de acceso a Gaza, que corren paralelas al Sinaí, han sido declaradas zonas militares cerradas. Tanques, vehículos blindados, artillería autopropulsada y tropas han sido concentrados en la frontera en los últimos días. Si se trata de un acto de intimidación o una preparación para algo más grave, aún está por verse.

24859-israel-mantiene-ataques-en-gaza-pese-a-tregua-anunciada-por-¿Cuál es el propósito de todo esto? 

¿Qué interés puede tener Israel en la toma de Gaza esta vez? El momento no pudo haber sido un accidente. Se sigue el mismo patrón que vimos exactamente cuatro años atrás. El 4 de noviembre de 2008, mientras que los estadounidenses iban a las urnas para elegir un nuevo presidente, el ejército israelí entró en la Franja de Gaza con infantería, tanques y topadoras Su supuesto objetivo era desmantelar la extensa red de túneles utilizada por Hamas para contrabandear armas .

Hamas respondió con una andanada de fuego de mortero y cohetes. El 27 de diciembre de 2008, fue lanzada la Operación Plomo Fundido. La campaña militar comenzó con un bombardeo aéreo de una semana, seguido por una incursión terrestre de 15 días. Para el final de la campaña, muchas personas perdieron la vida y la infraestructura de Gaza quedó devastada.

Según cifras de las Fuerzas de Defensa de Israel, sólo diez soldados israelíes murieron (cuatro por «fuego amigo»). Los cientos de cohetes disparados por Hamas mataron a tres civiles israelíes. Pero fueron asesinados 1.166 palestinos, de los cuales 709 se decía que eran combatientes.

No es ningún secreto que Netanyahu quiere bombardear Irán, supuestamente para sabotear su programa nuclear. Tampoco es un secreto que Netanyahu esperaba la victoria de Mitt Romney en las elecciones de Estados Unidos. Los Republicanos son bien conocidos por ser defensores activos de un ataque contra Irán.

Obama es un representante más cauteloso de los Grandes Negocios de EEUU y está preocupado por el efecto de un ataque aéreo israelí contra Irán. Al flexionar sus músculos sólo unos pocos días después de las elecciones en Estados Unidos, Netanyahu está terminando un mensaje a Washington, que dice más o menos: «Obama puede decir lo que quiera, pero nosotros somos los que decidimos lo que ocurre en esta parte del mundo.»

Se ha dicho que ciertas fuerzas en Gaza pueden estar fabricando cohetes de largo alcance a nivel local. Más importante aún, se dice que los cohetes que han sido disparados contra Israel han sido importados de Irán. La última acusación daría un giro siniestro al conflicto actual, dotándolo de una dimensión regional que es muy conveniente para Netanyahu, quien está buscando cualquier excusa para lanzar un ataque aéreo contra Irán. Parte de sus cálculos puede haber sido un intento de apuntalar su trasero antes de tal ataque.

Al mismo tiempo, también se enviaría un mensaje al nuevo gobierno egipcio. Se supone que los Hermanos Musulmanes son hostiles a Israel. También se supone que son amistosos con Hamas. Pero este ataque ha mostrado al régimen de Morsi, primer ministro egipcio, como débil y pusilánime. El Cairo hace ruido sobre la «catástrofe humanitaria» en Gaza, pero no mueve un dedo para salir en su defensa.

 

Las perspectivas para las negociaciones 

Salta a la vista que el conflicto actual ha expuesto una vez más la impotencia de las llamadas Naciones Unidas. El Secretario General Ban Ki Moon, ha dicho que irá a Gaza, pero no podrá hacer nada.

Han estado circulando en El Cairo todo tipo de rumores contradictorios con respecto al resultado de las negociaciones de alto el fuego entre Hamas e Israel. Un portavoz de Hamas dijo a Al Jazeera que Israel y Hamas han «acordado el 90 por ciento de los términos de un nuevo alto el fuego». Pero él no dijo en qué consistía el diez por ciento restante. Y mientras que los funcionarios israelíes han dicho a los medios de prensa que el gobierno está en conversaciones con El Cairo sobre un alto el fuego, los funcionarios israelíes están negando en absoluto informes de que hayan enviado un representante israelí a El Cairo .

En vista de ello, parece que hay cierta base para un acuerdo. Hamas quiere disfrutar del prestigio de una victoria simbólica de sus ataques con misiles de largo alcance contra Tel Aviv y Jerusalén, pero no quiere pagar el precio de ver su liderazgo e infraestructura pulverizados en una invasión terrestre israelí.

Por su parte, Israel desea eliminar o neutralizar la amenaza que suponen los cohetes de largo alcance de Hamás, pero no quiere pasar por la experiencia de una invasión terrestre, sacando fuerzas israelíes de la guerra urbana con la amenaza de atentados suicidas que podrían resultar costosos.

Parece que Hamas está presionando para una tregua temporal a cambio de que Egipto abra el bloqueo de la frontera con Gaza e Israel detenga los asesinatos selectivos de sus líderes y comandantes militares. Que los israelíes acepten esto está en duda. ¿Quién va a garantizar ese acuerdo? A menos que Egipto se comprometa a asumir la responsabilidad por el arsenal de cohetes de Hamas para satisfacer las preocupaciones de seguridad de Israel, será difícil que Israel tome en serio estas conversaciones. Pero eso sería colocar al propio Egipto justo en el punto de mira de futuros conflictos. Eso también socavaría fatalmente al gobierno de Morsi.

Ambas partes quieren una salida negociada -pero en términos que dejara al otro lado en una posición más débil. Ambas partes son conscientes del juego de la otra parte. Con el fin de llegar a un acuerdo, Hamas tendría que reconocer el derecho de Israel a existir e Israel tendría que aceptar algo parecido a un estado palestino liderado por Hamas en Gaza, que poco a poco se haría cargo de la Ribera Occidental (Cisjordania). Ambas hipótesis parecen altamente improbables. Es difícil ver cómo esta contradicción puede resolverse pacíficamente.

Hamas no quiere renunciar a sus cohetes. Israel no puede permitir que Hamas posea armas que amenacen su corazón. Los misiles de largo alcance Fajr-5 pueden llegar a Tel Aviv y Jerusalén. La posesión de estos cohetes mejora la posición estratégica de Hamas y también sirve para socavar a la Autoridad Nacional Palestina (en Cisjordania) con respecto a Hamas. Por lo tanto, se resistirá a cualquier acuerdo que les prive de los cohetes. Sin embargo, Israel no aceptará los Fajr-5 en manos de Hamas. Netanyahu anunció a su gabinete el 18 de noviembre que los asesinatos selectivos no sólo continuarán, sino que se incrementarían.

Es posible que todo esto sólo signifique que tanto Israel como Hamas está tratando de reforzar sus posiciones de negociación, continuando sus ataques antes de que se alcance un acuerdo de cese del fuego. Sea como fuere, mientras que los líderes hablan de paz, la guerra ya está en marcha. Y a pesar de que un ataque terrestre directo en Gaza por los israelíes ha sido temporalmente paralizado, los israelíes ya han movilizado sus fuerzas y están listos para atacar cuando lo deseen.

Aunque es probable que los israelíes prefieran no atacar (por las consecuencias, tanto en términos de pérdidas de vidas humanas como en repercusiones políticas), están a punto de atacar. Y no hay que asumir que esto sólo sean palabras. Netanyahu ha dado cuenta de que si una tregua no se acuerda pronto una guerra terrestre se podría iniciar incluso antes del final de esta semana.

 

20121116_634886951468887192wGaza y la revolución árabe 

Los europeos están poniendo una fuerte presión sobre Jerusalén para que desista de una verdadera invasión de Gaza. Las capitales occidentales temen que cualquier conflicto grave en la región pueda salirse de control. A pesar de que siempre hablan de humanitarismo, sus verdaderos motivos son muy diferentes.

París, Londres y Berlín temen los efectos en el precio del petróleo y en la anémica recuperación económica. Por encima de todo, temen una nueva erupción de la «calle árabe», siempre muy sensible a la causa palestina. Esto es lo que inspira sus insistentes llamados a la paz y a la moderación. Pero los europeos están demasiado preocupados en tratar de detener la desintegración de la Unión Europea para involucrarse en lo que está sucediendo.

Los mismos temores existen en los más altos niveles del gobierno de Estados Unidos. Es por eso que Hillary Clinton está en un avión que se dirige hacia El Cairo. Pero, al haberse quemado los dedos en Irak, los señores de Washington no desean ser arrastrados a otra conflagración en el Medio Oriente.

En teoría, Estados Unidos puede presionar a Egipto con la amenaza de retirar la ayuda financiera y militar. Pero en la práctica ningún gobierno de EEUU puede oponerse a lo que hace Israel, ya que, después de la revolución egipcia, ahora es su único aliado fiable en toda la región. Por lo tanto, a pesar de sus palabras de comadreja, Obama ha respaldado efectivamente la posición israelí.

En una escala más amplia, sin embargo, Israel nunca ha estado tan aislado. Todavía en 2008, el Egipto de Mubarak podía servir de base para adoptar una posición de benévola «neutralidad», que era, en la práctica, un apoyo a Israel. Ahora Mubarak se ha ido, y ya no se puede confiar en el gobierno egipcio actual.

En 2008, Turquía era un aliado cercano de los EE.UU. y de Israel. Pero las relaciones de Israel con Turquía se han tensado hasta el límite por el ataque a un barco turco que llevaba ayuda a Gaza en mayo de 2010, durante los cuales varios ciudadanos turcos fueron asesinados por las tropas israelíes. El Primer Ministro turco, Erdogan, ha denunciado recientemente a Israel como un «estado terrorista».

Bajo Assad, Siria era un adversario, pero al menos era uno previsible. Con el caos en Siria extendiéndose hacia el Líbano, Israel ya no puede confiar en que Damasco mantenga en jaque a Hezbollah. Por otra parte, Irán ha aumentado su influencia en la región, poniéndola casi al mismo nivel que Israel e intensificando la atención sobre las instalaciones nucleares iraníes.

Más cerca de casa, la creciente crisis en Gaza amenaza con provocar una renovada inestabilidad en la Ribera Occidental y el despertar de los palestinos en Jordania. Al otro lado del valle del río Jordán, al este de Israel, el reino hachemita está colgando de un hilo.

Sin embargo, el país más directamente afectado es Egipto. El gobierno egipcio, aterrorizado por las consecuencias de una nueva guerra en las calles de El Cairo, ha sido el más activo en tratar de conseguir un alto el fuego: El Cairo acoge las conversaciones sobre un alto el fuego, con la participación de Hamas y miembros de la Jihad Islámica. Se dice que funcionarios israelíes también están presentes en El Cairo.

El gobierno egipcio tiene un interés muy vivo en la prevención de una invasión terrestre israelí de Gaza a causa de los efectos explosivos dentro de Egipto. Se supone que los Hermanos Musulmanes deben estar alineados con Hamas. Pero, en realidad, su apoyo se limita a los discursos hipócritas sobre la difícil situación de la población de Gaza. Morsi tendrá que prometer a los israelíes que hará todo lo posible para impedir el contrabando de armas a través de Gaza. Y quedará expuesto ante las masas.

Los líderes de Hamas tienen la ambición de ponerse el manto de la «resistencia» que fue usado antes por Hezbollah en Líbano. Tienen la esperanza de que la crisis actual les permita conseguir una «victoria» simbólica sobre Israel. Pero eso es un sueño vano, que puede terminar en la destrucción completa de Gaza.

Los habitantes de Gaza están cada vez más desesperados. No tienen ningún control sobre los acontecimientos que están destruyendo sus vidas. Odian a los opresores de Israel, pero también se resienten por el gobierno dictatorial de los «hombres barbudos», que no les ha traído nada más que muerte y sufrimiento. Ni Hamas ni la llamada Autoridad Palestina pueden ofrecer ninguna solución. Sólo una verdadera dirección revolucionaria puede mostrarle la salida al pueblo palestino.

Por su parte, la camarilla gobernante israelí pretende que sus acciones agresivas tienen el propósito de eliminar el arsenal de cohetes de Hamas y que así garantizaría la seguridad de Israel. Pero con cada nueva guerra, Israel se convierte en un lugar menos seguro. Cada vez está más aislado tanto en la región como a nivel internacional.

Estos ataques brutales contra Gaza han añadido una nueva vuelta de tuerca al embrollo sangriento de la cuestión palestina. El espectáculo de muerte y destrucción ha llenado a otra generación de jóvenes palestinos con sentimientos de rabia y de odio, y agrega nuevo combustible al fuego. De qué manera puede esto presentar a Israel como un lugar seguro para las generaciones futuras es un misterio.

Cada niño palestino que muere en un ataque aéreo profundiza el estado de ánimo de amargura y alimenta la sed de venganza. Cada «victoria» simplemente siembra la semilla de nuevas guerras, nuevos actos terroristas, y nuevos asesinatos y atrocidades. En este camino se encuentra nada más que muerte y destrucción para todos los pueblos de esta región infeliz.

En esta lucha, la Corriente Marxista Internacional se mantiene firme al lado de los oprimidos y contra los opresores. La cuestión de quién dispara el primer tiro y todo el resto de sofistería diplomática no tiene interés alguno.  Estamos hombro con hombro con el pueblo de Gaza contra el ataque bárbaro de los agresores israelíes. Estaremos a la vanguardia de cada movimiento contra la guerra, protesta y manifestación. Haremos todo lo posible para llevar a cabo el contenido de clase de la lucha, su carácter antiimperialista. Expondremos sin piedad la hipocresía de los gobiernos occidentales y su falsa retórica «humanitaria». Debemos establecer vínculos con los sectores más revolucionarios de la juventud de Gaza, que luchan contra el imperialismo y el Estado de Israel y también contra la dirigencia reaccionaria de Hamas y del ala burguesa colaboracionista de la dirección palestina. Por encima de todo, debemos mantener una perspectiva más amplia. El conflicto actual es sólo una parte de un cuadro mucho más amplio, que abarca todo el Medio Oriente y no se puede entender fuera de ese contexto.

La crisis de Gaza es sólo el preludio de una crisis mucho mayor. Está inseparablemente ligada a los planes de Netanyahu para un ataque aéreo contra Irán, que inflamará en llamas todo el Medio Oriente. Esto tendrá consecuencias incalculables, económicas, políticas y militares. Esto provocará una nueva ola de revueltas en el mundo árabe y más allá. Caerán regímenes. La gente tomará las calles. El precio del petróleo perforará el techo, y la economía mundial tendrá un vuelo en picada, como lo hizo en 1973 por razones similares.

La crisis de Gaza puede ser el fósforo que prenda todo el material combustible que se ha acumulado en el Medio Oriente. Marcará una nueva etapa en la revolución árabe en curso.

El escenario está preparado para acontecimientos dramáticos a escala mundial.

 

20 de noviembre de 2012