Entorno a un centenar de trabajadores de la empresa Venepal (Morón, Estado Carabobo) se desplazaron la mañana del 16 de agosto hasta Caracas para denunciar la grave situación por la que pasan, tras más de 4 semanas sin recibir sus salarios y u Alrededor de un centenar de trabajadores de la empresa Venepal (Morón, Estado Carabobo) se desplazaron la mañana del 16 de agosto hasta Caracas para denunciar la grave situación por la que pasan, tras más de 4 semanas sin recibir sus salarios y una vez que el empresario ha decidido declarar quiebra y deshacerse de la empresa. Los trabajadores denunciaron la actitud saboteadora y antiobrera del patrón y demandaron apoyo del gobierno y una rápida solución a sus justas reivindicaciones. El resto de la plantilla (de casi 400 trabajadores) se quedó en Morón vigilando las puertas de la fábrica y denunciando allá sus problemas.

Edgar Peña, secretario general del Sindicato Unión de Trabajadores de la Industria del Papel (SUTIP) -afiliado a la UNT- y representante del colectivo de trabajadores de Venepal, nos explica el conflicto: “Somos 400 trabajadores que en vista de que la empresa ha tomado toda una serie de decisiones unilaterales contrarias a nuestros intereses, como cerrar las operaciones de la empresa desde el 7 de septiembre y no cancelarnos los salarios, hemos decidido movilizarnos.”

Esto es más grave porque además vienen de un proceso en el que después de una impresionante lucha en la que los trabajadores, ante un intento anterior del mismo empresario de declararse en quiebra, ocuparon la empresa durante casi tres meses y salvaron los puestos de trabajo obligando a una negociación en la que intervino el gobierno y que se saldó con un acuerdo para la cogestión de la empresa entre el empresario y los trabajadores. El gobierno se comprometía a inyectar dinero y facilitar esta cogestión.

Sin embargo, el empresario ha vuelto ahora a demostrar una vez más que lo único que le interesa es destruir los puestos de trabajo actuale, y deshacerse de un colectivo de trabajadores que ha demostrado que sabe defender sus derechos, para vender la empresa a una multinacional llamada Smurfitl que sólo busca hacerse con los mercados y las partes más interesantes del negocio de Venepal y previsiblemente poner a funcionar sólo las partes que le interesen con una plantilla en condiciones precarias, sin derechos, sin sindicatos y pagando salarios de hambre.

“Esta decisión que tomó la empresa el 7 de septiembre”, dice Edgar, “es muy parecida a la que tomó el 4 de julio del año pasado cuando tomamos la empresa durante 80 días ininterrumpidos y volvimos al trabajo porque la Ministra de Trabajo dictó el reenganche de todos los trabajadores y obligamos con la lucha a la empresa a cumplir esa orden. Queremos hacer un llamado al ejecutivo nacional a que solucione nuestro problema ya que esta empresa hace tan sólo 8 años fue líder a nivel latinoamericano de la producción de papel. El cierre de Venepal, además de la destrucción de empleo, supondría crear una situación de monopolio a nivel nacional en la producción de papel y darle entrada a una transnacional llamada Smurfitl, que es un modelo de neoliberalismo, y cuya trayectoria ya es conocida ya que viene de hacerse anteriormente con varios activos de la empresa el control del sector en nuestro país”

Smurfitl se ha dedicado a ir resquebrajando y desincorporando de la empresa algunos bienes con la intención de irse adueñando de Venepal poco a poco. Smurfitl ha ido asumiendo de forma encubierta e incontrolada el control de Venepal

Nosotros desde la Corriente Marxista Revolucionaria estamos defendiendo la necesidad de que el Estado nacionalice las empresas tomadas por los trabajadores, amenazadas de cierre o en crisis como ustedes, CNV, Industrial de Perfumes y otras que pueda haber. Y que éstas sean gestionadas bajo control de los trabajadores ya que ustedes han demostrado que pueden, saben cómo hacerlo y son los principales interesados en que esto ocurra. ¿Qué le parece esta opción a los trabajadores de Venepal?, preguntamos a Edgar.

“La línea nuestra es esa, que el Estado asuma junto con los trabajadores la empresa y la saquemos adelante. Esta empresa fue líder y sacamos papel y cuadernos a Estados Unidos, China, otros países latinoamericanos, etc… Esta es la oportunidad que se le presenta al Estado de intervenir y resolver este problema de una empresa clave ya sea mediante una asociación estratégica o asumiendo la empresa, máxime cuando la empresa tiene una deuda con el Estado de alrededor de 12 millones de dólares.

“Nosotros llamamos al Estado a intervenir porque esta es una empresa estratégica para el Estado, producimos bovinas de papel, resmas de papel, cuadernos… Y es una empresa totalmente venezolana, ¿porqué no ponerla a funcionar bajo el control de los trabajadores y el Estado en una cogestión o a través del cooperativismo y quitar la actual dirección cuartorrepublicana, que la única visión que tiene en realidad es la del neoliberalismo? Los trabajadores junto al Estado debemos asumir el control mediante el cooperativismo o la cogestión”.

Esto además ocurre cuando el proyecto que defiende el presidente Chávez es el desarrollo endógeno. Que el Estado asumiese Venepal y la pusiese a funcionar bajo el control de los trabajadores permitiría que el mercado de papel nacional siguiese en manos de una empresa nacional. De lo contrario, éste quedará totalmente en manos de una transnacional que se caracteriza por condenar a los trabajadores a unas condiciones precarias de trabajo y que ya ha demostrado, llevándose algunos de los activos de la empresa a otros países, que sólo se beneficiaría de esta situación para hacerse con los mercados de Venepal para luego llevarse la producción adonde más le interesase, como han hecho otras transnacionales. Basta con recordar lo ocurrido con Viasa cuando fue dejada en manos de Iberia, y que es el patrón de conducta de las trasnacionales

“Efectivamente”, coincide Edgar Peña. “Nosotros defendemos esa misma idea de que Venepal debe mantenerse bajo control del Estado y los trabajadores e incluso hemos presentado un proyecto para suministrar material para las Misiones y contribuir con nuestro trabajo y la calidad reconocida de nuestros productos al desarrollo de este proceso revolucionario”

Un trabajador añade “Nosotros tenemos una máquina, la máquina 3, que sólo hay que paretar un botón y estamos en condición de producir papel blanco masivamente y abastecer a las misiones, a la UBV, y a todo los que se necesite”. Otro trabajador explica que “la empresa además tiene una extensión grandísima. Se extiende por Carabobo, Yaracuy y hasta una parte de Falcón. Tiene bosques de eucaliptos y hasta había ganadería en territorio de la empresa que gestionaba el empresario en su día. Hasta un molino. Todo eso está abandonado por el empresario y podría ser puesto a producir”.
Todo esto cuando el propio Presidente Chávez ha llamado a utilizar las tierras ociosas y cuando se está implementando la misión Vuelvan Caras que busca recuperar espacios productivos abandonados, desarrollar núcleos de producción endógenos e impulsar la lucha contra el desempleo y el fomento de cooperativas. La elección que se le presenta al gobierno es dejar morir esta empresa clave y que se destruyan los puestos de trabajo de este colectivo y todo este inmenso potencial productivo o tomar la empresa en sus manos y bajo el control y la gestión de los propios trabajadores impulsar un proyecto realmente revolucionario que podría salvar no sólo los 400 puestos de trabajo actuales sino generar centenares de empleos más en toda la zona. Y además cuando el colectivo de trabajadores, totalmente identificado con este proceso, está dispuesto a hacerlo y ya ha demostrado que puede hacerlo.

Como explica Rowan Jiménez, del comité de Conflicto, “El año pasado, cuando la empresa ya intentó sabotear la economía y parar la producción, ya gestionamos la empresa. Con sólo tres gerentes en ella, los trabajadores nos mantuvimos en nuestros puestos y organizamos y sacamos la producción, batimos un récord de productividad y se redujeron los gastos improductivos a niveles nunca vistos.”

Los trabajadores de Venepal piden ayuda con su lucha. Para solidarizarse con ellos pueden dirigirse a Edgar Peña o Alexis Hornebo a los teléfonos 0416-7421649 o 0416-4087101 o a Rowan Jiménez o Abraham Morillo 0416-3407731 y 0416-7423607.

También pueden ingresar aportaciones de solidaridad en el fondo abierto para tal fin en la Cuenta de Ahorro 0108-0125-71-0200359704 del Banco Provincial a nombre del sindicato SUTIP.