zizek-tsipras

Slavoj Zizek se ha construido una reputación de respetado «marxista» académico y es visto como una especie de «estrella de rock» en la izquierda. Sin embargo, su último intento de traducir sus teorías en políticas concretas para un posible futuro gobierno de SYRIZA en Grecia revela que no hay nada revolucionario en su pensamiento. En realidad está proporcionando credibilidad académica a una corriente reformista moderna y se ha convertido en un apologista del giro a la derecha de la dirección de SYRIZA.

En la sexta edición del Festival Subversivo celebrada en Zagreb en mayo, Slavoj Zizek sostuvo un debate público con Alexis Tsipras, el líder de SYRIZA, sobre el papel de la izquierda europea. Zizek explicó las razones por las que apoya SYRIZA y las expectativas que tiene de este partido. Presentó también propuestas específicas sobre la orientación política que SYRIZA debería asumir. Después de un ataque contra Zizek por parte de Nueva Democracia en Grecia, el periódico griego Eleftherotypia le hizo una entrevista en la que repitió sus puntos de vista sobre SYRIZA.

El propósito de este artículo no es debatir las ideas filosóficas generales de Zizek. En este artículo, nos limitaremos a abordar algunas de las propuestas concretas que Zizek sugiere que Syriza debería adoptar. Pensamos que no hay nada novedoso en lo que Zizek planteó en su debate con Tsipras. De hecho, aunque trate de cubrir sus posiciones con una retórica de izquierda, su posición básica sobre la situación en Grecia proviene directamente de la tradición estalinista del “Frente Popular”, incluyendo también la vieja idea de formar una alianza con la burguesía supuestamente «progresista» o, como él dice, «patriótica», como se evidenciará a partir de las citas que presentamos más adelante en este artículo.

Zizek considera que SYRIZA es un fenómeno nuevo y único. Alega que SYRIZA es diferente de los movimientos radicales del pasado, como el movimiento liderado por Mandela en Sudáfrica, o el movimiento en torno a Lula en Brasil. Él dice estos movimientos llegaron al poder prometiendo cambios radicales, pero que una vez en el gobierno solo lograron llevar adelante reformas limitadas y en esencia sirvieron a los intereses del capitalismo global. También afirma que SYRIZA es diferente de lo que él define como la «izquierda radical» que apoya claramente los principios revolucionarios, pero no intenta ni desea tomar la responsabilidad del poder, condenándose inevitablemente al fracaso.

Zizek sostiene que SYRIZA se diferencia en el hecho que aunque es un partido genuinamente radical de izquierdas con principios, posee también la cualidad adicional de hablar con la voz de la razón en un ambiente político europeo que enloquece gradualmente. Zizek considera que las medidas de austeridad adoptadas en toda Europa son dogmáticas y basada en cuentos de hadas. Esto es lo que dijo en el debate con Tsipras:

«Algo muy peligroso está ocurriendo ahora en Europa… Creo que la elite política europea está perdiendo gradualmente su capacidad de gobernar. En otros países, incluyendo los EE.UU., con todas sus compromisos, y demás… Obama lo está logrando de alguna manera… mientras que Europa, por su parte, está perdiendo su brújula… Los dirigentes no saben qué hacer. La tarea a la que se enfrenta SYRIZA no es tomar algún tipo de medidas radicales locas, sino simplemente y de una manera muy pragmática, que tendrá consecuencias muy radicales, traer raciocinio, dar esperanza a la gente y estabilizar la situación…“ [énfasis nuestro].

Y continúa diciendo:

«… Lo que estoy diciendo es que debemos estar más atentos a la irracionalidad que está profundamente arraigada en nuestras reacciones diarias, la irracionalidad ideológica del sistema global de hoy… Krugman una vez dio una respuesta ingeniosa cuando explicó que incluso si hubiéramos sabido hace diez años que la crisis financiera de 2008 iba a pasar, sin embargo, no hubiéramos hecho nada para evitarla. Esta es la tragedia del capitalismo actual. Aunque uno sea plenamente consciente, continuará siguiendo sus ilusiones… «.

Vemos aquí cómo Zizek solo repite una idea que está presente en toda la izquierda reformista en Europa: los recortes en el gasto social no son necesarios ni siquiera desde el punto de vista del capitalismo, sino que son el resultado una fijación ideológica irracional de los políticos burgueses europeos. En lugar de explicar que, dadas las contradicciones fundamentales propias de un sistema basado en el lucro, la burguesía no tiene ninguna otra política para ofrecer; en lugar de explicar que dentro de los límites del capitalismo no hay salida, se presenta la situación como si toda la burguesía europea estuviera completamente desquiciada y comportándose “irracionalmente”. De ello se desprende que una solución dentro de los límites del capitalismo es posible.

Tenemos que hacer la pregunta: ¿qué hace que los líderes políticos de la burguesía europea – y los reformistas – actúen de manera tan «irracional»? Los líderes políticos europeos están actuando en el marco de la crisis más profunda en la historia del capitalismo. Es esta crisis la que determina sus políticas y comportamientos. Zizek, quien se ha referido a esta crisis en otros discursos y también en algunos de sus escritos, en esta ocasión no parece prestar ninguna una atención particular a las condiciones materiales concretas, ni de proporcionar un análisis de la lucha de clases que fluye de la misma. Su conclusión es que todo lo que necesitamos es un poco de «racionalidad» y ve a SYRIZA y a su dirigente Tsipras como los portadores de ese pensamiento lógico.

Para los marxistas, esta manera de ver las cosas es idealista. El capitalismo es sin duda una irracionalidad desde el punto de vista de las necesidades reales de la humanidad. Pero, una vez que existe, lo que lo impulsa es la búsqueda del lucro por parte de todos los capitalistas. Lo que  produce lucro es lógico y racional para los capitalistas, lo que no, es ilógico e irracional.

Basándose en el análisis concreto de las contradicciones del sistema, ya advertimos hace tiempo (véase Una alternativa socialista a la Unión Europea, Alan Woods, 1997) que la unificación que la burguesía europea estaba tratando de lograr – a pesar de ser el único camino que podía seguir en la medida que era incapaz de competir con los otros bloques económicos del resto del mundo – no se podía lograr. Esto, explicamos, era porque la competencia entre los Estados que conforman la Unión Europea – Estados que están en diferentes niveles de desarrollo – inevitablemente se volvería feroz, cuando la cuota de mercado de cada uno de ellos se redujera rápidamente en tiempos de crisis.

Alemania está en el corazón de la Unión Europea (UE) y tiene un doble papel, como socio y competidor de los otros estados miembros de la UE. En el pasado, el crecimiento económico se ha mantenido en Europa a través de la expansión del crédito a niveles sin precedentes. Mientras que la economía estaba en auge y los bancos y las grandes empresas estaban logrando grandes ganancias, el crédito podía expandirse. Pero ahora la deuda llegó a tales niveles que incluso la poderosa economía alemana no puede cargar el peso de toda la deuda europea. Sería muy «irracional» hacerlo. La clase dominante alemana tampoco está dispuesta a dar su consentimiento para la emisión de dinero sin control, ya que esto llevaría a una inflación masiva en una etapa posterior de la crisis y esa inflación sin duda estaría fuera de control. Al mismo tiempo, las clases dominantes de Europa están presentando la factura a los sectores más pobres de la sociedad, poniendo en peligro la paz social conseguida en el período después de la segunda guerra mundial. Tratando de encontrar un equilibrio económico, están desestabilizando el equilibrio entre las clases sociales.

Así, podemos ver que lo que las clases dominantes de Europa están enfrentando es un dilema real: deben recortar el gasto en un intento de reducir la deuda, pero al hacerlo están simplemente recortando aún más el mercado. Sus políticas derivan de esta situación y no de una arraigada ideología «neoliberal». Los estrategas serios de la clase dominante lo pueden percibir claramente. Los dirigentes reformistas del movimiento obrero, sin embargo, solo pueden ver un sistema que se está volviendo «loco». Hay también algunos pensadores burgueses que ven las cosas en esos términos. Para estos tecnócratas las opiniones expresadas por el presidente de SYRIZA en las reuniones internacionales parecen bastante lógicas: la austeridad debe terminar, y con ella terminará el círculo vicioso que impide el crecimiento económico. Sin lugar a dudas, a todos nos gustaría ver crecimiento económico, salarios más altos, más puestos de trabajo, etc. Pero, ¿es posible todo esto dentro de los estrechos límites del sistema capitalista?

Zizek dice: “La políticas de austeridad no son políticas lógicas”. La pregunta que debemos hacernos es: ¿cuál es la alternativa a la austeridad? La burguesía, en países como Gran Bretaña y los EE.UU. ha puesto en marcha lo que denomina «flexibilización cuantitativa», es decir la impresión de papel moneda, con escasos resultados excepto la acumulación de presiones inflacionarias para el futuro. Básicamente, el objeto de las críticas de Zizek es el monetarismo, es decir, el llamado «neoliberalismo». La alternativa al monetarismo bajo el capitalismo es el keynesianismo, lo que requeriría una gran cantidad de gasto público. Con los altos niveles de deuda existentes en todas partes, ¿de dónde propone Zizek sacar el dinero? En la medida en que excluye el derrocamiento de la burguesía (ver abajo), y se limita a sugerir una abstracta «redistribución» de la riqueza, está obligado a buscar una solución dentro de la lógica del capitalismo, y por lo tanto termina siendo un reformista más, que se aferra al keynesianismo como salida a la crisis [para un análisis detallado de las ideas de los monetaristas y keynesianos, véase: Marx, Keynes, Hayek y la crisis del capitalismo, en inglés].

La austeridad no es más que una forma de lucha de clases, y es una opción inevitable para la clase dominante, y no sólo una opción política. El resultado de esta guerra estará determinado por las políticas adoptadas por la dirección del movimiento obrero. La clase obrera ha demostrado en varios países que se está orientando hacia conclusiones muy radicales y está dispuesta a dar la batalla. En Grecia, esto es clarísimo. Las huelgas generales, las manifestaciones y las protestas masivas de los últimos años lo confirman claramente. Los capitalistas, de hecho, son muy conscientes de que tarde o temprano la lucha de clases explotará por todas partes – no sólo en Grecia – y se están preparando para ello.

Pero, ¿qué hacen los líderes del movimiento obrero? ¿Cuál es la estrategia, cual es el programa de los líderes de la clase obrera? Más importante aún, ¿cuál debería ser la estrategia?

En su entrevista con Eleftherotypia, Zizek dice:

«…estoy harto de la izquierda que dice de querer permanecer fiel a sus principios y sueños de soluciones radicales y por lo tanto siempre termina siendo marginalizada, ya que no está realmente interesada en ganar; tal vez debido a que entrando en el gobierno, su ineficacia quedaría demostrada. Por el contrario, SYRIZA está dispuesta a asumir el gobierno en tiempos muy difíciles para su país y sin prometer una solución rápida. No son izquierdistas locos que que intentarán llevar a cabo una utopía y cuando fracasen, culparan al imperialismo occidental» [traducido del original en griego].

Podemos entender por qué Zizek denuncia a aquellas sectas de la autodenominada «izquierda radical» que, en nombre de la pureza de las ideas revolucionarias adoptan métodos y tácticas que les impiden conectar con las necesidades reales de las masas. Sin embargo, la principal característica de los sectarios no es su devoción a los principios, como dice Zizek, sino su rigidez cuando se trata de sus tácticas y su propaganda genérica de un programa que es revolucionario solo en teoría.

De hecho, el sectarismo conduce al aislamiento de las masas y por lo tanto al fracaso. ¿Qué tiene para ofrecer la «pureza revolucionaria», si las políticas que emanan de ella conducen inevitablemente al fracaso? Sin embargo, la manera de responder a ese sectarismo no es denunciar el programa revolucionario, ni posponer el «objetivo estratégico del socialismo» a un futuro indefinido, que es lo que Zizek hace. Zizek, a la reformista clásica, tira al bebé con el agua del baño. Él compara la defensa principista de un programa revolucionario con el sectarismo. De este modo está llevando a cabo un truco deshonesto. En realidad es posible mantener una posición revolucionaria principista y aplicarla de manera flexible, no sectaria, al movimiento obrero en su conjunto. Es posible conectar el programa del marxismo revolucionario con el movimiento de masas, como hicieron Marx, Engels, Lenin y Trotsky en el pasado. En ninguna parte de los textos de los grandes pensadores marxistas se encontrará nada que justifique el abandono del programa revolucionario del socialismo como una forma de alcanzar el poder. ¡Al contrario!

Lo que se necesita es combinar la defensa del programa revolucionario con la flexibilidad en la táctica. Esto es lo que podría permitir que un partido revolucionario de masas pueda echar raíces entre la clase obrera. El éxito de una política revolucionaria depende de la capacidad de conectarla con éxito a las necesidades de la clase obrera, y en usarla como palanca para tomar conciencia de la tarea a la que nos enfrentamos: el derrocamiento del capitalismo.

Para Zizek, sin embargo, el derrocamiento del capitalismo es algo para un futuro muy lejano. Para él, es demasiado pronto para tales intentos. Según Zizek, en esta etapa, la izquierda debería adoptar un enfoque más moderado. Las reformas radicales no son necesarias, todo lo que se requiere, como se mencionó anteriormente, es trabajar «de una manera muy pragmática, que tendrá consecuencias muy radicales, traer raciocinio, dar esperanza a la gente y estabilizar la situación«. Por lo tanto, todo lo que se requiere es romper con la locura e irracionalidad de los dirigentes burgueses actuales e introducir la razón.

El problema es que esta vuelta a la razón que Zizek quiere ver, viene acompañada de políticas que estan limitadas por este mismo sistema capitalista. El capitalismo tiene sus propias reglas que lo rigen, y dentro de sus límites, es imposible planificar la producción y la distribución. La idea de la redistribución de la riqueza sin expropiar y derribar a la burguesía es totalmente utópica. En la práctica se limita a pedir que la pequeña minoría de capitalistas ricos renuncie voluntariamente a parte de su riqueza por el bien de la sociedad en general. Si Zizek nos puede decir donde podríamos encontrar burgueses de ese tipo, ¡estaríamos muy interesados ​​en conocerles!

Dada la naturaleza anárquica del capitalismo, las necesidades sociales reales no pueden ser estimadas y enumeradas, por lo que una planificación efectiva para producir los bienes que satisfagan las necesidades sociales de la mayoría de la población es imposible. Cualquier política que respete las reglas del capitalismo – por ejemplo una política keynesiana que incremente la demanda, como la dirección de SYRIZA a menudo propone – no es de ninguna manera racional o razonable porque ignora cómo funciona realmente el capitalismo. Este tipo de políticas no van a la raíz de la causa real de la crisis, sino que sólo tratan de curar sus síntomas con tratamientos superficiales.

El punto de vista de Zizek esconde una ilusión reaccionaria: que la izquierda, una vez en el gobierno, podrá convencer al menos a una parte de los capitalistas para que apoyen políticas beneficiosas tanto para ellos como para los trabajadores. Esto es absurdo y es como tratar de convencer a un tigre que se haga vegetariano. Para maximizar los beneficios, los capitalistas están exigiendo recortes en los costes laborales y compiten entre sí para ver quién puede recortar más. Pensar que los capitalistas pueden comportarse de otra manera es ignorar el mundo real en el que vivimos.

Para estabilizar la situación en el capitalismo y dar esperanza a la gente, tiene que haber un crecimiento económico que genere la suficiente plusvalía, mientras que al mismo tiempo, las relaciones sociales, en términos nacionales e internacionales, tendrían que permitir que la clase obrera recibiera una parte suficiente de la misma. Este es un escenario que se realizó – aunque sólo parcialmente – en circunstancias muy especiales, como el prolongado período de crecimiento capitalista que se vivió después de la Segunda Guerra Mundial en Europa, pero que es completamente utópico en un período de profunda crisis capitalista, como el que estamos viviendo hoy en día.

Así, mientras que Zizek dice que está «harto» del sectarismo de la «izquierda revolucionaria», no está tan harto del reformismo, una tradición y práctica política que, a pesar de su nombre, en realidad es incapaz de conseguir ni siquiera las reformas más modestas en las condiciones actuales. A pesar de sus feroces ataques contra el capitalismo, principalmente desde un punto de vista moral, en realidad sus opiniones revelan ilusiones en el potencial de crecimiento del sistema. Lo enfoca desde el punto de vista de capitalistas malos, mafiosos, contra capitalistas auténticos, honestos y productivos, que quieren el bien de la nación.

Las “alianzas realístas” de Zizek

Después de la presentación de dichos objetivos para SYRIZA, Zizek sugiere también lo que él considera como alianzas políticas «originales». En su entrevista con Eleftherotypia afirma lo siguiente:

«Lo que necesitamos son alianzas verdaderas y razonables, no revoluciones comunistas, sino parlamentos burgueses que traen resultados. La izquierda debe abandonar su actitud sectaria y acercarse a la que podría ser definido como burguesía patriótica».

A principios de este año, en el mencionado sexto Festival Subversivo celebrado en Zagreb, durante el debate con Alexis Tsipras, Zizek abordó esta misma cuestión planteando la necesidad de una alianza con la burguesía supuestamente «patriótica» o «progresista». Aquí mencionamos algunas de las cosas que dijo [El debate completo está disponible en línea]:

[Minuto 50-54] «Es una cuestión de alianzas inteligentes … seguiremos viviendo por unas cuantas décadas bajo el capitalismo … utilizaré un viejo término … un burguesía patriótica… que tiene algún interés genuino en producir para el pueblo … No se trata de atacar a los ricos en general, sino de una estrategia cuidadosamente planeada … Hay cosas que funcionan bajo el capitalismo, si se aplica correctamente … la competencia, especialmente en la producción a pequeña escala de bienes de consumo y así sucesivamente … Un sueño para mí de lo que SYRIZA debería ser, dentro de esta redistribución global, es hacer la vida más fácil, incluso para los capitalistas realmente productivos … Esto sería un verdadero triunfo para SYRIZA … Ellos dirían que no sólo podemos mejoramos la situación para los trabajadores, sino también usted si es un capitalista bueno y honesto, debería votar por nosotros… y estoy dispuesto a ir con vosotros y ser una especie de voz de “los capitalistas por SYRIZA”. Ese sería mi sueño”.

Aquí se nos presenta a un reformismo en estado puro. Aquí se nos presenta la idea que existen  capitalistas buenos y productivos que quieren producir y capitalistas de tipo mafioso. ¿Desde cuándo hay capitalistas que tienen un «interés genuino en la producción para el pueblo»? ¿Acaso Zizek de repente olvidó todas sus lecturas de Marx? Los capitalistas invierten en la medida que pueden obtener un beneficio. Esto es lo único que les motiva. Si en Grecia hubiera márgen para una inversión rentable en la industria manufacturera, puedes estar seguro de que los capitalistas llegarían corriendo con su dinero. Pero en lugar de esto los capitalistas mantienen su dinero almacenado en bancos extranjeros o, a lo sumo,  lo utilizan en inversiones especulativas.

Zizek también introduce otra idea muy antigua: que la producción a pequeña escala puede operar sobre una base competitiva. ¿Ha olvidado de nuevo lo que Marx explicó hace mucho tiempo, que la producción a pequeña escala, inevitablemente, conduce hacia los monopolios a gran escala, precisamente a través del mecanismo de la competencia? ¿O debemos creer que un gobierno de SYRIZA pueda ser capaz de girar el reloj de la historia y llevarnos hacia atrás a una época en la que la producción se encontraba todavía en su fase inicial de empresas familiares a pequeña escala?

Querido compañero Zizek, la única forma de capitalismo posible actualmente es la que tienes frente a ti, una forma dominada por gigantescas corporaciones multinacionales. Los consejos que les estás dando a los dirigentes de SYRIZA son muy peligrosos porque siembran ilusiones en la posibilidad de encontrar algún tipo de burguesía «progresista», con la cual se podría gobernar conjuntamente en el interés tanto de los trabajadores como de los capitalistas. Cualquier intento de este tipo conduciría a SYRIZA al desastre, y los trabajadores y los jóvenes de Grecia pagarían un alto precio por ese fracaso.

Zizek sobre el Estado griego

Lo alejado que está Zizek de una verdadera comprensión del marxismo se puede ver en lo que dijo sobre el Estado griego:

«SYRIZA no debería llevar a cabo un tipo de revolución izquierdista loca. SYRIZA incluso tendría que modernizar el Estado griego, para que finalmente sea eficiente, incluso un estado burgués mucho mejor, si quieres… Tendreis que hacer el trabajo decente que la clase capitalista griega fue incapaz de llevar a cabo por si misma” [Minuto 58].

No cabe duda de que el camarada Zizek ha leído El Estado y la Revolución de Lenin. Leyendo la cita anterior nos gustaría saber si realmente está de acuerdo con Lenin o si se acuerda de lo que ha leído. En la cita anterior vemos las ilusiones totalmente reformistas de Zizek en relación al Estado griego. Claramente, piensa que este Estado burgués griego no sirve, pero en cambio invita SYRIZA a la creación de un «mejor estado burgués». Por lo tanto, suponemos que se refiere a un Estado que sea eficiente, que termine con la burocracia, el nepotismo, la corrupción, etc. Esto está en consonancia con su opinión de que en Grecia, en algún lugar, hay una burguesía honesta, productiva y progresista.

Así, de acuerdo a la lógica de Zizek, ya que las «revoluciones comunistas» están excluidas – y, en consecuencia SYRIZA no debería tratar de derrocar al capitalismo – parece lógico un «acercamiento» a esta supuesta burguesía «patriótica» como un aliado necesario para la reforma del Estado y el desarrollo económico. El único obstáculo para conseguir esta alianza realista parece ser una parte sectaria de la izquierda. Y para que la izquierda supere este sectarismo, puede ser necesario el látigo de alguien como… la Thatcher, como él mismo dice, en la entrevista con Eleftherotypia. Suponemos que con esto él quiere referirse a un dirigente fuerte de la izquierda que pueda imponer la unidad a la izquierda, llevarla a la razón y hacer que adopte el punto de vista realista que Zizek sugiere.

Vemos cómo Zizek no tiene ningún problema en sugerir a SYRIZA la adopción de una política de colaboración de clases. Dice que lo que se necesita es imaginación y abandonar los tabúes. Los marxistas, por otra parte no tenemos la obligación de aceptar una posición profundamente errónea y peligrosa, no importar cual imaginación la haya formulado. Más bien, es nuestro deber exponer el papel nefasto que estas ideas pueden tener tanto en SYRIZA como en el movimiento obrero en su conjunto.

En primer lugar,  uno tendría que preguntarse quién es esta «burguesía patriótica» y si realmente existe, y después, qué intereses en común podría tener con la clase obrera. Una cosa es entrar en una discusión acerca de una alianza con un sector de la burguesía, y otra muy diferente es discutir qué tácticas debería emplear un gobierno de izquierdas para ganar a los pequeños comerciantes que se declararon en quiebra a causa de la actual crisis. Los pequeños comerciantes, los artesanos, los pequeños negocios no son lo mismo que las grandes empresas y la clase dominante. Ellos forman la pequeña burguesía sobre la cual, en tiempos normales, la gran burguesía se apoya en la búsqueda de apoyo político. Pero en tiempos de crisis grave, estas capas se enfrentan a la bancarrota y la miseria. Estas capas pueden y deben ser ganadas por la izquierda. Pero lo que no puede hacerse es inventar una fantasmal «burguesía progresista». La única manera de ganar a estas capas es atreviéndose a presentar un programa revolucionario que incluye la nacionalización de los bancos y las grandes empresas. Por ejemplo, a través de la nacionalización de los bancos y su unión en un solo banco estatal centralizado, sería posible ofrecer créditos baratos a los pequeños empresarios.

Cuando Zizek habla de la burguesía «patriótica», se refiere a una clase social abstractamente construida, una especie de «burguesía progresista». Esta clase sería supuestamente una capa progresista de propietarios de capital que estarían dispuestos a inyectar dinero en la economía mediante la inversión en la producción – y que no mantendrían su capital en bancos extranjeros o en paraísos fiscales – y a transformar la sociedad griega barriendo las viejas reminiscencias históricas, como por ejemplo la relación jurídica entre el Estado y la Iglesia. Es evidente que esta clase nunca existió en la historia del capitalismo griego y ciertamente no existe ahora. Hoy en día, esta clase no existe ni siquiera en los países capitalistas avanzados, donde la burguesía jugó un papel progresista en el pasado.

Un indicador concreto de la ausencia de esta clase en Grecia hoy es su falta de representación política. Los propietarios de pequeños negocios que reaccionan en contra de la Troika, de hecho, están decepcionados porque el gobierno es incapaz de protegerlos de los ataques del capital extranjero. En su desesperación, o recurren a los demagogos de derecha y a los partidos de extrema derecha, como los Griegos Independientes o Amanecer Dorado, o en algunos casos a SYRIZA.

Es importante señalar aquí que la colaboración que la dirección de SYRIZA ha propuesto a los Griegos Independientes no se debe a una estrategia política de apelar a esta supuesta burguesía «patriótica», sino a una alianza reaccionaria y oportunista que decepciona y confunde a las filas del partido. Por desgracia, las declaraciones superficiales de Zizek, en lugar de proporcionar claridad a estas cuestiones – como deberían – sólo brindan una cobertura «radical» a los métodos reaccionarios que tienen su origen no en supuestas ideas originales, sino en las tácticas traicioneras del frente-populismo estalinista de los años 30, que son muy peligrosas para el movimiento.

¿Cuál debe ser la posición de SYRIZA sobre la pequeña burguesía?

En lugar de hablar de un acercamiento con la burguesía «patriótica», la discusión debería centrarse en cómo un gobierno de izquierda podría obtener el apoyo o por lo menos la aceptación, de las capas pequeño-burguesas de la sociedad.

No hay duda de que la izquierda tendrá que formar alianzas cuando llegue al poder. Sin embargo, su primera tarea debe ser la de asegurar el éxito fundamental en organizar y dar voz a la clase obrera. Ningún debate sobre las alianzas tiene sentido sin este requisito básico. La conquista de las capas de la pequeña burguesía no puede lograrse capitulando a las políticas de los partidos burgueses, que en realidad no cuentan con el apoyo consistente de ninguna sección de la sociedad. El único camino para un gobierno de izquierda es aplicar sistemáticamente el programa de la clase obrera, que sólo puede ser el programa de la revolución socialista. La nacionalización de la banca y de las principales palancas de la economía no es un programa hostil a la clase media. Más bien, esta es la única forma de controlar el flujo de crédito y permitir la planificación de la reconstrucción de la producción en el país. Esto ofrecería un soplo de aire fresco a las clases medias que están siendo aplastadas por los monopolios.

Defender la «revolución comunista» no constituye sectarismo, como Zizek parece creer. Al contrario, el estallido de acontecimientos de carácter revolucionario en varios países demuestra que no se trata de eventos locales, aislados, sino de manifestaciones de una crisis profunda del capitalismo en su conjunto. Los movimientos revolucionarios que hemos visto recientemente en países como Turquía y Brasil, y más aún en Egipto y Túnez, expresan un profundo deseo de las masas por el cambio. En todos los casos las masas han levantado reivindicaciones que son de hecho incompatibles con la continuidad del capitalismo. Quieren trabajo, sanidad y educación de calidad, salarios decentes, etc. Esto quiere decir objetivamente que están en ruta de colisión con el sistema. Inicialmente, las masas pueden pensar que la satisfacción de sus demandas puede lograrse sin desafiar las bases mismas del sistema, pero a través de la experiencia y de la lucha, van a llegar a la conclusión de que todo el sistema debe ser barrido. La pregunta que debemos resolver es si la izquierda en Europa y en todo el mundo puede analizar estos fenómenos, tomar el camino correcto y dirigir a la clase obrera, no sólo en Grecia, sino de manera organizada y coordinada, en cada país. Una nueva organización internacional revolucionaria de masas que se base en los sólidos cimientos del marxismo es más relevante que nunca.

Slavoj Zizek es un orador popular de audaces expresiones faciales y gesticulación, que utiliza bromas y excesos verbales provocativos, pero que no parece ser capaz de captar la esencia de la situación en Grecia. Junto con su apoyo a SYRIZA, adopta acríticamente toda la agenda de la dirección del partido convirtiéndose así en su apologista ideológico. Proporciona un soporte teórico a todas las políticas equivocadas de la dirección del SYRIZA con el «glamour» de un «filósofo radical.» Su radicalismo, sin embargo, a pesar de sus intenciones, es inconsistente y esconde el conservadurismo más insidioso, el conservadurismo de la colaboración de clases, que es la piedra angular de todas las políticas socialdemócratas. No es eso lo que la militancia de SYRIZA y en general los trabajadores y la juventud en Grecia necesitan.

La Tendencia Comunista de Syriza entiende que las masas se han orientado hacia el partido depositando en el mismo sus esperanzas y seguirán apoyándolo esperando un cambio significativo en su vida.

Para la Tendencia Comunista la única opción realista para SYRIZA es no ceder ante las presiones de la burguesía, sino al contrario, luchar por un gobierno de la izquierda – ofreciendo un frente unido al KKE – que sería un gobierno revolucionario que llevara a cabo un programa socialista que establezca una economía nacionalizada y planificada. Este Gobierno debería explicar que, para asegurar los puestos de trabajo, salarios decentes, sanidad de calidad, buenas escuelas y una mejora general de las condiciones de la clase obrera, la riqueza de la gran burguesía, los bancos y las grandes empresas deben ser tomadas bajo control público. No hay otra manera, independientemente de lo que Zizek pueda pensar.

¿Quién puede dudar que si los dirigentes de SYRIZA explicaran todo esto, teniendo en cuenta su autoridad y también teniendo en cuenta el ardiente deseo de cambio por parte de las masas, que una transformación socialista exitosa de Grecia no sería posible? Y Zizek, en lugar de usar su fama para apoyar el retroceso político de la dirección del SYRIZA, haría mejor en usarla para explicar las verdaderas ideas del marxismo. Expresó el deseo de que SYRIZA no sólo ganara las elecciones, sino también que triunfe y se mantenga en el poder. La única manera de lograrlo es mediante la realización de una verdadera transformación socialista de Grecia y arrancando el poder de las manos de la burguesía. Esta transformación exitosa señalaría el camino a seguir para la revolución socialista en Europa y en todo el mundo.