Este artículo corresponde a la serie de documentos del camarada Ted Grant que estaremos publicando. A pesar de que estos fueron publicados originalmente durante todo el siglo pasado, sirven como material de formación, por su valor histórico y por las lecciones que en ellos se encuentran para las luchas en el presente. Ted Grant, nacido en Sudáfrica bajo el nombre de Isaack Blank, fue el fundador de la Corriente Marxista Internacional, con la intención de defender las ideas del marxismo en las organizaciones de la clase obrera. Fimer defensor del Marxismo, se definía a sí mismo como marxista, leninista y trotskista. Sus ideas hacen hincapié en que los revolucionarios deben trabajar dentro, fuera y alrededor de las organizaciones de masas porque los trabajadores comienzan a movilizarse a través de las organizaciones tradicionales y porque fuera del movimiento obrero no hay nada.

Los capitalistas temen a los trabajadores parisinos armados

Los nazis han sido derrotados en Francia. Pero lo más significativo ha sido el movimiento de masas de los trabajadores franceses en París y en toda Francia, tomando las armas contra el opresor nazi.

Ha sido este movimiento de masas de los trabajadores, campesinos y clase media francesa el que ha obligado a la retirada del ejército alemán. El punto culminante, que ha marcado la entrada de las masas francesas una vez más en la arena de la historia, fue la insurrección de los trabajadores de París.

A pesar de la censura capitalista de las noticias procedentes de Europa y los escasos informes que han podido llegar, es posible reconstruir la cadena de acontecimientos. Cuando los ejércitos aliados marchaban hacia París, el 13 de agosto, los trabajadores de los suburbios industriales comenzaron las manifestaciones que rápidamente se convirtieron en insurrecciones armadas, a pesar del poco equipamiento con el que contaban los trabajadores. La huelga estalló en toda la zona de París y paró completamente la vida de la capital. En la huelga participaron los ferroviarios franceses, de este modo impidieron que los nazis pudieran mover las tropas y suministros a y desde la capital. Tan poderoso fue el movimiento y tan intenso el sentimiento de las masas que, dos días después del estallido de la insurrección incluso la policía de París salió a la huelga y se unió a los insurrectos. Se levantaron barricadas en todos los barrios obreros de París y decenas de miles, armados con revólveres, palos y rifles se unieron en las barricadas a cientos de miles sin armas.

Así, en pocos días, a pesar de que los nazis contaban con muchos tanques y material pesado, fueron totalmente derrotados. Es digno de atención que los capitalistas gaullistas que se habían puesto a la cabeza del movimiento con la ayuda de los estalinistas y los reformistas, rápidamente alcanzaran una tregua con los generales nazis en un momento en que el movimiento se desarrollaba triunfalmente. A las tropas nazis se les iba permitir retirarse de París a las 48 horas del acuerdo que se había firmado.

La razón de esto no es difícil de encontrar. No era una propuesta humanitaria sino el terror a que su propiedad pudiera ser destruida en la lucha. De este modo, los nazis fueron capaces de ganar tiempo, conseguir reservas y continuar la lucha durante varios días más a costa de la vida de muchos trabajadores.

En 1940 los capitalistas franceses entregaron París a Hitler sin luchar por la misma razón, el temor a la destrucción de su propiedad. Pero también debido al temor de que la clase obrera armada tomara el control de París y después de toda Francia. La pesadilla de una nueva ocupación y más permanente de las fábricas como en las grandes huelgas de 1936 les obsesionaba. Entonces se habían salvado gracias a los dirigentes obreros y mediante su política de frentepopulismo.

¡Pero ahora no estaban tan seguros de que eso fuera suficiente!

Los capitalistas temen a los trabajadores armados

La dirección gaullista tuvo que ponerse a la cabeza del movimiento actual para tener el control y también demostrar al imperialismo anglo-estadounidense que ellos eran la única fuerza en Francia con la que podrían llegar a acuerdos los Aliados. Por eso firmaron el llamamiento a la insurrección.

Pero inmediatamente después de echar a los nazis de París, la principal preocupación de las fuerzas capitalistas ha sido el desarme de los trabajadores parisinos. Toda la prensa capitalista ha puesto esto como uno de los “principales” problemas al que se enfrentaba el gobierno gaullista. El Herald del 29 de agosto decía lo siguiente:

“Pero el general Koenig, el nuevo comandante de París, se enfrenta a otro problema, tendrá que conseguir que los maquis clandestinos y los soldados desmovilizados de las Fuerzas Francesas del Interior[1] abandonen las armas. Ellos detestan a esos jóvenes fogosos que todavía están recorriendo la ciudad en sus pequeños coches, ondeando banderas y blandiendo armas. Regresar a la existencia rutinaria del trabajo y la reconstrucción será uno de los problemas más importantes”.

El News Chronicle del 30 de agosto informa incluso de una excusa aún más inverosímil para el desarme de los trabajadores que liberaron París:

“Para organizar las legiones de jóvenes armados franceses que llevan ahora el brazalete del FFI y entrenados como una fuerza disciplinada, el general Koenig primero tendrá que desarmar a aquellos que no están autorizados a llevar armas. De esta manera los intentos de la milicia de Darnand[2] y de los soldados alemanes con uniforme civil de infiltrarse en la FFI serán en gran medida derrotados”.

Esto es una tontería. Obviamente es ridículo sugerir que los fascistas, especialmente las tropas alemanas, podrían entrar en la FFI. ¿Cuántos soldados alemanes pueden hablar francés lo suficientemente bien como para pretender ser franceses? Serían expulsados inmediatamente. Además, según las noticias de los corresponsales, las únicas tropas alemanas que hay en París son prisioneros. Sus captores se verían obligados a permitirles cambiarse y ponerse ropas civiles para entrar en los maquis. Así que, en cuanto a lo que se refiere a los fascistas, a los de la milicia de Darnand, los que no han sido arrestados por los trabajadores armados, se contentarían sólo con esconderse en alguna esquina donde no fueran reconocidos.

Que la razón ostensible para el desarme de los trabajadores franceses es falsa se demuestra en un artículo del Manchester Guardian del 21 de agosto escrito por su corresponsal militar y que llevaba como título: Desmovilizando a las guerrillas. En éste se revela francamente la ansiedad de la clase dominante ante la posibilidad de un pueblo armado en Europa:

“Sería un sentimiento peligroso creer que como un hombre que ha sido un héroe en la batalla, pueda ser excusado si muestra signos de comportamiento antisocial cuando la batalla ha terminado”.

Lo que mueve a los objetivos capitalistas es el control de las armas para sus propios objetivos. Tienen un miedo mortal a los trabajadores armados, que tienen una memoria especialmente amarga de la colaboración de los banqueros franceses y directores de los trust con sus colegas nazis en la explotación y represión de las masas francesas. Tienen muchas cuentas pendientes que ajustar con los capitalistas que llegaron a acuerdos con Hitler. Pero aparte de un puñado de capitalistas que tendrán que sacrificarse como chivos expiatorios, los gaullistas representan precisamente los intereses de los grandes empresarios, a pesar de su programa demagógico. Como en Italia, también en Francia los Aliados les protegerán.

Giro a la izquierda

Las masas ya han comenzado las ocupaciones revolucionarias. La prensa parisina, que funcionó como un instrumento de propaganda nazi, ha sido ocupada por legiones de pecadores [sic] del movimiento clandestino. Sólo este acto, que viola los sagrados derechos de la propiedad privada, debe haber provocado escalofríos de terror por las espinas dorsales de los capitalistas.

El Daily Worker explica que la circulación de los periódicos obreros que se publican ahora en París en las imprentas ocupadas por los ‘clandestinos”, ¡es tan elevada como la del resto de la prensa junta! El órgano del Partido Comunista, L’Humanité, tiene una circulación de 230.033. Populaire, el órgano del Partido Socialista, tiene una circulación de 160.000 y los doce periódicos capitalistas juntos: ¡120.000! Esta cifra indica el alcance del movimiento revolucionario de las masas francesas, que los estalinistas y reformistas no podrán mantener durante mucho tiempo. Antes de la guerra la circulación de Populaire en toda Francia era de ¡sólo 60.000! El tremendo aumento de su circulación sólo en el área de París, donde anteriormente los estalinistas dominaban totalmente, demuestra el giro a la izquierda de las masas. La política del Partido Socialista ha estado más a la “izquierda” que la de los estalinistas, por eso los trabajadores han girado hacia ellos. Esta postura en las primeras horas de la liberación indica el principio de una ola revolucionaria que sólo puede crecer más intensiva y profundamente cuando las masas vean el verdadero programa de De Gaulle y el imperialismo anglo-estadounidense. Los trabajadores, campesinos y clases medias serán empujados por el camino de la revolución social. Las multitudes se manifiestan por el socialismo y la libertad, incluso aunque esto no se exprese claramente. Que los capitalistas se dan cuenta de ello se ve en la rapidez con que están planteando el problema del desarme de los trabajadores.

Se acuerdan de la comuna

También está la memoria de la historia francesa. París es una ciudad de revolución. En 1789, 1830, 1848 y en 1871 los parisinos se levantaron en insurrección. Por primera vez en la historia los trabajadores de París tomaron el poder en 1871 y organizaron la gloriosa Comuna de París. Los capitalistas no han olvidado que esto tuvo lugar después de la derrota de Francia en la guerra franco-prusiana, cuando los trabajadores de París organizaron la Guardia Nacional armada en un momento en que el ejército prusiano estaba a las puertas de París, cuando la corrupción y la degeneración de los capitalistas franceses eran manifiestas para los trabajadores. Pero también deberían recordar que el derrocamiento total del gobierno capitalista de París fue consecuencia del intento de Thiers de desarmar a los trabajadores parisinos.

Entonces, como ahora, para mantener el control los capitalistas tuvieron que destruir cualquier organización armada independiente de las masas. Este temor a la venganza del pueblo se ve en los intentos de desviar la furia de las masas francesas de los verdaderos criminales, esto se aprecia en el tratamiento que reciben las mujeres que han mantenido relaciones con soldados alemanes. Se ha fotografiado a gamberros rapando sus cabezas y obligándolas a desfilar por las calles sin ropa.

Que esto no triunfará se vio en el informe de un corresponsal que explica la desaprobación de esta práctica entre las pequeñas tenderas. Explica que en su lugar ellas sugieren el castigo de los “comerciantes”, etc., que habían colaborado con los nazis. Lo que sin duda estaban expresando era que debería castigarse a los verdaderos criminales, los grandes trust y carteles que notoriamente habían mantenido relaciones íntimas con los trust y carteles nazis.

Francia está celebrando en “unidad” su liberación de los nazis, según De Gaulle y los demás. Que las masas están llenas de alegría ante la derrota del opresor nazi después de cuatro años de ocupación es bastante evidente. Esto, que debido a la propaganda estúpida del Partido Comunista y el Partido Socialista, los trabajadores no diferencian claramente entre los nazis y los trabajadores alemanes, probablemente hasta cierto punto sea verdad. Pero ¿cuánto durará?

El imperialismo anglo-estadounidense mantendrá a Francia y a Europa en la esclavitud de su dictadura financiera. El despertar después de la alegría inicial de la liberación será rápido y profundo.

La clase dominante temblará en el próximo período. ¡París ha hablado! En los próximos días todo el significado de la insurrección de los trabajadores de París será evidente. Echaron a los nazis, pueden echar también fácilmente a los capitalistas.

París y Francia ajustarán sus cuentas por los crímenes del imperialismo francés. El París rojo ha hablado, pero todavía no ha dicho la última palabra. Los trotskistas franceses tendrán que jugar su parte del papel en los próximos días. Los acontecimientos demostrarán que los trabajadores de París pronto comprenderán quiénes son sus verdaderos enemigos y quiénes sus verdaderos amigos. Rechazarán la política de colaboración de clase y traidora de los estalinistas y los reformistas. Después de Roma y Varsovia llega París. Estos son sólo los principios del movimiento revolucionario que recorrerá toda Europa. ¡Los trabajadores parisinos seguirán hacia el socialismo y el internacionalismo!

¡Los trabajadores de Francia lucharán por una Francia soviética junto con los Estados Unidos Socialistas de Europa!

Septiembre de 1944


Notas:

[1] Luchadores de la resistencia.

[2] Joseph Darnard, un violento antibolchevique, era dirigente de la Milice, una milicia colaboracionista que luchó contra la resistencia. Fue ejecutado en 1945.