Eternos días

 

El sol sale y no veo la claridad, solo escucho gritos de piedad.

 

Empieza mi sufrimiento, me quedo sin aliento.

 

Me ahogo de sudor por el agotamiento.

 

No puedo decaer,

en el hogar tengo estómagos que alimentar.

 

Pero de lo que produzco no alcanza para el pan.

 

Solo tengo para saciar las ganas de respirar.

 

No puedo soportar que con mi esfuerzo

se esté llenando el bolsillo ajeno.

 

Pero sé que la agonía acabará,

porqué los puños se alzarán

y la revolución llegará.

 

 

Río de sudor

 

No sabe si amaneció, no logra ver la luz,

solo puede observar el vapor que calienta su cuerpo,

como cuando el sol calienta la pradera

en una hermosa mañana de primavera.

 

Solo sabe sufrir, como un agonizante ser

que da sus últimos suspiros en un cruel y despiadado amanecer.

 

Sus fuerzas se desvanecen,

como la ceniza con el soplo de la brisa.

 

Ya no logra ver el tiempo para que acabe

ese eterno agotamiento que lo deja sin aliento.

 

Gritos desesperados se escuchan a lo lejos,

es el sonido de un estomago vacio.

 

Un trozo de pan ya no le he suficiente,

en casa lo esperan pacientemente para que calme el dolor

que ocasionan los días de desolación.

 

Cuando cae la tempestad,

el techo de su hogar no resiste el aguacero.

 

Tras la soledad que lo inunda,

la maquina es lo único que abunda.

 

No logra entender cómo es posible que de ese río surgido de su sudor

navegue alegremente el cruel opresor.

 

No puede dormir en paz,

solo piensa en las agonías que lo azotan día a día.

 

A pesar de las penurias,

siempre está esa luz repleta de esperanza

que se asoma desde el horizonte con gritos de alabanza.

 

Se acerca el día donde se elevará por las calles

los sonidos de la libertad.

 

Voces

 

Voces silenciosas aturdidas de dolor

provocada por la desolación de no poder llenar

día a día su estomago de amor.

 

Voces desvanecidas por la injusticia y la explotación

provocada por las garras del señor.

 

Voces secas por derramar todo el sudor

después de un fatídico día de labor.

 

Voces desesperadas al observar

cómo se pudre el pan en la cocina del patrón.

 

Voces rebeldes se escuchan a lo lejos,

son voces esperanzadoras llenas de pasión.

 

Miles de voces alzadas serán la solución,

se aproxima desde el horizonte un gran grito de revolución.