Actualmente el proceso revolucionario está revistiendo una transformación del modelo hegemónico capitalista, el cual se ha dejado colar en la forma de gestión de algunos representantes y líderes supuestamente revolucionarios, quienes como lobos disfrazados de ovejas, han pretendido desvirtuar los objetivos del proceso revolucionario, implementando de forma autoritaria sus objetivos personales, con lo cual se estarían generando procedimientos que vulneran el cumplimiento de las leyes, así como también, contravienen el interés del colectivo y disminuyen de esta forma el bienestar de la población venezolana, sobre todo cuando se observa el trato hacia los trabajadores y trabajadoras dentro de los centros de trabajo.

Es cierto que la guerra económica y todo el bullicio hecho por la oposición venezolana y los empresarios privados, ocasionaron un malestar inmenso al proceso revolucionario. Producto de la escasez de productos alimenticios, de primera necesidad y farmacéuticos, generaron descontento en el pueblo venezolano, y aunado a ello, con la campaña mediática dirigida a través de los medios de comunicación y las redes sociales, terminaron por condicionar y afectar directamente el resultado de las votaciones en las elecciones parlamentarias.

De igual forma algunas acciones de ciertos dirigentes quienes supuestamente formaban parte de las filas del partido de gobierno, generaron malestar en las bases del mismo, lo que permitió iniciar después de las elecciones del 6 de diciembre un proceso de reestructuración del PSUV como partido hegemónico de la revolución, observándose de esta forma en pico e zamuro el sueño del comandante Chávez de consolidar una maquinaria que escuchara al pueblo y funcionara bajo el principio de mandar obedeciendo, el cual casi se esfumó al momento de su partida física.

Asimismo, el pueblo inició un fuerte proceso de crítica a la gestión realizada por el partido, al manifestarse de forma silente negándose a participar en el proceso electoral, situación que no puede ser considerada como una traición, ni como un salto de talanquera, sino que debe llamar a que se realice una revisión exhaustiva al accionar propio del PSUV y sobre todo, a fin de tratar de establecer nuevamente ese vínculo verdadero y oportuno con las bases.

Este llamado de atención directo debe tomar en consideración, que aquellos patriotas que no participaron en las elecciones, tampoco lo hicieron contra el proceso sino en contra de la gestión realizada por el partido y sus representantes, sobretodo tomando en consideración que se mantienen más de cinco millones de votos disciplinados, los cuales deben mantenerse activos mediante la implementación de políticas certeras y con mecanismos de inclusión, que fomenten la participación directa del pueblo venezolano.

Pero no sólo el PSUV tiene la culpa de este tropiezo político, lo tienen también los actores que lo representan en diferentes ámbitos de acción revolucionaria y que en teoría deben dar respuesta a las diversas situaciones que presenta el pueblo venezolano, generando procesos excluyentes que originan malestar en los beneficiarios de las políticas y de las acciones concretas que deberían crear bienestar al colectivo. En este sentido, aquellos funcionarios y funcionarias que han ejercido la representación y dirección de las instituciones del Estado, no han generado las medidas cónsonas con los intereses de los trabajadores ni con los del pueblo, representando para el proceso revolucionario un fuerte revés político, debido a que en los diferentes entes no se busca la consolidación de la revolución, sino el fortalecimiento de una visión personalista de estos individuos, quienes no juegan al bienestar del colectivo venezolano sino que por el contrario, vulneran la continuidad de la revolución bolivariana en nuestra hermosa patria.

Actualmente el proceso revolucionario está revistiendo una transformación del modelo hegemónico capitalista, el cual se ha dejado colar en la forma de gestión de algunos representantes y líderes supuestamente revolucionarios, quienes como lobos disfrazados de ovejas, han pretendido desvirtuar los objetivos del proceso revolucionario, implementando de forma autoritaria sus objetivos personales, con lo cual se estarían generando procedimientos que vulneran el cumplimiento de las leyes, así como también, contravienen el interés del colectivo y disminuyen de esta forma el bienestar de la población venezolana, sobre todo cuando se observa el trato hacia los trabajadores y trabajadoras dentro de los centros de trabajo, al momento que ejecutan malas prácticas laborales contra éstos, pues proceden a cambiarlos de sus puestos de trabajo, los desmejoran o finalmente les despiden, por dar opiniones concretas sobre el accionar de una institución o en todo caso, por emitir veredictos que contravienen las instrucciones de estos personeros y con ello, querer dejar en alto el compromiso y la ética revolucionaria.      

Es momento de consolidar el proceso revolucionario y el presidente Maduro no puede darse el lujo de tener ocupando cargos de dirección a estos personeros que solo han causado daño en el país. Ya basta de rotación y reciclaje de ministros, viceministros, presidentes de institutos y gerentes que no han realizado bien el trabajo. Es necesario que se permita modificar el accionar de estos compañeros y se logre consolidar el verdadero socialismo participativo y protagónico, con el surgimiento de un nuevo liderazgo que nazca desde las bases, sin contaminación alguna y con una contraloría social que les permita realizar un verdadero control y seguimiento de la gestión pública.

Con esta acción se está brindando la oportunidad de reconfigurar el Estado, de establecer una nueva visión de la democracia participativa y protagónica, donde la intervención del pueblo legislador es vital para el desarrollo de la Revolución Bolivariana y la continuidad del legado de nuestro comandante eterno. Es una tarea titánica que no es fácil, pero tampoco imposible.

La historia nos ha enseñado que las políticas no pueden estar aisladas del quehacer cotidiano del pueblo y allí es donde los líderes locales, regionales y nacionales, deben tomar en consideración las propuestas de las bases populares. Como personas deben ser accesibles y sobre todo humildes en la recepción de las mismas, lo cual les dará la razón suficiente para que se asuma una postura comprensiva y digna que permita la comprensión de la realidad presentada y no se convierta en un simple escenario para el olvido, donde solo sea evidenciada la mimetización falsa del líder revolucionario.

Como parte de los aportes que se le pueden brindar al presidente Nicolás Maduro, específicamente en el área agrícola, es necesario realizar lo siguiente:

  1. Revisar la gestión del Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras, al cual le han sido otorgados muchos millones de dólares, dirigidos a la obtención de una gran cantidad de maquinarias, así como la adquisición de herramientas e insumos agrícolas, a nivel internacional.
  2. Revisar las asignaciones de tierras que ha otorgado el INTI a diferentes empresas de producción social y otros entes adscritos del Estado, con las cuales se buscaba consolidar la productividad del país, y que a la fecha no han terminado de robustecer la economía nacional y fomentar la tan anhelada seguridad y soberanía agroalimentaria.
  3. Impulsar la participación protagónica de los trabajadores y trabajadoras del sector público y fomentar con ello la verdadera transformación del sector agrario venezolano, al otorgarle las herramientas organizativas, donde puedan coincidir de forma armónica campesinos, campesinas, trabajadores y trabajadoras en la planificación y ejecución de la política agraria nacional.
  4. Consolidar el modelo productivo socialista, que permita al país emerger como una potencia agrícola latinoamericana por excelencia, por medio de prácticas de seguimiento y control técnico-productivo a los planes y proyectos del sector agrario, con lo cual se estaría creando la conciencia del deber ser, donde todas y todos seamos corresponsables en la ejecución y en la planificación de la política pública.
  5. Fortalecer las cadenas de distribución de los productos agrícolas, mediante la consolidación de los diferentes elementos relacionados con productividad de los pequeños y medianos productores, conjuntamente con los técnicos del agro y las empresas del Estado, encargadas de la distribución directa al pueblo, con lo cual se estaría garantizando el pago oportuno al productor y la pronta redistribución de los beneficios obtenidos de la producción.

Todas estas propuestas forman parte de los elementos necesarios para tratar de mejorar las condiciones económicas y productivas del país, al implementarse una metodología inclusiva y obtener de esta forma una mayor esperanza de éxito y generar el desarrollo que es necesario para la consolidación del socialismo agrario.

La patria nos llama a que cerremos filas a favor del proceso revolucionario, contra aquellos enquistados en el gobierno nacional que generaron acciones mata votos el 6 de diciembre y que por falta de atención del gobierno central y especialmente de nuestro camarada Presidente, no se hizo nada al respecto, es momento de que seamos escuchados como base trabajadora y se logre el resurgimiento del proceso revolucionario.

Seguimos la lucha contra viento y marea, esperando que la consolidación del proceso revolucionario sea parte de la historia venezolana, que siga beneficiando al pueblo venezolano y consolidando la gran patria latinoamericana.

“No perdamos ninguna oportunidad para el diálogo constructivo, critico, serio, argumentado, responsable, corresponsable, ético, comprometido con las ideas de cada quien, con la verdad de cada quien, con el otro, con la otra.”

Comandante Eterno de la Revolución Bolivariana Hugo Rafael Chávez Frías

 

Tony Quiñones, Sociólogo C.I. 12.800.297