El pasado lunes 23 de mayo, el Parlamento griego aprobó un nuevo paquete de medidas de austeridad. Las medidas incluyen un aumento de impuestos por 2.800 millones de euros, el programa de privatizaciones más grande de la historia del país y la aceptación de un mecanismo automático que desencadena recortes generalizados en caso de un déficit presupuestario excesivo en el futuro.

 

Con esta votación (durante la cual sólo un parlamentario de Syriza se atrevió a votar en contra para luego dimitir y ser rápidamente sustituido) Grecia se presentó con «los deberes hechos cuidadosamente” a la reunión del Eurogrupo (Tsipras dixit) del martes 24 de mayo, que decidió  desbloquear a cambio 10.300 millones de euros, de los 86 mil millones del paquete de ayuda proporcionado por el último «rescate» de la troika. Casi todo este dinero irá destinado a devolver deuda vencida del Banco Central Europeo (8.400 millones de euros), y a otros gastos administrativos, y prácticamente nada al pueblo griego.

Los impuestos indirectos como el IVA subirán hasta el 23%-24% en muchos productos de consumo, incluyendo la gasolina, cigarrillos, café, Internet, televisión de pago. Habrá nuevos impuestos sobre viviendasysalarios. Recordemos que el 9 de mayo, el Parlamento ya había votado 3.600 millones de euros en recortes en las pensiones y el aumento de impuestos directos sobre los sueldos, de alrededor del 3% del PIB.

Las principales novedades de este último paquete de austeridad son básicamente dos:

1) La creación de un nuevo  fondo de privatizaciones, que presidirá la venta de activos estatales en los próximos 99 años. Este fondo será controlado por la Unión Europea: En el Consejo de Administración habrá dos miembros nombrados directamente por Bruselas, mientras que los tres serán competencia del gobierno griego, pero sólo después de su aprobación por los «socios» extranjeros.

El programa de privatizaciones incluye: el transporte público de Atenas (autobús, tranvía, etc.); Metro de Atenas; el estadio Olímpico; correos; las empresas publicas de agua de Atenas y Tesalónica, la industria estatal de armas; la empresa estatal de energía eléctrica; la empresa pública de vivienda social.

2) La creación de un «mecanismo de corrección automática». Si Grecia no alcanza los objetivos fijados por la troika para conceder el paquete de ayuda, es decir, el 3,5% de superávit presupuestario primario en 2018, automáticamente habría un ajuste del presupuesto del 2% del PIB. Esta medida había sido rechazada en las últimas semanas por el ministro de Economía Tsakalotos, ya que no sería posible en virtud de la Constitución griega que el Parlamento vote medidas «preventivas» en materia económica. Evidentemente este obstáculo legal fue rápidamente derribado por las leyes supremas de la economía capitalista.

Al cabo de unos meses, el gobierno de Syriza -Anel ha traicionado completamente sus promesas de campaña, no sólo de la campaña electoral de enero de 2015, sino también las de la campaña electoral de septiembre pasado, después de su capitulación frente a la Troika.

El hecho más dramático es que nada ha sido resuelto por las lágrimas y la política de ajustes impuesta por las instituciones internacionales y la burguesía griega. En 2009, la deuda griega era del 126,7% del PIB, y se encuentra ahora en un 176, 9%. El desempleo ha aumentado a un 25% de la fuerza laboral total en 2015 (era inferior al 10% en 2005), mientras que los salarios han caído más de un 20% entre 2010 y 2014. (Fuente: Eurostat)

La Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional están de acuerdo en la definición de la situación como «insostenible» y no es extraño que el FMI haya propuesto una moratoria de la deuda griega hasta el año 2040. No debe parecer rara igualmente la posición contraria a la de la moratoria de Alemania, porque los acreedores de Atenas son principalmente el Fondo Europeo de estabilidad financiera (FEEF), el BCE y los gobiernos del viejo continente, mientras que el FMI está expuesto mínimamente y sólo en el corto plazo.

Mientras que la burguesía internacional está dividida en cuanto a las estrategias futuras, se encuentra unida sobre lo que debe hacer ahora: hacer pagar la deuda y la crisis a las masas griegas y del conjunto de Europa.

En su obsesión por la política de austeridad ha encontrado un aliado valioso: Syriza, con su clásica teoría reformista de “las dos etapas”; es decir, “hacer sacrificios hoy para conseguir un cambio mañana”, que ha resultado ser un desastre para las clases más pobres.

También en el campo de los derechos humanos, el gobierno de Syriza-Anel se ha doblegado.Con el acuerdo del 18 de marzo entre la UE y Turquía, Atenas se ha comprometido a enviar de vuelta a los refugiados y migrantes a Turquía. El objetivo era obtener concesiones por parte de la UE en otros campos, pero la respuesta es clara para todo el mundo.

Simplemente, la Unión Europea capitalista no puede ser reformada, debe ser derrocada.

Después de un período de confusión, los trabajadores y jóvenes griegos han vuelto a la lucha y también lo hicieron el pasado domingo 22 de mayo: miles estaban en las calles alrededor de la  Plaza Syntagma para protestar contra las leyes que estaban siendo aprobadas en el Parlamento. Como explican nuestros compañeros griegos de la Tendencia Comunista, es necesario un frente único de todos los sindicatos y de la izquierda que siga luchando contra el Memorándum, con un programa revolucionario para derribar el sistema capitalista, como única salida al presente callejón sin salida.