El 28 de junio de 2016, Bernie Sanders escribió un artículo de opinión en el New York Times titulado: «Los demócratas tienen que despertar.» En el mismo, él destacaba los siguientes hechos: las 62 personas más ricas en el planeta tierra poseen tanta riqueza como los 3,6 millones más pobres; el 1% posee más que el 99%, y la décima parte superior del 1% posee casi tanto como la el 90%. Él escribió que su campaña era una lucha por una revolución política, para quitarles el poder político a los super-ricos, e identificó correctamente a Hillary Clinton como parte del establishment.

 

 

Ahora, sólo unos días más tarde, Bernie dice que la prioridad más importante es derrotar a Donald Trump, que va a votar por Clinton, y hay indicios claros de que las negociaciones están en curso entre su campaña y la de Hillary para que Sanders apoye formalmente a Clinton. ABC News ha informado de que «los partidarios Sanders y personas cercanas a la campaña han dicho en voz baja que si la estrella progresista le respalda oficialmente demasiado pronto, podría frustrar o desanimar a algunos de sus seguidores en la izquierda que todavía se sienten incómodos acerca de apoyar a Clinton.»

 

¿Es así como termina la «revolución política»? Después de que cientos de miles aplaudieron su llamado a luchar contra la «clase multimillonaria» en actos de masas en todo el país? ¿Después de que millones votaron por él en las primarias y caucus? ¿Después de que millones de estadounidenses sintieron que finalmente 99% tenía una voz en la política? ¿Elegir a Clinton realmente derrotará la política llena de odio de Donald Trump? ¿O será que en realidad preparará el terreno para una derecha todavía más salvaje en años venideros? ¿Cómo podemos poner fin al círculo vicioso de dos dos partidos de la clase dirigente de una vez por todas? Los activistas serios que realmente quieren una revolución necesitan examinar detenidamente estas cuestiones.

 

¿Se puede transformar los demócratas? ¿Se puede conseguir un cambio de sistema con la elección de individuos a cargos políticos?

 

Ahora que se ha perdido la nominación – debido a las reglas antidemocráticas y maniobras de la máquina de la Convención Nacional Demócrata y el papel desempeñado por los medios de comunicación en la «formación de la opinión pública» – la estrategia de Sanders es cambiar la Plataforma Democrática (el programa electoral). Afirma que esto de alguna manera «transformaría» el partido Demócrata. En primer lugar, debemos examinar la lógica de esta proposición: si el Partido Demócrata de las grandes empresas necesita ser «transformado» entonces, evidentemente, ¡no es un partido de la clase obrera! Como hemos explicado una y otra vez, el partido Demócrata no puede ser reformado. Los partidos políticos expresan los intereses de una u otra clase en la sociedad: no pueden servir a dos amos. Los demócratas son un partido de, por y para la clase capitalista, de los ricos. Muchos trabajadores votan por ellos como un «mal menor» solamente en la medida  que aún no tenemos nuestro propio partido político de masas. Si Sanders hubiera ganado la nominación a pesar de la oposición de la maquinaria del partido, y el ala de extrema derecha del partido se hubiera escindido, dejando a los partidarios Sanders con el nombre de «Partido Demócrata», se podía haber abierto una nueva dinámica. Pero eso no fue lo que pasó.

 

También debemos preguntarnos: un simple cambio de programa de los demócratas ¿significaría «transformar» el partido? Históricamente, los demócratas tienen un programa que promete todo tipo de reformas y «golosinas». Lo hacen para convencer a los trabajadores para que voten por ellos. Cuando los demócratas están en el poder, entonces ya es otra historia. Por su parte, deseosos de asegurarse el respaldo de Sanders antes de llegar a la Convención Nacional Demócrata en Filadelfia, Clinton se ha apropiado de un puñado de medidas progresistas de la campaña de Sanders para añadirlas al programa del partido. Pero sigue siendo siendo un misterio cómo un gobierno controlado totalmente por el 1% aplicaría estas medidas.

 

Véase, por ejemplo, el período entre 1977 a 1980, cuando Jimmy Carter ocupó el sillón de la Casa Blanca y los demócratas controlaban ambas cámaras del Congreso. Lejos de una era de reformas progresistas y prosperidad, este fue un período de austeridad y desregulación de las grandes empresas, preparando el escenario para Ronald Reagan y George Bush padre. Esto sucedió de nuevo en 1993 y 1994 con Bill Clinton. ¿Recuerdan todas las promesas del presidente Obama? Una vez más, en 2008 y 2009, los demócratas controlaban el ejecutivo y el legislativo, y sólo se aplicaron contrarreformas. Esto ha ocurrido tres veces en memoria reciente y es hora de sacar todas las conclusiones necesarias.

Bernie Sanders también está instando a sus seguidores a postularse para un cargo político, sobre todo como demócratas. Hay varias cosas que debemos aclarar. En primer lugar, es difícil, si no imposible, para los activistas anti-sistema ser elegido sin un partido político que les apoye. En segundo lugar, no hace falta decir que los partidos del sistema van a hacer todo lo posible para evitar que los candidatos anti-sistema sean nominado o elegido. En tercer lugar, si un individuo anti-sistema se las arregla para ser elegido, los políticos capitalistas saben cómo presionar y sobornar a estas personas para que acepten «las reglas del juego». Esta es la forma en que descarrilan a los antiguos reformadores y los transforman en «un político como los demás.»

La única manera de contrarrestar esta presión es tener un partido obrero de masas, organizado democráticamente, que pueda mantener el control de sus propios candidatos y cargos electos. Los cargos electos de un partido socialista de masas sólo deben recibir el salario medio de un trabajador y el resto de su salario debe ser entregado al movimiento. ¡Deben vivir como vivimos el resto de nosotros! Tal partido aún no existe y debe ser construido. Pero la campaña de Sanders muestra que el potencial de que es enorme.

Desde el inicio de su campaña nosotros argumentamos que Sanders debería haberse postulado como candidato socialista independiente y que, incluso a estas alturas, todavía podía hacerlo. Detrás de él tenía un enorme impulso y millones de persona que gustosamente hubieran abandonado los demócratas y “Hillary la corrupta» para apoyarle. Por desgracia, parece claro ahora que él no ha elegido ese camino. Nosotros explicamos pacientemente que esto era una escenario posible, y quizás el escenario más probable. Pero aquellos que apoyaron a Sanders no tienen porque cometer el mismo error. Sanders puede haber traicionado las esperanzas de cambio real para la gente a través de su candidatura, pero podemos aprender de la experiencia. Él mismo ha dicho que una persona sola no puede hacer una revolución. Para luchar colectivamente para nuestros intereses políticos, los trabajadores tenemos que unirnos en nuestro propio partido socialista de masas.

 

¿Cómo y por qué el Tea Party y Donald Trump se elevaron como una fuerza con influencia?

 

Hoy en día los Estados Unidos están ontrolados por un gobierno de coalición de facto entre los demócratas y los republicanos. El presidente Obama puede tener sus desacuerdos con el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, y el Presidente de la Cámara Paul Ryan, pero juntos dirigen el gobierno. En los dos primeros años de la administración de Obama, los demócratas tenían el control total de los poderes ejecutivo y legislativo del gobierno. ¿Qué hicieron? ¿aprobar empleo y la salud universales? ¿Un salario mínimo que permita a los trabajadores vivir realmente? ¿La educación gratuita desde la cuna hasta la tumba? ¿La derogación de las leyes anti-sindicales? ¡Por supuesto que no! Ni siquiera cerraron el infame Campo Delta de Guantánamo.

Después de la recesión más profunda desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno de coalición de demócratas y republicanos no ha sido capaz de reducir significativamente la tasa de desempleo real. No han revertido la disminución de salarios y los ricos seguirán beneficiandose. Todo esto es debido a que los demócratas apoyan el capitalismo y el sistema está en una crisis profunda y terminal. Incluso si hay pequeños repuntes de «recuperación» de vez en cuando, los trabajadores no se benefician. La curva de desarrollo a largo plazo es a la baja. Las cosas pueden parecer bastante mal ahora, pero los últimos siete años ha habido una recuperación. Lo creas o no, estos son los «buenos tiempos!» La próxima recesión no puede estar tan lejos y ninguno de los problemas sistémicos que condujeron a la crisis de 2008 se han resuelto y no pueden ser resuelto dentro de los límites del propio sistema capitalista.

Después de 8 años de George W. Bush, cuando las masas se enfrentaron a la disminución de los niveles de vida y la inestabilidad, intentaron poner los demócratas en el gobierno. Pero nada se resolvió y la gente se desanimó. Muchos simplemente dejaron de votar, mientras que otros fueron atraídos por la demagogia del Tea Party y Donald Trump. Trump ha conectado con muchos votantes de la clase obrera, atacando los tratados de libre comercio y los excesos de Wall Street, ambos estrechamente relacionados con Hillary Clinton. También ha utilizado el racismo y la xenofobia descarada, jugando cínicamente con los temores de las capas más atrasadas de la sociedad americana.

Esto no debería ser una sorpresa. Sin una dirección clara por parte de los dirigentes sindicales, sin una explicación de que el capitalismo es el culpable de los problemas que enfrentan los trabajadores, un sector de la clase capitalista puede salirse con la suya al usar cabezas de turco para distraer a la gente de la causa reales de sus problemas. En la medida en que la izquierda es pequeña, los dirigentes sindicales no cuestionan el capitalismo y en lugar de eso hacen seguidismo de los demócratas, esto era una receta perfecta para el aumento del Tea Party y Trump.

¿Votar a Clinton realmente derrotará Trump? ¿O empeorar las cosas?

Es comprensible que muchas personas temen que el racismo abierto y las mentiras de Donald Trump. A pesar de su retórica populista, él es un enemigo declarado de la clase obrera. Pero en lugar de organizar y movilizar sobre la base de la independencia de clase, los líderes sindicales y la izquierda reformista insisten en que hay que votar por el «mal menor». Esto se ha hecho por décadas ¿y a dónde nos ha llevado?

Si gana Trump, una ola masiva de oposición recorrerá el país. Millones saldrán a las calles y la polarización en curso se agudizará. La mayoría trabajadora tendremos que movilizar nuestras fuerzas para detener su política reaccionaria en los puestos de trabajo y en las calles. Pero sobre la base de la crisis capitalista mundial, que incluye un sistema capitalista enfermo y en declive en los Estados Unidos, no hay forma de que pueda cumplir sus promesas. Rápidamente será desacreditado, especialmente entre sus actuales seguidores . ¡El Presidente D. J. Trump sería aún menos popular que el presidente G. W. Bush!

Sin embargo, si Clinton llega a la presidencia, ella también presidirá la crisis capitalista. Hará todo lo que esté en su poder para asegurar que las ganancias de Wall Street se mantienen. Esto sólo puede llevar a más austeridad, recortes y ataques a la sufrida clase obrera. La elección de Clinton y los demócratas en estas circunstancias beneficiará a Trump y la derecha. Trump y los republicanos van a ir por todo el país diciendo: «¡os advertimos!» Van a aumentar la histeria anti-inmigrante y envalentonar a sus partidarios. Insatisfechos con otro dosis de la «escuela de los demócratas», eso sentará las bases para el aumento de la derecha en las elecciones del 2018 y 2020. Aquellos en la izquierda, incluyendo Bernie Sanders, que apoyaron a Hillary Clinton, perderán también su credibilidad. La conclusión es que el «mal menor» con el tiempo crea las condiciones para el «mal mayor». ¡Necesitamos una política de clase, no la política «mal menor»!

 

Necesitamos una revolución socialista: ¿cómo podemos avanzar en esa dirección?

 

Los revolucionarios necesitan tres cosas para asegurar el éxito: la educación política y teórica, la organización y la participación activa en las luchas de la clase obrera.

 

La educación teórica es necesaria debido a que vivimos en un mundo en el que las ideas dominantes son las ideas de la clase dominante. Con el fin de cambiar esta sociedad, debemos ser capaces de responder a los argumentos de los políticos, académicos y medios de comunicación de las grandes empresas. Esto significa que tenemos que entender cómo funciona realmente el capitalismo, por que no puede ser reformado y por qué debemos derrocarlo antes de que destruya a la humanidad. Necesitamos estudiar cómo una sociedad socialista traería una auténtica libertad y progreso de una manera ecológicamente viable. El estudio de la teoría marxista nos permite aprender las lecciones de la historia, para examinar las experiencias pasadas, y para sacar las conclusiones necesarias. Sirve como una «guía para la acción» para nuestra intervención en las luchas vivas de nuestra clase.

Se necesita organización, porque los revolucionarios individuales no pueden cambiar el conjunto de la sociedad por su propia cuenta. Esto sólo se puede lograr si estamos unidos colectivamente en una organización dirigida democráticamente, armados con un programa socialista científico y métodos de organización basados en el tipo de disciplina voluntaria y el profesionalismo necesario para dirigir a la clase obrera a la victoria.

El activismo es vital, ya que debemos estar comprometidos en las luchas de la clase obrera y movimientos de todo tipo, luchando hombro con hombro, incluso por los avances más pequeños, presentando nuestras ideas y perspectivas para la revolución socialista, ganando puntos de apoyo, y la reclutando a más revolucionarios para las luchas que se avecinan. ¡Nosotros apoyamos todo aquello que aumenta la conciencia de clase obrera, la confianza y la solidaridad!

Las Corriente Marxista Internacional se basa en la teoría marxista. Estamos organizados y activos, trabajando  para difundir nuestras ideas en los EE.UU. y en más de 40 países. No creemos que podemos construir un partido socialista de masas con sólo nuestras propias fuerzas, pero en las condiciones de los EE.UU., tarde o temprano va a surgir un partido de ese tipo. Tal partido será un gran paso adelante, pero necesitará revolucionarios teóricamente entrenados para luchar dentro del mismo contra el reformismo y por el fin del capitalismo. Sin un programa y una dirección correctas, un partido socialista de masas puede tener todas las buenas intenciones del mundo, y aún así terminar aplicando políticas de austeridad, una vez en el poder. Syriza en Grecia creció rápidamente con un programa anti-austeridad, pero trató de gestionar el capitalismo, no destruirlo. Ahora es la propia Syriza quien está imponiendo austeridad implacable sobre la clase obrera griega. ¡No debemos repetir sus errores!

La decepcionante decisión de Sanders de apoyar Clinton está lejos de ser el último capítulo en la lucha por el socialismo. No hay ninguna razón para que aquellos que han despertado a la vida política con su campaña estén abatidos. En muchos sentidos, la experiencia de los últimos meses era sólo el principio. El profundo descontento que ha salido a la superficie a lo largo de la campaña de 2016 es una clara evidencia de que la revolución está en el horizonte en los EE.UU. aunque no necesariamente la próxima semana ni el próximo año. Sin embargo, una lección clave del siglo 20 es que una vez que una revolución ha empezado, es demasiado tarde para improvisar un partido revolucionario. ¡Es por esto que debemos preparar las bases hoy!

¡Por el socialismo y la revolución! ¡Únete a la CMI!