Cuando este número de El Militante esté en la calle, se habrán cumplido seis meses de la masacre del 11 de Marzo. En aquella jornada terrorífica, 192 trabajadores, hombres, mujeres y jóvenes de dentro y de fuer "Fijaos en cualquier país parlamentario, de Norteamérica a Suiza, de Francia a Inglaterra, Noruega, etc.: la verdadera labor estatal se hace entre bastidores y la ejecutan los ministerios, las oficinas, los Estados mayores. En los parlamentos no se hace más que charlar, con la finalidad especial de embaucar al vulgo (…) Decidir una vez cada cierto número de años que miembros de la clase dominante han de oprimir y aplastar al pueblo en el parlamento: he aquí la verdadera esencia del parlamentarismo burgués, no sólo en las monarquías constitucionales parlamentarias, sino en las repúblicas más democráticas."
V. I. Lenin, El Estado y la revolución

"En estos momentos las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y el Ministerio del Interior no tienen ninguna duda de que el responsable de este atentado es la banda terrorista ETA, y también estamos asistiendo a un proceso de intoxicación, que ha iniciado el señor Otegui, de manera miserable para desviar la atención" (jueves 11 de marzo a las 13.30h.).

"No hay ninguna duda de la autoría y he dicho por qué, lo acabo de repetir" (jueves 11 de marzo a las 20.08h.).
"Sí, ETA sigue siendo la principal línea de investigación. Así me lo han manifestado hace un momento las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, es decir, los responsables de la investigación" (viernes 12 de marzo a las 14.30h.).
"A ningún español le puede extrañar que la prioridad sea la banda terrorista que lleva atentando 30 años en España." (sábado 13 marzo a las 14.30h.).
Ángel Acebes, ex ministro del Interior del PP

Cuando este número de El Militante esté en la calle, se habrán cumplido seis meses de la masacre del 11 de Marzo. En aquella jornada terrorífica, 192 trabajadores, hombres, mujeres y jóvenes de dentro y de fuera de nuestras fronteras perdieron la vida en un atentado criminal y fanático. Barrios obreros con una tradición de lucha legendaria como el Pozo del Tío Raimundo en Madrid pagaron un cruel tributo. Miles de personas más fueron heridas y un sentimiento de congoja estremeció de arriba a abajo a la población en todos los rincones del país. De alguna manera sentimos todo el horror, todo el miedo que agarrotó a miles de familias iraquíes durante la incursión militar de los imperialistas norteamericanos. En nuestro caso fueron casi doscientos muertos y más de mil heridos. En el caso de nuestros hermanos iraquíes, gente como nosotros, trabajadores inocentes, niños como los nuestros, viviendo en casas como las nuestras, el sufrimiento ha sido mayor: más de treinta mil muertos directos, familias destrozadas, ciudades devastadas, infraestructuras aniquiladas, sin agua, sin luz, sin médicos, sin nada.

En Madrid la actuación de un comando integrista de fanáticos reaccionarios sembró la muerte. En Bagdad, en Faluya, en Nasiriya lo hicieron y lo hacen cotidianamente los soldados “democráticos” enviados por los gobiernos capitalistas de Occidente formados por gente educada que reza a Dios todos los domingos, y viste elegantes trajes mientras decreta la destrucción masiva desde sus despachos de lujo. Esta realidad tan sencilla fue entendida por millones de trabajadores y jóvenes en el Estado español que se lanzaron a la calle en las jornadas del 12-M y el 13-M para gritar y mostrar su desprecio contra la política imperialista, criminal y mentirosa del gobierno de José María Aznar, y más tarde, en el 14-M, para barrer en las urnas al PP.

La burguesía también sacó sus lecciones. Comprendió que los sucesos de marzo encerraban un peligroso potencial revolucionario: cientos de miles de personas habían cuestionado abiertamente las instituciones de la democracia burguesa, proceso que en realidad había comenzado durante las movilizaciones contra la guerra.

Ocultar la verdad a la población

Obligado por la movilización, el nuevo gobierno del PSOE comenzó la legislatura con ciertas concesiones, con las que también esperaba ganar credibilidad. La más importante y trascendental fue la vuelta de las tropas, conquista que pertenece al movimiento antiguerra, pues sin él este hecho jamás se habría producido. Junto a otros gestos más decorativos que reales, el gobierno de Zapatero también impulsó la llamada Comisión de Investigación del 11-M, teóricamente para esclarecer la verdad de los hechos acontecidos en aquellas jornadas. Lo que ha sucedido con esta comisión, sin embargo, prueba una vez más la podredumbre de la democracia burguesa y la complicidad de los dirigentes socialdemócratas, tanto del PSOE como de IU, en el mantenimiento de esta farsa.

En los meses que lleva de trabajo la Comisión de Investigación ha sido de sobra probado que el gobierno del PP mintió descaradamente durante el 11-M con el objetivo de sacar ventajas electorales. Nada sorprendente, pues esta ha sido la constante cuando el gobierno se ha enfrentado a movimientos adversos: huelga general del 20-J, Prestige, Plan Hidrológico, luchas estudiantiles, movimiento contra la guerra, represión de los derechos democráticos… También ha sido probado que todas las medidas que debería haber adoptado un gobierno del tipo que presidía Aznar —en teoría dedicado casi exclusivamente a la lucha antiterrorista — para prevenir un ataque terrorista de esta calado, han fallado miserablemente. Obviamente el gobierno estaba más preocupado en reprimir el movimiento contra la guerra, enjuiciando y criminalizando a los que hemos participado en movilizaciones, o dedicando todos sus esfuerzos políticos a combatir los derechos democráticos en Euskadi, que a investigar y prevenir un acto como el del 11-M.

Los grupos parlamentarios del PSOE, de IU, de ERC se llevan las manos a la cabeza y se lamentan por la falta de “coordinación” entre la guardia civil, la policía y el CNI, la falta de medios materiales para la represión (policías, confidentes, armas, tecnología), la escasez de conocimiento de ese fenómeno llamado “terrorismo integrista” para combatirlo mejor…

En realidad el fenómeno del terrorismo integrista es la otra cara de la moneda del terrorismo de Estado, de las guerras imperialistas que practican, alientan y justifican la mayoría de los dirigentes parlamentarios españoles. ¿Alguien cree que desaparecerá la posibilidad de nuevos y más crueles atentados mientras la opresión de pueblos y naciones enteras continúe a manos de las potencias imperialistas de Occidente?

Recientemente el gobierno del PSOE ha aprobado el envío de tropas a Afganistán con la coartada de la ayuda humanitaria cuando en realidad estas tropas van a este país destruido a secundar los planes imperialistas norteamericanos. Lo mismo ocurre en Haití: ¿Cómo es posible que los parlamentarios de IU apoyen el envío de tropas a esta isla, para reforzar la invasión de los marines USA? ¿Acaso Llamazares cree que los mismos que han masacrado al pueblo iraquí van a llevar la democracia a Haití?

La Comisión de Investigación ha servido para demostrar el carácter fraudulento de la institución parlamentaria y la cobardía política de los dirigentes reformistas de la izquierda. Los parlamentarios de la izquierda tenían la obligación de denunciar ante el conjunto de la población las manipulaciones, las mentiras pero sobre todo la política reaccionaria e imperialista del gobierno del PP. Deberían de haber utilizado la tribuna para desnudar el auténtico mecanismo de funcionamiento de la democracia burguesa, donde la “soberanía popular” se pisotea todos los días en beneficio de los intereses de las grandes multinacionales del petróleo, de la gran banca y las grandes corporaciones. Denunciar la complicidad entre el poder económico, político y judicial, como ha quedado demostrado con la bochornosa comparecencia de Fungairiño. Exigir el enjuiciamiento de los responsables políticos del PP por su ineptitud, desidia, ocultación de datos y falsedad con relación a los atentados del 11-M y por su complicidad en la masacre del pueblo iraquí durante la guerra. Pero en lugar de una política enérgica nos encontramos con las despreciables maniobras del PSOE y del PP para dar carpetazo al asunto y las peticiones de Llamazares de alcanzar un acuerdo sobre las recomendaciones de la comisión porque “si no se logra, no sólo tendríamos un problema de imagen, sino uno grave de legitimación de la comisión”.

La impresión de estafa y fraude que ha planeado sobre la Comisión, dónde ningún partido quiere pisar ningún callo “que altere a la gobernabilidad del país”, ha llevado al PSOE a ampliar los “trabajos” de la misma. En realidad se busca ganar tiempo para cerrar un acuerdo donde definitivamente se eche tierra sobre el asunto —los muertos del 11-M son muy incómodos — y se pacten nuevas medidas para aumentar el arsenal “antiterrorista” que, conociendo las precedentes, supondrán un nuevo recorte a los derechos democráticos y las libertades.

Como señalábamos en las páginas de El Militante del mes de marzo, hacer auténtica justicia a nuestras victimas del 14-M será la tarea de la clase trabajadora y la juventud cuando barramos de la escena política a todos los que con sus acciones, su complicidad y su silencio, sostienen al sistema capitalista, sus guerras, su opresión y su violencia permanente.