El viernes 2 de septiembre del 2016, tuvo lugar la mayor huelga en la historia mundial en la India. Entre 150 y 180 millones de trabajadores participaron de la huelga general de la India, convocados en torno a una plataforma con 12 reivindicaciones presentada por las Centrales Sindicales. Estas incluyen, aumento del salario mínimo y las pensiones para todos los trabajadores, el fin de la privatización de las empresas estatales y de tercerización de la fuerza de trabajo, freno a los aumentos de precios, cumplimiento de los derechos laborales y eliminación de las enmiendas pro-patronales de la legislación laboral.

Esta masiva muestra de fuerza por parte de la clase trabajadora de la India indica que el ataque contra los derechos laborales, del gobierno de Modi y de las patronales, y el continuo deterioro de las condiciones de vida de las masas, no nos encontrará de rodillas.

La Central de Sindicatos Indios (CITU) informó:

«Empleados y trabajadores de todos los sectores de la economía del país – organizados y no organizados, del sector público y del sector privado, de los distintos estamentos del Estado participaron en esta huelga. De todos los sectores estratégicos de la economía, a saber, minas de carbón y de otras, electricidad, construcción civil, petróleo, industria de armamento de defensa, telecomunicaciones y el sector financiero, como bancos y seguros, etc.; los trabajadores y empleados participaron en la huelga mayoritariamente haciendo caso omiso a las amenazas de los respectivos ministerios, directivos de empresas y también de muchos gobiernos estatales».

Vimos muchas ciudades de todo el país tener un paro total, porque los trabajadores del transporte se unieron a la acción en varios Estados, incluyendo Haryana, Punjab, Telengana, Karnataka, Assam, Odisha, Kerala, Tripura y Andhra Pradesh. De hecho, en los estados de Kerala y Tripura la huelga fue total y era tal el nivel de apoyo que los informes del CITU decían:

«Aunque los sindicatos no llamaron a un bandh [huelga general – ed.], un bandh prevaleció en muchos Estados del país, incluyendo Assam, Bihar, Haryana, Odisha, Kerala, Tripura, Telangana, muchos distritos de Karnataka , Madhya Pradesh y otros».

Como dice el viejo refrán: «Ninguna luz brilla ni gira una rueda sin el permiso de la clase obrera». Como los eventos del 2 de septiembre muestran, tanta amabilidad de la clase obrera se está agotando y es más y más enérgica la lucha por sus propios intereses. El país fue llevado a un paro total lo que muestra la verdadera fuerza de la clase obrera y su potencial cuando se mueve como un todo.

La naturaleza de la acción del viernes significó que no sólo participaron los que trabajadores del sector público. Fue respaldada por las capas más amplias de la clase obrera que lo vieron como un medio de unir todas las luchas.

Los sectores industriales y fabriles de Delhi, Pune, Aurangabad, Nagpur, Mumbai y Tamil Nadu se unieron a la lucha golpeando a las empresas privadas donde más les duele. En sus bolsillos y sus beneficios privados que extraen de la mano de obra de la clase obrera. Los trabajadores de Coal India Ltd, que han luchado valientemente contra la privatización de su compañía (http://www.marxist.com/india-500000-coalminers-strike-against-privatisation.htm), los trabajadores de la industria automotriz en Noida , que han estado luchando contra la tercerización  y la dilución de sus derechos durante años, y las enfermeras de los hospitales públicos, que han estado involucradas en una disputa por los salarios durante más de 9 meses, todos tomaron su lugar en el frente de batalla durante este combate. Las enfermeras han utilizado esto como un trampolín para lanzar una huelga por tiempo indefinido en los hospitales públicos hasta que se cumplan sus demandas.

Se han establecido las líneas de batalla

Los preparativos para la huelga general de India han tenido lugar dentro de los sindicatos y la izquierda desde hace meses. Pero a medida que la clase obrera movilizaba sus fuerzas también lo hacía el gobierno del Bharatiya Janata Party (BJP) [Partido Popular Indio] y la propia clase dominante.

Han intentado todos los trucos de libro para tratar de impedir que esta huelga se llevara a cabo. Todos los medios de comunicación, la justicia, la policía y las grandes empresas se han alineado detrás de su gobierno.

Apenas unos días antes que la huelga tuviera lugar Arun Jaitley, el Ministro de Finanzas, anunció algunas concesiones insignificantes a los sindicatos. Esto incluyó un aumento de sueldo de 9.100 rupias al salario mínimo para la administración central del gobierno, muy por debajo de los 18.000 que las Centrales Sindicales están exigiendo, y cambios menores en las bonificaciones pagadas a los empleados del gobierno central.

Tales medidas fueron consideradas con razón como un insulto por muchos en el movimiento sindical; Ashok Singh, vicepresidente del Congreso Nacional de Sindicatos de la India, dijo:

«La declaración del Ministro de Finanzas, muestra claramente que el gobierno no ha considerado ninguna de las demandas de nuestra plataforma de 12 reivindicaciones. Los sindicatos no tienen otra alternativa que luchar por sus derechos».

La huelga siguió adelante

El quid de la cuestión es que el gobierno se ha mantenido al margen de los sindicatos, negándose incluso a llevarlos a la mesa de diálogo. Con la crisis mundial del capitalismo, saben que tienen poco o nada que ofrecer a los trabajadores, no hay concesiones que puedan vender a sus líderes, por lo que prefieren jugar el juego de los acuerdos a puerta cerrada, intimidación y maniobras para desorientar al movimiento.

Como el Indian Express informó en agosto de este año:

«El grupo ministerial se había reunido con los sindicatos para discutir su pliego de peticiones los días 26-27 de agosto de 2015. Después de eso, el grupo ministerial había llamado al Bharatiya Mazdoor Sangh (BMS) [ala sindical del partido nacionalista hindú de derecha Bahartiya Janata, el principal partido de la coalición gobernante] solamente para dos rondas de conversaciones a principios de este mes».

El 18 de agosto el año 2016 una declaración conjunta de 10 Centrales Sindicales, sin incluir el Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS)[ Organización Nacional de Patriotas, un grupo de extrema derecha nacionalista hindú] y el BJP afiliado Bharatiya Mazdoor Sangh (BMS), expresaron:

«Es desafortunado que durante el año pasado, el grupo ministerial designado para las discusiones con los CTOUs (sindicatos) por la carta de 12 puntos no se haya reunido una sola vez, mientras ha estado conversando con el BMS, quien no se ha adherido a la convocatoria a la huelga».

«El CTOUs condena las acciones del gobierno central de querer dividir a los trabajadores ante la campaña en curso de la huelga y crear confusión haciendo declaraciones engañosas…»

Las maniobras del gobierno del BJP tenían dos objetivos. En primer lugar, dividir y debilitar al movimiento y separar algunos de los elementos más conciliadores y débiles de la dirección de los sindicatos. Fueron parcialmente exitosos en hacer esto. El BMS redujo su apoyo a la huelga general en abril y se negó a participar con las otras Centrales Sindicales. Si bien esto fue una terrible traición al movimiento obrero por parte de los líderes de los sindicatos del BMS, no consiguió de manera significativa afectar negativamente a la huelga.

En segundo lugar, cuando el BJP no tuvo éxito en detener la huelga, planearon y organizaron todo lo que pudieron para desorganizar a los trabajadores en el mismo día y hacer que la huelga fracasara. Para esto, por supuesto, tenían el pleno apoyo del gobierno estatal, los medios de comunicación, la justicia y la policía.

El látigo de la contrarrevolución

En Bengala Occidental, el gobierno de Mamata Banerji y su Congreso Trinamool (TMC – All India Trinamool Congress por sus siglas en inglés) no tuvo pelos en la lengua para decir que no estaría permitido llevar adelante la huelga. La policía y las bandas de matones del TMC se organizaron en los distritos y las áreas con el objetivo de disolver las reuniones y asambleas de trabajadores. Los trabajadores del transporte de agua en huelga incluso fueron amenazados con la suspensión por parte del Ministro de Transporte del Estado. A la vista de esta represión, y con 20 manifestantes detenidos en Bengala Occidental, la huelga se mantuvo firme. Incluso el poder de Mamata no pudo contener a la clase obrera cuando se mueve de esta manera.

Los tribunales fueron utilizados para tratar de poner fin a la huelga con los magistrados imponiendo el artículo 144 del código penal en varias áreas industriales, incluyendo Gurgaon, así como Noida y Faridabad en Haryana. Esta parte reaccionaria de la legislación, creada durante la época de la dominación británica, está para evitar una «reunión ilegal» de más de 10 personas en un área y otorga a la policía el derecho de dispersar cualquier multitud que vea. Este es un derecho que optaron por utilizar libremente durante todo el día el viernes 2 de septiembre. Se ha informado de enfrentamientos con la policía en Haryana, Uttar Pradesh, Assam, Bengala Occidental y otros estados.

Incluso antes de que la huelga hubiera comenzado, en las semanas previas a la misma, una “limpieza” preventiva fue hecha en los distritos y secciones más militantes de la clase obrera con el fin de tratar de intimidarla. En Gurgaon y otras áreas, en los distritos residenciales de los trabajadores, la policía y sus agentes circulaban advirtiendo a la gente que no tomara parte en la huelga.

En la noche del 1 de septiembre, estos agentes jugaron otro rol con la detención de 12 dirigentes del Sindicato de Trabajadores de Suzuki Maruti junto a 22 dirigentes del sindicato de trabajadores del transporte en Gurgaon.

La prensa El Hindú informó que en Delhi, «enfermeras en protesta fueron empujadas y metidas en autobuses y llevadas a la comisaría de la calle Parlamento», donde fueron detenidas durante varias horas. Cuando las enfermeras habían anunciado la huelga indefinida en los hospitales públicos, más tarde ese mismo día, el gobierno de Delhi impuso la ley de mantenimiento de servicios esenciales (EMSA) sobre las enfermeras, convirtiendo su huelga en ilegal.

A pesar de todo lo que ha sido lanzado contra los trabajadores de la India, estuvieron a la altura el 2 de septiembre en una masiva demostración de fuerza. Cuando las condiciones están maduras y las masas comienzan a pasar a la acción, será más probable que el látigo de la reacción envalentone al movimiento en lugar de que lo detenga. Estas medidas sólo muestran la debilidad de la burguesía y su completa incapacidad para resolver los problemas urgentes a que se enfrentan la mayoría del pueblo de la India y lo estimula para combatir de manera más resuelta.

Se necesita una dirección audaz

En una entrevista después de la huelga, A. K. Padmanabhan, Presidente del Centro de Sindicatos de la India dijo:

«No hay mucha diferencia entre UPA [Alianza Progresista Unida – coalición política de partidos oficialistas en India. Está encabezada por el Congreso Nacional Indio CNI] y la NDA. [Alianza Democrática Nacional]Ninguno de los dos quería comprometerse con nosotros. La actitud básica de estos dos gobiernos fue en contra de admitir cualquiera de nuestras demandas».

«Es evidente que sólo los que escuchan a este gobierno serán invitados a la mesa. Si esta es la actitud de este gobierno, el de crear una cuña entre los trabajadores y los sindicatos y confundir a los trabajadores, entonces tendremos un período difícil por delante. Recuerde que el BMS es sólo una de las 11 centrales sindicales reconocidas. Nosotros 10 juntos constituimos una gran fuerza».

Desde el inicio de la liberalización de la economía en 1991 hemos visto 17 huelgas como ésta llevadas a cabo en India. Han aumentado en tamaño y frecuencia en los últimos años, 12 de las huelgas generales en India sucedieron desde el año 2009. Estos hechos, junto con el aumento de los estallidos políticos esporádicos, como el reciente movimiento estudiantil que se extendió por toda la India, los conflictos laborales y la reaparición de los disturbios en Cachemira demuestran la profundidad de la crisis en la sociedad india y señala el camino de una intensificación de la lucha de clases en el próximo período.

Como explicamos el año pasado, después de la magnífica huelga del carbón:

«Un año después de la toma del poder, el BJP se ha revelado como un gobierno de la patronal, y la clase obrera está sacando conclusiones radicales de todo esto. En la huelga del carbón el embrión de un movimiento nacional combativo por la huelga general estaba claramente presente. Las acciones militantes de los mineros tocaron una fibra sensible con la reanimación de la clase obrera que está buscando una manera radical de salir de las actuales condiciones de la explotación y la decadencia”.

«Al final, hoy la batalla contra la privatización no se puede ganar sólo a través de una huelga aislada. En tanto las palancas del poder económico y político permanezcan en manos de los capitalistas, incluso victorias importantes, como la de los trabajadores del carbón de la India, sólo proporcionarán alivio temporal ante la embestida de la clase dominante. La lucha de los trabajadores de la industria del carbón de la India debe ser elevada a una lucha revolucionaria contra todo el sistema burgués podrido que está amenazando la cohesión social del país en su conjunto. Así, la lucha contra la privatización finalmente debe convertirse en la lucha por la expropiación de la burguesía misma».

El BJP y el gobierno de Modi llegaron al poder después de un período de ataques violentos por parte del anterior gobierno del NDA y de una profunda crisis del movimiento comunista. Pero como explicamos en ese momento, lejos de abrir un período de reacción, fueron los primeros disparos de un nuevo período de intensa lucha de clases. Bloqueada una salida en el plano político, la clase obrera está dando sus luchas en el plano sindical. Pero en el contexto de la crisis del capitalismo, la podrida clase dominante india no es ni capaz ni está interesada en dar concesiones. Por lo tanto, este movimiento no es más que un aviso anticipado de los grandes acontecimientos revolucionarios que están por venir en el futuro.