Para los sabios y apologistas (académicos, periodistas, parlamentarios, reformistas, etc), que defienden a la empresa privada y al capitalismo como el más excelso producto de la historia humana, comprender lo que sucede es difícil. Seguirán envenenado el ambiente y señalando que el socialismo y la clase obrera son cosa del pasado y que este último ha fracasado como modelo para superar la economía capitalista y en nuestro caso nacional particular, parasitaria, atrasada y dependiente del imperialismo yanqui.

La victoria contundente en Alcasa, combinada con la movilización popular efectuada durante el simulacro para la Asamblea Nacional Constituyente, así como la poderosa movilización posterior del pueblo trabajador en todo el país, el pasado 30 de julio, que en algunos casos incluso, como de hecho ocurrió en poblaciones de los Andes venezolanos, implicó burlar las amenazas paramilitares de muerte contra aquellos que salieran a votar, constituyeron una vez más, a pesar de la grave situación que atraviesa la revolución, una nueva victoria histórica contra las clases dominantes de Venezuela y el mundo, que luchan sin descanso por destruir a la Revolución Bolivariana.

En las últimas elecciones sindicales, el movimiento obrero de Alcasa derrotó masivamente a la derecha que participó con la plancha 152, encabezada por burócratas sindicales de Acción Democrática, la 144 del partido Primero Justicia y otra plancha, la 167, que surgió como producto de una división de la MUD. Las tres planchas fueron barridas por la número 21, de unidad de las fuerzas de izquierda, encabezada por el dirigente sindical, José Gil.

A pesar de que este dirigente ha sido un miembro histórico dela burocracia sindical de la FBT en Guayana, y que cuando dirigió el sindicato en años atrás torpedeó de manera contrarrevolucionaria la política de implementación del control obrero en el marco del Plan Guayana Socialista, la victoria de la plancha 21 de prduce debido a la voluntad de lucha inquebrantable de la clase en Alcasa, que ante la brutal arremetida violenta de la contrarrevolución fascista en los últimos meses, ha dado una derrota a sus expresiones organizativas dentro del movimiento obrero de Alcasa. La victoria lograda no es un trofeo de Gil ni de la burocracia de la FBT, sino de los trabajadores revolucionarios en lucha contra las fuerzas de la contrarrevolución.

Una importante lección que por lo tanto debemos sacar de esta victoria obrera, es que cuando las masas trabajadoras empiezan a movilizarse, lo hacen a través de sus organizaciones tradicionales. Estas no se moverán detrás de pequeños grupos al margen de las organizaciones de masas, lo que en este caso viene a confirmar la experiencia histórica del movimiento obrero mundial. Hasta ahora, y sobre todo luego de las derrotas obtenidas por el Movimiento por el Control Obrero, la plancha 21 se ha mantenido, a pesar de su burocratización, como una referencia principal de la izquierda del movimiento obrero en Alcasa. Esta victoria, demuestra que, a pesar del agotamiento y la desmoralización de la clase, consecuencia evidente del brutal deterioro de su poder adquisitivo, y a pesar del papel nefasto jugado por los aparatos sindicales y partidarios reformistas y burocráticos, que frenaron la lucha por el control obrero en su momento, la clase está dispuesta a luchar para cambiar la actual situación de miseria y opresión en la que la burguesía mantiene sometida a la clase obrera. 

Miseria que imponen los empresarios patriotas o en su conjunto contra el movimiento obrero y los oprimidos de la nación a través de la guerra económica. Esta victoria aunada a la de Venalum, confirman la capacidad revolucionaria de la clase obrera. Su victoria es la más palpable demostración de la unidad de la clase, y de que ésta tiene la capacidad para derrotar a las clases dominantes, que con ferocidad tratan de negar y destruir los avances y conquistas sociales logradas bajo la Revolución Bolivariana. Un triunfo que derrota las voces negadoras de la capacidad de la clase para dirigir los destinos de la nación, y que bajo su dirección y control, Alcasa puede recuperar la producción, así como toda la economía del país.

Este triunfo de la clase obrera esta fundamentado en su frustración y en el gran malestar acumulado por la incapacidad de la burocracia reformista qe ha venido dirigiendo la empresa y que ha paralizado y obstaculizado sus enormes capacidades de producción. La burocracia reformista, vestida de rojo y revindicándose como «hija de Chávez», en santa alianza con los empresarios nacionales y extranjeros, juega al fracaso de la gestión obrera.

Ya antes lo hicieron con el Plan Guayana Socialista, que fue aprobado y puesto en práctica por el camarada Chávez para que las empresas de Guayana estuvieran a la vanguardia en la producción nacional y a su vez la potenciaran. Con esta victoria los trabajadores confirman la afirmación de Trotsky en el prólogo de su Historia de la Revolución Rusa: «Las muchedumbres innumerables no han determinado aún para sí, con suficiente claridad, lo que quieren; pero están impregnadas de un odio ardiente por lo que ya no quieren». Los trabajadores saben que una dirección sindical patronal como la que acaban de derrotar no está a la altura de sus próximas luchas, y que necesitan una dirección clasista para avanzar en contra de las políticas económicas que imponen los empresarios. No obstante, las direcciones clasistas no caen del cielo. Es necesario construirlas preparando al fragor de la lucha los cuadros revolucionarios necesarios para conformarlas. He allí una tarea fundamental de una organización revolucionaria del proletariado, que debe conectar la lucha por las reivindicaciones concretas y cotidianas con la explicación paciente a los trabajadores, de la necesidad de avanzar mucho más allá de las reivindicaciones económicas, hacia la unificación del movimiento obrero, hacia la construcción de una dirección política revolucionaria para la clase, hacia la movilización de la clase para imponer el control obrero sobre las fábircas y palancas económicas, y hacia la toma definitiva del poder político y económico. Con una dirección genuinamente revolucionaria los trabajadores de Guayana pueden avanzar contra la burocracia para imponer el Plan Guayana Socialista, batallar por la unidad de todo el movimiento obrero a fin de intentar destruir el viejo Estado Burgués, levantar la posibilidad de instaurar en todas las empresas estatales y aún en las privadas el control obrero democrático de la producción y lograr derrotar las políticas de la burguesía patriótica sobre las empresas mixtas.

Muchas de las ilusiones que existen actualmente en las políticas reformistas, y que se han creado a partir de la grave crisis económica que vive el país, y del feroz deterioro del poder adquisitivo de los trabajadores, irán desapareciendo cada vez que sean puestas a prueba por los acontecimientos. Desde Lucha de Clases – Corriente Marxista del PSUV, te invitamos a acompañarnos para construir una dirección revolucionaria, que termine con todos los males del capitalismo que hoy se expresan crudamente en nuestra sociedad. El capitalismo es horror sin fin señalaba Lenin, completemos la victoria del socialismo como decía el compañero presidente Chavez para acabar con el horror del capitalismo.

Unete a Lucha de Clases para la victoria del socialismo. Esta es la única salida posible a la miseria capitalista. Por la escala móvil de salarios para combatir la inflación y la especulación; por el control obrero sobre la industria para acabar con el acaparamiento, contrabando y sabotaje de la producción; por la nacionalización de la banca y el comercio exterior. Armémonos con las ideas de Marx, Engels, Lenin y Trotsky para luchar por el socialismo. Defender la Revolución Bolivariana es defender el legado de Chavez. ¡Viva la revolución socialista mundial!