¿Es la sorpresiva dimisión de Gerhard Schröder como presidente del SPD un impacto liberador y una señal para una nueva salida hacia una política más social? ¿Llevará Franz Müntefering nuevamente al Partido a una línea acorde con los intereses de la “ ¿Es la sorpresiva dimisión de Gerhard Schröder como presidente del SPD un impacto liberador y una señal para una nueva salida hacia una política más social? ¿Llevará Franz Müntefering nuevamente al Partido a una línea acorde con los intereses de la “gente común”? ¿Pudieran todo los decepcionados, que en los últimos meses le dieron la espalda al SPD, recuperar el ánimo otra vez bajo la consigna “Der Franz der kann`s” (El Franz, él puede)?

Cuando una clase, casta o capa dominante se encuentra en una crisis profunda, y no sabe cómo seguir adelante y su dominio es puesto en duda o cuestionado por sus gobernados, entonces intenta proporcionarse una oportunidad realizando cambios del personal en la punta y señalar a sus gobernados que amenaza con retirarles la lealtad: “Hemos entendido”.

En los últimos meses –luego que las llamadas “Reformas Sociales” mostraran gradualmente su feo rostro – se ha acumulado cada vez más una rabia y una amargura en la población trabajadora, que también se decepcionado del aparato del SPD. La DGB está bajo presión y convoca para el 3 de abril a una gran demostración contra los recortes del estado de bienestar. Los delegados, políticos profesionales y representantes políticos del SPD a todos los niveles están sintiendo en estas semanas cada vez más un sentimiento de inquietud. Este ha hecho demandas públicas luego del intercambio de cabezas en el gabinete federa por un “paso más lento” en las “reformas”, una “mejor comunicación” antes de las “siguientes reformas” o que haya una carga más pesada “también para los reinos y los ricos”. “Ahí debe suceder finalmente algo”, se han dicho cada vez más. Ya en el Congreso Federal del Partido en Bochum a mediados de noviembre de 2003 se concentró la rabia hacia la línea de gobierno de Schröder del Secretario General del SPD Scholz, quien solamente alcanzó unas pocas voces sobre la mayoría absoluta necesaria. El hecho de que esta penalización no era suficiente lo muestra ahora la retirada de Schröder.

La dirección del SPD y amplios sectores del aparato partidista (parlamentario, políticos profesionales a tiempo completo en todos los niveles, simpatizantes leales) están cada vez más alejados de la realidad de vida de la población trabajadora y en la práctica se han entregado pase lo que pase al curso de Schröder. Esta situación no cambia en absoluto con la transición en la Presidencia del Partido de Schröder a Münterfering. En qué medida realmente se convenzan del hecho que deben lanzar una fuerte mejoría con respecto a sus concesiones al capital a más tardar a finales de 2005 de modo que le hagan algún bien a la clase obrera (y dicho sea de paso ganar las elecciones de 2006, ya que entonces será evidente para todo el mundo que buena era su política) es algo irrelevante. Muchos delegados que en épocas anteriores les gustaba presentarse como “de izquierda” o “cercanos a los sindicatos”, parecieran haber sufrido de la noche a la mañana un transplante cerebral en los últimos meses y ahora se presentan -apenas se les puede reconocer- en sus distritos electorales como Neoliberales convencido y defensores de la Agenda 2010. En las reuniones con sindicalistas y consejos obreros de fábrica el ambiente se ha vuelto más amargo y el boquete entre la burocracia y la base es cada vez mayor.

Franz Münterfering debe señalar: el SPD no se ha olvidado de sus raíces y base. Es uno de los pocos líderes del partido, que no estudió, sino que ha logrado subir empezando desde abajo. Es originario de Nordrhein-Westfalen (Renania del Norte – Westfalia), en donde se llevarán a cabo elecciones locales este año y en 2005 elecciones del parlamento federal y su persona debe llevarle a la masiva base obrera socialdemócrata confundida el mensaje: ahora tiene uno de nosotros la palabra. Pero a más tardar desde los días de Friedrich Ebert, hace ya un siglo, sabemos: el origen proletario solamente no lo convierte todavía en un adalid para el proletariado. Franz Münterfering, como Encargado de Negocio Federales, Secretario General y Jefe de Fracción del SPD, era un abridor de caminos y ayuda central para el giro a la derecha de Schröder y es hasta el día de hoy una ayuda imprescindible para asegurar el aparato de Schröder. Como Ministro de Comunicaciones y de Infraestructura en 1998/99 dirigió la privatización del sistema ferroviario (Deutsche Bahn) y se ganó la cólera de muchos trabajadores ferroviarios, porque introdujo la privatización de más de 100,000 viviendas para trabajadores ferroviarios.

Tampoco podrá tener éxito este nuevo dinosaurio en la casa de Willy Brandt en su intento por parar y recuperar la disidencia de militantes del SPD. Münterfering tratará como Presidente del Partido, como lo hizo una vez entre 1974 y 1982 el entonces presidente del Partido Willy Brandt, abrogar a la conciencia social y mantener cerca a los desechados en la base por la línea de gobierno. Al mismo tiempo, como líder del grupo parlamentario, continuará intentando mantener a la fracción dentro de la línea de Schröder y disciplinar a los críticos de los recortes del estado de bienestar y a los “desviados” de izquierda.

La dimisión de Schröder como presidente del partido es el principio del final de la era Schröder. Si se continúa con la actual línea de gobierno, entonces se encontrará el SPD en la oposición a más tardar a partir del 2006 en la federación y en la mayoría de los estados y municipios y entonces experimentaremos ataques más violentos bajo una evidente supremacía del CDU/CSU. Muchos delegados y funcionarios, que favorecen en todo la Agenda 2010 y aprueban otras medidas de recortes al estado de bienestar y que son por lo tanto también responsables de la miseria actual del SPD, intentan ahora cuidadosamente, por medio críticas superficiales oportunas, de salvar a tiempo su carrera para la era post- Schröder en el SPD. Con la socialdemocracia, el movimiento obrero organizado ha ligado sus esperanzas a las reformas, es decir, a mejoras materiales concretas al estándar y calidad de vida. En contraste con esto, las “reformas” llevadas a cabo bajo el gobierno de Kohl y desde 1998 bajo el de Schröder han significado justamente lo contrario, es decir, contrarreformas y ataques contra logros sociales. “Desde un punto de vista histórico, el reformismo ha perdido totalmente su base histórica. Sin reformas no hay reformismo, sin capitalismo que prospere, nada de reformas. El ala reformista de derecha llega a ser antieformista en el sentido que ayuda a la burguesía, directa o indirectamente, a echar por tierra los viejos logros de la clase obrera” (Trotsky en los años 30).

Willy Brandt, quien cambiara de un socialista de izquierda a un socialdemócrata de derechas, tuvo la “suerte” que durante su período como canciller cayó en una época de altas tasas de crecimiento y consecuente pleno empleo y pudo mejorar la situación de la clase obrera a través de las reformas durante su mandato. Por lo tanto sigue siendo hoy en día para las viejas generaciones de militantes del SPD un ídolo y un modelo. En contraste con esto, las “reformas” de Gerhard Schröder, que evolucionó de la izquierda a la derecha, pasarán a la historia como un poste kilométrico de la destrucción de las reformas sociales estatales.

Schröder y Cía. están cada vez más reticentes a la crítica sindical y estarían en último caso dispuestos a completar el proceso de transformación de la socialdemocracia un partido liberal burgués. Estas bases no fueron esbozadas por primera vez en marzo de 2003 con la Agenda 2010, sino que ya llegaron a estar claras en el “Propuesta de Schröder y Blair” de 1999 y en los varios discursos de Schröder antes de las elecciones de 1998 (“Es gibt kein Recht auf Faulheit (No hay derecho a la pereza)”). Sólo pueden estar sorprendidas y asustadas las capas superficiales contemporáneas en la base del SPD y en el aparato sindical, que tomaron como monedas contantes y sonantes las declaraciones mediáticas del canciller “sindicalista” Schröder después de las elecciones parlamentarias (para el Bundestag) de 2002 que ganaron estrechamente y que en vez de un análisis sobrio y sensato se dejaron llevar por el optimismo a ultranza con el lema “Alles Gute kommt von oben (De arriba sólo vienen cosas buenas)”.

Por otro lado, aunque Schröder y Cía. sigan hablando sobre "innovación", "modernización" y "reforma" y aunque declaren como muerta la lucha de clases, veremos que justamente como consecuencia de su política la demanda social por una fuerte protección social y política de los intereses de las personas carentes de privilegios se incrementará más tarde o mas temprano.

Los críticos a la línea del gobierno en el aparato sindical y en la AfA y sobre todo gente como Schreiner y Lafontaine -aquí y hoy aún- serían capaces de darle un vuelco radical a un SPD organizado en el sentido de metas sindicales. En vista de la disminución de la militancia del SPD y la reducción de la capa de miembros activos, serían suficientes unos 50.000 o 70.000 consejos obreros de empresa u otros sindicalistas activos y jóvenes de izquierda como nuevas entradas organizadas al SPD (y/o como también “cadáveres de fichero” que sean activados nuevamente). Ellos podrían, vinculados con el grupo remanente de activistas de base críticos en la AfA, grupos locales y subdistritos, quitarle la base política y legitimación a la línea de gobierno de Schröder y desplazar de las oficinas del partido a los trepadores, que han apoyado y publicitado el rumbo de Schröders. Porque con la salida de Schröder y Scholz de la dirigencia del SPD no se ha ganado nada todavía. Todos los miembros de consejo, trepadores y todos los delegados que han respaldado en los últimos años el rumbo de Schröder y que han contribuido a causar a la miseria actual, deben ser revocados y desplazados de sus posiciones de influencia.

Esto naturalmente tendría que ser organizado de manera profesional y tal proyecto actualmente sólo podría ser llevado a cabo por el aparato sindical. Pero los responsables parecen saber que con esto iniciarían una avalancha y un movimiento, que quizás pronto ellos mismos no podrían controlar más. Una “declaración de guerra” de este tipo contra Schröder los forzaría llevar la lucha hasta sus últimas consecuencias. Pero para ello no parecen estar políticamente equipados y al mismo tiempo tampoco en lo personal parecen estar listos.

* No nos dejemos engañar con un nuevo rostro y nuevas ilusiones.
* Por el retiro de todos las medidas de recortes sociales de los últimos 20 años. ¡“Hartz”, la Agenda 2010 y la “reforma” al sistema de salud deben quedar inmediatamente fuera!
* Acabemos el reparto de riquezas de abajo hacia arriba.
* En vez de combatir a los desempleados: combatir el desempleo. En vez de la extensión de la jornada laboral para unos y despidos para otros: ¡Por una semana laboral de 30 horas para todos con salarios completos y homologación personal!

Traducción de Wir brauchen keine neuen alten Köpfe – sondern einen radikalen politischen Kurswechsel und einen Bruch mit den Urhebern und Mittätern der Misere.