El día de hoy, 1 de julio se ha llevado a cabo una masiva participación en las elecciones donde estaban en juego 18 mil 299 puestos de elección pública, pero que sin duda alguna la más importante y fundamental era la presidencial. Con un padrón de más de 89 millones de electores, la participación, con las primeras cifras de participación a nivel general, va a ser una de las más altas en la historia. Esta votación representa un verdadero terremoto político y social, la oligarquía y el imperialismo .que siempre estaban acostumbrados a mandar y que se les obedeciera tiene al frente un gobierno que les ha encarado, que ha dicho que va a separar el poder económico del político y que su prioridad van a ser los pobres.

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El camino que nos trajo aquí

El camino a las elecciones fue brutal. La oligarquía nacional demostró claramente que en ningún momento tuvo confianza en AMLO y así lo demostró de manera reiterada con los videos que proyectaban y llamados que hacían a sus trabajadores, los desplegados que hicieron en la prensa y los artículos periodísticos donde decían claramente que no tienen confianza en él. Estos mismos sectores lanzaron una campaña negra en todos los medios de comunicación diciendo que el voto a Morena representaría convertir a México en Venezuela, etc.

Sumemos a esto los más de 130 políticos asesinados previo a las elecciones y la violencia electoral con robo de urnas por sujetos armados, etc.; la compra de votos masivos, el “regalo” de electrodomésticos y material de construcción, el envío de millones de tarjetas a los hogares tratando de comprar voluntades, etc. Esto no es “una fiesta cívica y de compromiso con la democracia” como nos lo quieren presentar los periodistas amantes de la democracia burguesa, sino un escándalo. La democracia burguesa -votar cada 3 o 6 años por ver quien te va a robar y gobierna- es totalmente limitada y que sirve de careta para defender la dictadura de los ricos. Aun así la burguesía, siempre que ésta democracia no les funciona para mantener su dominio, no dudan ni un minuto en saltar sus propias leyes limitadas.

Pero el verdadero piso que sembró el camino fue la brutal crisis económica, política, social y de seguridad en la que nos han hundido los partidos de la oligarquía y el imperialismo. Los más de 300 mil muertos, los desaparecidos, los feminicidios, los desplazados de guerra, la miseria, etc. Todo este periodo ha sido una dura escuela para la clase obrera y la juventud, para las mujeres y campesinos pobres. Por esto toda la campaña negra en vez de quitar votos a AMLO, le sumaban, porque el cinismo de estos bandidos dan más coraje a la gente de a pie.
Un terremoto político
Sin duda alguna la victoria de AMLO es un verdadero terremoto político. Es la primera vez que Morena como partido se presenta a unas elecciones presidenciales y las ganas, de las 9 gubernaturas que están en juego 5 las tienen ganadas (Ciudad de México, Veracruz, Morelos, Chipas y Tabasco) y en dos más van bastante cerrados (Puebla y Jalisco). Seguramente las cámaras, tanto la de Diputados como la de Senadores, van a tener un buen porcentaje de los candidatos de la coalición Juntos Haremos Historia.

Lo segundo a destacar es la gran bancarrota de los partidos tradicionales de la burguesía; PRI, PAN y PRD. El PRI va a tener una de las votaciones más bajas en su historia, fueron ellos los que primero han salido a reconocer su derrota, seguramente vamos a ver ondas expansivas tremendas y la estructura del PRI se van a resentir e incluso romper.
El PAN está sufriendo una crisis política tremenda, un día antes de las elecciones se expulsaron a dos integrantes de su dirección política que denunciaron los actos de corrupción de Anaya, esto es la punta del Iceberg. Seguramente que la crisis se va a profundizar y va a terminar con expulsados e incluso, en una de esas, con el candidato Anaya en la cárcel. Del PRD podemos estar viendo sus últimos momentos como organismo político nacional. Esté partido que se formó al calor de una lucha contra el fraude del 88, que dio más de 600 mártires por crear una herramienta de lucha y que terminó como una muleta izquierda de la derecha más rancia, firmó su sentencia de muerte.

La victoria de AMLO va a sentirse en todas las organizaciones políticas y sociales del país, en muchas de ellas vamos a ver discusiones, acercamientos y rupturas de cara a definir sus pociones con respecto al nuevo gobierno. No solo las organizaciones de izquierda, incluso las organizaciones empresariales vana cimbrarse ante este nuevo gobierno.
Un camino para la lucha de clases.
El increíblemente significativo el voto a AMLO. En todo el país el voto fue masivo para el candidato de la izquierda: Estimaciones electorales nos dicen que en la zona 1 (Baja California, Sonora, Sinaloa, Durango y Zacatecas) el voto fue de 61.2%; zona 2 (Yucatán, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz, Campeche, Oaxaca y Puebla 77.4%; zona 3 (Chihuahua, Coahuila, Durango, Tamaulipas, y Nuevo León) 48.3%; zona 4 (Jalisco, Guanajuato, Aguascalientes, Michoacán y San Luis Potosí) 51.5%; zona 5 (Querétaro, Estado de México, Morelos y Guerrero) 61.3% y zona 6 (Hidalgo, Tlaxcala, Puebla y Ciudad de México) 72%.

Vale la pena mencionar que la zona que más apoyó a AMLO fue la Sur y Sur-Este, lugares con una tradiciones de lucha tremenda. La segunda región más votada es la zona centro donde la Ciudad de México es uno de los baluartes de la lucha en el último periodo. En zonas que habían sido terrenos exclusivos de la derecha, incluso del narco, AMLO ha arrasado a todos. Hay una confianza y un capital político acumulado en las manos de AMLO brutal en el próximo periodo.

Este capital político lo va a poder utilizar en dos vertientes, porque los márgenes de acción son muy reducidos. Todo ese apoyo se traduce en movilizaciones masivas para transformar, como AMLO lo ha dicho, de raíz este país –lo que significaría terminar con una dependencia, en todos los sentidos, del imperialismo americano y de la oligarquía rapaz que se ha apoderado de los bienes y recursos naturales del país, que ha explotado a la clase obrera a su anchas y que han hecho las reformas que terminaron con todo lo que habíamos conseguido históricamente- o, utiliza todo ese apoyo para controlar al movimiento de masas para seguir manteniendo el régimen de explotación que hoy se vive.

AMLO ha dicho que su lucha es contra la corrupción, que solucionando esto y con austeridad republicana se va a tener dinero para que el Estado pueda dar apoyos de asistencia social. Nosotros no estamos en desacuerdo con que se den apoyos a adultos mayores, educación a todos los jóvenes, becas, seguridad social, en todo eso estamos de acuerdo. El problema es que en todos los países de América Latina donde se han establecido gobiernos “democráticos” o reformistas, el imperialismo y la oligarquía han impedido cualquier mínima reforma. He aquí la contracción fundamental, donde la participación organizada del movimiento de masas va a ser fundamental.
Es en estas luchas donde miles y millones pondrán a prueba el programa y el gobierno del reformismo, donde se abrirán posibilidades para corrientes de izquierda revolucionaria. Sin duda la victoria de AMLO abre un nuevo periodo en la lucha de clases en nuestro país. Las elecciones fueron el primer raund donde las masas han vencido, pero aquí no termina la cosa, en realidad apenas comienza.