Todos los días se escuchan hasta el cansancio frases como: «me voy del país, esto ya no lo aguanta nadie» y «mi hijos se fueron para…». Todos tenemos un buen número de vecinos, conocidos y familiares que se han marchado hacia otras latitudes. Esto no es nuevo para nadie, todos los días escuchamos una y otra vez estas fraces. Pero las preguntas que debemos hacernos son: ¿por qué se ha dado este éxodo? ¿cuáles son sus causas? y lo más importante aún: ¿cuáles son sus consecuencias?

Ha existido un verdadero debate en cuanto a la cifra total de emigrantes. Algunos dicen que alcanza el millón y medio de personas, mientras que para otros ronda entre los cuatro millones. Lo cierto es que no podemos decir con certeza cuántos compatriotas se han marchado del país en los últimos años -no hay cifras oficiales por parte del gobierno-, pero lo que sí podemos asegurar es que son muchos, la mayoría de venezolanos tenemos al menos un familiar que se ha ido por la situación económica que atraviesa el país. Pero el objetivo de este artículo no es repetir lo que ya sabemos: la situación que vive la mayoría de nuestros compatriotas en el extranjero es muy dura. La cifra que ofrece la organización de las Naciones Unidas para la migración es de 2,5 millones en total, de los cuales 1,6 millones partieron desde 2014.

Antes me gustaría dejar en evidencia una vez más la doble moral que expresan diferentes voceros de la burguesía en los principales medios de comunicación y muchas instituciones, exceptuando algunas ONG’s que se preocupan por la situación de los inmigrantes sin importar sus paises de procedencia. En la mayoría de medios de comunicación nacionales e internacionales se hace un gran alarde de hipocresía respecto al «éxodo» en Venezuela, pero dicen apenas palabras de la situación deshumanizante con la que muchos inmigrantes intentan llegar a EEUU o a Europa. Cuando se trata de Venezuela y del «comunismo» si  tienen tiempo para coberturas y reportajes, pero cuando se trata de países «libres» parece que no hay tanto tiempo en los medios para estos «pequeños detalles” de migración.

Cualquiera que tenga un poco de experiencia política puede ver fácilmente cuáles son los objetivos que persigue la clase dominante al hacerle tanta propaganda a la crisis de emigrantes en Venezuela. Sus objetivos son: 1) desprestigiar la revolución bolivariana y el socialismo en general; 2)  preparar las condiciones para derrocar el gobierno de Maduro de una u otra forma. Citemos a Lenin en un extracto donde hace hincapié en la importancia de comprender los intereses  que se mueven debajo de la superficie: “Los hombres han sido siempre, en política, víctimas necias del engaño ajeno y propio, y lo seguirán siendo mientras no aprendan a descubrir detrás de todas las frases, declaraciones y promesas morales, religiosas, políticas y sociales, los intereses de una u otra clase.” (Las tres fuentes y las tres partes integrantes del marxismo). Cuando veamos las lágrimas derramadas por las clases dominantes y sus representantes debemos recordar estas palabras.

Causas de la crisis

El presente artículo no pretende ser un estudio exhaustivo de las causas económicas y políticas que nos han traído al presente caos -existe suficiente material en nuestra página que lo explica- , pero no podemos eludir o dejar de tocar el tema de pasada.

La causa principal de la crisis económica se debe al intento de «unir» dos sistemas completamente opuestos entre sí, el capitalismo y el socialismo. Simplemente si lo tratas de hacer pasará lo que está ocurriendo justo ahora ante nuestros ojos. Los dos sistemas se bloquean, se colocan trabas entre sí. El capitalista no puede hacer negocios como le gustaría, sin tantos «obstáculos», comprando y vendiendo a su antojo y moviéndose con sus capitales para la rama que mejor le convenga. Y el socialismo, en sus inicios con el control obrero, tampoco la tiene fácil, obstáculos en las empresas bajo el control de los trabajadores por parte de las otras empresas que todavía están en manos de los capitalistas y por parte del Estado, dificultad que tienen los trabajadores para conseguir materias primas, créditos, asesoría técnica, venta de sus productos; en fin, obstáculos en todos los pasos de la producción y distribución. Entonces con estos dos sistemas chocando permanentemente entre sí nunca podrás tener una alta producción de todos los bienes que necesitamos, lo único que lograrás es lo que tenemos ahora mismo: caos económico. Echa un vistazo a tu alrededor y lo comprobarás.

Este modelo pudo sobrevivir por cierto tiempo mientras estuvieron altos los precios del petróleo, mientras teníamos dinero para importar todo lo que queríamos, no importaba tanto la situación de las empresas y su productividad. No importaba si se producía o no, había suficiente dinero para todos, el pastel era muy grande y cada quien podía recibir una rebanada, aunque fuera pequeña. Todo esto ha quedado en el pasado, los precios y la producción de petróleo descendieron, se acabaron los dólares, se redujeron las importaciones, menos bienes de consumo, y como consecuencia tenemos un caos económico. Se revela el verdadero carácter de este modelo que trata de unir el capitalismo con el socialismo.

Carlos Marx y Federico Engels en el Manifiesto Comunista expresan una idea que es inevitable traer a la mente cuando meditas sobre la situación de Venezuela: “opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, (…) lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna.» (las negritas son nuestras). Aclaramos que hay muchos que han “pescado en río revuelto” y no se podría decir que se han “hundido” -todo lo contrario, se han enriquecido- , pero este hecho en lugar de negar la afirmación de arriba la certifica. Estamos hablando de la sociedad y de sus clases, no de individuos en particular. Es evidente que ha habido un “hundimiento de las clases en pugna”.

La lección principal de la revolución ha sido que no puedes unir dos sistemas antagónicos, el capitalismo no se puede reformar, si quieres un mundo mejor tendrás que luchar hasta el final por el derrocamiento de este sistema que solo nos trae sufrimiento, embrutecimiento y degradación moral. ¡No hay términos medios! ¡No hay conciliación entre estos dos sistemas!.

Para ilustrar este punto, en el caso venezolano citamos palabras de un buen amigo de la revolución venezolana, expresadas el 20 de mayo de 2004 (hace 14 años) donde pronostica lo que hoy sucede, y cuáles eran (y son) las medidas necesarias a tomar para llevar la revolución hasta el final: «A menos que se den pasos decisivos para tomar el control de la economía, la población venezolana se enfrentará a un futuro de creciente caos económico, desempleo y pobreza. (…) el intento de combinar medidas de nacionalización con la economía de mercado provocará distorsiones y particularmente inflación que acabará con las conquistas y provocará dislocación económica. La nacionalización de los puntos clave de la economía es por lo tanto una medida absolutamente necesaria y urgente de autodefensa para la mayoría, para proteger sus intereses más vitales y el derecho más fundamental: el derecho a la vida.» (Alan Woods, Tesis sobre la revolución y la contrarrevolución en Venezuela).

Hagamos un paréntesis para hablar un poco sobre el método del marxismo. Toda ciencia ya sea matemática, física, química, entre otras, tiene su punto de partida y de llegada en la naturaleza. Toda ciencia debe hacer predicciones y ser comprobadas en la práctica. Si sus predicciones son erróneas, se debe buscar el fallo. Este es el paso culminante y decisivo -la práctica-. Ahí es donde podemos comprobar si “vale” o no, si se deben hacer modificaciones o no.

Lamentablemente debemos decir que estas predicciones hechas por Alan Woods han sido comprobadas casi en condiciones de laboratorio. Debo admitir que la primera vez que las leí, hace algunos años, me parecieron una exageración, era un momento donde el reformismo parecía funcionar. La lección que debemos tomar de todo lo anterior es convencernos de la superioridad del marxismo, utilizándolo correctamente se pueden hacer predicciones que se ven corroboradas, con cierto margen de error por supuesto. El marxismo no es una ciencia “exacta”, como la física o química, pero sí que es una ciencia y como toda busca comprender los fenómenos de estudio racionalmente.

Lo importante de entender aquí es la importancia del método de análisis, es decir, el materialismo dialéctico. Cualquier persona con un poco de experiencia, que haya comenzado a dominar el materialismo dialéctico y que entienda la dinámica del capitalismo,  puede hacer predicciones correctas y así intervenir en el movimiento y la situación mucho mejor, puede prepararse para el futuro de antemano. Ver más lejos que nuestros enemigos.

Citemos una muy buena definición del materialismo dialéctico, utilizado por Marx: «El método de Marx es materialista, pues va de la existencia a la conciencia y no en el orden inverso. El método de Marx es dialéctico, pues observa cómo evolucionan la naturaleza y la sociedad y la misma evolución como la lucha constante de la fuerzas en conflicto.» (Pensamiento vivo de Carlos Marx, Trotsky). Y más adelante expone: «Toda la fuerza del método de Marx reside en su acercamiento a los fenómenos económicos, no desde el punto de vista subjetivo de ciertas personas, sino desde el punto de vista objetivo del desarrollo de la sociedad en su conjunto, del mismo modo que un hombre de ciencia que estudia la naturaleza se acerca a una colmena o a un hormiguero.

Efectos en Venezuela

En Venezuela los efectos son variados, dislocación de la familia y amigos, disminución del número de estudiantes universitarios, etc. Pero el efecto económicamente más sensible es la partida de muchos profesionales y técnicos, entre ellos no pocos médicos especialistas, dejando los hospitales, instituciones y empresas sin el personal capacitado. Este es un fuerte golpe que afortunadamente se ha podido sortear un poco por la cantidad de graduados que se producen cada año -Venezuela tenía una de las más altas tasas de estudiantes universitarios-, pero la experiencia de los profesionales más antiguos es difícil de improvisar a corto plazo.

La mayoría de los que han decidido dejar el país son las personas económicamente «activas», por eso la mayor tasa de emigración  son de jóvenes  y lo podemos ver en la desolación de las universidades y centros nocturnos. Un sistema que no puede brindarle un nivel de vida más o menos decente a sus jóvenes está condenado al fracaso, simplemente para cada generación serán peores las condiciones económicas. Aplicando los datos y este razonamiento para 1, 2, 3 y 4 generaciones y así sucesivamente -ojo: los sistemas sociales no son lineales, pero en líneas generales es correcta esta afirmación-, ¿a dónde vamos a parar? Un sistema que condena a sus futuras generaciones a una vida miserable debe ser destruido y  enterrado. Mientras más rápido lo enterremos mejor.

La gran mayoría de los emigrantes dejan familiares en Venezuela y cuando consiguen trabajo en sus países de destino, obviamente envían ayuda económica a sus seres queridos (remesas). Esto sin duda alguna juega un papel importante en la economía del país y de estas familias -una vez más, al no tener estadísticas oficiales tenemos que remitirnos a nuestra experiencia-. Sin exagerar, muchas familias penden de este delgado “hilo”, que está supeditado a si tus familiares en el extranjero consiguen trabajo o no. Las remesas han servido como «válvulas de escape» y han ayudado a tal vez evitar una explosión social.

Como pronóstico general, podemos decir que la cantidad de emigrantes debería disminuir: (esta es una simplificación, pero tiene su lógica) por su relación con las remesas ya que estas tienden en algún  momento a un equilibrio. Por ejemplo: mientras más personas se van, más remesas ingresan (ayuda a los familiares que se quedan), entonces menos personas tendrán la necesidad de irse. Pero el factor de mayor “peso” es: si la situación económica sigue empeorando, seguirá la emigración. Lo que puede hasta cierto punto empezar a frenarla es el hecho de que los que se van  pueden no encontrar allá la vida tan fácil y eso evita que los que se quedan sigan su ejemplo. Las personas que han pensado en irse ahora lo meditan varias veces al escuchar las historias de abusos y xenofobia sufridas por sus amigos en el extranjero, o por las dificultades para encontrar empleo.

Efectos en los paises receptores

A pesar de todas las declaraciones de «ayuda humanitaria» y manifestaciones de «solidaridad» con las «víctimas del socialismo», las clases dominantes  de estos países no dejan de “exprimir”  a los inmigrantes venezolanos, y no solo eso, sino que pueden servir de “chivos expiatorios” cuando se produzca una crisis.

La fuerza de trabajo  cumple las mismas leyes que cualquier mercancía cuando entra al mercado, y una de estas leyes es la de la oferta y la demanda. En el momento que estos países comienzan a recibir trabajadores inmigrantes comienza a aumentar la oferta de mano de obra y por lo tanto comienza a emerger una presión para que baje el precio de la fuerza de trabajo. Entonces tenemos el escenario donde las capas más atrasadas de la clase obrera se molestan con estos nuevos trabajadores por la misma razón que los burgueses celebran su llegada, por la simple razón, de que empujan hacia abajo los salarios.

A esto hay que añadir el hecho de que muchos migrantes se encuentran en un país extranjero sin papeles legales y por lo tanto son más susceptibles de ser explotados al no estar sujetos a derechos laborales.

¿Quién es más beneficiado, el país que los recibe o el de dónde parten los migrantes? tomando en cuenta que las personas que se marchan son en su mayoría económicamente activas, es decir, están en edades aptas para trabajar, se puede considerar que el país con «pérdidas» (el de donde parten) ha pagado sus profesores, sus médicos, ha construido la infraestructura en donde se han desarrollado, etc. En donde son recibidos lo único que hacen es explotarlos, sin ninguna inversión en su formación.

Estos países no pueden recibir tantos trabajadores porque llega un punto en el que ya no se puede explotar a todos -se puede producir una crisis de sobreproducción-  creando así una capa de desempleados y desclasados, trayendo delincuencia. Además sabemos que un gobierno es defensor de unos determinados intereses de clases, en este caso de la burguesía, pero también tiene que preocuparse de los votos y elecciones, entonces tampoco desean enfurecer tanto a las llamadas “clases bajas» de la sociedad. Así es como en un principio se les pueden abrir las puertas a los inmigrantes luego se ven “obligados” a cerrarlas. Aquí lo último que se tienen en cuenta son los derechos humanos, lo primero son los intereses de la clase dominantes en el poder

En estos escenarios, citemos algunos casos menos frecuentes que se han dado, pero que nos ayudan a entender la dinámica del capitalismo: personas que han logrado reunir cierta cantidad de dinero, nada despreciable, para montar un pequeño negocio en el país de destino o así lo pensaban ellos. Cuando llegan a los países de destino se dan cuenta que sus esperanzas son irrealizables y por una razón bastante sencilla, a medida que el capitalismo se desarrolla la división entre ricos y pobres se hace más grande, dar un «salto» entre cada una de las diferentes clases es más difícil, depende de la economía de cada país. Así que las personas que piensan llegar a ser parte de la pequeña burguesía, les costará más o menos, dependiendo del país que escojan.

Los que sí pueden entrar a los países de destino con mucha más facilidad son los profesionales. La mano de obra calificada es mejor recibido por la sencilla razón de que en estos países hay muchas más restricciones para conseguir un título universitario. Las clases dominantes tan «humanitarias» son buenas para recoger los frutos sembrados en la “dictadura socialista», estos profesionales son bien recibidos sin tantas trabas, solo basta mencionar el ejemplo de los médicos venezolanos trabajando en la Patagonia.

Comentemos un poco los casos de xenofobia en los han salido agredidos muchos Venezolanos en esto países y cómo se enmarca ésto en el capitalismo. En realidad es bastante «lógico» que esto suceda, en este sistema. Como dijimos más arriba, el trabajo es como cualquier otra mercancía que cumple las leyes de la oferta y la demanda, mientras más trabajadores y desempleados, más  «barato» será el dinero percibido por cada uno de ellos. Esto acarrea rechazo entre las capas más atrasadas de la clase obrera, porque estos nuevos trabajadores aumentan su competencia y disminuye su salario. Sin mencionar posibles casos de luchas entre empresarios y trabajadores en los cuales los trabajadores venezolanos, en su desesperación, puedan servir de esquiroles saboteando la lucha de los trabajadores nativos. Todo esto en las capas más atrasadas de nuestra clase crea rechazo.

Lo otro que contribuye bastante en la xenofobia es el trata hipócrita de la burguesía y sus medios de comunicación a este problema, mientras se esté explotando a los trabajadores inmigrantes son muy bien recibidos, cuando el país entra en una crisis -como todos los países capitalistas- ahí la culpa no es ni de la burguesía, ni del estado, ni del capitalismo. ¿Adivina a quien se le echa la culpa de todo? Lamentablemente los casos de xenofobia continuarán y arreciarán en el futuro cercano. Una razón más para destruir este sistema podrido.

Otra de las consecuencias de este terrible caos económico y sus consecuencias en la emigración es la proliferación de la prostitución. Nuevamente no contamos con estadísticas oficiales,  pero no hay que ser muy inteligentes para deducir sobre la base de los “cuentos” que se escuchan todo los días. Como regla general a través de la historia del mundo podemos ver que en momentos de declive económico la prostitución tiende a aumentar sustancialmente. En una sociedad donde los recursos son escasos y nos vemos obligados a luchar entre nosotros por ellos, la “vieja basura» (avaricia, indiferencia al dolor ajeno, corrupción…) saldrá nuevamente a flote, sin importar los sermones de algunos curanderos sociales.

Citemos a Lenin cuando se refería a las prostitutas «Estos seres son víctimas de la sociedad burguesa, dignas de lástima por dos conceptos. Son víctimas de su maldito régimen de propiedad y son además víctimas de su maldita hipocresía moral. Esto es evidente, y sólo un hombre zafio y miope puede no verlo. (…)  Hay que tender a incorporar a las prostitutas al trabajo productivo, a la economía social.»(Recuerdos sobre Lenin, Clara Zetkin).

El tema de la prostitución solo será resuelto definitivamente en una sociedad socialista, donde las personas no tendrán que vender su fuerza de trabajo ni su cuerpo para poder sobrevivir. Esto no significa que los marxistas debemos quedarnos con los brazos cruzados al ver todo esto. Debemos explicar a los compañeros de trabajo que les gusta buscar los “servicios” de estas mujeres, que una sociedad mejor será construida en un proceso de producción material y auto-transformación. Cuando se «alquila» el cuerpo de una prostituta en tu conciencia la vez como un simple objeto, así como te ve a ti la burguesía en el proceso de fabricación, simplemente como un instrumento más. Una verdadera sociedad socialista se formara sólo cuando valoremos y respetemos a los demás. Y nuestras relaciones personales no se basen en el dinero sino en la verdadera amistad.

Efectos en la conciencia de los migrantes

Ya hemos visto los efectos que ha tenido y tendrá en Venezuela y los países receptores el fenómeno migratorio. Ahora tomémonos unas minutos para esbozar un poco los efectos que han tenido todos estos cambios en la conciencia de los compañeros emigrantes.

Entre los emigrantes se pueden palpar diferentes emociones: rabia, frustración, expectativas e ilusiones. Cuando escuchas hablar a muchos de ellos, no expresan mucho cariño que digamos hacia los gobernantes de Venezuela y en cierta forma es bastante lógico que sea así. Muchos han escuchado discursos sobre socialismo, pero sienten que solo son palabras y nada de hechos. La palabra socialismo en la boca de la burocracia se ha vuelto pura propaganda barata, una palabra con la que intentan engañar al pueblo y justificar sus actos más alocados.

Pero lo importante es entender que muchos de estos emigrantes vienen de familias de clase trabajadora que pueden en estos momentos no estar defendiendo los intereses de su clase, y por el contrario, estar defendiendo las ideas de la clase dominante -si estas ideas no fueran defendidas inconscientemente por la mayoría de la sociedad simplemente no fueran las dominantes-. Pero como le gustaba decir a Lenin «la vida enseña». El día de mañana con los golpes que da la vida, las incontables penurias que se viven en el extranjero como inmigrante y con un poco de explicación, se pueden convertir en luchadores ejemplares. Además el mayor rechazo que genera la burocracia en estos emigrantes, sobretodo los jóvenes, no es por el socialismo en si -el cual nunca se edificó en nuestro país realmente-, sino por la corrupción y la desigualdades con la «robo-lución»  o la «boli-burguesía», como les gusta llamarla. Claro, aquí la derecha ha sabido manipular estas emociones  en su beneficio. Pero las cosas cambian. “La vida enseña”.

Muchos de estos emigrantes girarán a la izquierda y lamentablemente también es probable pero no inevitable, que otros giren aún más a la derecha. En su desesperación buscarán alguna salida facil, y pues las «salidas» de la derecha suenan muchos más fáciles de alcanzar, simplemente quemarlo todo, destruirlo todo, y así de alguna forma, como por arte de magia, viviríamos felices, o eso es lo que creen.

Otro cambio de conciencia importante es constatar las palabras del presidente Chávez sobre la explotación y discriminación, con la lección que reciben todos los días en estos países. Algunos ingenuamente pensaban que los discursos del presidente Chávez eran solo retórica. En parte tenían razón de pensar así, aquí en Venezuela con las reivindicaciones alcanzadas, no se sentía desde hace tiempo, en carne propia lo que es la explotación; discriminación; y todas estas lacras. Se percibió, con los éxitos del reformismo, que la lucha de clases era una cosa del pasado, la conciliación de clases estaba en su apogeo y todo lo que tenías que tener era un país con un gobierno «inteligente y eficiente» para que todo estuviera mejor, sin necesidad de revoluciones, ni luchas, ni agitación. Pero una vez más: “la vida enseña”. Cuando hablas con tus familiares y amigos en el exterior escuchas cada vez más las palabras: explotación, capitalismo, clases y discriminación. Cada día se preparan más las condiciones para entender que no es este o aquel presidente en particular sino el sistema como un todo el que nos presiona, evitando que desarrollemos todo nuestro potencial como seres humanos.

Como anécdota me gustaría señalar los casos en que los venezolanos se quejan de los malos tratos recibidos en estos países. Dicen cosas como: «cuando vine a visitar hace años a este país no me trataron así»; «antes nos trataban mucho mejor». Es lógico que sea así, cuando se habla de que antes no había discriminación hacia los venezolanos era porque, en la mayoría de los casos, llevaban dinero de CADIVI para gastos en el exterior, llevaban suficiente «platica». Ahora las cosas han cambiado. Aquí podemos corroborar nuevamente como lo realmente importante no es tu nacionalidad sino a la clase social a la que perteneces, si tienes dinero o no lo tienes, si eres rico o turista serás bien recibido en todo el mundo.

Solución

El mundo de hoy en día está dividido cada día mas en dos clases antagónicas, que luchan “… una guerra ininterrumpida, ya abierta, ya disimulada”. Todos los demás factores sociales están supeditados a los resultados de esta guerra, cuestiones de “raza”, credo, sexo, edad, nacionalidad, etc, están subordinadas a las cuestiones de clases. En última instancia las clases sociales son el factor más importante que divide la sociedad y así lo entienden las clases dominantes. Para ellos la xenofobia es solo un arma más en su arsenal de instrumentos que utiliza para dividir a los explotados y así poder dominarlos más fácilmente. No podemos caer en el juego de la clase dominante,  hemos visto ataques a venezolanos por parte de los trabajadores nativos y a colombianos que tienen tiempo viviendo en nuestro país.

Todos los obreros del mundo tenemos los mismos intereses y nuestro enemigo es uno: la clase capitalista. Así como se unen las clases dominantes de todos los países para defender sus intereses en los momentos más acuciantes, así debemos unirnos los obreros del mundo para defendernos: “Los proletarios no pueden perder más que sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo por ganar. ¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES, UNIOS!” (Manifiesto comunista)

Lenin dijo en El programa militar de la revolución proletaria: «la sociedad capitalista ha sido y es siempre un horror sin fin». Al mirar a nuestro alrededor no podemos más que corroborar esta afirmación. Hoy escuchamos verdaderas historias de terror y dolor sucedidas a los compañeros que han partido. Por mencionar algunos casos, tenemos a personas que han vendido todos los bienes, obtenidos con tanto sacrificio a lo largo de su vida, -carro, casa, muebles, etc.- y se han marchado. En los países donde fueron recibidos no les resultaron las cosas como pensaban, terminaron perdiendo todos sus ahorros y en la desesperación, en algunos casos, han recurrido al suicidio. Otros casos han sido jóvenes que se han marchado y en estos países han sido empujadas a la prostitución en donde han  sido contagiadas de SIDA. Tratamos aquí con historias que nos conmueven profundamente. Pero no es momento de llorar, sino de luchar en contra de este sistema podrido. Debemos hacer nuestras las palabras de Trotsky «Dum spiro spero!» ¡Mientras haya vida hay esperanza!.

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