La semana pasada, los representantes de las secciones españolas y portuguesas del Comité por una Internacional de los Trabajadores (CIT) abandonaron una reunión de la fracción de Peter Taaffe dentro de esa organización. Luego anunciaron que «recomendarían a las CE y CC españolas que abandonaran la Fracción. [El secretario general de la sección española, Juan Ignacio Ramos] también declaró que esto significaría que no tendría sentido permanecer en el CIT».

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Como hemos informado anteriormente, hay una lucha fraccional muy seria en el Comité por una Internacional de los Trabajadores, que ha visto al grupo que rodea a su dirigente principal, Peter Taaffe, convertirse en una minoría en la reunión de su Comité Ejecutivo Internacional celebrada a fines del año pasado.

Taaffe ha formado su propia fracción dentro del CIT. Ahora esa fracción ha sido sacudida por la separación de la misma de la sección española. Cuando JIR abandonó la reunión de la fracción en Londres, el grupo de Peter Taaffe publicó un informe en el que informaba:

«Surgieron importantes diferencias en relación a la conciencia socialista y política, las consecuencias del colapso de los antiguos estados estalinistas y el análisis que hemos tenido sobre Venezuela y algunos otros temas que JIR declaró que eran cuestiones fundamentales».

Según la declaración de la fracción: «durante su intervención, JIR argumentó que estas cuestiones no se habían discutido suficientemente durante el proceso de unificación y que los compañeros habían sido ‘engañados'».

De la “unificación principista” a la escisión entre reproches

Recordemos que, en julio de 2017, la organización Izquierda Revolucionaria anunció su fusión con el CIT. En ese momento, el CIT anunció con orgullo que «este proceso hacia la unificación con IR puede ciertamente actuar como un imán para que otros grupos y organizaciones obreras y revolucionarias de todo el mundo entren en una discusión similar, como parte del llamamiento del CIT al desarrollo vital y urgente de las fuerzas del trotskismo a nivel internacional».

Dicho congreso de unificación de julio de 2017 en Barcelona se anunció en términos radiantes: «Unificación CIT/IR: un gran paso adelante para las fuerzas del marxismo revolucionario». El artículo continuaba explicando en detalle «la base política y programática sobre la cual se ha llevado a cabo esta unificación principista».

Incluso en ese momento, la fusión le creó problemas a la Izquierda Revolucionaria de Juan Ignacio Ramos. En México, la sección de la IR, que tenía 12 miembros en aquel momento, se dividió por la mitad, ya que el proceso había sido secreto y apresurado y los miembros no habían sido informados adecuadamente. Eso también causó problemas en las secciones del CIT e IR en Venezuela, donde hubo miembros que se separaron de ambos grupos durante un período de tiempo, hasta el punto en que el CIT ahora ha dejado de funcionar en el país.

Izquierda Revolucionaria es un grupo que se separó de la Corriente Marxista Internacional en 2009. En ese momento, la CMI había intentado plantear una serie de críticas sobre algunos aspectos del trabajo de la sección española, que en aquel momento se llamaba El Militante. Sostuvimos que había características sectarias en el enfoque de la sección hacia su trabajo, y también criticamos los aspectos burocráticos de su funcionamiento interno.

La dirección de la sección española en torno a Juan Ignacio Ramos no lo tomó bien. Después de un breve debate en España, se acordó llevar los temas a toda la CMI, donde ambas partes tendrían el mismo tiempo para exponer sus puntos de vista. Pero la mayoría de los dirigentes de El Militante no estaba interesada en un debate. Tuvieron una reunión secreta de sus partidarios y decidieron separarse sin convocar una conferencia formal de la sección. Los compañeros que no habían votado con la mayoría de la dirección fueron expulsados sin ninguna explicación. Se cambiaron las cerraduras de las oficinas, eliminaron a estos compañeros de las listas de correo, se los dejó de convocar a las reuniones, etc. Esto incluyó incluso a quienes no tomaron posición por ninguna de las partes y se habían abstenido durante el debate. En el proceso, la dirección en torno a JIR escindió a las secciones mexicana y venezolana para que él pudiera presentar la apariencia de tener una organización internacional.

Parece que aquí hay un patrón de comportamiento. La dirección de este grupo, IR, no está interesada en los debates políticos, y cuando siente que una discusión no va a su favor, se lleva sus juguetes y se marcha del patio de recreo.

En el momento de la unificación entre IR y el CIT, señalamos que las motivaciones de prestigio y la necesidad de mostrar cierto éxito por ambas partes, les empujaron hacia la fusión. Además, ambas organizaciones compartían ciertos rasgos políticos (como enumeramos: «sectarismo, autoproclamación, desprecio por la teoría y, como resultado, métodos internos burocráticos»). Esto no era una base sólida para la unificación, como podemos ver ahora.

¿Cómo es posible que una unificación, que tuvo lugar hace menos de dos años, y que en aquel momento se presentaba basada en una discusión de principios de los temas involucrados, ahora resulta en una escisión en la que Juan Ignacio Ramos se queja de haber sido engañado, y que «estas cuestiones no se habían discutido suficientemente durante el proceso de unificación» y que existen «diferencias políticas fundamentales»? ¿Han surgido estas diferencias sólo en los últimos meses? Lo dudamos. En cuanto a que JIR haya sido «engañado» durante el proceso de fusión, ciertamente podemos descartarlo. Se pueden decir muchas cosas de JIR, pero ciertamente no es un ingenuo.

Al mismo tiempo, la «fracción trotskista» de Peter Taffe sostiene que la sección española representa «una tendencia sectaria de extrema izquierda». ¿Sólo ahora se dieron cuenta de esto? Es más probable que estas diferencias hayan sido exageradas sobre la marcha para justificar la escisión. Los miembros del IR y el CIT tienen derecho a preguntar si fueron engañados en ese momento o si están siendo engañados ahora.

Un golpe para ambas partes

La marcha de IR es un duro golpe para Peter Taaffe y su fracción minoritaria, ya que les priva del apoyo de cuatro «secciones» (España, Portugal, Venezuela y México), además de perder bastante reputación. Recordemos que, en el CEI de diciembre de 2018, 11 secciones nacionales votaron con la fracción de Taaffe contra 14 que lo hicieron en contra.

Para Juan Ignacio Ramos y la IR, esto también es un golpe, ya que hicieron mucho ruido con la fusión con el CIT, que JIR describió como «un reencuentro histórico» y como «reatar el nudo de la historia común que nos une», además de subrayar el «acuerdo sobre ideas, métodos y tradiciones» (ver este video).

Menos de dos años después, este es el balance: su grupo en Venezuela ha sido destruido y el grupo en México se ha escindido, lo que ciertamente no compensa haber ganado un pequeño grupo en Portugal. JIR se queda donde comenzó: sin una organización internacional, pero con un firme control de su pequeña operación.

Este no es el fin de los problemas para el CIT o IR. Hacemos un llamamiento a todos los compañeros que quieran pensar para que analicen y estudien su propia experiencia y traten de sacar la conclusión necesaria. Una organización revolucionaria no puede construirse sobre la base de la búsqueda de atajos, tomando posiciones en las que no haya construido la base necesaria, diluyendo su programa para llevar a cabo el «trabajo de masas», ni por auto-proclamación sectaria. Lo que se necesita es la educación de cuadros, trabajo paciente para echar raíces en el movimiento obrero y una actitud seria y firme hacia la teoría.