Las chispas han estado saltando recientemente entre el gobierno de los Estados Unidos y el régimen iraní. En la noche del 20 de junio, el presidente Trump de Estados Unidos, ordenó ataques con misiles sobre Irán, pero luego los canceló abruptamente. El incidente fue el culmen (hasta el momento) de semanas de tensiones entre los dos gobiernos. El ataque abortado se produjo después de que Irán derribara un dron estadounidense en algún lugar cerca del Estrecho de Ormuz. Los Estados Unidos afirman que el avión no tripulado estaba en el espacio aéreo internacional. Las autoridades iraníes, sin embargo, afirman que el dron estaba dentro del espacio aéreo iraní cuando fue derribado.

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Dondequiera que estuviera el avión no tripulado, la pregunta principal es: ¿qué hace un avión militar estadounidense cerca de las fronteras iraníes? Independientemente de si realmente cruzó al espacio aéreo iraní, está claro que el dron es parte de una misión militar, dirigida contra Irán.

De hecho, ¿qué hacen los buques de guerra, portaaviones, aviones bombarderos y miles de soldados de los EEUU en el Golfo y en todo Oriente Medio, a miles de kilómetros de las fronteras de EEUU? Las áreas alrededor de Irán están llenas de bases militares y unidades navales estadounidenses. En los últimos meses, en un descarado intento de amenazar a Irán, se han agregado varios miles de nuevas tropas y piezas de equipo nuevo a estas fuerzas; y se han intensificado las misiones de vigilancia y patrullaje ¿Cuál sería la respuesta del gobierno de los EEUU si Irán, o cualquier otra potencia externa, comenzara a construir bases militares en Canadá, México o el Caribe?

El aumento de la retórica ha continuado después de semanas de tensiones crecientes. En las últimas semanas, cuatro petroleros en el área han sido alcanzados por explosiones, todas las cuales han sido atribuidas a Irán por los funcionarios estadounidenses.

Además de algunos videos con poca nitidez, que no muestran nada, la evidencia de la participación iraní es muy escasa. Además, uno de los barcos atacados fue un petrolero japonés. El petrolero fue atacado durante la visita del primer ministro japonés, Shinzō Abe, a Teherán, una visita a la que se opusieron los aliados de Estados Unidos en Oriente Medio y mucha gente en Washington, porque Abe intentaba mediar entre Irán y Estados Unidos.

Otro de los petroleros que fue atacado era atendido parcialmente por rusos. Poner en peligro la vida de los marineros rusos sería un duro golpe para la alianza cuidadosamente construida que Irán ha acuñado con Rusia ¿Qué interés tendría el régimen iraní en arriesgar sus preciosas y escasas relaciones internacionales, cuando todos sus esfuerzos están dirigidos a romper su aislamiento político y económico de décadas?

¿Quién es el agresor?

Si bien el régimen iraní ha criticado a Occidente en público, su objetivo real siempre ha sido ser aceptado dentro de la llamada comunidad internacional. Es decir, tener un lugar en la mesa con los grandes del capitalismo mundial. En este sentido, en los últimos años, el régimen ha hecho todo lo posible por parecer confiable. No ha tomado medidas provocadoras y ha mostrado moderación ante las provocaciones estadounidenses, israelíes y europeas. De hecho, aunque EEUU y la UE nunca aplicaron completamente el acuerdo nuclear acordado con Irán en 2015, Irán se ha adherido a cada punto y coma de ese acuerdo hasta ahora, algo que ha sido confirmado repetidamente por la Agencia Internacional de Energía Atómica. Solo en las últimas semanas, después de cuatro años de estancamiento, los iraníes han amenazado con aumentar su enriquecimiento de uranio más allá de lo que se afirma en el acuerdo nuclear.

Mientras tanto, Estados Unidos nunca estuvo a la altura de los términos del acuerdo. Por el contrario, Trump lo rompió y reimpuso uno de los regímenes de sanciones más duros en la historia de Irán. Las sanciones, que son nada menos que una guerra económica, ya están teniendo un efecto desastroso en la economía. El Rial ha caído más del 60 por ciento en comparación con el año pasado. Varios bienes importados están escaseando y la inflación se está disparando. Según cifras oficiales, que subestiman en gran medida la inflación real, los precios de la carne aumentaron alrededor de un 60 por ciento, los huevos y los productos lácteos alrededor de un 40 por ciento, las verduras en un 50 por ciento y la vivienda y la medicina en un 20 por ciento. Esto se suma a los años y años de inflación y la disminución del poder de compra de las masas trabajadoras, causada en gran medida por el régimen de sanciones impuesto durante décadas por los EEUU

Al mirar los informes de los medios occidentales, uno pensaría que el régimen iraní ha incendiado toda la región. Los Estados Unidos y sus aliados están tratando de presentar a Irán como el agresor en la región, pero los hechos revelan otra imagen.

Independientemente de cómo se quiera torcer la información y darle un giro brusco, Irán no ha atacado a ningún otro país en los tiempos modernos. Pero aparte del asedio económico contra Irán, EEUU Ha llevado a cabo dos guerras desastrosas contra dos de los vecinos de Irán, Irak y Afganistán, que han provocado la muerte de más de un millón de personas y han destruido las vidas de millones más en las generaciones venideras. También en Siria, fueron EEUU, junto con sus aliados occidentales, las monarquías del Golfo, Turquía y Jordania quienes secuestraron la revolución siria y desataron una guerra sectaria para derrocar a Bashar Al-Assad. La destrucción en Siria manchará las vidas de los sirios durante décadas.

Al mismo tiempo, EEUU y Gran Bretaña han estado respaldando la bárbara guerra de Arabia Saudita contra el pueblo de Yemen, que ha matado a decenas de miles y dejado a millones de personas en la hambruna. Como lo hicieron en Yemen, los saudíes ahora están apoyando a las mismas fuerzas mercenarias sudanesas, principalmente niños soldados, para violar y asesinar a revolucionarios en Sudán.

Por supuesto, luego está el régimen israelí, que ha estado oprimiendo violentamente a los palestinos durante generaciones, bombardeando y matándolos a voluntad. También ha atacado al Líbano en varias ocasiones y recientemente ha estado llevando a cabo ataques contra objetivos en Siria.

El objetivo del régimen iraní es demostrar que puede ser un socio confiable de Occidente en Oriente Medio, siempre y cuando Occidente acepte la influencia iraní en la región y no intente socavar su gobierno en el país. El régimen iraní está buscando un acuerdo con Occidente, en particular para atraer inversiones. Una escalada militar en esta etapa solo serviría para aumentar el aislamiento de Irán y reducir aún más su golpeada economía. ¿Por qué arriesgarían todo esto llevando a cabo ataques imprudentes contra los petroleros y aumentando las tensiones en el Golfo?

¿Quién se beneficia?

En esta etapa, el régimen iraní no tiene interés en llevar a cabo este tipo de agresiones. Pero hay otros que lo hacen. No es un secreto que, durante años, los regímenes de Arabia Saudita e Israel han estado pidiendo ataques contra Irán, al que consideran una amenaza existencial.

Al destruir el Estado y el ejército iraquí, la invasión estadounidense de Irak destruyó el equilibrio de fuerzas en todo Oriente Medio. No solo eliminó el mayor instrumento de control sobre el ejército de Irán, sino que también aumentó la influencia de Irán en Irak dramáticamente. También en Siria, la influencia de Irán y sus aliados no ha dejado de aumentar, mientras que las fuerzas respaldadas por Occidente y los saudíes –como la rama de al-Qaeda, Hayat Tahrir al-Sham, y el Estado Islámico– han sido derrotadas, y los estadounidenses son los únicos culpables.

De hecho, en lo que respecta al Estado Islámico (IS), un engendro de la CIA y de las monarquías del Golfo, Estados Unidos se vio obligado a dar un giro brusco después de que el grupo se convirtiera en una amenaza para la estabilidad de toda la región. Al hacer esto, tuvo que apoyarse en las fuerzas iraníes y kurdas, lo que lo puso en conflicto con sus aliados tradicionales saudíes y turcos. Los saudíes, a su vez, exigían que los Estados Unidos intervinieran directamente, con tropas de tierra. Pero las guerras desastrosas en Afganistán e Irak, que costaron billones de dólares, así como un enorme capital político, solo para terminar en derrota, habían bloqueado ese camino. Obama ni siquiera pudo conseguir del Congreso que aceptara el bombardeo de Siria. El pueblo estadounidense no está interesado en guerras y cualquier aventura llevaría a movimientos masivos contra la guerra, lo que desestabilizaría todo el sistema político en los Estados Unidos. El propio Trump reconoció este hecho, haciendo del retiro de Oriente Medio una promesa clave de campaña.

El ascenso de Irán representa una amenaza existencial para Arabia Saudita, no solo para sus ambiciones imperialistas en la región, sino también militar e internamente como un posible patrocinador del movimiento chiíta en ascenso en las regiones orientales, ricas en petróleo del Reino. Para aumentar la apuesta, los saudíes respondieron iniciando una guerra en Yemen, pero mientras no consiguen avanzar mucho contra las fuerzas hutíes, los hutíes están siendo cada vez más exitosos en atacar objetivos dentro del Reino. El 12 de junio, los misiles de los hutíes alcanzaron el aeropuerto de Abha, en el suroeste de Arabia Saudita, y los misiles lanzados el 20 de junio alcanzaron objetivos importantes en la provincia de Jizan. Si bien no están controlados directamente por Irán, los hutíes están apoyados por Irán contra Arabia Saudita. Su continua y exitosa defensa contra la agresión saudí es una gran fuente de inestabilidad en el Reino, que está atravesando la crisis más profunda de su historia.

Para el régimen israelí también, el ascenso de Irán representa una amenaza crítica. El régimen imperialista depredador sionista ha usado su superioridad militar para expandirse constantemente y apoderarse de nuevos territorios a lo largo de su historia. Pero con la creciente influencia iraní en el Líbano y Siria, esas condiciones están bajo amenaza. Además, un Irán potencialmente preparado con armas nucleares sería una amenaza crítica para los israelíes que se han acostumbrado a tener un monopolio sobre las armas nucleares en Oriente Medio.

En estas condiciones, la distensión de facto entre Irán y los Estados Unidos durante la administración de Obama, que luego se formalizó a través del acuerdo nuclear de Irán, se convirtió en fuente de profundas tensiones entre Arabia Saudita, Israel y los Estados Unidos. En un movimiento sin precedentes, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, fue tan lejos como para hacer campaña abiertamente por los Republicanos en las elecciones. Mientras tanto, el gobierno de Obama apoyó a la oposición en Israel.

La doctrina de Trump

Para Donald Trump, la política exterior, como la mayoría de las otras cosas, gira en torno a sí mismo. Se opone a una nueva aventura militar en Oriente Medio, pero además de eso, no le importa mucho la región. Sus intereses se centran en los efectos de la política exterior en los EEUU y en él personalmente. Él ha formado una alianza cercana con el príncipe heredero de Arabia Saudita, así como con Benjamin Netanyahu, quienes lo apoyan políticamente y con fondos. De hecho, los tres hombres han adoptado diferentes formas de estatus de paria dentro de las clases dominantes de sus respectivos países y se apoyan mutuamente. Trump intervino fuertemente en las elecciones israelíes tras la figura de Netanyahu, llegando a reconocer los Altos del Golán como parte de Israel, incluso después de haber dado el paso provocador de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel. También en Arabia Saudita, Trump y su yerno, Jared Kushner desempeñaron un papel decisivo en la reciente toma del poder por el príncipe heredero Muhammad Bin Salman. A cambio, Bin Salman ha estado invirtiendo dinero en Trump y sus proyectos.

Además, Trump se ve obligado a apoyarse en el grupo de halcones belicistas del partido Republicano, cuyo respaldo necesita en las próximas elecciones presidenciales, así como para llevar a cabo sus políticas. Entre ellos se encuentra su asesor de seguridad nacional, John Bolton: un demente belicista que ha estado tratando de que se desaten ataques contra Irán durante años. En 2015, Bolton, que también fue determinante en presionar a Estados Unidos para que invadiera Irak, escribió un artículo titulado «Para detener la bomba de Irán, hay que bombardear Irán», en el que pidió a Estados Unidos y/o Israel que bombardearan a Irán para evitar que adquiriera bombas nucleares. Recientemente le ordenó al Pentágono que elaborara un plan para enviar hasta 120.000 soldados a Oriente Medio para combatir a Irán. La cuidadosa selección y manipulación de información de inteligencia para justificar aventuras militares, como la de Irak, es un método antiguo de Bolton, que ha intentado empujar a Trump hacia un ataque contra Irán durante meses.

Mientras tanto, otros altos funcionarios de Trump, en particular provenientes del Pentágono, han estado advirtiendo sobre las consecuencias de una guerra en Irán. El ejército iraní no es como el de Irak. Es una fuerza poderosa con cientos de miles de soldados, muchos de los cuales han experimentado combate recientemente en Siria e Irak. Además, tiene la capacidad de movilizar a cientos de miles, sino millones, más. Por esta razón, junto con las defensas naturales del país, se descarta una invasión de Irán. Cualquier intento de los Estados Unidos de enviar tropas terrestres a Irán hará que las derrotas en Irak y Afganistán parezcan victorias. Eso solo deja como opción los ataques aéreos, que no resolverían nada a largo plazo, y que podrían escalar fácilmente y llevar a los EEUU a una operación por tierra. Además, Irán podría bloquear fácilmente el Estrecho de Ormuz, a través del cual pasa el 20 por ciento del petróleo del mundo, elevando los precios del petróleo y causando daños catastróficos a la frágil economía mundial. Las tropas estadounidenses estacionadas en toda la región, en particular en Irak, también estarían en peligro con los cientos de miles de milicianos locales altamente motivados, que son leales a Irán, desde Irak a través de Siria y el Líbano.

Trump no quiere ir por este camino. Incluso estos días, después de que los iraníes derribaron el avión no tripulado de los EEUU, estuvo minimizando el episodio y dijo: «Creo que probablemente Irán cometió un error, me imagino que fue un general o alguien que cometió un error al disparar al avión no tripulado (…) Podría haber sido un estúpido fuera de control. Después de la abortada misión de la madrugada del 21 de junio, Trump dijo que no tenía «ninguna prisa» para enfrentarse a Irán, y dijo que un ataque estadounidense no habría sido «proporcional al derribo de un dron».

Está claro que Trump no está interesado en una aventura militar costosa y potencialmente ruinosa en Irán, como a la que lo están empujando sus aliados. Como una concesión parcial a Bolton y compañía, acordó romper el acuerdo nuclear de Irán e imponer sanciones. Desde el punto de vista de Trump, las sanciones contra Irán están bien si mantienen a sus aliados algo felices: apoyando su política, donando a su campaña y haciendo acuerdos con sus compañías. Ahora estas mismas personas lo están presionando para ir más lejos. Viendo su deseo de ser visto como el hombre fuerte y matón, que nunca retrocede, están tratando de avergonzarlo para que comience lo que podría ser una caída de fichas de dominó de acontecimientos, lo que podría llevar a una confrontación militar.

El método de Trump en política es muy simple: montar un gran circo, parecer imprudente e incontrolable, luego sentarse y alcanzar un buen acuerdo. En Siria, bombardeó aeródromos vacíos en dos ocasiones, después de lo cual entró en negociaciones con Rusia. En Corea del Norte, hizo un gran escándalo sobre la lluvia de «fuego y furia» que caería sobre todo el país, después de lo cual comenzó las negociaciones. Sin embargo, en el caso de Irán, ya ha mostrado que le tiembla la mano. Si bien el imperialismo estadounidense sigue siendo la fuerza más poderosa del planeta, no es omnipotente y no puede intervenir militarmente en Irán. Es el mismo problema al que se enfrentó la administración de Obama, al que Trump consideraba débil.

A diferencia de Obama, Trump piensa que puede mantener las sanciones contra Irán, desangrando al país por tiempo indefinido. Pero, junto con las constantes amenazas de Israel, Arabia Saudita y los halcones de Washington, Irán podría darse cuenta de que una bomba nuclear no sería una mala idea después de todo. Al ver cómo un pequeño país pobre como Corea del Norte ha obligado a Trump a sentarse y negociar en igualdad de condiciones con el poderoso imperialismo estadounidense, los mulás podrían verlo como un camino más seguro que sus intentos actuales de llegar a un acuerdo con Occidente. Si Irán decide seguir ese camino, es poco lo que pueden hacer sus enemigos para detenerlo. Esto podría llevar a una carrera armamentista catastrófica en la región, con Arabia Saudita y Turquía los siguientes en la cola para adquirir armas nucleares, sumándose a la inestabilidad.

En todo caso, lejos de debilitar al régimen, Trump le ha dado un salvavidas político. El año pasado fue uno de los más turbulentos en la historia de la República Islámica, con protestas masivas generalizadas a principios de año y docenas de protestas y huelgas diarias de trabajadores, campesinos y jóvenes en todo el país. Pero a medida que las sanciones comienzan a sentirse y los tambores de guerra golpean con más fuerza, las masas se están uniendo detrás del régimen contra el imperialismo estadounidense: un enemigo al que odian mucho más que los mulás.

Como un síntoma de la decadencia general senil del capitalismo estadounidense, la política exterior se ha vuelto extremadamente miope. En esto, Trump no es muy diferente de otros en la cumbre de la política estadounidense. Solo hay que mirar las guerras de Irak y Afganistán. El imperialismo estadounidense solía planificar por décadas, pero ahora está atrapado en una red de contradicciones derivadas de la crisis del capitalismo, de la que no puede escapar. La clase dominante de los EEUU solía ponerse de acuerdo sobre la política exterior tras bambalinas y mostrar un frente unido en público. Pero hoy, los Demócratas, los Republicanos y las facciones dentro de esos dos partidos están saboteando abiertamente los planes de cada uno, lo que lleva a una crisis tras otra. La intervención de los saudíes y los israelíes en la política de los Estados Unidos solo añade combustible al fuego.

Todo esto provoca una mayor inestabilidad en todo el mundo. A medida que su sistema se hunde más y más en la crisis, los capitalistas y sus representantes políticos están demostrando que están dispuestos a arrastrar a toda la sociedad a la barbarie para apaciguar sus propios intereses limitados e individuales. La única solución es luchar por el derrocamiento de todo el sistema podrido a escala internacional.

¡No a la guerra con Irán!

¡Abajo el imperialismo norteamericano!

¡Abajo el capitalismo!