Este lunes el paro de profesores en Chile ha entrado en su quinta semana. Más del 70% de los votos rechazaron la última propuesta del gobierno y desea continuar el Paro Nacional de carácter indefinido. El conflicto ha implicado a cientos de miles de personas en movilizaciones de Norte a Sur del país, con una participación especialmente activa en regiones. Por su parte la ministra de Educación Marcela Cubillos ha mostrado suma soberbia y sólo la semana pasada accedió al diálogo, en medio de polémicas. Luego de que las marchas multitudinarias de decenas de miles en semanas anteriores marcaron hitos de la movilización docente, la nota alta fue dada por el cacerolazo de los “patipelados” el miércoles 26 de junio que convocó el apoyo y solidaridad de la gente en las calles.

El petitorio que el Colegio de Profesores venía trabajando desde el 2018 fue recibido con un portazo en la cara, lo que desencadenó un movimiento de profesores que sigue sorprendiendo por sus muestras de creatividad, optimismo y solidaridad.  Las demandas centrales incluyen el pago de la “deuda histórica” (que explicaremos más abajo), la igualdad en el trato profesional a docentes diferenciales y de educación parvularia (salarios que reconozcan los años de estudios de una profesión además marcadamente feminizada) y revisión de los cambios curriculares. Además se encuentran el fin al agobio laboral, fin de la doble evaluación docente, la Carrera Profesional Docente, la ley de Nueva Educación Pública, entre otras.

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Hace poco más de un año que este gobierno comenzó con un gabinete de derecha ultra ideologizado, en defensa de los intereses del empresariado y la propiedad privada. La actual ministra Cubillos es hija de un ministro de la dictadura, estudió en un colegio Opus Dei de Vitacura y en la Universidad Católica donde como seguidora de Jaime Guzmán y admiradora del dictador Pinochet, fue una figura de la campaña del SÍ. Este martes la ministra nuevamente da muestras de indiferencia y se ausentó de una sesión especial de la Comisión de Educación en el Senado porque tenía una invitación a ver el Eclipse con el presidente Piñera en el Norte. El presente paro de profesores, ocurre en medio de polémicas por la represión policial recibida por el magisterio en las calles, así como la irrupción violenta de carabineros de fuerzas especiales en establecimientos educacionales de la comuna de Santiago Centro, bajo el alero de la política de “Aula Segura” que sigue la línea represiva y autoritaria del gobierno.

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Ministra Cubillos y Presidente Piñera viendo el eclipse. Foto: ATON

La derecha muestra una completa incapacidad política e histórica para desarrollar las aptitudes de la flor de la juventud chilena, que desde hace varios años vive ciclos de movilizaciones que han puesto en cuestión el lucro en la educación, el machismo, el autoritarismo y al régimen capitalista de conjunto que impera en Chile.

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Desde la elaboración de la Constitución hecha en dictadura en 1980 el Estado no asegurará más un acceso igualitario a la educación y pasó la administración de las escuelas públicas a manos de las municipalidades, corporaciones patronales y sostenedores privados de establecimientos subvencionados. Los subsidios se otorgan de acuerdo al promedio de asistencia de los estudiantes, generando un mercado sobre las matrículas en lugar de proveer educación de calidad como un derecho. Con la “Municipalización” de la educación, las mismísimas condiciones de trabajo de los profesores fueron enajenadas del servicio público, siendo empleados precariamente bajo la ley laboral que regía el sector privado. De esta forma los profesores no recibieron un reajuste salarial que en 1981 por el Decreto Ley 3551 aumentaba el sueldo base en hasta un 90% para todos los funcionarios públicos. Decenas de miles de profesores, en su gran mayoría hoy mujeres de la tercera edad, reclaman entonces el pago de esta “deuda histórica”.

Por su parte en la postdictadura o transición, los gobiernos de la “Concertación” presentaban reformas cosméticas, como el Crédito con Aval del Estado, que otorga mayor apoyo estatal a estudiantes individuales para pagar sus aranceles y de esta manera seguir enriqueciendo a los empresarios de la educación, legitimando el modelo de libre mercado elaborado en dictadura. Así, los estudiantes son considerados meros clientes y no sujetos de un derecho a la educación pública, gratuita y de calidad, que debiera ser asegurado por el Estado.

La presente movilización ha tomado especial fuerza en regiones, donde profesores han dispuesto de métodos de protesta menos rutinarios y más combativos. Estos rasgos en regiones ya se expresaron en la llamada “rebelión de las bases” del 2014, cuando profesores en más de 200 comunas protestaron descontentos con los acuerdos que el entonces dirigente gremial Jaime Gajardo (Partido Comunista) alcanzaba con el gobierno de Bachelet a espaldas de las bases. Una conclusión importante de aquel proceso, fue la salida de Jaime Gajardo que dirigió el Colegio de Profesores por una década siendo reelecto en dos ocasiones. La disidencia dió paso a la elección de Mario Aguilar del Partido Humanista. Desde entonces como ahora en el gremio de profesores se expresa una generación más joven y dispuesta a pelear en defensa de la educación pública. Además en 2015 se presentaba el proyecto de Carrera Docente que fue rechazado por más del 90% de los profesores, pues junto con promover un sentido individualista en las comunidades docentes, limita la soberanía que el magisterio debiera poseer en aspectos curriculares.

El modelo de educación de mercado es uno de los pilares del modelo de acumulación capitalista en Chile heredado de la dictadura y sostenido en la transición. Actualmente las reformas educacionales profundizan un lenguaje gerencial y economicista alejado de los debates educativos y pedagógicos que debieran fundamentar cualquier cambio en esta materia. El tono del gobierno y de la ministra Cubillos durante este conflicto es fuertemente patronal, haciendo énfasis en el no pago de los salarios a los profesores movilizados y calificando la huelga de “ilegal”. A solo un par de semanas de las vacaciones de invierno el Paro ha entrado en un momento crítico que necesitará dar lo mejor de quienes luchan por defender la educación pública. Es necesario extender el paro a más colegios, subvencionados y pagados. Movilizar el apoyo activo de los estudiantes secundarios y universitarios, poniendo al frente el fin de la política de “Aula Segura” que ha servido para antagonizar a profesores y estudiantes dentro de las comunidades educativas.

El apoyo de la opinión pública al paro es amplio, del 69% según una encuesta de opinión, que también señalaba que la aprobación de la gestión gubernamental en educación ha colapsado del 31 al 19 %. Para lograr la victoria, hay que organizar y movilizar ese apoyo. Ya para este miércoles y jueves se han convocado marchas amplias de apoyo al paro, a las que se han sumado otros sectores, incluyendo los portuarios. También se preparan para la huelga los trabajadores de la cadena de supermercados Lider (Walmart). Después del éxito del cacerolazo, que fue sintomático del amplio apoyo al paro en la opinión pública en general, es necesario avanzar con un plan de lucha que culmine en un paro nacional en defensa de la educación, pero también de la salud y otras reivindicaciones.

Debe recuperarse un Colegio de Profesores con mecanismos de decisión basados en la democracia directa para expresar fielmente las decisiones y necesidades de fondo de los trabajadores de la educación. Que busque la unidad con la clase trabajadora y otros sectores movilizados que tienen todo por ganar si los profesores triunfan en sus demandas por mejores condiciones laborales y en defensa de una educación pública al servicio del pueblo y no a medida de los empresarios.