Este 24 de septiembre, buena parte de los diputados del PSUV se reincorporaron a la Asamblea Nacional como parte de los acuerdos firmados con sectores de la oposición “progresista”.

El también constituyente Francisco Torrealba, quién se presenta ahora como jefe de la fracción parlamentaria, luego de haber asumido funciones como Ministro de Trabajo, declaró ante los medios que se reincorporaban para “rescatar los espacios de diálogo”, “para ayudar en la reinstitucionalización” del poder legislativo que había sido “mal conducido hasta el momento”. Además, Torrealba señaló que “de la bancada del bloque de la patria no falta ninguno”, incluyendo a los demás diputados de partidos del GPP.

De ser ciertas las declaraciones del jefe de la fracción parlamentaria que dirige el PSUV, habrían de reincorporarse 54 diputados, sin embargo, la cifra real fue de 38. Entre los ausentes, están Diosdado Cabello, Cilia Flores, Roque Valero, Héctor Rodríguez (y su suplente Rubén Limardo), y Haiman El Troudi (y su suplente Erika Ortega Sajona, quién ahora es periodista), a quienes se suman los diputados del PCV y del PPT por las razones que discutiremos en detalle más adelante.

Las evidentes divisiones del G4

Como hemos señalado ya en varias oportunidades, la oposición se encuentra dividida en al menos tres grupos: Los “progresistas”, con Henri Falcón y Claudio Fermín a la cabeza, quienes actualmente se encuentran en una mesa de negociación nacional con el gobierno; el denominado G4, grupo mayoritario de la oposición conformado por los partidos Primero Justica (PJ), Voluntad Popular (VP), Acción Democrática (AD) y Un Nuevo Tiempo (UNT), y cuya línea política responde por lo general a las dos primeras agrupaciones partidistas; y la extrema derecha (bloque 16 de julio en el parlamento), liderada por María Corina Machado de Vente Venezuela (Vente) y Antonio Ledezma  de Alianza Bravo Pueblo (ABP).

Ante la reincorporación de los diputados del PSUV, eran muy predecibles las posiciones de los dos grupos minoritarios. Los “progresistas” apoyando la reincorporación como un resultado del diálogo nacional, y el bloque 16 de julio rechazando la “cohabitación con el régimen”. Sin embargo, sería en el G4 donde se evidenciarían las fisuras, ya que mientras los “liberales” (PJ y VP), presionados por la extrema derecha, buscaban mantenerse dentro de la agenda señalada por el imperialismo como únicos interlocutores posibles ante el gobierno, los socialdemócratas de AD sostuvieron posiciones más abiertas sin apoyar abiertamente el diálogo.

Esta división se puede evidenciar en las declaraciones del dirigente de Acción Democrática Edgar Zambrano quien, tras ser liberado como parte de los acuerdos, insistió en que “el mecanismo que debe privar para resolver los problemas de la política venezolana es la fuerza de la palabra, no hay otro mecanismo posible”. Mientras que el resto de la oposición señalaba que buena parte de los diputados del PSUV no podían incorporarse por haber aceptado cargos en el ejecutivo o pertenecer a la ANC, lo que según ellos viola el articulo 91 de la CRBV.

La posición de AD, se caracteriza como vemos por un total pragmatismo, recordemos que el mismo Zambrano que nos habla de la “fuerza de la palabra” como único mecanismo posible para resolver los problemas de la política venezolana, es quién el 30 de abril acompañaba a Guaidó y a Leopoldo López mientras éstos llamaban a un alzamiento militar.

El enredo institucional

Tanto el gobierno como la oposición se han visto enredados entre sus discursos y la legalidad burguesa. Por un lado, la oposición señala que Hugbel Roa (ex ministro de Educación Universitaria) y Francisco Torrealba (ex ministro del Trabajo), entre otros, habrían perdido su investidura como diputados al haber aceptado cargos en el ejecutivo, lo que contravendría el artículo 91 de la CRBV, pero, además, algunos diputados exigían que aquellos que tuviesen cargos como constituyentes deberían dejar el parlamento. Aquí el discurso de la oposición es contradictorio, ya que, según ellos, la Asamblea Nacional Constituyente es fraudulenta y carece de validez. Exigir que los diputados-constituyentes sean desincorporados del parlamente es un reconocimiento a la legalidad de la ANC.

Al responder a estas críticas, los diputados del PSUV también se han visto enredados. Tania Díaz, por ejemplo, señalaba que quién debería dar explicaciones sobre la dualidad de cargos era Guaidó quién se había juramentado así mismo como presidente encargado de la república (concentrando en su poder la presidencia de dos poderes, ejecutivo y legislativo).

La realidad, es que tanto el gobierno como la oposición han manoseado la constitución para justificar acciones que les permitan alcanzar sus fines, mantenerse en el poder para unos y para otros intentar tomarlo, practicando aquellas palabras que se le atribuyen ex presidente de Venezuela José Tadeo Monagas: “La constitución sirve para todo”.

Las posiciones del PCV y el PPT

Hasta el momento, tanto los diputados del PCV como los de PPT no se han reincorporado al parlamento, expresando cada uno su posición. Sin ánimos de entrar en un debate a fondo sobre las la línea política de estos partidos que forman parte además del Frente Popular Antifascista y Antiimperialista, vamos a abordar algunos elementos que nos ayuden a comprender la posición de los mismos frene al llamado del PSUV a incorporarse a la AN.

Por un lado, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de Venezuela (BP del CC_PCV), informaba sobre las resoluciones adoptadas en su reunión del 17/09/2019 en la que se evaluaba “el acuerdo firmado entre el gobierno del Presidente Nicolás Maduro y sectores no radicalizados/socialdemócratas y democristianos de la oposición”, señalando que mantenían su exigencia a la ANC para que disolviera a Asamblea Nacional.

Así mismo, señalaban que mientras no “se precisen los objetivos estratégicos y tácticos que se propone el Gobierno/PSUV con esta reincorporación”, se resuelva la condición de desacato y se evalúe en colectivo la correlación de fuerzas dentro del parlamento para que esta reincorporación no “signifique la legitimación de la oposición y actuación anti patriótica y pro imperialista de las corrientes de ultraderecha que hoy dirigen la AN”, “el PCV no está en condiciones de reincorporarse a la AN”.

Por su parte, el PPT, a través de un comunicado de su secretariado nacional, señalaron que si bien apoyan los espacios de diálogo establecidos por el presidente, que han “permitido la suscripción de acuerdos parciales con un sector de la oposición que decidió finalmente, condenar las acciones injerencistas contra la soberanía nacional” y “rechazar las medidas coercitivas unilaterales, ilegales y criminales”, sus diputados se reincorporarían a la Asamblea Nacional “una vez que Patria Para Todos suscriba los Acuerdos de Diálogo Nacional, se concrete su participación y de las demás fuerzas revolucionarias que así  lo soliciten en la Mesa de Diálogo Nacional y se definan puntualmente, las circunstancias, el papel y la estrategia que cumplirán en esta actividad legislativa…” (negritas en el original).

Superar las ilusiones y emplear los métodos de lucha correctos

A primera vista, las posiciones del PCV y el PPT parecen diferenciarse mucho. El primero manteniendo su llamado a la ANC a disolver la AN, y el segundo felicitando la “nacionalización” del diálogo. Sin embargo, como se observa a través de sus comunicados, en ambos se coincide en que el PSUV no puede abrogarse la representación de ninguno de los partidos ni negociar en su nombre, mientras que oponen a su incorporación a la Asamblea Nacional el que se explique al resto de los partidos del Gran Polo Patriótico (GPP) la estrategia y los fines que persigue el PSUV con dicha incorporación.

Con lo sucedido durante la sesión parlamentaria, en la que el PSUV incorporó incluso a los diputados que ostentan puestos en la constituyente (negándole así a los suplentes de otros partidos asumir el cargo), queda claro que el PSUV no tiene el más mínimo interés en negociar o dialogar con sus aliados minoritarios, presentándose como único y válido interlocutor ante las distintas fracciones de la derecha. Y en cuanto a la estrategia que persigue el PSUV, podemos adelantarles a los compañeros que lo que éstos buscan es hacerse cada vez más potables al imperialismo, demostrando su buena voluntad para dialogar (aunque las negociaciones fracasen), a ver si la administración Trump levanta el cerco financiero y petrolero y les permite seguir administrando el capitalismo venezolano.

Por esta razón pedirle a la ANC que disuelva el parlamento no solo es una ilusión (si no lo hicieron en los momentos del auge golpista no lo harán ahora), sino que, de hacerse realidad, acentuaría las características bonapartistas del gobierno. Por otro lado, esperar que el PSUV/Gobierno tenga una estrategia detrás de este nuevo diálogo que beneficie al pueblo es también, como hemos venido señalando en reiteradas oportunidades, una ilusión. Es este gobierno y no otro el que está aplicando un ajuste anti obrero y anti popular, y no será la sombra “progresista” de la oposición la que haga cambiar de posición a Trump sobre el bloqueo a nuestro país, este ya escogió un “presidente” para Venezuela y no se van a contradecir tan fácilmente, eso debilitaría la imagen del imperialismo norteamericano ante sus aliados.

La cuestión fundamental es, desde nuestra perspectiva, si se entra a la Asamblea Nacional a la cola del PSUV, o si se combinan todas las formas de lucha para derrotar el ajuste del gobierno, organizar a los trabajadores y campesinos y plantearle al país una alternativa revolucionaria para salir de la crisis y derrotar a la derecha y al imperialismo.

El secretario general del PPT, Rafael Uzcátegui, nos ha señalado varias veces que para hacer política parlamentaria no se necesitan 20 diputados, con uno basta para dejar clara una posición. Entonces, si estos compañeros deciden dar un paso dentro de la Asamblea Nacional, que sea para denunciar los pactos de élites, para denunciar la precarización laboral, los despidos, los asesinatos de campesinos, el robo de sus tierras, la criminalización de la protesta y, además, exponer las necesidades del pueblo, no para servir al show que pretende montar el PSUV con sectores de la oposición. Todo esto, sin dejar de lado lo más importante, la necesidad de acompañar al pueblo en sus luchas, no sólo desde un asiento en el parlamento, sino fundamentalmente en las fábricas, los centros de estudio y en las calles.

¡Construyamos una alternativa revolucionaria al calor de la lucha!
¡Únete a la Lucha de Clases!