Obreros de la empresa Alimentos Salva Foods -ubicada en el puerto de La Guaira-, la cual se dedica a empaquetar productos alimenticios provenientes del exterior que luego son distribuidos por los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), han enviado una denuncia a nuestra redacción sobre las condiciones inseguras e insalubres en que se ven obligados a realizar sus labores.
En este centro de empaquetado -el más grande de todos los dispuestos para el programa gubernamental CLAP en todo el país- no se está cumpliendo con las normas sanitarias definidas por el propio gobierno nacional para evitar la propagación del virus Covid-19, ya que el personal no cuenta con dotaciones mínimas como tapabocas, mascarillas, lentes, guantes y equipos de protección personal, quedando estos trabajadores expuestos a contraer la enfermedad o incluso diseminarla entre sus familias, amigos y vecinos.
Los trabajadores deben realizar sus labores en francas condiciones de hacinamiento, lo que en la coyuntura actual supone un mayor riesgo de infección dadas las claras recomendaciones por parte de organismos de salud internacionales, expertos médicos y hasta el propio gobierno venezolano, de mantener distancia entre las personas de al menos un metro y medio en todo momento.
Hablamos entonces de que un aproximado de 500 trabajadores que hacen vida en el área de empaquetado y distribución de alimentos se enfrentan ante un grave riesgo potencial de infección por Coronavirus.
En días recientes, ante la solicitud de los trabajadores de la necesaria dotación de tapabocas, la respuesta de la gerencia fue la insólita entrega de servilletas para que cada obrero elaborara su mecanismo de protección. ¿Con todo el capital que deben producir los trabajadores de esta empresa para los burgueses propietarios de la misma, no será posible siquiera dotar de una mínima indumentaria de protección a los trabajadores y trabajadoras? Desde el punto de vista de los capitalistas la respuesta es no, porque bajo su lógica la ganancia y el capital siempre están por encima de la salud y la vida de todos los trabajadores.
En ése mismo orden de ideas, cabe destacar que los propietarios de Salva Foods son también dueños de las antiguas sedes de la empresa estatal Abastos Bicentenario, que fueron privatizadas y convertidas en locales comerciales privados, bajo el nombre de “Tiendas CLAP”. Además, son aliados cercanos del gobierno central y regional, y por lo tanto el Estado les protege abiertamente. Por otro lado, esta empresa es actualmente la más grande empresa privada del litoral de La Guaira, lo que le hace sumamente atractiva para la fuerza trabajadora desocupada de la región, situación de la que los patronos se aprovechan para sobre explotar a los trabajadores de la misma.
Otros aspectos aportados por los denunciantes refieren a las interminables jornadas de trabajo en la empresa, de 12 horas por cada turno, en franca oposición a la legislación laboral venezolana, específicamente la LOTTT, que establece un máximo de 8 horas diarias de labores y 40 semanales. El personal afectado también denuncia la escasez de agua en las instalaciones de la empresa, tanto potable para su hidratación, como en el área de los baños y para la limpieza de los diferentes espacios de trabajo. ¿Cómo pueden los compañeros de Salva Foods lavarse las manos de forma regular y adecuada tal y como se ha explicado de forma reiterada en los medios de comunicación para prevenir el contagio, si ni siquiera cuentan con una provisión constante del vital líquido?
En dicha empresa tampoco se cumple con lo establecido en la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo (LOPCYMAT), ya que no hay Delegados de Prevención, lo que violenta la normativa legal y los derechos de los trabajadores. Asimismo, denuncian que imperan otros riesgos de enfermedades musculares y óseas, pues el proceso de manipulación y levantamiento de carga lo realizan de manera manual y en cadenas de producción rápida, al mejor estilo de la película Tiempos Modernos de Charles Chaplin.
En este centro de trabajo no se ha realizado ningún tipo de estudio Ergonómico, y por lo tanto, varios trabajadores se han visto afectados con lesiones musculoesqueléticas en la columna y el área cervical. Los obreros han señalado que tampoco hay sindicato y que jamás los ha visitado el Ministerio del Trabajo con el propósito de inspeccionar las condiciones de trabajo en la empresa. En las ocasiones en que algunos trabajadores se han intentado organizar, los mismos han sido despedidos o amenazados con los cuerpos seguridad del Estado, que, como dato curioso, hacen vida de manera permanente en las instalaciones de Salva Foods.
Otra denuncia grave, consiste en casos de trabajadores que han sido víctimas de torturas dentro de la empresa, hecho que ya se ha denunciado en el pasado a través de otros medios. Cabe recordar que entre diciembre de 2019 y enero de 2020 fueron despedidos más de 400 trabajadores por reclamar un bono navideño que la empresa había prometido otorgar pero que no fue entregado en su totalidad, y para esos despidos la empresa utilizó a los organismos de seguridad del Estado a fin de amedrentar a los trabajadores. Para ingresar y salir de las instalaciones, los obreros son revisados al extremo por el personal de seguridad interna de la empresa.
Ante esta lista de denuncias, los obreros exigen que se tomen cartas en el asunto. Se debe reorganizar el trabajo de forma tal que se minimice el contacto entre trabajadores, así como la ampliación o reubicación en instalaciones que permitan una mayor separación entre trabajadores, provisión de equipos de protección y reducción de riesgo de propagación del Covid-19 (guantes, mascarillas, gorras, y lentes), creación de áreas de desinfección donde los trabajadores se laven regularmente. Desde Lucha de Clases consideramos que estas reivindicaciones mínimas solo podrán conquistarse en la arena de la lucha organizada y decidida.
Es necesario exigir elecciones de Delegados de Prevención en primera instancia, a la par de elecciones sindicales para dotar a los obreros de esta empresa de representantes que peleen legalmente por salarios y beneficios económicos y sociales. Es imperativo llamar a la solidaridad de la clase obrera nacional e internacional para dar a conocer la situación de Salva Foods, y establecer lazos de acción común a fin de combatir las represalias que el patrono no tardará en llevar adelante.
Esta grave situación muestra una vez más la decadencia extrema del sistema capitalista que se está haciendo evidente en cada país en el marco de la pandemia por el Coronavirus, así como la putrefacción de la clase dominante, incluido aquel sector que en Venezuela, a base de cercanías y negocios corruptos con el gobierno, se ha ganado el rótulo de «burguesía revolucionaria».