El ampliado nacional de la Central Obrera Boliviana del 8 de abril, celebrado en la minera Huanuni, decidió convocar a la huelga general con bloqueo de caminos a partir del 2 de mayo. La convocatoria cuenta con el apoyo de los campesinos de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), dirigida por el Mallku Felipe Quispe, y podría precipitar la caida del débil gobierno de Mesa.

Con el objetivo de preparar las fuerzas de cara a la huelga general, el 15 de abril se celebraron manifestaciones multitudinarias en todo el país. Miles de trabajadores marcharon por las calles de las capitales del país para protestar contra las políticas neoliberales del gobierno de Mesa y exigir la renacionalización del gas y el petróleo. Unos 20.000 trabajadores de todos los sectores se manifestaron en La Paz, acompañados por el estruendo de los cartuchos de dinamita y los petardos. La marcha fue recibida con aplausos por los habitantes de la capital y por sectores de capas medias empobrecidos por las medidas del gobierno.

En su discurso al final de la marcha, el dirigente de la COB Jaime Solares declaró: “Esta es una guerra a muerte (…) la COB no se vende ni se alquila. La COB debe servir a los obreros, a los campesinos y a los pobres. ¡Viva la COB!, ¡Mueran las transnacionales!” (Econoticiasbolivia.com, 15/4/04).

El 19 de abril miles de estudiantes universitarios llegaron a la capital La Paz, después de una marcha de casi una semana en la que recorrieron más de 100 kilómetros de distancia. Los estudiantes exigen al gobierno de Mesa que aumente el presupuesto para la universidad en un 27%, lo mínimo para que las universidades puedan seguir abiertas. Mesa ofrece apenas un 3% alegando que el gobierno no tiene dinero. El 20 de abril 10,000 estudiantes, marchistas y de la capital desfilaron por las calles de La Paz, paralizando el centro urbano durante varias horas.

El 22 de abril, la lucha de los estudiantes se unió al paro nacional de 24 horas de los transportistas y comerciantes minoristas que protestan contra el aumento de los precios del combustible y los nuevos impuestos del gobierno de Mesa sobre estos sectores.

De manera cada vez más clara el gobierno de Mesa va quedando desenmascarado ante los ojos de las masas como una continuación del gobierno del odiado gringo Sánchez de Lozada que ellas mismas derrocaron en la insurrección de octubre. Este proceso hubiera sido incluso más rápido si los dirigentes de las organizaciones obreras y campesinas no le hubieran dado una tregua a Mesa que alimentó la ilusión de que podría llevar a cabo una política diferente.

El gobierno de Mesa es un gobierno burgués, pero al llegar al poder como consecuencia de una insurrección de masas se vio obligado en los primeros días de su mandato a hacer todo tipo de promesas al movimiento obrero y campesino. Sin embargo esas promesas se han quedado en nada. Como ya explicamos en artículos anteriores, en una situación como la que se encuentra Boliva, dónde las finanzas del estado están en práctica bancarrota, el márgen del gobierno para hacer ningún tipo de concesiones es prácticamente inexistente. Mesa pasó rápidamente de ser un gobierno “sin partidos” a ser apoyado en el parlamento por la misma mega-coalición de partidos burgueses que sostenía a Sánchez de Lozada, que le obligaron a abandonar incluso la más ligera intención de hacer pagar parte de la crisis a los capitalistas y las multinacionales.

El mismo 21 de abril, mientras miles de estudiantes se manifestaban contra el gobierno, Mesa estaba en Buenos aires firmando la venta del gas a Argentina. Esta decisión podría resultar ser fatal para Mesa, ya que fue precisamente la oposición a la venta del gas la chispa que hizo estallar la insurrección de octubre. El acuerdo que contempla la venta de 4 millones de metros cúbicos de gas por un período de 6 meses, está hecho a medida de las multinacionales que ganarían unos 170 millones de dólares, mientras que el estado boliviano apenas percibiría 25 millones. Además el gas boliviano, vendido al ridículo precio de 0,98 dólares por millar de pies cúbicos, permitiría a Argentina solucionar sus problemas temporales de falta de energía y … ¡reanudar sus ventas a Chile! De esta manera, Mesa, que en los últimos meses ha agitado de manera demagógica la bandera de la salida al mar para Bolivia y del patriotismo anti-chileno, acaba firmando la venta del gas a Chile, demostrando que la burguesía no tiene pátria sino sólo interés económico.

Para tratar de detener la creciente bronca popular, el gobierno ha utilizado todos los trucos posibles para desactivar la movilización obrera y campesina. El 15 de abril, el día de la jornada nacional de marchas convocada por la COB, el ex dictador García Meza, de la famosa dictadura delincuente de principios de los años 80, salió a la palestra en unas declaraciones desde la cárcel en las que afirmaba que Jaime Solares había sido un informante de la polícia en aquel entonces. Sin embargo este intento de desacreditar a Solares, amplificado por todos los medios de comunicación burgueses, no tuvo ningún efecto.

Además el gobierno de Mesa también tiene una “pata izquierda” que le sostiene: los dirigentes del MAS. Estos han centrado toda su estratégia en ganar las próximas elecciones. El apoyo de Evo Morales al gobierno de Mesa llega hasta el extremo de ir a una visita a Caracas para pedir al gobierno de Chávez un préstamo para salvar las finanzas del estado boliviano.

Un informe elaborado por la Central Obrera Departamental de La Paz bajo el título “Burócratas sindicales del MBL, MAS, MIP y la “mega” se subieron al carro del poder”, describe claramente la política de la dirigencia del MAS:

“El MAS ha propagado en las filas de los trabajadores el argumento de que hay que asumir el poder "progresiva" e "inteligentemente" porque en este momento hay una "contradicción coyuntural muy peligrosa": 1) el mantenimiento de la "democracia" -es decir, el gobierno constitucional de Mesa- o 2) la arremetida "golpista" de la "oligarquía" -conformada por el MNR, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y la Nueva Fuerza Republicana (NFR)-, que en octubre fue desplazada del poder.

“Con este caballito de guerra, el MAS se ha dado a la tarea, en las organizaciones sociales, de "rechazar" de forma vehemente la "posición extremista" del ejecutivo de la COB, Jaime Solares, quien, junto a varias organizaciones sindicales, cuestiona la "línea continuista y neoliberal" de Carlos Mesa.” (publicado por Econoticiasbolivia.com).

El MAS tiene, según el mismo informe, una presencia importante en la dirección de varios sindicatos y centrales departamentales. La política de “apoyo crítico” al gobierno de Mesa se ha concretado por ejemplo en la ausencia de la COR de El Alto del ampliado de la COB en Huanuni, dónde se decidió la huelga general a partir del 2 de mayo. A pesar de eso el dirigente alteño de la insurrección de octubre, Roberto de la Cruz, sí se pronunció abiertamente contra el gobierno. Incluso para la dirección del MAS cada vez se hace más dificil justificar su apoyo a Mesa, especialmente después de la venta del gas a Argentina.

El mismo informe de la COD de La Paz explica como las bases ya empiezan a rebelarse. “Aunque también hay que destacar que varios sectores de base de los gremiales, las juntas vecinales y la COR de El Alto, desde abajo, han empezado a cuestionar acremente la actitud "negociadora", "prebendalista" de sus máximos dirigentes. En este plano todo puede ocurrir. No queda otra que seguir atentamente el curso de los acontecimientos. La tremenda golpiza que recibió, el martes 30 de marzo, el dirigente vecinal y militante del MAS, Mauricio Cori, demuestra que varias organizaciones de base y vecinos ya no están dispuestos a que se negocie vergonzosamente los muertos de octubre. El 31 de marzo, Cori fue suspendido por las juntas vecinales por "cuoteo de pegas (puestos de trabajo)" en la Prefectura y "corrupción" sindical.” (íbid)

Así el MAS necesita agitar el “peligro de un golpe de estado de la derecha reaccionaria” para justificar su apoyo a Mesa: “Otros que manifestaron su preocupación por la creciente crisis y convulsión social que vive Bolivia fueron los representantes de la Iglesia Católica, de la Asamblea de Derechos Humanos y de la Defensoría del Pueblo, que convocaron a los sectores sociales radicalizados a no presionar tanto al actual gobierno y a cuidar la democracia. Similar convocatoria emitieron los dirigentes del Movimiento al Socialismo (MAS) del cocalero Evo Morales, que continuaron agitando el fantasma de un golpe militar si persistían las protestas contra Mesa.” (Econoticiasbolivia.com, 22/4/04)

Ante las protestas de los últimos días, el diputado del MAS Gustavo Torrico acusó al MNR, el MIR, el NFR y la UCS de estar detrás de las movilizaciones de transportistas y universitarios y llamó a “conformar un bloque en defensa de la democracia” (El Diario, 23/4/04). Lo irónico es que la propia UCS, en boca de su jefe nacional Johnny Fernández exigió “de una vez por todas don Carlos Mesa debe poner mano dura a todos aquellos insurgentes que quieren causar la inestabilidad de su gobierno” (El Diario, 23/4/04) y repitió el llamado del MAS a “la unidad de la clase política para respaldar la democracia”.

No hay duda de que los sectores más reaccionarios de la clase dirigente y la camarilla militar están discutiendo seriamente la necesidad de un golpe de estado para poner órden y como única manera de evitar una nueva insurrección como las de octubre y febrero del año pasado. Sin embargo los sectores decisivos de la oligarquía, las multinacionales y el imperialismo de los EEUU todavía ven al gobierno de Mesa como la mejor opción para defender su sistema. Esto podría cambiar si Mesa demostrara ser incapaz para llevar adelante las políticas de ajuste que la burguesía necesita. En ese caso podrían tratar de sustituirle con la convocatoria de elecciones anticipadas. Ellos son conscientes de que un intento de golpe militar podría desencadenar una reacción por parte de obreros y campesinos que radicalizara mucho más todo el proceso y pusiera sobre la mesa la cuestión del poder.

En cualquier caso la política de los dirigentes del MAS es totalmente criminal, ya que en nombre de salvar la democracia están sosteniendo a un gobierno que está aplicando todas las medidas que le dicta la oligarquía y el imperialismo (incluyendo la venta del gas).

La crisis del capitalismo en Bolivia ha llegado a tal punto que una confrontación decisiva entre las clases es inevitable. Esta podría darse con la huelga general del 2 de mayo. Pero para garantizar la victoria es necesario aprender las lecciones de las dos insurrecciones anteriores. En ambas ocasiones la clase trabajadora y los campesinos podían haber tomado el poder y lo único que falló fue la auséncia de un partido revolucionario. En varios ampliados nacionales de la COB esto se discutió a fondo, pero hasta el momento no se han tomado medidas práctica para empezar a construir la dirección revolucionaria que se necesita para garantizar la victoria de obreros y campesinos.

La dirección de la COB alrededor de Solares, de manera confusa, se va acercando a la idea de la necesidad de un instrumento político para la toma del poder por parte de la clase obrera. El informe de la COD de La Paz explica como: “las organizaciones del Bloque [Sindical Antineoliberal], en este momento, están en pleno proceso de reorganización y discusión. En su interior se observan varias posiciones. El debate central que este grupo está apuntalando es la "necesidad de construir una organización que vaya más allá de las reivindicaciones sectoriales y gremiales". No hablan de un "partido revolucionario" en términos clásicos, pero van, más o menos, por ese camino. Sin embargo, se nota que la actual reconfiguración de la correlación de fuerzas ha desorientado a muchos de sus dirigentes que aún no encuentran una luz que ilumine su accionar diario.”

Ahí está la contradicción más importante que hay que resolver. Los activistas más avanzados del movimiento obrero, campesino, vecinal y juvenil tiene que unirse alrededor del programa del marxismo para que la próxima batalla culmine en una victoria. La huelga del 2 de mayo no es una huelga reivindicativa “normal”, sino que en las actuales condiciones podría de nuevo plantear la cuestión del poder. Para que esta se resuelva favorablemente es necesario plantear la convocatoria de una Asamblea Popular revolucionaria compuesta por delegados elegidos en todas las fábricas, minas, aldeas campesinas, barrios obreros y universidades que pueda levantar un poder obrero alternativo al de la “democracia” de los ricos y las multinacionales. A esto hay que añadir la organización de milicias obreras y campesinas para derrocar cualquier intento de golpe y defender el poder obrero. Solo la toma del poder por parte de obreros y campesinos puede poner fin a la crisis que vive Bolivia y poner sus recursos naturales en manos del pueblo trabajador.

Jorge Martín
24 de abril 2004