En días pasados, ha surgido una controversia por un escrito de la profesora Pascualina Curcio, titulado Los salarios en la empresa privada y en la administración publica (II), que encontró una dura respuesta por parte del constituyente Jesús Faría, a través del artículo El presidente Maduro y la defensa del salario.

Curcio es reconocida por posicionar sus tesis de “inflación inducida” y “ataque a la moneda”, las cuales no compartimos por carecer de una lectura correcta y completa de todos hechos económicos, y por tratar de eximir de responsabilidades al gobierno nacional. Si bien, es innegable la existencia de un proceso sistemático de sabotaje a la producción y distribución de bienes -por parte de la burguesía criolla, la inflación y la crisis venezolana obedecen al caos económico surgido por el colapso del modelo de regulaciones al capitalismo rentista criollo, la caída de los ingresos petroleros, la fuga de divisas –por vías fraudulentas, el desplome de la producción nacional y de las importaciones, la priorización del gobierno por el pago de la deuda externa –en detrimento de la importación de alimentos y medicamentos, en combinación con el aumento desproporcionado de la liquidez monetaria hasta 2019.

Pese a nuestros desacuerdos, el escrito de la profesora Curcio plantea elementos interesantes y rescatables, como el aumento de las ganancias de la burguesía a expensas de la reducción de los salarios a nivel general, el financiamiento del Estado por parte de los trabajadores a través del IVA y la débil presión tributaria para que la clase dominante aporte. Por su parte, Jesús Faría es partidario de la reducción de déficit fiscal a costa del bolsillo de los trabajadores. La respuesta de este solo se centró en desmentir las aseveraciones de Curcio, sin proporcionar el más mínimo argumento creíble y asumiéndose como un férreo defensor de lo indefendible. A sus alegatos no ahondare porque como dice el argot popular “es gastar pólvora en zamuro”  

En este texto no se tratará de generar controversia con los planteamientos de la profesora Curcio. Por el contrario, trataré de aclarar algunos puntos que toca la profesora en su escrito, desde el punto de vista de un proletario. Para nadie es un secreto como los salarios de la administración pública han sido deteriorados en los últimos años. Antes de la reconversión monetaria de agosto del 2018, los sueldos ya venían siendo diezmados por la hiperinflación, sumando también aspectos que tienen que ver con la política laboral, como el retraso en la firma de los contratos colectivos, donde en las pocas instituciones que se firmaban estos poseían una gran carga social, a expensas de mejores cláusulas económicas.

Por ejemplo, en FOGADE -la institución donde laboro, antes de la reconversión, los empleados que poseemos cargos de baja remuneración cobrábamos 3 salarios mininos, o sea, Bs F. 9 millones, sin contar cesta ticket. Para aquel entonces, la cesta básica alcanzaba, según cifras extraoficiales, alcanzaba los Bs F. 1.157.252.851,26. Se necesitaban 167,7 salarios mínimos para que un trabajador pudiera cubrir sus necesidades más básicas y las de su familia. Al entrar en vigencia la reconversión monetaria, los sueldos mínimos fueron ajustados a Bs S. 1.800, equivalentes a 30 dólares por un breve periodo de tiempo. En un lapso muy corto, el trabajador sintió que su salario mínimo pudo alcanzar para comer un poco, pero dado los altos niveles de inflación y el aumento desmedido en los precios del dólar, este salario y la nueva moneda reconvertida se volvieron sal y agua.

Al comenzar su texto, la profesora Curcio habla del bloqueo criminal y de las medidas que el imperialismo norteamericano aplica contra el Estado venezolano, algo que no se puede negar ya que esto ha contribuido a agudizar la crisis que vivimos. Sin embargo, las sanciones estadounidenses solo agravaron la crisis ya existente, no la provocaron. Debemos tomar en cuenta que hubo una bonanza petrolera que no se supo administrar y se dilapidó con el pago de la deuda externa, la caída de los precios y de la producción petrolera, y ante la putrefacción del Estado burgués y su corrupción. También, menciona la manipulación del dólar paralelo y como esto afecta los precios de los bienes, pero debemos entender que hubo una reforma del convenio cambiario y ahora la diferencia entre el dólar oficial y el paralelo es mínima. Incluso a veces el oficial supera al paralelo. Esto, junto a otros factores, ha llevado a una dolarización solapada de la economía. Es impresionante como desde hace cierto tiempo se utiliza mucho más la moneda extranjera que el Bolívar, el cual es usado solo para el menudeo (transporte, vuelto de la moneda extranjera etc.),

Algo rescatable del escrito de la profesora Curcio, es la idea de como los economistas de la derecha, pero también los pro gobierno, justifican los bajos salarios señalando que un aumento salarial solo puede generar más inflación en el sistema. Sin contemplar en ningún momento la posibilidad de aumentar la presión tributaria hacia la burguesía, estas personas omiten que un incremento salarial puede darse disminuyendo las ganancias de la burguesía, sin que esto necesariamente conlleve un aumento de precios. Pero lo que no explican estos economistas es que los precios de los alimentos no han dejado de incrementarse, incluso ahora han subido los precios en divisas.

El gobierno ha dado concesiones a los empresarios, bajo la excusa de activar la economía ahora estancada. Estas concesiones van desde préstamos en divisas, exoneración de impuestos a la importación de materia prima y maquinaria, así como el pago del salario de las nóminas de las pequeñas y medianas industrias por tres meses. Los empresarios están obteniendo enormes guanacias, generadas de la plusvalía extraída de nuestra mano de obra barata, lo que ha llevado a forjar una brecha entre los que más tienen y los que menos, que se ensancha cada día más. 

La profesora concluye solicitándole al gobierno la revisión del salario mínimo que esta basado en el Petro y que el valor de este varié cada vez que el criptoactivo aumente,  lo cual no compartimos ya que el valor del Petro es manipulado por el mismo gobierno. Incluso existen 2 modalidades de Petro: uno que es para comercializar como una criptomoneda  y otro que es el referencial para el salario mínimo. Debemos recordar que los últimos ajustes salariales no ha sido utilizado el Petro como referencia. Por otro lado, nos preguntamos   ¿por qué no aplicar el articulo 91 de la constitución que sugiere utilizar el valor de la canasta básica como referencia para el salario mínimo?

La profesora pide que se aplique el articulo 131 de la LOTTT, que reza que el patrón debe distribuir las ganancias entre los trabajadores. Lo que la profesora no tomo en cuenta es el memorándum 2792, publicado por el Ministerio del Poder Popular para el Proceso Social del Trabajo para todas las inspectoría del trabajo, el cual señala que si los salarios o los beneficios, así como el contrato colectivo, amenazan la estabilización de la empresa, sea pública o privada, estos gastos deben ser revisados. Bajo esta excusa y con la reconversión  monetaria, todos los contratos colectivos quedaron prácticamente eliminados. También se aplican tabuladores en la administración publica, por orden del Ministerio de Planificación, que aplanaron las diferencias salariales que existían, y es por eso que los trabajadores les da lo mismo esforzarse o no. En los últimos meses y dada la situación de la pandemia, los empresarios han despedido trabajadores, reduciendo los turnos y mandando a trabajadores a sus casas con salarios mínimos respaldándose en el memorándum 2792.

Por otro lado, el salario de los trabajadores privados ha aumentado por encima de los de la administración pública y esto tiene una explicación: en los últimos años ha habido un éxodo de mano de obra nacional al exterior, y por lo tanto renuncias que han perjudicando a las  empresas en su producción. Para retener esta mano de obra, el patrón ha dado concesiones relativas, incluso en moneda extranjera. Pero como todo beneficio que entrega el capitalista tiene algo de trampa, muchos de estos son entregados a través de bonificaciones, las cuales no tienen ningún tipo de incidencia para prestaciones sociales, vacaciones y utilidades de fín de año.

Algo que es cierto en el escrito de la profesora, es que las bolsas de alimentos que reciben los trabajadores por el CLAP, las cuales solo aportan carbohidratos por lo general, han llevando a estos a destinar sus bajos sueldos a comprar proteínas y medicamentos. Ante esto, nos preguntamos ¿cómo hace un trabajador para adquirir el resto de los productos con un salario que ronda los 4$?

La idea de tener salarios tan bajos, el aumento de los servicios públicos que poco a poco se le han ido reduciendo los subsidios, así como el pago de impuestos como el IVA, es parte de una política económica que busca reducir el déficit fiscal del Estado, lo que lleva a pensar que la crisis la está pagando la clase trabajadora.

Se debe aclarar que mientras la economía del país sea netamente capitalista y rentista, y mientras los medios de producción estén en manos de una burguesía que históricamente ha sido parasito de la renta petrolera -viviendo de los dólares que se producen por la exportación de este, no habrá aumento de salario suficiente que compense al trabajador. Por el contrario, este seguirá siendo explotado como hasta ahora.

Si se quiere dar un salto cualitativo, se deben abrir los libros contables de las empresas, despojándolos de las manos a los capitalistas y entregándolos a los trabajadores. Pero todas estas medidas no se le deben pedir al gobierno que sigue manteniendo la política de implementar medidas económicas basadas en contra-reformas dentro del mismo sistema burgués y dando concesiones a los empresarios. Esto es un llamado a los trabajadores para que se organicen desde sus fábricas o sus puestos en la administración publica, para tomar el poder y así cambiar su modo de vida. Para nosotros los trabajadores no hay otra manera sino es rompiendo las cadenas que nos atan.