El pasado miércoles 18 de noviembre arribaron a Caracas alrededor de 300 compañeros y compañeras provenientes de las comunidades Yukpa de Río Negro y río Apón, a fin de reunirse con el presidente Maduro para plantearle al gobierno, una vez más, un conjunto de graves problemáticas sociales que están enfrentando desde hace varios años, y ante las cuales aún no han tenido respuestas concretas. Jesús Peñaranda, y el hijo de Sabino, Samuel Romero, junto a varios otros caciques, estaban dirigiendo la movilización.

Las problemáticas sociales de los Yukpa se agravan cada vez más

Entre las demandas de los compañeros está la pronta entrega de recursos por parte del gobierno, que aseguran ya habían sido aprobados hace más de un año, con el fin de recuperar su hábitat ancestral en la Sierra de Perijá, severamente afectado por las lluvias el año pasado.

Los torrenciales aguaceros de la zona han provocado deslaves, generando la pérdida inminente de casas y cosechas para muchas familias. En total, hay alrededor de unas 700 familias afectadas. En un deslave ocurrido el año pasado, perdieron la vida 7 niños y un adulto mayor.

Más aún, las vías de comunicación han sido destruidas, y el desbordamiento reciente de varios ríos locales ha empeorado aún más las posibilidades de movilidad de estas comunidades. En efecto, el traslado entre comunidades y más allá de la sierra, sólo puede efectuarse en este momento en mula o a pie, lo que evidentemente supone una enorme carga para estas familias.

Los compañeros demandan específicamente la reparación de la carretera que llega hasta el Río Yaza, y que debido al impacto de las lluvias lleva ya más de 6 años sin poder ser transitada. Asimismo, no existen en este momento vías de acceso transitables hacia las comunidades de Chaktapa y Kuse.

La compañera Carolina Peñaranda, quien pertenece a la organización Onaiyukven -un grupo de apoyo a las luchas sociales de la etnia Yukpa-, explicó a la prensa que desde hace dos años no hay actividades escolares presenciales en la zona. No obstante, ahora el argumento para no llevarlas a cabo es la cuarentena, pero igualmente los niños no tienen acceso a las conocidas canaimitas, ni a internet o a otro medio que les permita participar en actividades educativas a distancia. A ello, se suma una situación delicada de desnutrición en sus comunidades, que lógicamente impacta de forma más severa a los niños.

Peñaranda señaló que existe un CDI en la zona. En su momento contaba con tecnología de punta, sin embargo, los equipos no reciben mantenimiento desde hace tiempo. Por otro lado, en lo que a dotación de medicamentos se refiere, sólo se envía paracetamol desde la ciudad, lo que significa que ni siquiera hay acceso a antiobióticos comunes por parte de las comunidades. Hay niños que han fallecido por neumonía y afecciones respiratorias. También hay casos de tuberculosis, paludismo y lehismaniasis, pero no hay cómo atenderlos, ni siquiera trasladándose hasta la capital del estado, debido al colapso del sistema regional de salud.

La protesta

En un principio, el grupo de compañeros y compañeras Yukpa se apostaron en la Plaza Caracas, pero, en todo momento los cuerpos de seguridad del Estado les hicieron un férreo seguimiento. No les permitieron trasladarse a ningún otro lugar, ni siquiera a cruzar las calles o a caminar por las aceras del centro de la ciudad.

A pesar de ello, la combatividad de los compañeros no se vio mermada ante el bloqueo de los cuerpos represivos, por lo que emprendieron la marcha a pie a través de la Avenida Baralt, a fin de enrumbarse hacia Miraflores.

Hacia las diez de la noche aproximadamente, fueron contenidos por piquetes de la PNB justo debajo del Puente Llaguno, a fin de evitar el acceso a la Avenida Urdaneta. La represión por parte de la PNB dejó el saldo de 4 heridos, y extraoficialmente, se reportó el caso de un funcionario de la PNB herido por un flechazo de algún compañero Yukpa.

Al final, voceros de la movilización pudieron reunirse sólo con Aristóbulo Istúriz, actual ministro de educación, y Jorge Eliécer Márquez, ministro del Despacho de la Presidencia. Istúriz señaló que el gobierno realizaría un bosquejo de las necesidades de la comunidad, como si se tratase de una problemática nueva. En realidad, se trata de una respuesta burocrática más, que evidencia la absoluta ausencia de interés por parte de la burocracia estatal, en atender la gravísima problemática social de nuestros hermanos y hermanas Yukpa, o de cualquier otra etnia indígena del país.

Por otro lado, los compañeros señalaron haberse reunido ya con el gobernador del Zulia, Omar Prieto, quien les recibió y escuchó sus demandas, pero al mismo tiempo señaló no poder apoyarles con ninguno de los graves problemas que enfrentan hasta el próximo año, debido a la carencia de presupuesto. De la misma forma, los compañeros señalan no haber recibido ningún apoyo por parte del llamado Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas.

Todo esto constituye una evidencia más del agudo proceso de degeneración burocrática y burguesa de los cuadros dirigentes del chavismo en la actualidad, que en otrora fueron luchadores sociales de izquierda, pero que hoy por hoy constituyen una fuerza de carácter reaccionario, cada vez más pro burguesa, cada vez más contrapuesta a los intereses del pueblo trabajador y oprimido.

Un necesario recuento histórico

Habiendo expuesto lo anterior, es importante recordar que la problemática de los Yukpa en la Sierra de Perijá no es una cuestión reciente. Se trata de un conflicto de muchos años. Históricamente siempre ha existido una aguda contradicción entre los intereses de las comunidades yukpa por recuperar sus tierras ancestrales, y los terratenientes de la zona, sobre todo aquellos vinculados a capitales con intereses en la explotación de los recursos minerales en la Sierra, particularmente el carbón.

Hacia el 2011, Chávez ordenó iniciar el proceso de devolución de sus tierras ancestrales a los Yukpa, sin embargo, esto disparó al mismo tiempo la respuesta de los terratenientes en la región, y de sus aliados, funcionarios burócratas de las instituciones del Estado, y miembros corruptos de los cuerpos de seguridad. Allí comenzó la persecución violenta contra los compañeros y compañeras de esta sufrida y combativa etnia.

Un año después, cuando Chávez fue reelecto, la devolución de las tierras no había progresado. La burocracia estatal, particularmente el ex ministro de pueblos indígenas, aliado con los terratenientes y las multinacionales mineras, habían logrado frenar el proceso. Al mismo tiempo, se agudizaba la persecución contra el camarada Sabino Romero.

Apenas 6 meses después, Sabino fue asesinado. Es posible y lógico que los asesinos de Sabino aprovecharan la circunstancia de la enfermedad del presidente Chávez, ya que éste había recibido el apoyo directo del presidente. Su asesinato se llevó a cabo durante el proceso de elección de los nuevos caciques, ya que éste se había opuesto a que fuesen elegidos un grupo de caciques vinculados a los terratenientes de la zona.

A partir de entonces, la persecución y práctico exterminio de los compañeros que llevan adelante la lucha por sus tierras ancestrales, y por mejoras sus condiciones de existencia, no ha cesado, y eso es lo que los llevó a movilizarse a las calles de Caracas el pasado miércoles. Recordemos que, al año siguiente de la muerte de Sabino, su hijo sufrió un intento de homicidio, y varios hijos de la cacica Carmen Fernández, de la comunidad de Kuse, han sido asesinados.

La lucha por las tierras ancestrales de los Yukpa, ha sido un punto de referencia de las luchas de los pueblos indígenas de Venezuela por la recuperación de sus tierras ancestrales, así como contra el latifundismo parásito y reaccionario, y contra los intereses de los multinacionales imperialistas del sector minero.

El papel que ha jugado en los últimos años el gobierno Maduro frente a esta situación, muestra, como hemos señalado más arriba, la clara degeneración en líneas burguesas de este gobierno, que en la práctica está acabando con todas y cada una de las conquistas históricas que el pueblo trabajador logró en la Revolución Bolivariana.

Ciertamente, el bloqueo imperialista juega un papel importante en la agudización de la crisis económica y social que vive el país, así como también juega un papel el sabotaje económico que la burguesía tradicional ha llevado adelante durante más de una década, para derrotar a la revolución, pero, precisamente ante tales amenazas, sólo una política firme hacia la izquierda, una política claramente antiimperialista y anticapitalista, que ajustase cuentas con el latifundismo y el capitalismo, en beneficio de los trabajadores, campesinos y comunidades indígenas, habría podido sostener las conquistas históricas de la revolución, que ahora se han perdido trágicamente, una tras otra.

Las fuerzas de la izquierda revolucionaria genuina, debemos reagruparnos para luchar por la recuperación de nuestros derechos y conquistas históricas, he ahí una de las razones de fondo de la creación de la Alternativa Popular Revolucionaria, más allá de las elecciones del 6 de diciembre.

Desde la Corriente Marxista Lucha de Clases, sección venezolana de la CMI, nos solidarizamos con la lucha de las comunidades Yukpa, y con la lucha de todas las comunidades indígenas del país, que han resistido durante siglos los embates del dominio colonial imperialista, de la esclavitud, de la opresión latifundista y de las multinacionales mineras, sobre sus comunidades y territorios ancestrales.

La lucha de los indígenas venezolanos y latinoamericanos por la tierra, es la misma lucha del campesinado por la tierra que trabaja, y está también ligada a la lucha de los trabajadores por el poder en las fábricas y centros de trabajo. ¡Hagamos de la lucha de los Yukpa nuestra bandera de lucha!

¡Basta de persecución contra los Yukpa!

¡Devolución de sus tierras ancestrales!

¡Abajo el latifundio!

¡No más concesiones a las multinacionales mineras en Perijá!