El pasado martes 14 de septiembre, durante la sesión plenaria de la AN, nuevamente los medios de comunicación del Estado censuraron la intervención del diputado por el Partido Comunista de Venezuela y la Alternativa Popular Revolucionaria, Oscar Figuera. No es primera vez que ello ocurre. Por el contrario, se ha venido convirtiendo en una política sistemática del Estado para invisibilizar a las fuerzas políticas que se oponen al gobierno Maduro, pero no desde la derecha históricamente contrarrevolucionaria, sino desde la izquierda que levanta las banderas de la revolución socialista.

El gobierno lleva adelante esta política con el fin de evitar que sectores de las masas trabajadoras que han apoyado históricamente al chavismo, y actualmente repudian las políticas gubernamentales, sepan que existe una alternativa por la izquierda a las medidas burguesas y neoliberales que se aplican contra los trabajadores y trabajadoras. Asimismo, el gobierno busca mantener su fachada izquierdista y pro socialista ante los sectores del chavismo que aún le apoyan.

No siendo ello suficiente, en la sesión plenaria del pasado martes, el diputado Pedro Carreño, luego de la censurada intervención del compañero Figuera, tomó la palabra para atacar de forma bochornosa al compañero Figuera. Dicho ataque, en realidad no es sólo contra Figuera, sino contra todas y todos aquellos que desde la izquierda nos oponemos al gobierno Maduro.

Uno de los argumentos esgrimidos por Carreño, fue que el PCV había convocado a la solidaridad de partidos comunistas europeos para denunciar el pacto de cúpulas burguesas en México. En palabras de Carreño, seis partidos comunistas “firmaron un acuerdo para torpedear el diálogo –en México- según el plan de la CIA”.

Posteriormente señaló, sin empacho ni vergüenza alguna, y de forma pedante y escandalosa: “¡ese es un tarifado del departamento de Estado! ¡Ese es un agente de la CIA! ¡Hay que desenmascararlos!”. El ilustre diputado pesuvista, concluyó su brillante intervención señalando: “Que los enemigos históricos de la liberación nacional se opongan a los avances de la paz, de la vida económica, del sosiego, de la estabilidad económica del país, es porque vamos por buen camino”.

En realidad, no es primera vez que esto ocurre. A poco tiempo de haber iniciado el período parlamentario previo, el presidente de la AN, Jorge Rodríguez, también esgrimió calumnias contra el diputado Figuera y los que junto a él luchamos por levantar las banderas del socialismo en Venezuela.

Del pacto de Punto Fijo al Pacto de México

Pero, ¿acaso es mentira que las negociaciones en México son un instrumento del gobierno para tratar de lograr un pacto de élites con un sector de la burguesía nacional, históricamente parásita y contrarrevolucionaria, y sus partidos? Una vez que esto se entiende, analizando la realidad política del país desde una perspectiva marxista o lo que es lo mismo, de clase, es fácil comprender por qué infaustos señores como Carreño defienden a capa y espada lo que allá ocurre a espaldas del pueblo trabajador.

La dirección del movimiento bolivariano ya no es, como en el período anterior, una fuerza progresiva, aún en términos reformistas. Hoy por hoy, la dirección del chavismo, o lo que es lo mismo, el gobierno Maduro y la dirección del PSUV, se han transformado en una capa más de la clase dominante venezolana. Esta capa –como solían hacer AD y COPEI-, utiliza el aparato represivo y todos los demás instrumentos de control social, para mantener el poder político y económico en sus manos.

Por ende, podría decirse que el pacto de México –si bien no ha sido la única tentativa de diálogo y conciliación con la burguesía por parte del gobierno-, es una nueva versión, aunque más decadente, putrefacta y hedionda, del nefastamente celebérrimo pacto de Punto Fijo.

Lo que ocurre con Carreño, es lo que ocurre con todos los apologetas de la política del gobierno a favor de los patronos y contra los trabajadores. Como buenos sofistas, se han visto en la necesidad de aprender el viejo y delicado arte de la perfumería excremental. Intentan hacer creer a las masas que lo que apesta y hiede son las maniobras de la izquierda “tarifada de la CIA”, y no el caput mortum de la sociedad burguesa que no termina de morir, más se pudre aceleradamente, arrastrando hacia la barbarie al pueblo trabajador en el proceso.

En la mesa de negociación de México no se está planteando la defensa de las conquistas históricas de los trabajadores en la Revolución bolivariana, de las empresas y latifundios nacionalizados bajo el gobierno Chávez, de los derechos laborales y sindicales, del derecho a la discusión de las contrataciones colectivas, de las libertades civiles y políticas.

No, tampoco se está planteando la libertad para los trabajadores presos por luchar, la defensa del acceso gratuito a salud y educación de calidad, o la necesidad urgente y angustiosa de un salario digno para la clase obrera.

Los resultados del pacto evidencian de qué lado está el gobierno

En México se está negociando cómo cerrarle el paso a sectores de la izquierda genuina que han planteado constituirse como una fuerza de oposición socialista al gobierno, pero también a sectores de derecha que no desean negociar con el gobierno – si bien, esto último, no es una cuestión que nos llamemos a debatir-. Ello se discute, mientras se construye un intento de unidad política, descaradamente oportunista, entre el PSUV y sectores de la derecha moderada y radical, de la que ambas facciones capitalistas puedan beneficiarse.

¿De donde se deduce esto? De las acciones del gobierno en el marco del diálogo. Mientras se libera a políticos guarimberos y golpistas como Freddy Guevara –que no es el único-, se mantienen detenidos –bajo arresto domiciliario o en la cárcel- a cuadros revolucionarios como Eudis Girot, Bartolo Guerra, Marcos Sabariego, Aryenis Torrealba y Alfredo Chirinos, o a trabajadores honestos que se opusieron a actos de corrupción, como Guillermo González y Derbys Rodríguez.

Asimismo, se siguen privatizando empresas nacionalizadas, se otorgan mayores libertades políticas a partidos de derecha, se mantiene el veto a sectores de partidos de izquierda que fueron excluidos del uso de su tarjeta electoral, como son los casos de la Corriente Pinto y la Corriente Uzcátegui, etc.

En efecto, el propósito del pacto de México, no es muy distinto a la política de conciliación de clases que el gobierno ha venido aplicando en los últimos años, como expresión de su degeneración en líneas burguesas y su giro agudo hacia la derecha.

El gobierno quiere dar tantas concesiones a la derecha como sea lea posible, a la vez que ello signifique mantener el poder político y económico que ha conquistado en sus manos.

En resumen, lo que está en debate en México son los términos del reparto de la riqueza obtenida mediante el saqueo brutal del país por parte de las diversas burguesías imperialistas o en vías de convertirse en imperialistas –norteamericana, europea, rusa, china o turca- y la parásita y atrasada burguesía nacional, a la que ahora se añade la dirigencia del movimiento bolivariano, devenida también en burguesía.

Puede entonces, ¿considerarse como contrarrevolucionarias o proimperialistas a aquellas fuerzas que denuncien el pacto burgués en México? En lo absoluto.

Los intereses de la CIA y el imperialismo en Venezuela

El imperialismo es la última expresión del capitalismo. Es su fase superior, aquella en la que las tendencias colonialistas y militaristas se expresan de manera más extrema. Para el imperialismo, como fuerza reaccionaria en la lucha de clases planetaria, se obtiene una victoria siempre que se corte camino a la revolución proletaria, sea por las vías que sea, y se mantenga en pie el régimen capitalista de producción.

La CIA, como instrumento de inteligencia del imperialismo norteamericano, ha sido un aparato históricamente organizado y empleado para el aplastamiento sangriento de las revoluciones proletarias a lo largo y ancho de nuestro atribulado mundo.

Como es bien conocido en el ámbito de la izquierda, la CIA organizó el golpe contra Allende, la masacre de los comunistas en Indonesia en los 60, las acciones de espionaje contra la URSS, los sabotajes y acciones contrarrevolucionarias contra la Revolución cubana, y pare usted de contar. Millares de operaciones anticomunistas en América, Europa, África y Asia durante el siglo XX.

Por lo tanto, es más que evidente que el propósito de la CIA en última instancia, es la defensa del imperialismo y del modo de producción capitalista, frente a la amenaza de la revolución socialista. Pero, resulta que la derrota del movimiento obrero no siempre se logra a sangre y fuego. El imperialismo y la burguesía utilizan también métodos “pacíficos” para mantener su control sobre la sociedad. La compra de dirigentes revolucionarios, la infiltración de movimientos revolucionarios y partidos de izquierda, y la manipulación de las elecciones burguesas, son otros métodos que también son útiles al imperialismo.

Como hemos señalado, en las negociaciones de México no hay perspectiva de avance hacia la revolución proletaria para los trabajadores y trabajadoras de nuestro país. Más bien, allí se está terminando de enterrar lo poco que aún queda en pie de las conquistas sociales, políticas y económicas logradas por la clase obrera en el marco de la Revolución bolivariana.

Al fin y al cabo, y para desgracia del señor Carreño, a la CIA y al imperialismo les conviene lo que se está discutiendo en México a espaldas de la clase obrera venezolana. La mesa de negociación, es un paso más en el proceso de contrarrevolución desde adentro, que el gobierno Maduro ha venido llevando adelante en el último lustro.

En pocas palabras, la política de diálogo y conciliación de clases del gobierno Maduro juega a favor de la CIA y el imperialismo en Venezuela y en la región, y no al contrario. Tanto como la política amistosa del gobierno Obama hacia Cuba, de levantamiento parcial del bloqueo económico, también jugaba a favor de la contrarrevolución capitalista en la isla.

La ironías de la historia: Carreño como ejemplo individual de la burocracia devenida en burguesía

Si bien el siguiente comentario es anecdótico, refleja de forma clara las contradicciones de clase en el seno del movimiento bolivariano actualmente. Pedro Carreño, como buen burócrata devenido hoy por hoy en burgués, se ha caracterizado siempre por sus refinados y sofisticados gustos burgueses a la hora de vestir.

Él mismo, en público y frente a la prensa nacional, ha dejado claro su debilidad por los trajes y calzados de reconocidos diseñadores europeos, que eran de difícil acceso a un trabajador venezolano en el pasado, y ahora son simplemente imposibles de adquirir para alguien que vive de su esfuerzo y sudor.

Cuando Carreño profería su espurio y bastardo discurso contra Figuera este martes, y le señalaba de “tarifado del Departamento de Estado”, hay que recordar que lo hacía vistiendo sus usuales trajes –un traje Luis Vuitton, por ejemplo, puede oscilar entre los 500 y 2000 euros-, por demás símbolos evidentes del modo de vida burgués, que sólo un tarifado del Estado burgués y de sectores de la burguesía nacional puede costearse. Mientras tanto, el “delfín de la CIA” Figuera, vestía su usual chaqueta de cuero proletaria, que siempre le hemos visto usar en reuniones, mítines, piquetes o asambleas obreras. La historia y una más de sus crueles ironías.

Nuestra solidaridad con el compañero Figuera y el conjunto de la APR

Los pobres e infelices señalamientos de “delfín” y “agente” de la CIA hacia Oscar Figuera, deben ser repudiados por todo el movimiento obrero y popular revolucionario de Venezuela. Desde Lucha de Clases, sección venezolana de la Corriente Marxista Internacional, expresamos nuestra solidaridad de clase y revolucionaria con el camarada Figuera, con el PCV y con la APR en su conjunto. ¡Un ataque contra uno es un ataque contra todos!

Dichos señalamientos, muestran por un lado cómo el gobierno Maduro está cada vez más a la derecha, y por el otro, cómo los ataques contra la izquierda –políticos y de todo tipo, incluyendo la represión- van cada día en aumento. Desde la izquierda revolucionaria de Venezuela nos toca dar una respuesta firme a ello, tanto en la palabra y el discurso, como en la calle.

¡Ni delfines ni agentes de la CIA!

¡Los amigos de los intereses del imperialismo son los que negocian en México, de lado y lado!

¡Basta de calumnias y ataques contra la izquierda revolucionaria!