Según informaba Venpres el 9 de Julio: “Seis millones 200 mil kilogramos de materia prima para la fabricación del producto de la empresa Café «Madrid», fueron incautados en tres galpones del Centro Comercial Industrial «Las Garcitas».” Según informaba Venpres el 9 de Julio: “Seis millones 200 mil kilogramos de materia prima para la fabricación del producto de la empresa Café "Madrid", fueron incautados en tres galpones del Centro Comercial Industrial "Las Garcitas", por comisiones del Instituto de Defensa y Educación del Consumidor y el Usuario (Indecu) y la Disip, en la población de Los Guayos.”

En otras palabras la empresa Marcelo & Rivero (propietaria de las marcas Café Madrid, El Peñón y Aromas) estaba acaparando café con el fin de manipular el mercado, desabastecer a los consumidores e imponer precios más altos para su producto. Y esto lo hacía aprovechándose de su posición de cuasi-monopolio en el sector cafetalero en un momento en que se están dando negociaciones para fijar el precio del café.

Desde que el gobierno introdujo el control de precios al final del criminal sabotaje petrolero, los empresas que controlan la distribución de alimentos han venido utilizando su posición de monopolio en el sector para desabastecer el mercado y forzar un alza de los precios de sus productos. Hace aproximadamente un año se encontraron toneladas de pollo acaparadas también en el estado Valencia. La leche, los granos, la harina, el aceite, la carne, todos ellos productos básicos que faltan en los mercados o se venden a precios superiores a los regulados. Hay muchos ejemplos de estas prácticas, algunos que han salido a la luz pública y muchos que no.

Esto es una demostración clara de la campaña de saboteo de la economía a la que se vienen dando los monopolios alimentarios. La solución no es solamente el imponer a estas empresas las correspondientes sanciones. Mientras ellos controlen la compra de la materia prima a los productores y la distribución de los productos acabados, seguirán utilizando ese control para comprar a precios irrisorios y vender a precios de escándalo.

La solución definitiva sería la expropiación de todas las empresas implicadas en el acaparamiento, y su control por parte de trabajadores, pequeños productores y consumidores. Sólo de esta manera se pueden garantizar los productos de primera necesidad para el pueblo.