Somos jóvenes, trabajadores y trabajadoras, dirigentes sindicales del movimiento revolucionario bolivariano. Nos agrupamos en torno al periódico Lucha de Clases, como instrumento de lucha y difusión de las ideas que defendemos en el seno del movimiento bolivariano por un programa verdaderamente revolucionario basado en el Marxismo, que es el único conjunto de ideas que pueden explicar científicamente el momento histórico en el que nos encontramos y el papel consciente que debe jugar la clase trabajadora y los sectores populares para acabar definitivamente con la miseria, muerte, explotación y barbarie que nos ofrece el capitalismo.
Cada trabajador y trabajadora venezolanos produce suficiente riqueza para darse a sí mismos vivienda, salud, educación, trabajo y beneficios, así como para desarrollar la industria y el campo. Toda esa riqueza continúa siendo manejada al antojo de la burguesía nacional y transnacional. Esto limita la democracia en los espacios públicos y la expresión política en las calles y medios de comunicación. ¿Hay democracia? Sí, pero cuando las trabajadoras y trabajadores pisan su lugar de trabajo viven la dictadura del patrón, los estudiantes la dictadura del claustro, el campesino la dictadura de los terratenientes y paramilitares y la sociedad en su conjunto la dictadura del especulador, la del mercado, los medios y la inseguridad producto directo del sistema. Por esto nuestro programa se basa en:
Nacionalización de toda la banca privada, los latifundios, y las grandes industrias.
Monopolio del estado sobre el comercio exterior.
Implementación del Control Obrero en todas las empresas publicas y privadas.
Planificación democrática de la economía nacional por medio de los consejos comunales, campesinos y obreros.
Implementación de la milicia popular en cada fábrica, en cada asentamiento campesino y en cada comunidad.
Activación de todas las empresas cerradas e infrautilizadas, en un plan de inversión de toda la banca nacional.
El hierro y el cemento, bajo control obrero con las comunidades en un plan nacional de fabricación de viviendas de bajo costo.
Defensa de las misiones y toda conquista de la revolución.
Elegibilidad y revocabilidad de todos los cargos públicos en el Estado y dentro de las empresas.
Servir a la revolución es un deber, no un privilegio. Ningún funcionario público debe tener un salario mayor al de un obrero cualificado.
Gestión revolucionaria de la educación por medio de los consejos comunales, estudiantiles, de profesores y trabajadores.
Prédica y práctica del internacionalismo proletario. La revolución es internacional o no será.
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