El domingo 2 de julio, fecha de las elecciones presidenciales en México, se acerca. A 27 de junio tenemos dos acontecimientos bastante significativos ante los cuales tenemos que pronunciarnos, ambos relacionados con el proceso electoral.El primero es Al día de hoy, 27 de junio, tenemos dos acontecimientos bastante significativos ante los cuales tenemos que pronunciarnos, ambos relacionados con el proceso electoral.

El primero es que una buena parte de sindicatos se han pronunciado a favor del voto a Andrés Manuel López Obrador (AMLO), por supuesto el Consejo Coordinador Empresarial ha lanzado una campaña salvaje en contra de López Obrador mientras que algunos agentes empresariales lanzan frenéticos ataques contra Hugo Chávez. Todo está en conexión, estos son posicionamientos de clase que muestran la verdadera esencia de esta campaña. Por supuesto que los candidatos del PAN son fieles representantes de la burguesía y esta los defiende a capa y espada. Por supuesto que los candidatos de la coalición lidereada por el PRD no son fieles representantes de los trabajadores, cuestión que muestra que el camino por una auténtica transformación aún es largo y tendrá que pasar por poner a prueba a López Obrador y quienes participarán en su gobierno y en el parlamento con los votos de los trabajadores.

Por supuesto que el proceso electoral, tal y como se ha gestado, es un acto de lucha de clases, pero la lucha no se queda ni en la cuestión electoral ni termina ahí. De hecho, es solo un acontecimiento, decisivo en esta coyuntura pero no definitivo para las luchas sociales, las cuales no pueden ni deben establecer treguas.

Las necesidades económicas están fuertemente vinculadas con la necesidad de fortalecer la participación política de las masas. De ello depende de que no se fragüe un fraude que impida el triunfo de AMLO, pero aún más importante: si AMLO triunfa para exigir y movilizarnos no sólo por que se cumplan las promesas de campaña sino para ir por todo.En este sentido el pronunciamiento de los sindicatos y la actitud del CCE es muestra de lo que se juega.

Retiro del llamado a paro nacional

El otro aspecto a destacar y que consideramos una verdadera torpeza es el retiro del llamado a paro nacional del 28 de junio. El pretexto es que no quieren mezclar la movilización con el cierre de campaña de AMLO. No hay duda de que las direcciones de los sindicatos aún están lejos de las necesidades y capacidad de lucha de sus bases. En el marco de la represión desatada en Michoacán, Estado de México, Oaxaca y otros lugares en contra de los trabajadores era y es una obligación dar una demostración de fuerza.

La burguesía no va a ceder si se le permite tregua. Si han reprimido es porque consideran que los trabajadores no darán una respuesta que ponga en riesgo su control sobre los trabajadores, y la huelga el 28 era fundamental para crear una sensación de derrota, un desasosiego entre la burguesía.

Ante una demostración como el paro los burgueses se cuidarían mucho de intentar un fraude este 2 de julio y al mismo tiempo se verían obligados a tener que ceder en algo para evitar perderlo todo. Retirando la convocatoria lo que se hace es dar la idea de que la medida no tendría la suficiente fuerza y sólo permite que las fuerzas burguesas concentren su atención al fraude el 2 de julio.

Como vemos el ambiente es complejo. No podemos esperar que sea de otra forma, si las masas estuvieran plenamente maduras en cuanto a lo que no quieren y los medios para lograr sus aspiraciones, entonces no hablaríamos de elecciones sino de la preparación para la toma del poder. No es el caso, no obstante las masas trabajadoras han definido al enemigo de clase y emplean distintos métodos para combatirlo, ese proceso de toma de conciencia es necesario y progresista. A la larga sólo así la clase producirá los dirigentes y la organización que necesita para no sólo luchar eficientemente contra la política de los burgueses sino para derrotarlos e instaurar una democracia obrera.