Contínua la lucha entre reformismo y revolución dentro del PSUV.

 

En la noche y las primeras horas de jueves, 11 de septiembre, cerca de 1300 jóvenes de toda Venezuela llegaron a Puerto Ordaz (Ciudad Guayana) en el este del estado bolívar, para celebrar el congreso fundacional de las J-PSUV.  Eran delegados que habían sido elegidos en batallones de la juventud por circunscripciones  y muchos habían viajado entre 10 y 20 horas para llegar al congreso.

En la noche y las primeras horas de jueves, 11 de septiembre, cerca de 1300 jóvenes de toda Venezuela llegaron a Puerto Ordaz (Ciudad Guayana) en el este del estado bolívar, para celebrar el congreso fundacional de las J-PSUV.  Eran delegados que habían sido elegidos en batallones de la juventud por circunscripciones  y muchos habían viajado entre 10 y 20 horas para llegar al congreso.

El congreso, que termino  el sábado 13 de septiembre, tuvo lugar en un momento crucial de la revolución venezolana. El pasado jueves fue descubierto que un grupo de militares en situación de reserva y en activo había estado planeando un golpe contra Chávez. Esto fue respondido con la movilización de miles de personas Caracas. Al día siguiente Chávez expulsó al embajador de Estados Unidos después de varios choques públicos y cómo replica a las continuas interferencias de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela. Esta acción fue también hecha en solidaridad con Bolivia, donde el gobierno de Evo Morales había expulsado al embajador norteamericano por su papel en la organización de “golpes cívicos y empresariales”. Todo esto, combinado con las contradicciones de la revolución que hemos descrito en otros artículos, dio un carácter muy político a este congreso.

El congreso era impresionante: asistieron más de 1000 jóvenes venezolanos de cada estado y municipio de Venezuela. La revolución ha puesto a muchos jóvenes en pie de guerra con el coraje necesario para transformar la sociedad y completar la Revolución Socialista, pero hasta ahora han estado organizados en diferentes colectivos, pequeños círculos y organizaciones juveniles – mientras que ahora los jóvenes quieren una organización juvenil de carácter nacional, democrático.

Este era el ánimo entre los jóvenes presentes en el congreso el pasado fin de semana.

La burocracia contra la base.

El primer día y medio del congreso estuvo dedicado a la discusión de los estatutos. Los delegados fueron divididos en 47 mesas de trabajo con mesas redondas de debate. Se distribuyeron también documentos sobre la soberanía alimentaria, la defensa militar pero estos no fueron debatidos en las mesas.

Desde el comienzo se podía sentir la tremenda presión de las bases que querían debatir sobre política revolucionaria y tener voz en las decisiones y debates del congreso. Así muchos delegados se quejaron de que estos documentos (que habían sido elaborados por dirigentes que no habían sido elegidos, alrededor del ministro de la presidencia Héctor Rodríguez) no habían sido distribuidos antes del congreso. Así los delegados no habían tenido oportunidad de discutir estos documentos con los militantes que los habían elegidos, y además no tuvieron oportunidad de hacer propuestas alternativas o enmiendas.

Lo que más sorprendió a muchos delegados fue la estructura completamente antidemocrática propuesta en los estatutos. Así la propuesta original de la dirección nacional de la J-PSUV iba a estar compuesta de solo 15 miembros elegidos directamente por la base  y 10 elegidos directamente por la dirección nacional del PSUV. Al mismo tiempo, la base no tenia posibilidad de revocar a la dirección. En la propuesta original había también dos párrafos (artículos 9 y 10 dedicado a medidas disciplinarias y sanciones). Estaba claro que fueron propuestos para proveer a la dirección nacional de medidas para ser aplicados contra cualquier oposición a los dirigentes del partido.

Presión desde la base.

Todas estas medidas fueron rechazadas por los delegados, la gran mayoría de las mesas de trabajo votaron contra la propuesta original de estatutos y muchas mesas propusieron cambios radicales al texto. Cuando a medio día del viernes los secretarios de actas de cada mesa de trabajo se reunieron para compartir las opiniones de las mesas, el encuentro se alargo horas y horas.
La discusión en el plenario de las mesas de trabajo fue programada para el viernes en la tarde.  Pero fue suspendido por los organizadores sin dar ninguna razón.  En vez de plenario, los delegados fueron conducidos hasta el parque La Llovizna, donde se había dispuesto un escenario, pero este escenario no estaba destinado a servir de plenario a la discusión, si no para oír música en directo.
Muchos delegados se sintieron engañados por esta situación. Muchos habían viajado 20 horas para estar en el congreso y tenían expectativas para participar en el debate sobre los problemas candentes a los que se enfrenta la revolución bolivariana. Pero en lugar de dar esto, la dirección que no había sido elegida por nadie decidió malgastar su tiempo maniobrando y tratando de encontrar un compromiso con los relatores de las mesas, mientras mantenían a los delegados entretenidos en actividades festivas.


Sofocar todo el debate mientras se hacen concesiones políticas.

Muchos delegados pensaban que la discusión en el plenario simplemente se posponía hasta el sábado por la mañana y que entonces habría el debate democrático que todos esperaban. El sábado el plenario no empezó hasta las 12 del mediodía.

EL sentimiento entre los delegados era eléctrico. Las consignas más coreadas fueron: “Juventud socialista y jamás reformista”, “somos la corriente marxista leninista, vanguardia proletaria del partido socialista”, “Fuera el reformismo de las filas del chavismo”, “Debate abierto, las bases tienen tiempo”, “Joven militante reclama tus derechos, que los estatutos no se aprueben a lo arrecho (por imposición)”, “No a la macolla (burocracia) el pueblo le echo bolas", "Obrero y estudiantes, unidos en combate".

 

A pesar de todo esto, no hubo lugar para que ningún delegado o representante de las mesas de trabajo pudiera exponer sus puntos de vista. En vez de eso, Héctor Rodríguez ministro de la presidencia dio, un corto discurso en el cual empezó señalando el carácter “abierto” del debate en las mesas de trabajo y afirmando que “el 90 % de las propuestas de las mesas de trabajo habían sido incorporadas en los nuevos estatutos”. Cuando los estatutos revisados fueron distribuidos, para sorpresa de muchos delegados este documento era completamente irreconocible comparado con los estatutos originales. La burocracia había estado tan presionada que había hecho concesiones en todos los puntos importantes del documento. La elección de 10 miembros de la dirección nacional de la J-PSUV por parte de la dirección del PSUV   fue cambiada de manera  que estos cargos pasaran a ser elegidos desde las bases. Los párrafos que podrían utilizarse contra la oposición interna fueron eliminados.

Cuando Héctor Rodríguez leyó en voz alta el nuevo contenido referente a la elección de la dirección nacional, los delegados respondieron poniéndose en pie y cantando  “¡¡victoria, victoria , victoria popular!!). Así los nuevos estatutos fueron aprobados mayoritariamente y el encuentro en el estadio Cachamay llegó a su fin.

Muchos delegados percibieron -correctamente-  que esto demostraba la fuerza de la base. De hecho los planes de la burocracia reformista habían sido derrotados. Ellos quisieron imponer su estructura organizativa antidemocrática  y así conseguir manos libres para copar todos los órganos de dirección de la J-PSUV. No querían que hubiera el más mínimo debate, y por ello no publicaron los documentos antes del congreso  y también por este motivo cancelaron la discusión en el plenario, pero al final no les quedó otra alternativa que aceptar enmiendas importantes de la base.
Está claro que ellos consiguieron impedir un debate en plenario abierto en el congreso sobre perspectivas y la situación política en su conjunto, lo que  demuestra la extrema debilidad de la burocracia que no puede permitir una libre discusión.

Intervención de los marxistas

En el transcurso de estos eventos la CMR hizo una gran intervención en el congreso que conecto con el ambiente predominante entre los delegados. Éramos la única tendencia política claramente definida que intervino con la venta de periódicos, repartiendo volantes, nuestra propuesta de programa político para la J-PSUV y vendiendo libros marxistas. Por el contrario había otros grupos de izquierda presentes sin ningún perfil político definido, participando como invitados internacionales pero que no hicieron intervención política alguna en el congreso.

Entre los camaradas que intervinieron tuvimos delegados y militantes de base de toda Venezuela de Mérida, Bolívar, Monagas, Lara y además una delegación internacional de Manos Fuera de Venezuela con camaradas de Suecia, Dinamarca, México y de España con la camarada Beatriz García Rubio  cómo representante  oficial del sindicato de Estudiantes de España.

En los dos principales actos en el Estadio Cachamay (el jueves  y el sábado) pusimos una pancarta con la consigna “Jóvenes marxistas, trabajadores y jóvenes unidos por el socialismo contra el imperialismo y por la formación de las juventudes del PSUV”. En todos los actos del congreso tuvimos camaradas vendiendo el último número de El militante, del que vendimos 140 ejemplares. Pusimos varias mesas con libros marxistas y conseguimos en la venta 1500 BF. El material más vendido fue nuestra Propuesta de programa para el congreso fundacional de la J-PSUV, que habíamos preparado especialmente para la ocasión y del que vendimos 105 ejemplares.

Estas cifras muestran la sed de ideas entre  los delegados. Como sus dirigentes, que no habían sido elegidos por nadie, les negaron la posibilidad de un plenario donde pudiera darse un debate pleno, los delegados vieron en nosotros una fuente de inspiración y perspectiva política. Muchos delegados tuvieron largas discusiones con los camaradas sobre la situación política en Venezuela e internacionalmente y  80 de ellos, muchos de los cuales son dirigentes de colectivos y grupos en sus respectivas áreas, nos dieron su dirección para futuras discusiones. También es significativo  ver lo conocida que es la CMR y la CMI entre la vanguardia del movimiento y el respeto que nuestra tendencia ha ganado en el último periodo.  La mayor parte de los activistas con los que hablamos conocían la CMR y habían oído hablar del la gira de Alan Woods en julio. Un delegado que habló con nosotros en la mesa dijo que él pensaba que ¡la J-PSUV debería pedir la afiliación a la CMI¡

La lucha sólo ha comenzado.

El congreso de la J-PSUV terminó el sábado en la noche con un gran acto con Chávez en un auditorio fuera de Puerto Ordaz. Chávez dio un largo discurso  apelando a la juventud para  defender la revolución,  aprendiendo a usar las armas y uniéndose  a la reserva militar y a las milicias populares. También habló sobre Bolivia  y particularmente de  la situación en Santa Cruz. Señaló que la violencia fascista, que ahora domina varias partes del país, sólo puedo extenderse debido a que no se tomaron acciones decisivas contra los fascistas en el momento adecuado. Dijo que él y el gobierno bolivariano no permitirían que suceda  lo mismo en Venezuela e hizo un llamamiento a la juventud para que no fuera pasiva sino que “sacaran a los fascistas de todas las esferas de influencia”. El discurso de Chávez encontró gran acogida en los delegados del congreso que empezaron a gritar “si se prende el peo, queremos los fusiles” en referencia al reciente complot descubierto.

¿Qué refleja el congreso de la juventud de la J-PSUV? Ante todo se trata  de  una clara respuesta a los pesimistas y reformistas que hablan de “bajo nivel político” de las masas. En este congreso hubo más de 1000 jóvenes tratando de formar una organización juvenil socialista, luchando contra los intentos de transformar la JPSUV en un aparato burocrático.  Pese a que las mesas de trabajo fueron la única oportunidad que encontró  la base para expresarse, agarraron esta oportunidad con ambas manos y lanzaron una dura  crítica a la burocracia y un claro llamado a la democracia interna. La presión desde abajo forzó a que la dirigencia cambiara completamente los estatutos.

En segundo lugar  muestra que los reformistas están  bien organizados en la cúpula del PSUV y en la J-PSUV. Ellos no permitieron un debate libre- no por causas organizativas o cualquier otro problema- si no por su miedo a la iniciativa revolucionaria de las masas para transformar la sociedad. En realidad estas personas no creen en el socialismo revolucionario o en la capacidad  de las masas para transformar la sociedad. En el PSUV ellos actúan cómo la quinta columna, que sólo está interesada en  sus cargos y privilegios nacientes. Pero quedó demostrado que estas personas son una pequeña minoría. El principal problema es que ellos están bien organizados y las bases revolucionarias en el PSUV y las J-PSUV están desorganizadas. Esto explica por qué ellos son capaces de mantener cierto grado de control sobre las bases.

La conclusión que podemos sacar de este congreso de las J-PSUV es enormemente optimista; el congreso fue una gran victoria de las bases revolucionarias sobre la burocracia reformista y  sienta las bases para una organización socialista nacional de la juventud. Ha mostrado las principales contradicciones y las perspectivas que los marxistas habíamos señalado hace tiempo. También ha servido para que genuinos jóvenes revolucionarios tomen contacto con las ideas del marxismo y discutamos juntos como derrotar a la burocracia. Esto será crucial en la lucha que se avecina. En los próximos meses la J-PSUV se  activará en la campaña electoral para las elecciones a alcaldes y gobernadores del 23 de noviembre. Sin embargo la contradicción entre reformismo y revolución dentro de la juventud del PSUV y el propio partido permanece. Más  pronto que  tarde  esta contradicción se expresará en nuevas luchas entre la derecha y la izquierda dentro de estas organizaciones.