Los gobiernos considerados progresistas en el sur del continente bambolean de izquierda a derecha. El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, elogió la labor que el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva está h Los gobiernos considerados progresistas en el sur del continente bambolean de izquierda a derecha. El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Rodrigo Rato, elogió la labor que el presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva está haciendo para “garantizar la estabilidad de la economía de su país y cumplir con los compromisos internacionales”, mientras que en Argentina las autoridades se acercan a las posiciones conservadoras al reprimir con más dureza la protesta social.

Rato se entrevistó en Brasilia con autoridades políticas y económicas de ese país, en su último destino por Suramérica, después de haber pasado por Argentina, Uruguay y Chile. "Hay que reconocer el importante esfuerzo que el gobierno ha hecho en conseguir un marco de estabilidad para la economía brasileña, un marco reconocido no sólo por el FMI sino por los mercados internacionales", destacó Rato, para quien las fuertes medidas económicas y las reformas estructurales están dando sus frutos en Brasil.

Rato resaltó la "importante diversificación de la capacidad exportadora" de Brasil, así como una "creciente confianza de los ahorradores y consumidores brasileños en su economía. "Nos parece que la política, no sólo de estabilidad macroeconómica, sino de reformas estructurales, es uno de los elementos básicos de la actual estrategia que nosotros respaldamos", agregó.

Sin embargo, el movimiento Rede Brasil, cuyo propósito es evaluar las instituciones financieras multilaterales, entregó al director del Fondo una carta donde condena los "efectos perversos" de las políticas del Fondo, como el "desempleo creciente, el aumento de las desigualdades y la destrucción de las posibilidad de desarrollo soberano y solidario".

Criminalizar la protesta

En tanto, en Argentina columnas compactas de clases medias son el nuevo protagonista callejero, la base social de la derecha reaccionaria que al parecer tiene influencia en el gobierno de Néstor Kirchner. La bandera de orden y seguridad constituye hoy la punta de lanza de una ofensiva reaccionaria de la derecha que halló eco en la disposición del gobierno "progresista".

Muchos piensan que el gobierno argentino tiene una agenda represiva y ha decidido criminalizar la pobreza, lo que confirma que el kirchnerismo continúa su giro a la derecha.

El gobierno de Kirchner se presenta como un instrumento de la “pasivización”, es decir de la desmovilización de los grupos sociales en lucha. Con su discurso "renovador" y "antineoliberal" pudo atraer las simpatías de franjas de la clase media y los trabajadores, pero ahora, el debate en torno a la “seguridad ciudadana” parece activar la lucha de clases en ese país.