Oso de anteojos, oso andino, oso frontino o Thermathus Ornathus, como se le conoce científicamente, es una especie autóctona del Parque Nacional El Tamá y la Cordillera Andina, y en peligro de extinción, que ni siquiera científicos con más de veinte Oso de anteojos, oso andino, oso frontino o Thermathus Ornathus, como se le conoce científicamente, es una especie autóctona del Parque Nacional El Tamá y la Cordillera Andina, y en peligro de extinción, que ni siquiera científicos con más de veinte años estudiándola han podido verla en su hábitat natural. Sin embargo, habitantes del municipio Córdoba tuvieron el miércoles la oportunidad de apreciar uno, que falleció varias horas después de "descubierto" en una finca de Tancipay, municipio Córdoba, a mil metros de altura aproximadamente. En principio fue tomado por una perezosa, posiblemente por el tamaño y porque por la edad, tres años aproximadamente, según estima el superintendente del parque, Omar Serpa, aún no tenía las características fenotípicas de la especie, apenas comenzaba a salirle un manchón blanco en la frente. La estatura era de un metro 10 aproximadamente.

Según cuentan, lo que resultó ser un macho tierno, fue perseguido por los perros de la finca y subió a un guamo blanco, donde comenzó a formar su nido. La familia llamó a los bomberos de Santa Ana -al parecer a las doce del mediodía-, quienes lo ataron para mayor seguridad y lo trasladaron en un saco de nylon hasta la plaza mayor.

A las 5 de la tarde, Protección Civil reportó que -por el 171- los bomberos de Santa Ana habían comunicado a Inparques la captura de un oso frontino, cuya comisión al llegar al lugar (7 de la noche aproximadamente) observó -según el reporte- que era exhibido al público, maniatado y visiblemente afectado por la aglomeración de gente.

Al parecer, por el manejo inadecuado, pues es un animal acostumbrado a vivir libre, en un área de varios kilómetros y lejos de la gente, posiblemente sin comer, el animal se estresó y tenía la respiración acelerada. La comisión de Inparques lo transportó a la sede de Protección Civil, donde habían coordinado la presencia de un veterinario, y -dicen- a pesar de que trataron de darle los primeros auxilios, entró en shock y comenzó a decaer en el camino, y a la altura de El Corozo no tenía signos vitales.

Un familiar del único taxidermista del Táchira habló de conservar la pieza, por lo que lo llevaron hasta la casa de ese profesional, donde hoy se encuentra en preservación, mientras las autoridades competentes deciden el destino de la misma.

Del por qué murió, lo investigan en el Instituto que en la región dirige la ingeniera Xiomara Montilva. Según los técnicos, pudo ser por el manejo poco adecuado, pues supuestamente Bomberos debió llamar de inmediato a Inparques y esperar allí hasta que llegaran esos funcionarios. Suponen que murió de un paro cardíaco.

De cómo llegó mil metros más abajo de su hábitat natural, hay varias hipótesis. En primer lugar, por el clima, todos los osos del mundo están invernando en este momento. Las madres siempre andan con sus crías y para lograr una es necesario matarla, por lo que Inparques investigará esa posibilidad. Pudo ser que estaba en cautiverio y se escapó y cuando lo hallaron, estaba buscando comida.

Serpa dijo que la muerte del osezno no es solamente una pérdida lamentable para la región, sino para el mundo, pues se trata de una especie en vía de extinción que han estado cuidando. Llamó a la colectividad a contribuir a preservar la especie, por cuanto no es agresiva, si ve a un humano prefiere huir, y come vegetales y fruta, por lo que no es necesario que los maltraten, de allí que de conseguirse uno, deben reportarlo inmediatamente a Inparques o Defensa Civil.

Por ahora, existe la posibilidad de que sea embalsamado o disecado, como una reliquia para el Estado y como una manera de darle a conocer a la gente la importancia de este animal, que llega a pesar entre 80 y 180 kilos, a medir entre 1,40 y 1,80 metros, y se reproduce cada 4 años. Por ahora, no hay un inventario de la cantidad, pero estiman que son muy pocos y en la zona de El Tamá podrían ser unos ocho, que viven en un radio de 8 kilómetros.

El viernes, los taxidermistas Francisco y Jorge Chavarriaga se reunieron con la directora de Inparques y el superintendente del parque El Tamá, para precisar qué iban a hacer con la pieza, que se encuentra congelada. La directora les informó que ella no podía tomar una decisión, pues ésta la tomarán en Caracas y las autoridades competentes.

5 millones -aproximadamente- cuesta disecar la pieza, se desconoce cuánto es el costo diario de tenerlo preservado en el congelador, cuándo Caracas tomará una decisión y quién pagará esos costos.