El proletariado y el campesinado pobre mexicanos han tenido que vivir en carne propia los estragos de la decadencia del capitalismo a lo largo de un poco más de dos décadas. Primero fue la llamada «Década Perdida» en los años 80 cuando México, al i El proletariado y el campesinado pobre mexicanos han tenido que vivir en carne propia los estragos de la decadencia del capitalismo a lo largo de un poco más de dos décadas. Primero fue la llamada "Década Perdida" en los años 80 cuando México, al igual que el resto de naciones latinoamericanas, experimentó un periodo de estancamiento económico derivando en profundos recortes para los niveles de vida con despidos masivos, ataques a los salarios, recortes al gasto social y privatizaciones, en tanto la burguesía y el régimen con el PRI a la cabeza, insistían en la necesidad de hacer sacrificios a la espera de “tiempos mejores”.

En los años 90 la economía entró en un periodo de recuperación a tal grado, que a finales de esa década México ocuparía el décimo lugar entre las principales naciones exportadoras. No obstante, los frutos de los sacrificios hechos años atrás nunca llegaron para los trabajadores. Por el contrario. La clave de la competitividad de las exportaciones mexicanas consistió en abaratar los costes de producción atacando aún más los salarios y a través de elevar la productividad basándose en los recortes de personal. A la par, el trabajo precario fue masificado y los contratos colectivos aniquilados por miles.

Para finales de los 90, las tensiones sociales eran tantas que la burguesía se vio obligada a otorgar su apoyo al PAN y a Vicente Fox para hacer el relevo en la presidencia, tratando de sacarle presión a la olla y continuar así con las tareas que el PRI no había sido capaz de llevar a cabo, como la privatización del sector energético, la reforma fiscal (la imposición de impuestos al consumo, IVA, alimentos y medicamentos) y la contrarreforma de la Ley Federal del Trabajo, entre otras.

Sin embargo, el margen de maniobra se vería seriamente limitado en poco tiempo, pues la economía norteamericana (destino de aproximadamente el 90% de las exportaciones mexicanas) perdería vigorosidad empujando a México al estancamiento económico. A cuatro años de gobierno la economía nacional de forma global apenas ha crecido medio punto.

Y como sucede cada vez que se presenta una crisis económica, los ataques no se han hecho esperar. En lo que al empleo corresponde, producto de estas circunstancias durante los primeros tres años del gobierno de Fox fueron despedidos aproximadamente un millón de trabajadores. Durante ese mismo lapso los salarios han retrocedido aproximadamente un 10 por ciento, acumulando un deterioro de entre el 70 y el 75 por ciento desde mediados de los años 80 a la actualidad.

Todos estos años de sacrificios han derivado en una enorme concentración riquezas: un estudio recientemente publicado por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) rebela que mientras hace 25 años los salarios equivalían al 45 por ciento del PIB y los benéficos empresariales alcanzaban un porcentaje del 54 por ciento, en la actualidad los salarios sólo llegan al 30 por ciento mientras los benéficos patronales alcanzan el 64 por ciento.

La clase obrera responde

Ya a finales de los 90, el aumento de la tensión social se empezaba a expresar en importantes movilizaciones que consiguieron que los diferentes intentos de Zedillo por privatizar la industria eléctrica fueran derrotados. En ese mismo contexto se ubica la huelga estudiantil de la UNAM de 1998-99. Ahora, bajo el gobierno de Fox, esa tendencia al aumento en el nivel de lucha se ha visto incrementada. Cada vez que el gobierno ha intentado aplicar las contrarreformas más ambicionadas por la burguesía y el imperialismo, en cada caso, al igual que los últimos años de gobierno del PRI, los trabajadores lo han forzado a dar marcha atrás.

Sin embargo, la burguesía sigue adelante con sus planes de ataque y Fox, desesperado por sacar a toda costa cuando menos parte de la “tarea”, se ha lanzado contra el Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP) de los trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) institución en la cual su gremio, el Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro social (SNTSS) integra a 360 mil afiliados.

Primero se intentó eliminar esta conquista por medio de forzar al sindicato a modificar el contrato colectivo entre octubre del año pasado y marzo del presente, lo que fue impedido por los trabajadores. Después, dado que esa vía estaba cerrada, se pretendió aplicar el ataque reformando la Ley Orgánica del IMSS en el Parlamento, donde se logró la mayoría con los votos de del PAN y de PRI, mientras el PRD votó en contra. Esto sucedió el pasado 5 de agosto.

La respuesta de los trabajadores, y no sólo los del SNTSS sino también de otros sectores, fue la de responder más enérgicamente convocando las jornadas de lucha con la movilización del pasado 31 de agosto y un paro nacional para el 1 de septiembre, el mismo día que el presidente da su informe de gobierno.

La disposición a la lucha de la clase trabajadora se puso de manifiesto en la masiva movilización de más de 200.000 trabajadores que se desarrolló el 31 de agosto en defensa del RJP del IMSS. La marcha fue combativa y con un fuerte sentimiento de unidad pues nuevamente participaron trabajadores de diferentes sectores. Esta tendencia, movilizaciones más militantes y de mayor unidad en la acción, conforme pasan los días y las semanas se incrementa, extendiéndose gradualmente a los sindicatos controlados por el PRI, especialmente en el metal y las minas, donde los trabajadores han hecho mas huelgas en los últimos tres años que las que han desarrollado en los últimos 20 años. Al respecto no hay que olvidar que el dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Napoleón Gómez Urrutia, en noviembre pasado declararía que si la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) y el Frente Sindical Mexicano (FSM) iban a la huelga general, su gremio también lo haría.

Lo anterior es un síntoma del fermento y las presiones que ya existen desde abajo y un anuncio de lo que está por venir en el seno de los sindicatos controlados por el PRI. Y recientemente tal cuestión se ratifica si tomamos en cuenta las declaraciones de hace unos días por parte de la dirigencia de la priísta Confederación Revolucionaria Obrera Campesina (CROC) según las cuales el ataque al RJP del IMSS "viola la autonomía sindical y representa un mal precedente que afecta la contratación colectiva y la negociación bilateral". Ello a pesar de que la cúpula de la dirigencia sindical priísta con Rodríguez Alacaine al frente, ha otorgado todo su apoyo a Fox en su política antiobrera.

El Paro Nacional del 1 de Septiembre

El punto culminante de estas luchas se ha dado en el Paro Nacional del 1 de septiembre que aunque integró sólo a algunos sindicatos, por su composición y numero abarcó a una capa de trabajadores nada desdeñable. A él se sumaron en primer lugar los trabajadores del IMSS, seguidos de los electricistas, los telefonistas y los trabajadores universitarios. Este acto fue acompañado de concentraciones en torno a la Cámara de Diputados.

No hay ninguna duda que estas acciones suponen un paso al frente del movimiento obrero respecto a las acciones que ha desarrollado en el pasado. Por ejemplo en lo que al IMSS corresponde, el último antecedente de una acción similar fue el paro que se hizo en 1943 y que tan sólo duró una hora.

De acuerdo a los informes de los sindicatos, en el caso del IMSS el paro fue acatado por el 80 por ciento de los trabajadores, los telefonistas destacan que sus 187 secciones a nivel nacional acataron la convocatoria, por su parte 32 mil electricistas no acudieron a su centro de trabajo. Ello además de que en diferentes universidades a lo largo del país miles de trabajadores pararon labores total o parcialmente, además de que realizaron diferentes actos de protesta. También hubo cierres y bloqueos de carreteras en diferentes puntos, entre ellos Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Tlaxcala.

Por su parte, en la Ciudad de México, los trabajadores tranviarios suspendieron totalmente el servicio de trolebús y tren ligero a partir de las 12 horas del día. También es esta misma ciudad, en las propias instalaciones del aeropuerto internacional Benito Juárez, el más importante de todo el país, personal de tierra y sobrecargas desarrollaron una movilización acompañados de trabajadores del IMSS, de ferrocarrileros, de Nacional Financiera y Bancomex. Esta acción, dado el lugar en el que se desarrolló, provocó un amplio despliegue de los cuerpos de seguridad, particularmente de la militarizada Policía Federal Preventiva (PFP) demostrando con ello el enorme pavor del régimen hacia las acciones de la clase trabajadora.

Lo mismo se puede decir sobre el despliegue de aproximadamente 5 mil efectivos del ejército y de la PFP para custodiar la Cámara de Diputados, sede el IV Informe de Gobierno de Vicente Fox, y la "muralla del pánico gubernamental" como se le calificó en el periódico La Jornada (una cerca metálica que rodeó las instalaciones de ese recinto semejante a la empleada recientemente en los EE.UU. para protegerla la convención del Partido Republicano en la ciudad de NY) Todo ello listo para impedir un "sobresalto" para el presidente dado que su informe lo tuvo que dar en medio de una concentración de más de 50 mil personas que rodearon la sede legislativa.

Al igual que el 31 de agosto, el 1 de septiembre también fue un importante día de lucha de parte de los trabajadores. De acuerdo a La Jornada el día del IV Informe de Vicente Fox hubo diferentes acciones de protesta en 31 estados del país.

Si Fox mantiene su actitud arrogante ante los trabajadores, la presión sobre los dirigentes se incrementará y se verán obligados a ir más lejos. Bajo está perspectiva no debemos descartar la posibilidad de acciones más contundentes, ni tampoco la posibilidad de que el régimen se vea obligado a enfrentar una huelga general.

Y tal situación, la presión desde abajo, de nueva cuenta se hizo patente en algunos dirigentes, tal es el caso de Francisco Hernández Juárez, dirigente nacional de los telefonistas y miembro de la dirección colegiada de la UNT, quien en su discurso del mitin con el que culminó la marcha del 31 de agosto advirtió que "si no damos el paso definitivo hacia la huelga nacional" los ataques planeados por Fox se trasformarán en hechos. También este mismo dirigente en la concentración del 1 de septiembre al lado de la Cámara de Diputados nuevamente insistió en que si Fox no retrocede en la contrarreforma al RJP del IMSS "habrá huelga nacional".

Lo más destacado de los acontecimientos que hemos atestiguado en los últimos días es que a estas alturas nadie puede negar que el movimiento obrero ha entrado a una clara etapa de recuperación y que lo ha hecho con enjundia y con más que renovados bríos. Y sólo estamos al principio de un periodo que ya ofrece muestras de que esa tendencia va en ascenso. Para todos los trabajadores de México lo que ya está sucediendo y lo que está por venir se traducirá en una estupenda escuela de la cual derivaran más que importantes lecciones y conclusiones sobre la lucha contra la opresión económica y política del capitalismo.

Aumento de la polarización social

Pero no sólo aumentan las luchas en el terreno sindical. Otro frente que se ha abierto es la lucha para impedir que el Jefe de Gobierno del Distrito Federal (DF), el perredista López Obrador, sea desaforado, es decir, despojado de su inmunidad parlamentaria para ser llevado ante la justicia impidiendo con ello que se presente como candidato del PRD a las elecciones presidenciales del 2006.

El apoyo de López Obrador se basa en algunas reformas que ha llevado a cabo. Dichas reformas, aunque moderadas, han beneficiado a los sectores más oprimidos de DF, lo que ha creado enormes expectativas entre amplios sectores del campo y la ciudad de todo México. En este país para nadie es un secreto que el PRD puede ganar las próximas elecciones presidenciales y que las posibilidades son mayores si López Obrador va al frente de su partido.

La burguesía y el imperialismo están aterrados ante esta perspectiva. Temen que la presión desde abajo, la cual seguramente será muy fuerte, obligue a un potencial gobierno del PRD a aplicar políticas que lo distancien de los mandatos del FMI y el BM. De hecho ya algunas voces influyentes entre los empresarios han pretendido desprestigiar a López Obrador acusándolo de populista y de ser un "Chávez mexicano".

Es por ello que han lanzado una histérica y monumental campaña de desprestigio y ataques contra el gobierno del DF, tratando de vulnerar su imagen sin ningún éxito. En esta campaña se han visto forzados a aplicar medidas extremas, como el desafuero, para cerrarle el paso a toda costa. Pero los pobres de todo el país han respondido a este ataque y ahora Fox tiene un movimiento de masas en su contra y en defensa de López Obrador.

Las contradicciones son muchas y se han condensado en una mayor polarización social que tuvo su expresión el pasado domingo 29 de agosto, en una de las movilizaciones más grandes y extraordinarias de la historia del país. Grande por su asistencia, unas 500.000 personas, y extraordinaria por su combatividad: "Si quieren guerra, guerra tendrán". Por primera vez en décadas la manifestación tuvo un contenido claramente político. La determinación de las masas para impedir que la burguesía se salga con la suya era patente. El mensaje ha quedado en claro: los trabajadores del campo y la ciudad están dispuestos a impedir a toda costa el desafuero de López Obrador, en el que los pobres de este país, que son el 70 por ciento de la población, han depositado sus esperanzas.

También los campesinos se movilizan.

Los campesinos mexicanos también han sido empujados a una situación de mayor desesperación y ruina a la que tenían en el pasado. En una década de Tratado de Libre Comercio (TLC) estos productores han tenido que sufrir todas las vicisitudes derivadas de la competencia comercial con la agricultura mas desarrollada y subsidiada del mundo, la de los EE.UU. Para buscar una opción ante su desesperada situación el campesinado pobre y medio iniciaron una serie de movilizaciones y actos de protesta a partir de marzo del 2003 a lo largo de todo el país, forzando al régimen a adoptar el Acuerdo Nacional para el Campo (ANC) en el cual Fox se comprometió a incrementar el gasto publico para este sector y a sacar al frijol y al maíz de los acuerdo del TLC.

No obstante ello ninguno de estas demandas se ha cumplido, ni el maíz y el frijol han sido sacados del TLC y por otra porte el gasto publico para el campo de 2004, a 9 meses del año en curso, sólo se ha aplicado en un 18 por ciento como lo reconoció el propio Secretario de Hacienda, Gil Díaz.

Estas razones motivaron a los integrantes de diferentes organizaciones campesinas (CCC, CIOAC, FSCS, Barzón y CODUC) a hacer una concentración frente a la sede de la Secretaría de Economía unas horas antes de que iniciara la movilización del día 31 de agosto.

La magnitud del malestar de los campesinos se hizo sentir cuando indignados por el cordón de seguridad de esa dependencia, decidieron romperlo y disolver a las decenas de efectivos de la PFP destinados al resguardo de la secretaría. Como lo reconoció el alto mando de este cuerpo de represión, es la primera vez que sucede algo así. Para nosotros no es difícil imaginar que no se trata de la ultima vez que veamos cosas similares.

Ante ello Max Correa, dirigente de la CCC, hizo declaraciones destacando que "la paciencia de los campesinos se está agotando y podrían rebasar a los dirigentes". Mientras tanto esas organizaciones campesinas ante el llamado de "tregua" de Fox anunciaron que continuarán con las movilizaciones.

El nerviosismo del régimen

Fruto de estas movilizaciones estamos viendo como el régimen ya está titubeado. Unos días antes de la movilización del PRD la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) dio cause al recurso de revisión del caso de López Obrador, a pesar de que había sido rechazado hace un poco más de un mes sin siquiera haberlo leído. Aun que finalmente el pasado 7 de septiembre la SCJN decreto como valido el proceso de desafuero contra López Obrador aun no está dicha la ultima palabra al respecto. Este proceso aun tiene que pasar por el poder legislativo y en cuanto inicie seguramente veremos una reacción de las masas con movilizaciones cuando menos similares a la que vimos el pasado 29 de agosto, pero con un grado de radicalización superior.

De otro lado, la Secretaría de Gobernación, tras la movilización del 31 de agosto, señaló que el gobierno no presentaría para este periodo de sesiones de la Cámara de Diputados su propuesta de contrarreforma para la industria eléctrica. Si el régimen renuncia a la contrarreforma eléctrica, lo cual es probable, esto será obra del movimiento obrero y un éxito para el mismo.

Sobre el IVA para alimentos y medicamentos el régimen zigzagueó y fue de anunciar que no lo plantearía, después que "siempre sí", de nuevo "que siempre no"… Finalmente se impusieron las presiones de los empresarios y Fox terminó por presentar el pasado 8 de septiembre en su proyecto de presupuesto publico para el 2005 una iniciativa para que los alimentos y medicamentos sean tasados con IVA en un 4 por ciento.

Ante esto último inmediatamente reaccionó Francisco Barrio, jefe de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados, señalando que la fracción parlamentaria de su partido no apoyara esa demanda del presidente pues la consideran una batalla perdida, como ha sido la historia en los tres años anteriores. Aquí también está patente el miedo a la reacción de los trabajadores ante está iniciativa.

Otro rasgo de nerviosismo del régimen es la petición de “tregua” a las diferentes fuerzas políticas del país planteada por Fox en su informe de gobierno.

Burguesía y proletariado
Hacia una mayor exacerbación

Pero no podemos confiarnos, para Fox él palabra “tregua” sólo quiere decir ganar tiempo para preparar sus piezas y lanzarse de nuevo contra la clase trabajadora. Así lo debemos entender los trabajadores y hacer que nuestros dirigentes lo comprendan. Esto lo demuestran las palabras del propio Fox en su informe de gobierno cuando sin mencionar a López Obrador y al PRD destacó que nunca más "una autoridad estará por en cima de la ley" en clara alusión al intento de desafuero contra el jefe de Gobierno del DF.

Esta Misma postura fue ratifica un día después por Santiago Creel, titular de la Secretaría de Gobernación, el cual ofreció una "mano firme" para negociar pero, hizo énfasis, que "sin pisotear la ley". Además explicó lo que el gobierno entiende por "tregua". De acuerdo a él tal término "significa que algunos [el PRD] dejen de presionar a jueces sobre los litigios pendientes y que no se usen grupos sociales minoritarios [el IMSS] para presionar al congreso". En otras palabras, por "tregua" Fox y su gobierno entienden que los trabajadores nos dejemos de movilizar y aceptemos dócilmente todos los ataques.

Los titubeos del régimen son obra del temor hacia los trabajadores, no obstante la burguesía sabe que las condiciones de la economía por un lado, y por otro la recuperación de la confianza entre los trabajadores hacia sus propias fuerzas no permiten margen de maniobra, pues está mucho en juego en lo que a sus intereses corresponde. Por eso han dado un golpe de puño en la mesa y obligaron a Fox a finalmente retomar el asunto del IVA, el de las contrarreformas a la Ley Federal del Trabajo y a la Ley Orgánica del Instituto de Seguridad Social al Servicio de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) para eliminar, al igual que el IMSS, el actual Régimen de Jubilaciones y Pensiones (RJP) de los mas de 2 millones de empleados del Gobierno Federal agrupados en algo así como 220 sindicatos. El IVA y la Ley del ISSSTE, de acuerdo a los planes de Fox, son los dos ataques que a continuación siguen.

La Ley del ISSSTE

A pesar de que Joel Ayala, dirigente de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE) ya dio luz verde para que reforme la Ley del ISSSTE, la burguesía y Fox se verán obligados a enfrentar a los trabajadores. No hay que olvidar que estos trabajadores respondieron fulminantemente con paros y movilizaciones a lo largo del todo el país cuando a finales del año 2000 Zedillo en sus últimos días como presidente quiso eliminar el bono sexenal (una gratificación económica que se otorga a los empleados federales al final del sexenio por sus servicios al gobierno) La lucha de una semana derrotó a Zedillo y el mismo Joel Ayala, este dirigente priísta, se vio forzado a ponerse al frente de los trabajadores.

Algo similar ocurrió con el plan de recorte de personal entre estos trabajadores para este año impuesto por Fox. Si bien a principios de 2004 el ataque logró alcanzar a unos miles de empleados federales, los trabajadores lograron aun reaccionar a tiempo y con múltiples paros en las instalaciones de las diferentes dependencias federales obligaron al gobierno a suspender provisionalmente y hasta la fecha ese plan de despidos disfrazado bajo el velo de "retiros voluntarios".

Por si fuera poco, para mala suerte del régimen, el ataque al ISSSTE también se extiende hacia los trabajadores del magisterio. Sí bien el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) está controlado por una de las direcciones más degeneradas y corruptas con la priísta Elba Esther Gordillo al frente, es de un hecho considerar que se trata del sindicato que se presume es el más grande de América latina con un millón 300 mil afiliados. Eso por si mismo ya tiene, y tendrá, un importante peso especifico nada favorable par el Fox en la contienda que se avecina.

Además no hay que olvidar el papel que seguramente jugará el ala democrática del sindicato del magisterio agrupada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) la cual controla diferentes secciones sindicales con varios miles de afiliados. LA CNTE posee una gran tradición de lucha y ya en varias oportunidades han dejado sentir su peso e influencia. Tan sólo para comentar un ejemplo que ilustra de qué tipo de fuerza estamos hablando basta comentar el caso de las Sección 11 controlada por el magisterio democrático y que agrupa a 55 mil trabajadores.

El IMSS emplazado a huelga

La contrarreforma a la Ley del ISSSTE no se trasformará en un día de campo para Fox, por el contrario en ello encontrará un nuevo infierno. Lo anterior máxime cuando ahora los trabajadores del IMSS han emplazado a huelga a este instituto para el primer minuto del 16 de octubre en demanda de un incremento salarial del 10 por ciento, a la vez que interpondrán ante el poder judicial, este lunes 13 de setiembre, un amparo contra las recientes modificaciones a la Ley del IMSS y que da al traste a su RJP.

Ante ello la UNT y el Frente Sindical Mexicano (FSM) en el cual se agrupan, en este ultimo, entro otros gremios al SME, han respondido destacando de que en caso de que no haya una respuesta favorable en las demandas de los trabajadores del IMSS están dispuestos a convocar a una huelga nacional.

Además de que dichas centrales sindicales han dejado públicamente claro que sólo atenderían el llamado a "tregua" y a dialogo de Fox bajo la condición de que primero dé marcha atrás en el ataque a los trabajadores del IMSS derogando la reforma a la Ley Orgánica de esa dependencia y suspendiendo sus planes para atacar la Ley Federal del Trabajo y la del ISSSTE, así como creando un plan de rescate del campo y un programa nacional de empleo.

Muchas de las declaraciones que escuchamos ahora por parte de algunos dirigentes eran impensables hace algunos meses. Ello por si mismo demuestra el gran impulso que ha adquirido el movimiento obrero y el grado de agotamiento de paciencia (el "proceso molecular de la revolución socialista" como lo definió Trotsky) después de largas décadas de sacrificios. La presión es tanta que el mismo régimen, por medio del Presidente de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) Miguel Angel Gutiérrez, ha reconocido públicamente que las huelgas por solidaridad son totalmente legales. (La Jornada 050904)

La burguesía tiene prisa y cierra filas

La burguesía, e incluso el imperialismo, ha reaccionado de forma histérica ante la evidente debilidad de Fox por un lado y el incuestionable proceso de recuperación del movimiento obrero. Exigen firmeza de parte del régimen y no están dispuestos a permitir que se desperdicie la oportunidad, el tener en el poder a un partido burgués, para que en todo aquello que puedan aplicar los ataques. Esto antes de que los trabajadores decidan otra cosa en las urnas en las elecciones presidenciales del 2006. "Usted ha entrado al último bienio, no hay tiempo que perder" le dijo Alberto Núñez Esteva, dirigente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) a Fox durante un encuentro con empresarios en la ciudad de Monterrey el viernes 10 septiembre.

Así hemos escuchado hace unos días declaraciones histéricas de parte de los empresarios acusando de "parásitos privilegiados" a los trabajadores de las pocas empresas paraestatales aun existentes, entre ellas las más importantes como Pemex, la Comisión Federal de Electricidad, la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.

A la reunión de Monterrey asistieron parte de los hombres más poderosos de este país como Federico Sada (Vitro), Dionisio Garza Medina (Alfa), Alfonso Romo (Savia), Federico Toussaint (Lamosa), Tomás Garza Sada (Cydsa) y Lorenzo Zambrano (Cemex), así como Antonio del Valle (Consejo Mexicano de Hombres de Negocios). Ahí mismo de nuevo se arremetió nuevamente contra el PRD y López Obrador, esta vez en boca de José Antonio Fernández Carvajal, presidente del Consejo de Aministración de Femsa (productora, entre otras cosas de la Coca-Cola), el cual dijo que los empresarios ya están saturados de encuestas y de una carrera por una popularidad estéril y que "México no acepta ser otro Venezuela".

Así nuevamente en la burguesía dejó claro su postura de ante el avance de la popularidad del perredista y el peligro de que junto con su partido lleguen al poder tras las elecciones del 2006.

Por su parte el multimillonario e imperialista norteamericano Jorge Soros en su reciente visita a la Ciudad de México el pasado jueves 9, en una conferencia pública en la Universidad Iberoamericana hizo severas criticas al gobierno de Fox por incapaz y exigió mayor decisión para actuar y la obtención de resultados. El llamado fue claro de parte de Soros y demás imperialistas: no están dispuestos a renunciar a las "reformas estructurales", para eso apoyaron a Fox para llegar a la presidencia y ahora exigen resultados.

Fox puede ser derrotado

El auge de la lucha de los trabajadores y de los demás sectores oprimidos del país y su cada vez más evidente voluntad de transformación social, a la par de la fuerte crisis y debilidad del régimen y de los partidos de la burguesía, han creado un ambiente muy incierto para la clase dominante en el cual ven como nuca en décadas sus privilegios en peligro. De ahí su nerviosismo y sus declaraciones histéricas en contra de los trabajadores.

Ellos no cederán tan fácilmente a sus planes y lucharán a toda costa por verlos cumplirse, pero el otro lado del expectoro es el de los trabajadores los cuales en pocas semanas se han encargado de dejar en claro que la tolerancia ha llegado a su limite. Esta contradicción marcará los derroteros de la lucha de clases en México y las consecuencias políticas serán muchas.

Ahora lo que tiene Fox enfrente de sí es un torbellino que cada vez adquiere más y más fuerza. Sus planes y la arrogancia de la burguesía naturalmente empujan a los trabajadores y sus diferentes luchas hacia la unidad. Los sindicatos en lucha también han retomado la defensa de López Obrador (en sus movilizaciones es reiteradamente coreada la consigna de "ni un voto al PRI, ni un voto al PAN") y el PRD y López Obrador han recogido para sí la bandera de la defensa de los trabajadores del IMSS. Para el Jefe de gobierno del DF si Fox quiere una tregua lo primero que tiene que hacer es derogar las modificaciones a la Ley del IMSS, las cuales califica como "una imposición absurda".

No se puede confiar en nada en Fox y la burguesía; lo que sí debemos hacer es confiar en nuestras propias fuerzas y pasar a la ofensiva para cerrarle el paso a un régimen que es tremendamente débil. Fox y la burguesía pueden ser derrotados a condición de que lancemos acciones superiores a las del pasado, de ahí la necesidad de una huelga general. Con ello no sólo impediremos que los ataques planeados se cristalicen, sino que además obligaremos al régimen a dar marcha atrás en los ataques al RJP del IMSS y al intento de desafuero a López Obrador.

La derrota de Fox sólo es un escaño, aun que muy importante, en nuestra lucha por nuestros intereses como clase trabajadora. Sí queremos eliminar de una vez por todas las diferentes lacras que nos laceran todos los días (desempleo, pobreza, falta de oportunidades) es necesario luchar también por derrotar al capitalismo. Por ello es importante que unamos a nuestras demandas inmediatas la nacionalización de las principales palancas de la economía bajo control obrero, única garantía de una vida digna para la mayoría de la población.

Vea también en nuestras informaciones sobre México:

* México: Hacia el Paro Nacional del 1 de septiembre