El pasado 24 de septiembre, el Smirfit Kappa Group (SKG), señaló a través de un comunicado[1] que “debido a las acciones del gobierno”, no están en capacidad de ejercer el control sobre Smurfit Kappa Cartón de Venezuela (SKCV), su filial en Venezuela.
La empresa, que en su página web afirma emplear a 1600 trabajadores directamente, “desconsolidará” sus operaciones en Venezuela para este tercer cuarto del año como una respuesta ante la media de ocupación que dictó el gobierno el 28 de agosto[2] y que afectó a una de sus plantas ubicada en Carabobo.
Según el comunicado, la compañía se reservaría el derecho de acudir a un arbitraje internacional por el monto de sus activos en el país, unos 60 millones de Euros. Además, señalan que desde el 28 de agosto dejan de hacerse responsables de la administración de la compañía, de sus obligaciones laborales y ambientales, dejando la responsabilidad en manos del gobierno venezolano.
Para un lector desinformado, parecería que la empresa había estado operando con normalidad hasta agosto, sin embargo esto está lejos de la realidad. Veamos un resumen del caso que ayude a entender todo el asunto.
Intenciones de cierre patronal y ocupación burocrática
Como señalamos en un artículo anterior[3], los capitalistas han venido aplicando una serie de estrategias para el cierre total o parcial de empresas en el país. Según hemos tenido noticia por parte de sus trabajadores, varias de estas estrategias han sido aplicadas por Smurfit Kappa Cartón de Venezuela en sus plantas.
Una de las estas estrategias ha sido la negociación colectiva de los trabajadores para obtener la renuncia de los mismos; la famosa “cajita feliz” para la reducción del personal, cajita que como hemos señalado, perjudica tanto al que la acepta como al que se queda, a los primeros ya que en una economía inflacionaria cualquier compensación se volverá “sal y agua”, y a los últimos pues con la reducción del personal se reduce también la fuerza numérica de los trabajadores dispuestos a luchar.
Esta medida ha venido siendo seguida de una reducción de los turnos de trabajo, algo que se ha hecho sin el permiso de las inspectorías del trabajo y que había venido produciendo un malestar de los trabajadores.
Como denunció Milan Stevich[4], secretario de Finanzas del sindicato de la planta “Molino Valencia” ubicada en Carabobo, para julio de 2018 se encontraban laborando en la empresa 173 trabajadores, mientras que en 2017 la cifra era de 228, lo que representa una reducción de personal del 24,12%. Así mismo, señaló que la empresa habría intentado cambiar a todos los trabajadores de un turno, suspendiendo además el servicio de comedor y transporte de ese turno de trabajo.
Por si fuera poco, frente a la denuncia de los trabajadores de la planta ante la inspectoría por las desmejoras, la empresa intenta lo que denunciamos como un “mecanismo extralegal para el cierre parcial de la empresa”, se trata de cerrar la empresa enviando a los trabajadores de “vacaciones colectivas” y al regresar se les envía nuevamente a casa “por no haber producción”. Lo que buscan los empresarios con esto es ganar tiempo mientras se va negociando con los trabajadores vía telefónica, para que cuando se abra la planta, un gran número de los mismos haya renunciado. Stevich, indicó que esta medida fue aplicada entre el 13 de julio y el 5 de agosto.
Es producto de este cierre parcial, y de la negativa de reiniciar operaciones, que los trabajadores solicitaron la medida de ocupación de la planta a través de la aplicación del artículo 149 de la LOTTT, ocupación que se ha hecho de forma burocrática y no por parte de los trabajadores bajo control obrero.
Como hemos denunciado en varias oportunidades, no es lo mismo el control burocrático de las empresas ocupadas, ejercido por el gobierno, que el control obrero de los medios de producción a través del ejercicio democrático y la conformación de consejos de trabajadores. Mientras con el control obrero la gestión se realiza de forma transparente y democrática, planificando la producción en base a las necesidades de los trabajadores, en el caso del control burocrático la producción se planifica en función del interés personal de un funcionario amparado por el Estado burgués, quién después de llenarse los bolsillos y quebrar la empresa, recibe otro cargo u otro puesto de dirección.
Los patronos han perdido el control. ¿Qué hacer?
Ante el anuncio de la multinacional Smirfit Kappa Group de haber “perdido el control” de su filial en Venezuela, los trabajadores deben pasar inmediatamente a la acción, ocupando todas sus plantas, resguardando las instalaciones y colocándolas bajo control obrero. Como es de esperarse, la burocracia tiene los ojos puestos en esta multinacional, sin embargo, ya sabemos cómo acaba la historia de las ocupaciones por parte de la burocracia, los casos más recientes de las ocupaciones de las transnacionales Kelloggs y Kimberly Clark demuestran que estas empresas se encuentras en peores condiciones que antes de la ocupación, y que la promesa del abastecimiento del mercado con los productos de éstas no se ha cumplido.
Actualmente la empresa cuenta con 8 plantas en el país[5], tres en Carabobo, una en Aragua, dos en Caracas, una en Yaracuy y una en Portuguesa. Los primeros pasos a dar es la toma y resguardo de las instalaciones, seguido de la activación del artículo 149 de la LOTTT para la conformación de las Juntas de Administración Especial por planta. Juntas que deben ser electas en una asamblea de trabajadores.
La conformación de estas Juntas es un paso legal, sin embargo, el verdadero control debe ser ejercido por los trabajadores a través de la conformación de sus propios organismos, los concejos de trabajadores. Por otro lado, será necesaria la unidad de todos los trabajadores de las diferentes plantas para poder sacar la compañía adelante, por ello, será necesario conformar una instancia que agrupe a los delegados electos de cada concejo de fábrica y que sirva de ente articulador de la lucha.
Desde la Corriente Marxista – Lucha de Clases, apoyamos la lucha de los trabajadores por el control obrero, contra el explotador burgués y el burócrata oportunista. La única manera de salvar todos los puestos de trabajo y garantizar la producción es a través de una lucha por un genuino control obrero. Las experiencias de las Heroínas de Aragua y de Alina Foods han demostrado ser exitosas, aún con todas las dificultades impuestas por el Estado burgués y por el propio sistema capitalista, precisamente por la superioridad de la organización y gestión de los trabajadores.
¡Smurfit ha perdido el control, los trabajadores deben asumirlo!
Para salvar la producción y los puestos de trabajo ¡Control obrero de la industria!
Notas:
[1] Smurfit Kappa. (n.d.). Deconsolidation of Venezuelan Operations https://www.smurfitkappa.com/newsroom/deconsolidation-of-venezuelan-operations
[2] La empresa fue tomada por una comisión conformada por Eduardo Piñate, ministro del trabajo, William Contreras director de la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde), miembros de la Zona Operativa de Defensa Integral (Zodi) y funcionarios del Instituto Nacional de Prevención, Salud y Seguridad Laborales (Inpsasel) según reseñó el diario El Carabobeño. La empresa señala haber recibido la notificación de ocupación para el 28 de agosto.
[3] Pérez, L. (2018). Elementos legales del cierre y ocupación de fábricas https://luchadeclases.org.ve/?p=6567
[4] Romero, T. (2018). El Estímulo – Denuncian cierre de planta de Smurfit Kappa en Valencia sin aviso previo. http://elestimulo.com/elinteres/planta-de-smurfit-kappa-en-valencia-cierra-planta-de-carton-sin-aviso-previo/
[5] Cuenta con 8 plantas y 2 oficinas comerciales (una en Valencia y la otra en Caracas) según datos de su propia web https://resources.smurfitkappa.com/vHome/ve/Locations/Paginas/Default.aspx