En días anteriores el Ministro de Agricultura y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, en su programa “Cultivando Patria” señala las diferencias entre una burguesía parasitaria y una nacionalista y productora. Además insta a construir una “burguesía revolucionaria”. Dichos comentarios dejan mucho que pensar.
Estamos en una Lucha De Clases
Una de las tantas mentiras que nos hace creer la burguesía es que la sociedad se encuentra dividida en clase alta, clase media y clase baja. Es decir, dependiendo del ingreso que tenga una persona por su trabajo propio pertenecerá a cierta “clase social”. La realidad es que las clases sociales se definen según la función que tienen las personas en torno a los medios de producción. Los que poseen la propiedad privada sobre estos medios son la clase dominante, y los que se ven obligados a trabajar para los «dueños» de estos medios, al no poseer propiedad alguna son la clase dominada. En la época colonial el principal medio de producción era la tierra y los esclavistas al poseer este medio eran la clase dominante, y los esclavos eran los dominados. Hoy en día la tierra fue reemplazada como el principal medio de producción por las industrias. Y la nueva clase dominante es la burguesía, ya que posee dichos medios de producción y los dominados somos la clase trabajadora, que no tenemos ningún medio y nos vemos forzados a trabajar por un salario para poder sobrevivir.
Marx decía “La historia de la humanidad ha sido una lucha de clases”. Entre las clases siempre ha existido un conflicto permanente, cuando una de ellas quiere imponer sus intereses sobre la otra. Por ejemplo: Cuando la burguesía quiere disminuir los beneficios del trabajador, vender más caro, que los trabajadores laboren muchísimas horas más, sin recibir aumentos un su salario; mientras que los trabajadores quieren ganar más, reducir sus horas de trabajos y comprar bienes a menores costos. Toda esta batalla es lo que se denomina como una Lucha de Clases.
Burguesía revolucionaria, burguesía parasitaria y empresarios patriotas
Muchos dirigentes del gobierno, incluyendo al propio presidente Nicolás Maduro han tratado de resaltar que existen diferentes tipos de burguesía; la parasitaria y una supuesta burguesía revolucionaria, como lo dijo Castro Soteldo o los “Empresarios Patriotas “como los llama el presidente y que esta puede ayudar a desarrollar las fuerzas productivas del país, para generar las condiciones necesarias de una revolución socialista. Es decir, la típica teoría del etapismo, primero una etapa democrática burguesa y luego una socialista, donde se nacionalicen los medios de producción.
Venezuela es un país donde el capitalismo se encuentra atrasado, lo que significa que la burguesía no puede jugar ningún papel progresista, ya que esto significaría rebelarse contra sus amos, el imperialismo. La burguesía venezolana está atada por lazos políticos, económicos y hasta familiares con las burguesías imperialistas. Desarrollar el campo y las industrias, significaría abastecimiento en el mercado nacional que en la actualidad le pertenece a las burguesías imperialistas, cosa que los grandes monopolios internacionales no permitirán. También hay que acotar que las pocas burguesías desarrolladas del país dependen del capital de los bancos imperialistas, no solo porque es donde guarden sus dólares (¿O es que piensan que Lorenzo guarda su capital en algún Banco del estado?), también porque las burguesías de los países del capitalismo atrasado, no invierten su propio capital, sino el de préstamos y terceros. Todo lo anterior lo podemos ver reflejado en el pasado de la IV república, donde la burguesía a pesar de tener todo el apoyo de los gobiernos no fue capaz de desarrollar al país, ni de romper sus cadenas ante el imperialismo.
En definitiva la burguesía es naturalmente parasitaria y sus intereses son completamente antagónicos con los de la clase obrera. Si la burguesía obtiene beneficios, significa una pérdida para los trabajadores , pensar que la burguesía puede ser revolucionaria o progresista es equivalente a pensar que un pirómano puede apagar un fuego.