Aunque esta zona maquiladora hace referencia a una zona de California (llamada Silicon Valey), -donde están ubicadas algunas de las más importantes compañías de software e Internet del mundo que producen alta tecnología (fundamentalmente investigació Aunque esta zona maquiladora hace referencia a una zona de California (llamada Silicon Valey), -donde están ubicadas algunas de las más importantes compañías de software e Internet del mundo que producen alta tecnología (fundamentalmente investigación y comercialización)- el “Silicon Valey mexicano” no es más que una imagen inversa de la casa matriz que refleja la subordinación total de la burguesía nacional, y la incapacidad de esta para desarrollar la industria (la ciencia y la técnica) y dar una vida digna a los trabajadores mexicanos.

En el periodo anterior, que terminó alrededor del 2000-2001, el boom del capitalismo mundial estuvo impulsado fundamentalmente por la llamada tecnología de la información (procesadores, Internet, telefonía, etc.). El desarrollo de nueva tecnología es una característica del capitalismo; pero como explicó Marx en “El Capital” todo la inversión se dirige en tropel a la misma puerta (en este caso la tecnología de la información): la burguesía, como los buitres cuando se pelean por la carroña, se intentan arrebatar el mercado invirtiendo en la nueva tecnología y, conforme aumenta la composición orgánica del capital (o la relación entre maquinas o capital constante y fuerza de trabajo o capital variable), la tasa de ganancia comienza a descender. El mercado se encuentra saturado de mercancías que no se pueden comprar porque el capitalismo ha minado su mercado tratando de revertir la caída de la ganancia por medio del despido y mayor explotación. Lo que a su vez reduce la producción y la investigación en nuevas tecnologías (la subutilización de las fuerzas productivas)

En estos momentos somos testigos de una crisis de sobreproducción a nivel mundial, la mayoría de las empresas relacionadas con este sector, que se suponía crecerían indefinidamente, están en franco declive, tan sólo hay que recordar la caída de las acciones de Worldcom, que junto con Enron, constituyen las quiebras más grandes de la historia del capitalismo.

Ante este panorama la burguesía no tiene otra alternativa que aumentar la explotación de los trabajadores, haciendo que trabajen con el mismo o menos salario (ya sea de manera relativa o absoluta), más tiempo (horas extras, sistemas de turno), con más intensidad; es necesario para la burguesía que se destruyan las conquistas de los trabajadores: derecho a sindicalización, desmantelamiento de prestaciones sociales; en aumento de la movilidad laboral a través de la subcontratación y despidos definitivos; recontratación de trabajadores bajo nuevas normas; etc.

Un ejemplo de este proceso se encuentra en el llamado Silicon Valey (valle del silicio) Mexicano, ubicado en Jalisco (especialmente en Guadalajara), en donde se fabrica más del 60% de todas las computadoras y equipos telecomunicaciones que se producen en México. Alrededor de 140 firmas trasnacionales, entre las que se encuentran Kodak, Hewlett Packard, Solectron, Siemens, Flextronics y Tri Quest, fabrican los circuito electrónicos de las computadoras Dell o Compaq, de los teléfonos celulares Nokia o los microprocesadores de las lavadoras y secadoras Whirpool, entre otros. Además la región es líder mundial en la producción de teléfonos alámbricos, inalámbricos y contestadoras.

Aunque esta zona maquiladora hace referencia a una zona de California (llamada Silicon Valey), -donde están ubicadas algunas de las más importantes compañías de software e Internet del mundo que producen alta tecnología (fundamentalmente investigación y comercialización)- el “Silicon Valey mexicano” no es más que una imagen inversa de la casa matriz que refleja la subordinación total de la burguesía nacional, y la incapacidad de esta para desarrollar la industria (la ciencia y la técnica) y dar una vida digna a los trabajadores mexicanos. Si la burguesía norteamericana ha lanzado a la calle a más de un millón de trabajadores estadounidenses en lo que va del gobierno de Bush (especialmente trabajadores del sector servicios y de la nueva tecnología) no se podría esperar nada mucho mejor de su reflejo dependiente y pusilánime.

En efecto, la mayoría de los proveedores de materias primas son extranjeros, los bienes de capital utilizados son en un 87% importados. El 61% de las firmas del sector no cuenta con un departamento de Investigación y Desarrollo -es decir no desarrollan la ciencia y la técnica-. Las empresas desarrolladoras de software en México apenas llegan a 206 y de ellas 180 son pequeñas o micro mientras que en Estados Unidos se calcula que el número de desarrolladores de programas llega a 800 mil. La burguesía mexicana dueña de las maquiladoras está en el último nivel de subcontratación únicamente a cargo del ensamblaje de piezas importadas y de la búsqueda de zonas con abundante mano de obra barata, dócil y desorganizada sindicalmente, para desarrollar en forma intensiva y manual actividades poco calificadas; mientras que las decisiones de producción, proveedores, tecnología y comercialización las toman las matrices en Estados Unidos.

Esta dependencia absoluta de la burguesía de la región, en realidad una sucursal del imperialismo, explica la absoluta imposibilidad de que la burguesía mexicana pueda jugar un papel progresista en la emancipación nacional –la palabra nación significa, para la burguesía, el derecho a explotar libremente la mano de obra mexicana en función de sus amos imperialistas- La llamada “liberación nacional” sólo puede ser la expropiación de la burguesía nacional por los trabajadores -no solo de México sino de América Latina- para desarrollar la ciencia y la técnica de acuerdo con los intereses de nuestros pueblos.

Si bien la burguesía mexicana siempre ha tendido a ceder ante los intereses imperialistas, el crecimiento económico durante el sexenio de Zedillo estuvo caracterizado por una subordinación de la economía nacional al imperialismo norteamericano; el desarrollo de la industria maquiladora, uno de los principales motores del crecimiento durante el último periodo, significó, entre otras cosas, que nuestra economía sea más dependiente del imperialismo, aun con una independencia nacional formal, que en cualquier otra época de nuestra historia.

El desarrollo de las maquilas ha significado, a la par que se convierte en sucursal de los grandes monopolios, que la burguesía nacional sea cada vez más parasitaria, improductiva y corrupta; un ejemplo extremo de este hecho esta en Ciudad Juárez Chihuahua, región que se ha desarrollado de manera similar al Silicon Valley Mexicano, en donde el narcotráfico, la trata de blancas, las empresas maquiladoras y la estructura del Estado forman una oligarquía totalmente corrupta que, como se ha señalado, está detrás de los cientos de asesinatos de mujeres trabajadoras. Esta ciudad cuenta, por cierto, con una localización geográfica estratégica para abastecer a distintas plantas ensambladoras a lo largo de la Unión Americana, y posee una mano de obra no calificada y semicalificada cuyo costo es diez veces más bajo que, por ejemplo, en las plantas automotrices ubicadas en "el otro lado".

A pesar de que las exportaciones de las maquiladoras hicieron crecer a la economía un 7%, este crecimiento sólo se vio en los bolsillos de la gran burguesía; los trabajadores sólo han visto ataques en sus conquistas y niveles de vida. En el caso de Silicon Valley esto ha sido especialmente cierto particularmente para la mujer trabajadora. En un estudio realizado por el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, de la Universidad de Guadalajara (U de G) se revela que las mujeres representan el 70 por ciento de la fuerza laboral de la industria maquiladora en Jalisco, sin embargo, trabajan en condiciones precarias pues además de percibir bajos sueldos, sufren padecimientos como infertilidad, altos niveles de plomo en los pulmones e infecciones de la piel, a consecuencia de los materiales que manejan. “Está comprobado que en el ámbito mundial, las maquiladoras sí contaminan a los humanos” se nos dice en este estudio “y sí dejan infértiles a las trabajadoras. Sin embargo, las empresas no tienen medidas de protección, seguridad o higiene, y si proporcionan material de este tipo a sus trabajadoras, en realidad no es para ellas, sino para resguardar al producto”. Sólo una empresa ha tomado medidas en contra de la intoxicación que consiste en que las obreras tomen leche a cierta hora del día; en realidad para estas empresas los trabajadores son desechables.

La mayoría carece de una prestación extra a la del Seguro Social, sólo el 30 por ciento tiene un trabajo de planta, el 40 por ciento obtiene su puesto mediante agencias de colocación o de manera temporal, por lo que renuevan contrato cada tres o seis meses, situación que les hace perder su derecho de antigüedad, aunque lleven muchos años ahí. Aunque una cuarta parte de las trabajadoras son madres solteras, carecen del servicio de guardería para sus hijos, por lo que deben dejarlos con sus abuelas, algún familiar, vecino o amigo, por más de 14 horas diarias. . No hay alguna mujer con el puesto de técnico o supervisoras (el 60 % solo tiene secundaria como grado máximo) Ellas están exclusivamente en las áreas de ensamble, manufactura, cocina o limpieza, y ganan entre 450 y 550 pesos a la semana en promedio, la mayoría por 12 horas de trabajo al día.

La subordinación al imperialismo se refleja en todos los aspectos de la política gubernamental en Jalisco, toda una red de instituciones y organismos privados se fusionan con el Estado. La política educativa, por ejemplo, se ha postrado a las necesidades de las empresas; Guadalajara se ubica como la principal ciudad de México por su mayor número de ingenieros expertos en computación y al mismo tiempo con las más altas tasas de desocupación (3.8 %).

En suma Silicon Valley es un claro ejemplo de la dependencia total de la burguesía nacional, de su incapacidad para desarrollar las fuerzas productivas, de la explotación a la que se ven sometidos los trabajadores (especialmente la mujer trabajadora). Es una muestra de que el capitalismo no tiene nada que ofrecer a los trabajadores.

El Silicon Valley mexicano es una muestra más que palpable de las contradicciones del capitalismo: demuestra como bajo ese régimen económico los adelantos tecnológicos más que ser una fuente de desarrollo y bienestar social, se trasforman en su contrario por medio de expresiones de explotación, miseria, atraso y dependencia. Por ello, la única forma de hacer que todos esos adelantos tecnológicos estén al servicio de la humanidad es eliminado el monopolio de la burguesía nacional y las multinacionales sobre la economía por medio de la expropiación de los principales resortes de la producción para ponerlos bajo el control democrático de los trabajadores e instaurar con ello una sociedad socialista.

Ver también:

* El Día Internacional de la Mujer Trabajadora y la barbarie capitalista en Juárez
*
De la situación de los trabajadores en las maquilas