El deterioro de los salarios en Venezuela es un tema de debate constante en el país. Por un lado, los analistas de derecha y organizaciones internacionales aseguran, con cierto grado de razón, que el salario mínimo venezolano es el más bajo del mundo. Por el otro, personeros del gobierno, como el constituyentista y dirigente sindical de la CBST, Francisco Torrealba, expresan que “nadie puede circunscribir la discusión sobre el salario mínimo al monto que establezca el gobierno nacional”. Además, agrega que el gobierno venezolano es el único que anuncia aumentos salariales en medio de la actual pandemia mundial.

Torrealba también indica que al monto nominal del salario deben sumarse los subsidios que otorga el gobierno nacional, en un mecanismo de cálculo que ellos (el gobierno) han denominado “salario social”. En este sentido, y tomando en cuenta esta premisa, es difícil precisar cuál sería el valor real de los salarios en el país. Sin embargo, intentaremos realizar un ejercicio de cálculo que nos permita tener al menos una idea aproximada de cuánto sería el valor equivalente del salario mínimo en Venezuela, comparándolo con otros países de la región.

¿Qué es el salario?

Debemos recordar que Marx demostró elocuentemente que la fuerza de trabajo es, en términos generales, una mercancía, y que el salario en el capitalismo es el pago que otorga el burgués al trabajador para adquirir esta mercancía, que luego le permitirá reproducir su capital. En teoría, este pago debería servir al menos para cubrir ciertas necesidades básicas, para que el trabajador pueda reproducir su fuerza de trabajo día a día y la de su descendencia a largo plazo, preparando para el sistema a futuras generaciones de obreros explotables.
No obstante, y aunque en la mayoría de los países el salario mínimo tampoco permite vivir dignamente ni satisfacer a cabalidad las necesidades de las familias trabajadoras, ésta es una definición básica que sirve para entrar en contexto.

Cálculo del salario mínimo venezolano

Como ya lo hemos mencionado, calcular el valor del salario mínimo en Venezuela no es una tarea fácil. No obstante, en esta ocasión nos plantearemos dos premisas fundamentales: la primera es tomar como referencia la tasa de cambio del dólar oficial, considerando que desde agosto del año 2018 la Asamblea Nacional Constituyente derogó la Ley de Ilícitos Cambiarios, medida que representó el comienzo del fín para el control de cambios y que seguidamente también legalizó la circulación y pago de bienes y servicios con moneda extranjera, lo que significó sentar las bases para un proceso de dolarización en curso.
Además, la tasa de cambio establecida por el Banco Central de Venezuela (BCV) persigue a la tasa de dólar paralelo como si se tratase de una carrera de caballos y, se puede decir que en algunos casos, la tasa oficial ha ganado la carrera. Entonces, ésta se puede tomar como un mecanismo referencial para tener una noción comparativa del valor del salario venezolano respecto a los salarios de la región.

La segunda premisa es sumar al monto nominal los diferentes subsidios que otorga el gobierno a través de programas sociales. Para tales efectos tomaremos en cuenta el CLAP, bonos a través de la plataforma Patria y algunos servicios públicos por los que se paga un monto verdaderamente pequeño, en relación al precio de los servicios públicos en otros países de la región latinoamericana.

Comencemos por lo más sencillo: el último aumento del salario mínimo anunciado el pasado primero de Mayo, establece el ingreso mínimo integral en 800.000 Bolívares, esto significa, salario base más bono de alimentación. Entonces, como habíamos determinado que haríamos la conversión de este monto en dólares, tomaremos un día específico, que en este caso será el pasado jueves 14 mayo, cuando el dólar oficial establecido por el BCV se ubicó en 178.532,44 Bolívares, lo que arrojaría como ingreso equivalente 4.48 $.

Esto representa una cifra verdaderamente pequeña. Ahora bien, promediando los diferentes bonos que entrega el gobierno a través de la página Patria mensualmente, podemos establecer un monto de 4$ mensuales adicionales pagados en bolívares. Este monto puede variar un poco día a día, dado que las tasas de cambio se mueven prácticamente a diario.

Acto seguido, pasemos a calcular algunos de los subsidios, aclarando por supuesto en primer lugar, que no estoy de acuerdo con el método de cálculo del salario que utilizan los personeros del gobierno, por razones que argumentaré más adelante. Sin embargo, intentaré aplicarlo para determinar el alcance que tiene.

Recordemos que el beneficio alimentario conocido popularmente como CLAP, es un subsidio que consta de una caja o bolsa de alimentos, que en teoría deberían recibir 6 millones de familias venezolanas quincenalmente. Naturalmente esta frecuencia no se cumple en realidad. Sólo en algunos sectores de Caracas, y con algo de suerte, llega mensualmente. Para el resto del país oscila entre dos o tres meses, en los pocos casos donde este beneficio llega.

Cabe destacar que nos hemos dado a la tarea de determinar cuáles son los productos que en general se entregan con este beneficio, cuál es su valor en el mercado, de acuerdo con los últimos precios acordados entre el gobierno y un sector de los empresarios, así como su equivalencia en dólares, dando como resultado el siguiente cuadro:

Luego, tras un sondeo en un sector de Caracas sobre la cantidad de unidades de cada producto recibido en la caja CLAP, obtuvimos el siguiente resultado:

Ahora, veamos el subsidio que otorga el gobierno mediante algunos servicios públicos (sin entrar en detalles sobre su funcionamiento y calidad), para los cuales se paga un monto muy pequeño y asumiendo que el subsidio es prácticamente total. Comparamos los montos subvencionados en Venezuela con lo que se paga por estos servicios en algunos países de America Latina. Por ejemplo, el costo promedio de lo que se paga por electricidad en Colombia es de 8,9 dólares (1.588.934,8 Bs. S.) y en Ecuador se cancela entre telefonía e internet un promedio de 58$ (9.819.260 Bs.S.).

No incluiremos el servicio de metro por una razón fundamental: es un servicio que esencialmente se presta en el área metropolitana de Caracas.
Después de acumular toda esta información, si sumamos todos los subsidios que otorga el gobierno, estamos hablando de 87,66$ más 4,3$ de ingreso integral y 4$ más por concepto de bonos. Tenemos entonces un total de 95.96$ por concepto del llamado «salario social”. Este monto esta muy por debajo del promedio salarial latinoamericano, que ronda los 256 dólares.
Ahora bien, como marxistas debemos tomar datos y hechos aparentemente aislados para darles forma, y de esta manera, permitir a la clase obrera una comprensión acertada de la realidad. En este sentido, mencionaré un comentario de Francisco Torrealba donde expresa: “El salario mínimo no es suficiente y probablemente nunca lo será, producto de un proceso de explotación capitalista”. Debo decir que en esto estoy de acuerdo con el ilustre constituyentista. Entonces, al expresar esto, Torrealba reconoce que en Venezuela no existe ni de cerca un modo de producción socialista del siglo XXI, ni Bolivariano ni ningún otro apellido que se le pretenda adjudicar.

He aquí la razón por la que no puedo estar de acuerdo con el mecanismo de cálculo que aplica la dirección del gobierno para los salarios, porque no se pueden intentar aplicar formas de cálculo sociales al salario, manteniendo un modelo económico capitalista, esto es algo totalmente incompatible. No significa esto, que estemos en contra de los diferentes subsidios que se entregan directa o indirectamente, pero como ya hemos visto, aún sumando los subsidios, el monto del ingreso mínimo sería extremadamente bajo comparándolo con otros países de la región. Más aún, dejando a un lado dichos subsidios por servicios públicos y el beneficio CLAP, los 8 S remanentes, que en promedio recibe la mayoría aplastante de las familias trabajadoras del país, no les permite sino apenas sobrevivir en francas condiciones de subnutrición y desnutrición. Un ingreso tan bajo atenta peligrosamente contra la salud de millones de seres humanos en este país, y ha significado además la destrucción absoluta del nivel de vida que poseía la clase obrera hace diez años.

Pérdida del poder de compra del salario en el país

Durante el gobierno del presidente Chávez, se hicieron importantes esfuerzos para recuperar el poder de compra del salario de los venezolanos, llevándolo a niveles muy superiores en comparación con los 50 años previos. Este logro de la clase obrera venezolana y de Chávez, literalmente está perdido. Podemos evidenciar tal circunstancia si comparamos el salario actual con el salario mínimo del 2008.

El salario mínimo integral en Venezuela para el año 2008 era de Bs. 1.305,23. El precio del dólar oficial para el momento era de 5,30 Bs por dólar, lo que daría una equivalencia de 246 dólares aproximadamente. Para el año 2020 como vimos más arriba, el equivalente del salario en dólares es 4,48$, lo que representa una pérdida del salario de un 5.000 % aproximadamente. Pero digamos que aplicamos el concepto de «salario social”, equivalente a 91,96$; aún así, esto implicaría un perdida del 266%. Es necesario tomar en cuenta que muchos de los subsidios vigentes hoy en día ya se estaban aplicando incluso antes del año 2008, sin mencionar que la calidad de los servicios en aquel entonces era aceptable, además de que miles de familias trabajadoras recibían pólizas de salud con una cobertura de alto alcance. Si incorporamos estos elementos, el deterioro de la calidad de vida sería notablemente superior.

Sin duda alguna, los actuales salarios de los venezolanos están lejos de cubrir la canasta básica alimentaria, por eso la lucha por recuperar el valor real de la fuerza de trabajo está más vigente que nunca. Además, no podemos aceptar que el gobierno intente maquillar los retrocesos que emprende en su política laboral, apelando a un llamado «salario social”, extremadamente insuficiente para saciar las necesidades más acuciantes de la población.

En reivindicación de los intereses de la clase obrera y el pueblo, es necesario superar el capitalismo y avanzar a paso firme hacia el socialismo.

Esto solo se logrará expropiando los monopolios nacionales bajo control obrero, con la confiscación de las propiedades de las multinacionales que aún exfolian las riquezas del país, la nacionalización sin compensación de los latifundios y la banca, todo en aras de avanzar en dirección a la planificación racional y democrática de la economía, por parte de la clase obrera.